Prólogo

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El olor a devastación inunda cada rincón del mundo.

Es increíble que pueda sentirlo, pero el aire trae consigo un aroma de sangre, muerte, y escombros.

El mundo como lo conocíamos ha desaparecido. Estamos viviendo entre las cenizas que alguna vez fueron nuestra civilización.

Muchos han muerto. Nadie pudo hacer nada cuando todo comenzó, las naciones cayeron. Las potencias mundiales se vinieron abajo en un abrir y cerrar de ojos.

Estados Unidos fue el primero. Cayó a las pocas semanas; gastó su armamento en absoluto, se usaron bombas, armas, todo lo que estaba en las manos del ejército.

Rusia se nos unió en un intento de acabar con ellos, sin embargo sólo se fue a la perdición con nosotros.

Ahora no queda nada.

No sabíamos sobre el resto del mundo, sin embargo en las últimas noticias que pudimos ver, todo estaba devastado, China, Alemania, Australia, Egipto. Sin embargo el primer país en caer no fue ninguno de los mencionados.

El primero fue Siria, cumpliendo con una de las profecías.

Lo primero que los ángeles hicieron fue destruir lo que habíamos construido.

Ahora nos exterminan.

Nos cazan a sangre a fría, torturan a quien capturen, no importa nada. No les importa si es un anciano, una mujer, un niño...

Los hemos visto.

Fue desgarrador ver el momento en que a una mujer le robaron a su hijo. Decir que era un niño es demasiado, tenía meses de nacido. No tenía la culpa de nacer en el peor momento de la historia. No debía nada.

Pero a ellos no les importó.

Jugaron con él como si de un juégate se tratara, lo aventaban en el aire hasta que simplemente uno lo dejó caer.

Tengo sus rostros grabados en la memoria. Sé que los veré algún día. Y voy a acabar con ellos sin importar que no viva para contarlo.

Estas ahora son sus tierras. Las han pedido, como si de verdad fueran suyas.

Juraron acabarnos, y prometieron no irse de aquí hasta no conseguirlo.

Pero nosotros también hicimos una promesa.

Jamás caeremos.

Somos pocos. No sólo aquí, sino en todo el mundo.

Ahora no somos ni la sombra de los que éramos antes. Sin embargo sé que aún somos suficientes para acabar con ellos.

Tenemos una ventaja que no tienen.

Y aunque suene incluso estúpida, es real. Nosotros conocemos más de este lugar que ellos. Y a pesar de que aún no descubrimos cuál es su debilidad, sabemos que la tienen.

Es cierto que estos largos seis meses nos han observado, sin embargo nosotros también los hemos observado a ellos. Ya quiero ver que tan fuertes son cuando la época de calor comience. Porque si algo sé, es que odian el calor.

En todo este tiempo me he perdido. Odio aceptarlo, sin embargo no me queda de otra. La Lía que era antes está muerta. Ahora estoy llena de odio, repleta de ganas de matar, no hay más que eso. Vamos a vengar a cada uno de los nuestros. Nadie habrá muerto en vano.

Y esa es mi promesa personal.

Voy a matar al que esté enfrente de esto. A él y los que le han apoyado. Y no me interesa si es él el que lo ha hecho.

Ya no me interesa si es a Luzbel al que tengo que matar.

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