Apocalipsis

Por ArienGates

724K 64.3K 25.7K

*Libro tercero. Tras el regreso de Luzbel, y su reencuentro con Lía, las cosas toman un rumbo diferente. ... Mais

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Epílogo
Aviso

Capítulo 7

22.2K 2K 628
Por ArienGates

—No me conoces, Kate — advierte con voz baja pero profunda.

—No necesito conocerte, no lo necesito para darme cuenta de lo que eres. Solo tengo que mirarla para verlo. ¿Te digo algo? Si ella no te hubiera salvado ese día, ahora estarías muerto, y seguramente reinarías en tu mundo de tinieblas. ¿Pero sabes qué? Nosotros seguiríamos con nuestras vidas normales, esto que ves aquí no estaría pasando, este lugar en el que estás seguiría siendo una universidad y no una maldita fortaleza. Esto es tu culpa, Luzbel. Solo tuya.

—Tú no sabes nada de mí. Eres una simple mortal, nada más que eso.

—Pues qué crees, Lía también lo es.

—No hables de lo que no sabes.

—¿De qué? ¿De qué Lía sigue en ruinas? No sé cómo ayudarla, porque sé que aunque le dé la mano, ella seguirá ahí contigo, dejando que la destruyas, porque no nos engañemos Luzbel, tú no vas a hacer más que eso. Y pronto no va a quedar nada más que destruir en ella.

—¡Yo solo quiero cuidarla!

—¡¿Y como planeas cuidarla?! ¿Abandonándola cada dos meses y regresando cada ocho? No lo sé Luzbel, pero si la respuesta es sí, sólo piensa bien las cosas. Porque si la amas de verdad vas a dejar de destruirla.

—Paren ya — pido interviniendo y poniéndome entre ambos —. Este no es el punto.

—¿Entonces cuál es, Lía? Yo no soporto verte así, no voy a soportar ver que una vez más le estás dedicando tus lágrimas a este maldito.

—Para ya. Kate esto no es lo que parece, sé que le has agarrado tirria a los ángeles, pero ellos no son como crees.

—Están cortados por la misma tijera, no me vengas a decir que no son iguales, porque sabes que lo son.

—Sólo dale una maldita oportunidad. Kate, no es justo lo que haces, Rafael jamás te falló. Lo sabes.

Mi amiga parece pensarlo de verdad. Me mira un segundo y se voltea a mirar a Rafael, lo observa pensativa y veo que al final se relaja.

—Sólo voy a escucharte — decide calmada —, cuando termines de hablar quiero que te vayas. No estoy pidiendo que salgas de aquí, sólo no quiero que estés cerca de mí. Es todo.

—Bien — acepta con un tono de voz extraño —, lo haré.

Ambos salen entonces sin decir una sola palabra más, Rafael guarda distancia con Kate, intentando no rozarle o acercarse demasiado a ella.

—No sé qué fue eso — admito cansada.

—Sé lo que hiciste.

El corazón me da un vuelco y casi me quedo sin respirar. ¿Sabe lo que hice? ¿De qué está hablando? Hasta dónde yo sé no he hecho nada fuera de lo común en estos meses, mucho menos algo como para que pudiese venir y echármelo en cara.

—¿Lo que hice? — pregunto confundida mientras lo miro. Tiene la vista perdida en el suelo y su expresión es seria y distante.

—Lo qué pasó con Rafael.

Casi me ahogo con mi propia saliva. Ni siquiera yo recordaba eso.

—¿De qué hablas...?

—De que te acostaste con él.

—No, Luzbel, las cosas no ocurrieron así.

—Lía, no tienes que fingir, yo lo vi.

—¿Qué? Tú no estabas ahí.

—No, pero Lux me lo mostró.

—Pues entonces te miente.

—Ella jamás me mentiría.

—Yo no tuve sexo con Rafael. Lo juro, Luzbel ni siquiera sé cómo pasó todo esa noche, pero jamás tuvimos más que un beso.

—Lía, aquí no es ese el maldito problema, ni siquiera hay un problema de verdad. Sé que tenía que pasar. Siempre lo supe. Ustedes dos tenían que cerrar con lo que empezaron hace siglos, y sí, está bien, sabía que tenía pasar.

—Aquí el problema es que crees que pasó algo más allá de lo que pasó en verdad. Pero no, no es así.

—Siempre competí con mi hermano por ti. Tú hiciste que por primera vez me sintiera nada junto a alguien. Tú hiciste que creyera que no era suficiente para ti, que pensara que había alguien mejor que yo. Tú eres el único ser que ha logrado golpear el ego de un ángel, y lo sigues haciendo, y lo peor del caso es que lo haces con mi ego, y lo atacas restregándome a un maldito humano.

—¿Celos, Luzbel?

—Yo sé lo que tengo, y tú lo que haces.

Da la media vuelta y se encamina hacia la entrada sin decir nada más. No se ha donde planea ir, pero se ve enojado y capaz de matar a quien se atraviese en su camino.

Luego de pensarlo un momento salgo también, creo que no hemos dejado las cosas claras y todo está muy mal entendido.

Salgo corriendo por el pasillo, no veo a Luzbel ya, pero espero alcanzarlo en la estancia, si no, supongo que preguntando alguien me dirá para donde se fue.

Derrapo una vez que llego. Paso la mirada por todas partes de prisa, pero no lo veo por ningún lugar.

Estoy a punto de preguntarle a alguien, cuando alcanzo a ver algo antes de que la puerta se cierre por completo. Algo en tonos azules llama mi atención. Espero no equivocarme, pero estoy casi segura que son sus alas.

Corro nuevamente, casi arranco la puerta al abrirla y apenas logro echármele encima antes de que vuele demasiado alto para alcanzarlo.

—¿Qué haces? — pregunta arrancándome de su espalda —. Maldita sea, eres tú.

—¿Quién más? — pregunto un poco nerviosa por su agarre, podría resbalarme de sus manos en cualquier momento. 

—¿Necesitas algo? — pregunta luego de suspirar.

—Que me sostengas bien, espero que no sea mucho pedir.

Luzbel parece sonreír ligeramente, me acerca a su cuerpo y termina abrazándome.

—¿Mejor?

—Sí, mejor.

—¿A qué has venido?

—No quería que te fueras, lo siento, creo que debemos hablar bien.

—Estoy molesto — admite para mi sorpresa.

—Me da igual, Luzbel. No eres el único molesto, yo también estoy molesta, estoy frustrada contigo.

—¿Y eso por qué?

—Porque no puedo hacer nada. Estoy atada de manos en cuanto a ti, sólo tengo que quedarme mirando como te vas, y esperar a que regreses, si es que regresas.

—¿Cuándo piensas aceptar que siempre he vuelto por ti? Sin una maldita excepción, siempre vuelvo, siempre.

—Sólo lo has hecho dos veces.

—Que recuerdas. Y no, no sólo dos veces. Volví el día que peleamos luego de que conocieras a Rafael, después de oírte cantar. Volví cuando mi hermano me llevó a edén a que intentaran salvarme la vida. Regresé luego de que te abandonara, y regresé ahora. Eso sólo por mencionarte esta vida.

—¿Ah sí?

—Sí.

—Dime más.

—Ni siquiera lo recuerdas.

—No importa, si me lo dices tal vez lo recuerde.

—Bueno. ¿Con cuál quieres empezar?

—Con la primera.

—Muy bien. Fuimos a guerra, por tu típica necedad casi te matan, obviamente y como el salvador que soy, te rescaté. Te llevé lejos y pedí que esperaras ahí mientras hacía algo importante.

—¿Volviste?

—Claro que volví, y me dijiste: "Pensé que no volverías" — cita con voz graciosa.

—¿Qué más?

—Otra guerra. Cómo estabas lastimada no podías ir, me pediste que me quedara contigo, pero no podía hacerlo. Fui, y cuando regresé me dijiste exactamente lo mismo.

—Pensé que no volverías.

—Exacto.

—Sigue.

—¿No crees que es suficiente?

—No.

—Bueno. El día que me enteré que tenías un amorío con mi hermano, fue de una forma extraña...

—¿Por?

—Íbamos a tener sexo. El punto es que me enteré, volví a vestirme y salí él busca de Rafael. Me pediste que no lo hiciera, rogaste porque me quedara y habláramos, pero obviamente estaba muy enojado y ni siquiera te hice caso. Fui por Rafael, me pelee con él, casi nos matamos, y luego volví.

—¿Por qué volver luego de que te traicionara así?

—Por la misma razón por la que he vuelto todas las veces.

—¿Y es...?

—Que te amo.

Siento como me arden las mejillas, quisiera besarlo ahora mismo, pero prefiero aguantarme y quedarme como estoy.

—Regresé enojado — habla a modo de continuar la historia.

—¿De verdad?

—Sí, y me desquité contigo — admite encogiéndose de hombros.

—Que lindo, ¿me golpeaste?

—Jamás te he puesto una mano encima. No de esa manera, claro.

—Entiendo...

—Y las más importante. Cuando intenté sacarte del seol... no logré hacer nada, pero juré que volvería por ti a donde fuera qué estuvieras.

—¿Y...?

—Aquí estoy.

(...)

Escucho unos golpecitos en la puerta, instantáneamente me despierto, sin embargo continúo inmóvil y con los ojos cerrados.

—Tenemos a alguien comandante — oigo un susurro desde afuera.

Luzbel se mueve de mi lado, oigo como se pone de pie y abro los ojos cuando sé que me está dando la espalda.

—¿Qué pasa? — pregunta en voz baja abriendo la puerta.

—Capturamos a unos tipos que estaban rondando el lugar, dicen que solo buscan en refugio, pero yo no les creo nada.

—Voy en un momento.

La puerta se vuelve a cerrar, oigo sus pasos volver deprisa y como comienza a vestirse para salir.

—No te molesta que vaya contigo, ¿o sí? — pregunto aún con los ojos cerrados.

—Sólo estaba esperando a que lo dijeras.

Me siento en la cama, intento acomodar un poco mi cabello y me froto los ojos mientras pienso que hacer.

—Vamos — pide aderezándose y mirándome.

—Ya voy — me apresuro a ponerme las botas mientras miro todo alrededor en busca de la chamarra que no sé dónde dejé —. ¿Ves mi chaqueta por algún lugar?

—Aquí está — contesta mientras se estira para tomar la prenda.

—Gracias.

Ambos nos encaminamos en silencio a la salida, las luces están apagadas, y por lo que veo todos aquí adentro están dormidos, sin embargo no quiero hacer ruido, pues sé perfectamente que nadie logra dormirse por completo y con la cosa más diminuta que escuchen tendré a toda la fortaleza despierta.

Me sorprende ver que nadie está dormido en la estancia, todo aquí abajo está vacío en su totalidad, así que supongo que luego de la llegada de los ángeles nadie tuvo el valor para seguir tan a la deriva.

Camino un poco más rápido y me adelanto a abrir la puerta y salir. Sin embargo en cuanto pongo un pie afuera choco contra alguien, y creo que incluso terminamos rozando nuestros labios.

—¿Lía?

—Joel... ¿qué haces afuera tan tarde? — estoy un poco nerviosa por el encuentro tan repentino.

—Revisaba algunas cosas, Liam se ha quedado a montar guardia conmigo.

—Nosotros lo estamos haciendo — oigo que dice Luzbel detrás de mí.

—Vaya... con que es cierto que volviste.

—¿Por qué no lo sería?

—En este lugar se corren muchos rumores, podrías haber sido uno de ellos.

—Pues aquí me tienes, no soy un rumor. 

—Mejor ve a dormir — le sugiero a Joel —. No va a pasar nada.

—Iré por Liam...

Termino de salir entonces, bajo los peldaños de prisa y espero que Luzbel se apresure, ya que no sé para dónde ir.

Me volteo para mirarlo, pero solo alcanzo a verlo cuando lo tengo encima.

Quiero soltar un grito mientras comenzamos a elevarnos, sin embargo me contengo y me abrazo a él con fuerza.

—Podrías dejar de tomarme por sorpresa, odio que seas tan arrebatado para hacer las cosas.

—No pasa nada, sabes que jamás voy a dejarte caer.

—Eso no es precisamente lo que me preocupa.

—¿Entonces qué es?

—No hay algo que me preocupe como tal, sólo que siento que me da un infarto cada que haces algo así.

—Tomando en cuenta que apenas me has visto con alas, es la primera vez que hago algo así.

Cuando Lux cayó por abismo lo hiciste. Y lo peor del caso es que ni siquiera tenías alas.

—Por lo menos no te dejé caer sola.

—Es lo mínimo que podría esperar.

Quiero ver hacia abajo, sin embargo me da miedo darme cuenta que estamos a metros del suelo, así que prefiero mirar al cielo, aunque darme cuenta de que las estrellas lucen mas cercanas me pone en una situación igual.

Me abrazo con más fuerza de Luzbel hasta sentirme completamente segura. Y luego me atrevo a mirar todo alrededor. La ciudad se ve apagada por completo, aunque gracias a la luz nocturna, no se ve tan destruída como de verdad está, o tal vez sea que desde las alturas no se vea en ruinas realmente.

Mientras vamos en movimiento observo tanto como puedo, pero no puedo evitar tensarme cuando algo llama mi atención.

—Para — le pido al ángel —, ahora, detente.

Él me hace caso y se queda estático en el aire.

—¿Qué pasa?

—¿Qué es eso? — pregunto intentado enderezarme y señalar sin correr el riesgo de resbalarme y caer.

—El abrigadero — explica una vez que mira a donde señalo.

—Es broma, ¿verdad? —, casi quisiera que hubiera una mínima posibilidad de que fuera una broma suya, sin embargo se que no hay ni una pequeñísima probabilidad que sea mentira.

—Eso quisiéramos todos — dice a forma de condolencia hacia mí.

—P-pero, es gigante... nosotros no somos nada a comparación de ellos...

Casi quiero echarme a llorar, sé que ahora es seguro que los ángeles nos superen en número a los humanos, pero incluso darme cuenta que tan sólo en esta parte del país nos superan es devastador.

—Las cosas con calma — inquiere mientras descendemos —. Ahora es un poco difícil, vamos empezando.

—¡Llevamos meses!

—Escucha, espero que entiendas que esto no va a ser cosa de un año, llevará un poco más de tiempo, intentaremos que sea lo menos posible, pero no acabaremos con esto en un mes. Así que la realidad es que aunque para ustedes ya haya sido eterno, esto apenas es el inicio.

—Esto es una mierda, van a matarnos. Si quisieran podrían venir ahora mismo y terminar con todos nosotros, incluso ustedes.

—Para nada — niega riéndose —. No lo harán, no pueden entrar aquí, y no podrían contra nosotros, eso te lo aseguro.

—Dime qué cosa tan poderosa es suficiente para que ellos no puedan entrar.

—¿Ves esa marca de ahí? — pregunta señalando a unos metros en el piso.

—Sí — acepto mientras observo que es la misma marca de la entrada.

—Vaya, pensé que no podrías.

—¿Sólo lo preguntaste para desafiar a mi miopía?

—No, no. Fue un comentario — inquiere riéndose otra vez —, es que creo que está demasiado obscuro como para que veas el tronco con el que vas a tropezar.

Me freno en seco y miro al frente en busca de algo, sin embargo no veo que haya nada.

Luzbel suelta una carcajada y casi me dan ganas de golpearlo. Maldito.

—¿Qué tiene de gracioso? — pregunta cruzándome de brazos. 

—¿De verdad creíste lo del tronco?

—Pues déjame decirte que el maldito día que te encontré tirado en el bosque, pensé que eras un tronco e iba a ignorarte para seguir buscando.

—¿Tengo cara de tronco?

—¿Tengo que repetir mi respuesta?

—No, ya me la sé.

—No juegues conmigo, niño bonito.

—Ni soy niño, ni soy bonito. Soy bello, hermoso, eso sí que lo soy.

—Y egocéntrico, no olvidemos a tu ego.

—Sí, también.

—¿Podrías decirme que hay de tu marca? No hablábamos de tu "hermosura".

—Bueno, pues gracias a esa marca no hay ningún otro ángel volando por aquí.

—No entiendo como un simple símbolo aleja a tus amigos alados.

—Digamos que nosotros tenemos códigos irrompibles, y los respetamos bastante bien, incluso estando en guerra o no. Sé que es algo que ustedes jamás entenderán, y mucho menos cumplirán con los suyos, pero en nuestro mundo es importante.

—No entiendo por completo la funcionalidad. De verdad me cuesta un poco de trabajo comprenderlo. 

—Es fácil, poner una marca de estas significa declarar un territorio, en este caso significa que éste lugar es nuestro, está bajo jurisdicción mía. Por lo tanto si alguien del otro bando se acerca más allá del perímetro estaría infringiendo nuestras leyes.

—¿Y eso qué significa?

—Que si me dan ganas puedo cortarle la cabeza y nadie podría hacer nada, ni siquiera él.

Cuando volteo a mirar al frente veo varias sombras, creo que son los ángeles que estaban haciendo guardia.

—¿Qué pasa? — pregunta Luzbel entonces.

—Son ellos, comandante — contesta uno.

Los ángeles se hacen a un lado dejando ver dos siluetas hincadas en el piso, quisiera poder verles mejor, pero apenas y alcanzo a ver algunas de sus facciones.

—¿Quienes son? — me adelanto a preguntarles.

—Oímos su mensaje en un radio — me contesta un hombre con voz ligeramente temblorosa —, nosotros no sabíamos que aquí había ángeles... solo buscábamos un lugar seguro...

—Joder — mascullo mientras busco algo en los bolsillos de la chamarra.

—P-por favor, solo déjenos ir, no volverán a saber de nosotros — pide creo que el mismo.

—Hmm... — continúo mientras me peleo con la pequeña linterna que no quiere salir de mi bolsillo.

Una vez que la tengo en las manos la enciendo con vista al piso, para luego dirigirla al par de hombres.

Ambos lucen parecidos, vienen con jeans negros y desgastados, playeras blancas y chalecos de mezclilla negros con parches bordados de algunas bandas de heavy metal. Los dos tienen las barbas crecidas, uno el cabello bastante largo y desaliñado, y puedo notar que el otro llevaba una moicana, sin embargo ya le ha crecido bastante el cabello.

Ambos llevan los brazos repletos de tatuajes, y cualquiera podría jurar que pertenecen a alguna de las cuadrillas, incluso yo si algo no se me hiciera familiar.

—¿Kellen? — pregunto analizando a fondo su rostro.

—¿Lía?

—Eres tú — confirmo hincándome para abrazarlo —, de verdad creí que jamás iba a volver a verte.

—Yo creí eso después de que tu madre te sacó del estudio en tu primer tatuaje.

—Eres, Leo, ¿verdad? — le pregunto al otro mientras me acerco a él.

—El mismo — acepta relajado mientras lo abrazo.

—Sé que esto resulta extraño, pero estarán bien aquí, ellos no son malos — les explico mientras me paro y hago que ellos también se pongan de pie.

—¿Los conoces? — me pregunta Luzbel acercándose a mí.

—Sí — acepto un poco contenta de seguir encontrando gente conocida —. Eran mis tatuadores — comento casi con gracia.

—Bien, entonces llevémoslos dentro. Ustedes sigan en lo suyo.

—Oído, comandante.

Los ángeles se dispersan mientras nosotros cuatro caminamos hacia el edificio principal.

—¿Cómo están las cosas aquí dentro? — pregunta Kellen.

—Bastante tranquilas, los ángeles no se acercan a estos rumbos desde hace algunos días

—¿Y Kate? — pregunta Leo casi con nervios.

—Golpeando gente como es su costumbre.

Oigo como el chico deja escapar el aire relajado. La triste realidad es que ha estado enamorado de Kate desde el día que la conoció. Y fue algo un poco divertido, pues se conocieron en el estudio el día que mi amiga decidió perforarse la oreja.

La historia de Leo con Kate es un poco triste, pues ella no le dio bola. Y la verdad en parte entiendo su postura.

Leo es unos cuantos años más grandes que nosotras, pero en el momento que se conocieron él aparentaba muchos más años de los que tenía. Kate se burlaba diciendo que parecía rockero fracasado en su Harly Davison, pues digamos que daba el perfil.

Estaba bastante gordito, su barba clara colgaba desaliñada de su rostro más de diez centímetros, usaba jeans y ropa negros a diario y siempre traía un paliacate cubriéndole gran parte de la cabeza. El día que lo conocí de verdad aparentaba tener más de treinta años.

Por los rechazos de Kate decidió entrar al gimnasio y cuidar más de aspecto, logrando capturar la atención de amiga, y como era de esperarse por parte de ella, terminaron acostándose también.

Ahora, aunque de nuevo está un poco desaliñado luce como un chico normal de veintisiete años.

—¿Crees que sea tarde para intentar algo con ella? — pregunta entonces.

La verdad me deja en una posición muy incómoda, ni siquiera sé si Liam vaya a lograr conservarla después del regreso de Rafael.

—No lo creo — contesta Luzbel por mí —, creo que ya está con alguien más.

—¿Con quién?

—Con mi hermano.

____________________
Hola otra vez, hoy tocaron dos capítulos por ser viernes 🌝

Espero que ya se estén aclarando las dudas, sobre todo para que no estén en contra de personajes que no tienen la culpa ☹️

Pueden ir seguirme en Instagram 🌚

Me encuentran como arien_gates_ y en mí bio está etiquetada mi cuenta especial para publicar cositas del libro 🙆🏻‍♀️

Siguiente actualización, Martes 26 de marzo 💋

Continuar a ler

Também vai Gostar

1.3K 110 32
> Sky Smith después de haber estado secuestrada por un año a manos de su padre el cual la prostituía ,logra escapar de ese mundo para sumergirse en u...
474K 50.5K 62
Esta es la historia de una mujer que intentaron casar con muchos lords, pero que se enamoró de muchas princesas. ~~~ Monarca es la historia de la pri...
24.2K 1.7K 33
Milo, Alai y Dylan hermanos cuatrillizos viajan al pasado para conocer a sus padres, Emilio y Joaquín son rivales, son elegidos para cuidar a estos a...
3.3K 286 6
Actualización los lunes. «We're all dead in Devil Town. That's fine, 'cause nothing is gonna scare us now» --- QUEDA TOTALMENTE PROHIBIDA EL PLAGIO O...