Lo que encontré en ti

By Alewriting29

132K 7.4K 1.1K

Soledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no... More

PROLOGO
01 VALENTINA
02 VALENTINA
03 VALENTINA
04 SEBASTIÁN
05 VALENTINA
06 SEBASTIÁN
07 VALENTINA
08 SEBASTIÁN
09 VALENTINA
11 VALENTINA
12 VALENTINA
13 SEBASTIÁN
14 VALENTINA
15 SEBASTIÁN
16 VALENTINA
17 SEBASTIÁN
18 VALENTINA
19 SEBASTIÁN
20 VALENTINA
21 SEBASTIÁN
22 VALENTINA
23 SEBASTIÁN
24 VALENTINA
25 SEBASTIÁN
26 VALENTINA
27 SEBASTIÁN
28 VALENTINA
29 SEBASTIÁN
30 VALENTINA
31 SEBASTIÁN
32 VALENTINA
33 SEBASTIÁN
34 VALENTINA
35 SEBASTIÁN
36 VALENTINA
37 SEBASTIÁN
38 VALENTINA
EPILOGO SEBASTIÁN
Agradecimientos

10 SEBASTIÁN

3.2K 214 26
By Alewriting29


Me sentía el mayor idiota de todos; desde ayer que la vi con ese chico sentí mucha ira al ver como la abrazaba y sentí mucha más cuando ella me miro y no le importo que yo estuviera allí parado, tuve que tener mucho autocontrol para no ir y partirle la cara, así que me fui. Pero al verlo bajar las escaleras y para colmo sin camisa todas las imágenes de ella teniendo relaciones con él atiborraron mi mente y me llene de mucho coraje. Y la verdad es que era su hermano ¡su hermano joder! Hice todo ese espectáculo sin saber que tenía uno, y aquí estoy haciendo el papel de imbécil.

- Oh – fue lo único que pude decir. Note que Valentina y él estaban tratando de no reír así que me puse serio, su hermano estiro la mano.

- Un placer – dijo con voz cálida y se la estreche.

- Igualmente – dije relajando un poco mi rostro, no se veía un mal tipo, se notaba que la quería mucho al reaccionar de esa manera para defenderla.

- Tina voy a ver a unos amigos, nos vemos más tarde – dijo poniéndose la camisa y dándole un beso en la frente –. Adiós Sebastián, no vemos luego – me dio unas palmadas en el hombro y se fue directo a su auto.

Me sorprendí mucho cuando note que el Audi A6 era de él, era color blanco y la verdad se veía que estaba muy bien cuidado; comenzaba a sospechar que Valentina si tenía el mismo nivel económico que yo, pero no sabía cuan alto era.

- ¿Ese auto es de tu hermano? – le pregunte a ella dándole la espalda, vi como el auto se alejó y cuando ya no estuvo a la vista me volteé a mirarla.

- Sip, se lo dieron cuando cumplió diecisiete. Ven pasa – me cedió el paso y me dirigí directo al sofá.

- ¿Valentina te puedo preguntar algo? – pedí y cuando voltee traía una bandeja con dos tazas de café y un plato de galletas.

- Espero que te gusten. Claro, ¿qué quieres saber? – dejo la bandeja en la mesa y se sentó a mi lado.

- Tus padres... ¿a qué se dedican? – dije y ella solo rio un poco –. ¿Qué te causa gracia?

- Que te tardaste mucho en preguntar. Te suena C.A Company ¿verdad?

- Claro, es el mejor bufe de abogados de todo Nueva York, mi sueño es trabajar allí – dije con emoción.

- Pues... mis padres son dueños de esa empresa – un momento, creo que no escuche bien.

- O sea que tú eres hija de Chloe Evans y Andrew...

- Leister, sí, esos son mis padres – estaba en shock, Valentina era hija de los abogados más prestigiosos de todo Nueva York.

- Nunca pensé que fueses hija de ellos – la mire pero ella no tenía ninguna expresión de arrogancia, ni de sentirse superior, estaba neutral, como si le diera igual.

- Muy pocas personas lo saben, solo los más allegados a la familia, los directivos del instituto y uno que otro alumno del mismo, no quiero que lo sepan.

- ¿Y por qué?

- Simplemente no quiero, soy una persona que está bien como esta; por eso no voy a las fiestas que hacen, no aparezco en las noticias con ellos. Quiero mantener mi imagen tal como está, siendo la Valentina Leister ordinaria, sin ningún fotógrafo o periodista que me esté molestando – dijo todo eso con calma y yo aún estaba sin procesar esa gran noticia.

- ¿Cómo haces para evitar la prensa?, además, a tu hermano tampoco lo he visto en ninguna de sus fiestas ni nada en lo parecido, ¿Cómo lo hacen? – ahora que me daba cuenta, desde que me fije en esa empresa nunca los había visto a ninguno de los dos por ningún medio de comunicación, si, decían que tenían hijos, pero nunca han dicho sus nombres.

Valentina tomo aire y soltó un gran suspiro acomodándose en el sofá.

- Cuando mi hermano nació hicieron un gran fiesta con muchas personas, incluido los fotógrafos, periodistas y reporteros, mucha gente se enteró de su nacimiento; pero cuando Gabriel tan solo había cumplido una semana de su nacimiento... - hizo una pausa – mi madre se encontraba sola con él en casa y de la nada entraron unas personas a robar, se llevaron todas las cosas de valor, la amenazaron diciendo que si decía algo matarían al niño, que siempre la tienen vigilada, que tuviera mucho cuidado de por dónde caminaba ya que nunca estaba sola, que siempre había alguien al asecho; en ese momento vivían en Las Vegas y cuando mi padre se enteró inmediatamente mando a borra la noticia de todos los medios de comunicación, claro siempre queda una que otra que no se pudo borrar. Cuando ya habían pasado dos semanas compraron esta casa y resguardaron a Gabriel, cuando yo nací solo dijeron que habían tenido otro hijo, pero no dieron muchos detalles. Por eso vivo en una residencia tan sencilla, nuestra casa es una de las más exuberantes, pero aquí se encuentra mucha variedad. Me gusta vivir así, no lo cambiaría por nada; mis padres tienen su vida llena de fama, y mi hermano yo tenemos la nuestra apartada de todo aquello.

Si, había leído algo acerca del robo, pero cuando intente investigar más acerca del tema, no pude encontrar nada. Aun no lo podía creer, Valentina llevaba una vida tan tranquila a pesar de tener a unos padres que eran multimillonarios. Lo que me parecía extraño es que cuando lo decía no se le veía feliz, hacia muecas de tristeza y disgusto, ¿Cómo podía estar triste teniendo una vida tan buena?

- ¿Y no te alegras por ellos?

- Claro que lo hago, estoy muy orgullosa, los amo con todo mi corazón... - hizo una pausa y dio un suspiro – pero nunca están, siempre están trabajando, se han perdido muchos de mis cumpleaños, demasiado eventos importantes; dime Sebastián ¿Cómo se sentiría una niña de ocho años al recibir la noticia de que sus padres no van a estar presentes en un baile que es dedicado a ellos?, mal ¿verdad? – iba a contestar pero no me dejo –. Desde que mi hermano se fue, prácticamente me quede sola en esta casa, mi única compañía ha sido Isabella. Pero ahora que mi hermano regreso ya no me sentiré tan sola en estas cuatro paredes.

Sabía cuál era ese sentimiento, esa ausencia ha estado presente desde que tengo doce años, y es horrible. Al igual que ella mi única compañía ha sido Daniel, pero más nadie se ha preocupado por mí, y podía ver en sus ojos que ella estaba igual de mal como lo estaba yo, porque a pesar de aparentar fortaleza siempre me sentía así, pero lo disimulaba bien, tan bien que a las personas no les importaba preguntar cómo estaba o si me sentía bien. Sé cómo se siente estar solo, sentirse abandonado, y es un sentimiento muy asqueroso; pero no era el momento para abrirme a ella, no por ahora.

Le tome la mano y se la apreté para que me mirase.

- Tranquila, yo estoy aquí para alegrarte los días, puedes contar conmigo, al fin y al cabo somos amigos – le sonreí y vi una lágrima deslizarse por su mejilla pero se la quitó antes de que me diera cuanta, su mirada se ensombreció y se puso seria.

- Bueno dejemos de perder tiempo y comencemos para terminar lo antes posible – dijo soltándose con brusquedad, comenzó a abrir los cuadernos y también la laptop. Me pareció extraño ese arrebato pero no le di importancia y me concentre en el trabajo.

Todo el rato que estuvimos hablando no me dirigió una sonrisa, ni una mirada tierna, estaba neutral, cuando nos tocábamos por accidente que la miraba no se ponía nerviosa como otras veces, solo me miraba y cuando le sonreía solo hacia un gesto con la boca que no sé porque, pero me molestaba muchísimo. Terminamos los apuntes a las seis, y justo cuando iba a decirle si quería que yo le preparara algo de cenar se levantó y dijo:

- Bueno ya tenemos todo listo así que te puedes ir tranquilo sabiendo que podrás defender bien tú parte del informe – me dio una sonrisa sarcástica y se dirigió a la puerta abriéndola –. Que tengas buenas noches Sebastián.

Me quede de piedra al darme cuenta que me estaba echando de su casa, aun atónito recogí mis cosas y me puse frente a ella, quería darle aunque sea un pequeño pico en los labios, pero cuando me incline para dárselo no me dejo, simplemente volteo la cara y no me quedo de otra que dárselo en la mejilla, y cuando apenas puse un pie fuera de su casa azoto la puerta al cerrarla.

Me subí al auto preguntándome que había hecho para que tomara esa actitud, toda la semana estuvo seria conmigo y cuando por fin había recuperado su actitud de siempre, volvió a ser la misma que me ignoraba y ponía caras de disgusto con solo hablar. Y lo que más me inquietaba de toda esta situación es que me irritaba mucho el no poder saber porque me molestaba tanto. Necesito aclarar mis sentimientos rápido.

Cuando llegue a casa me encontré a Daniel sentado en el sofá viendo televisión y comiendo palomitas, me senté junto a él y tome un puñado de palomitas y me las metí a la boca, Daniel me miro y se rió, supongo que mi cara era un poema.

- Pareciera como si te hubieran robado tu amado auto – lo mire y su sonrisa se fue –, ¿no lo hicieron verdad?

- No Daniel, mi amado auto se encuentra afuera – me entro la duda así que me levante y me asome por la venta – sí, esta frente a la casa.

- Bueno ya que confirmaste que tu venerado bebe está a salvo ¿me puedes decir porque tienes cara de perro degollado? – me senté de nuevo y lo mire.

- Creo que Valentina está molesta conmigo.

- ¿Qué hiciste ahora? – pregunto con cansancio y se cruzó de brazos.

- Nada Daniel, eso es lo que no entiendo, no hice nada – dije y me enderece.

- ¿Y porque te importa tanto que este molesta contigo?, Te debería de dar igual.

- Es eso lo que me tiene de esta forma; no sé el porque me siento mal al saber que ella está molesta – me lleve las manos a la cara y escuche que se reía.

- Acéptalo, te gusta Valentina – me destape la cara y al mirarlo tenía una sonrisa risueña.

- No sé lo que siento y mientras que no lo sepa no pienso aceptar nada – me levante del sofá más molesto de lo que estaba y me fui a mi habitación.

Al día siguiente no quería estar en casa, no lo sé, solo no quería estar encerrado en esas cuatro paredes, así que me duche, me vestí y decidí ir al centro comercial a comer algo. Subí a mi coche y puse la radio, sonaban canciones de distintos géneros, pero cuando sonó The Neighbourhood - Daddy Issues trate de que mi mente siguiera enfocada en el camino, no era hora de tener pensamientos estúpidos, pero justo cuando dijo "la mitad de mi ha desaparecido" tuve que apagar la radio, me traía muy malos recuerdos esa canción, trato de escucharla a ver si puedo superar lo que ocurrió pero es muy difícil y precisamente hoy no quería revolver el pasado.

Llegue a mi destino y aparque el auto en el estacionamiento, le pague al cuidador y fui directo hacia donde vendían comida, no había desayunado así que mi estómago se encontraba vacío. De vez en cuando una que otra chica se me quedaba viendo y me guiñaba el ojo o me sonreía, eso me hacía sentir bien, mi ego aumentaba aún más, pero de la nada Valentina apareció en mi mente, su sonrisa, su mirada, sus besos, sus caricias, quería verla, volver a besarla como ese día, acariciar su piel, simplemente quería repetir ese momento de nuevo con ella.

Llegue a un café y cuando la camarera se acercó pedí un plato de pancakes con miel y fruta encima, un vaso de jugo de naranja y por ultimo un café. Saque mi celular y ojee el Instagram, me dio curiosidad saber si Valentina tendría así que puse su nombre en el buscador y para mi sorpresa si tenía. Entre en su perfil y no tenía muchas fotos, y las que tenía eran casi todas con Isabella, pero hubo una en particular que me encanto; salía en la playa sentada en la arena y como siempre estaba con unos tejanos, zapatos deportivos y un suéter negro, miraba hacia el atardecer, estaba seria pero sus expresiones eran relajada, su cabello estaba suelto y se tonaba que la brisa lo estaba moviendo en el momento que fue tomada la foto, se veía preciosa. Le tome un screenshot a la imagen y la guarde. Nunca había tenido el deseo de guardar algo que estuviera relacionado con una chica, pero con ella no pude evitar hacerlo. La camarera llego con la comida y cuando estaba a punto de probar bocado una mano en mi hombro me detuvo.

- ¿Me dejas acompañarte?

- Siéntate Natalie – dije con pesadez y ella se sentó delante de mí. Llamo a la camarera y solo pidió una taza de café.

- ¿Qué te pasa Sebas? Has estado muy raro últimamente – dijo mientras se inclinaba en la mesa haciendo ver más la unión de sus senos, no pude evitar recordar cuando inconscientemente Valentina lo hizo. Mire a Natalie y tenía una ceja alzada y sonreía de forma seductora –. Terminaste de apreciar mi perfecto busto o te lo muestro mejor en un lugar más privado – la oferta no sonaba mal, pero por primera vez no estaba interesado.

- Tal vez en otro momento; y con respecto a tu pregunta, no me pasa nada, soy el mismo de siempre.

- No mientas Sebastián desde que conociste a Valentina ya no eres el mismo – dijo molesta.

-¿Y en que consideras que he cambiado? Tú te fuiste por cuatro años, no sabes nada de mí – dije con tono tranquilo y ella soltó una carcajada.

- ¿Qué no te conozco? Se lo suficiente de ti como para saber que te gusta esa chica – casi me atraganto cuando terminó de hablar, le di un sorbo al jugo y trate de calmarme.

- ¿Estás hablando de Valentina? – Ella solo asintió –. ¿Acaso te volviste loca?, ella no es mi tipo y sabes muy bien que lo único que busco en las chicas es placer, nada más que eso.

- Si estoy hablando de ella y no, no estoy loca, he notado como la miras y es muy diferente de cómo me miras a mi o a otra chica, te lo advierto Sebastián, si me llego a enterar que si quiera sientes algo pequeño hacia Valentina...

- ¿Qué? – Le reté – ¿Qué vas a hacer? A mí no me puedes hacer nada, no me puedes lastimar más de lo que estoy ya.

Cuando Natalie iba a contestar llego su café, se me quedo viendo y de la nada una sonrisa se formó en sus labios. Cuando la camarera se fue bebió un poco de café y volvió a mirarme.

- A ti no... pero a ella sí.

De repente me puse tenso, sabía lo cruel que podía llegar a ser Natalie y solo pensar que le podía hacer algo a Valentina ya me preocupaba.

- ¿Qué serias capaz de hacer?

- No lo sé, ella se ve tan frágil, se le nota que cualquier cosa puede herirla, pudo beneficiarme de esa ventaja.

- ¿Dame una razón por el cual no quieres que este con ella? – esto era extraño, Natalie nunca fue posesiva conmigo porque nunca fuimos nada, ella podía hacer lo que quería y yo igual, por eso no entiendo su insistencia en que no esté con Valentina.

- Simplemente no quiero y ya, puedes enamorarte de cualquiera, estar con medio instituto si te da la gana, pero hacia ella no quiero que sientas nada. Si eres inteligente y sé que lo eres, te alejaras de ella lo más posible si no quieres que salga lastimada de alguna forma.

- ¿Y cómo quieres que haga con los trabajos del profesor Jones?

- Puedes seguir estando con ella, pero apartando eso, Sebastián, quiero que se aleje de ti – enfatizó la última palabra –. No sé cómo lo vas a hacer, pero de que lo haces, lo haces, y si quieres un ejemplo de cómo debes tratarla, hazlo como ese día en el pasillo, que la negaste de una forma tan cruel, tan desalmada – recordé lo que dije ese día y sentí un vacío en el estómago, ¿en serio la había tratado así? Natalie saco de su cartera el dinero de su café colocándolo sobre la mesa, se levantó y dio unos pasos para colocarse a mi lado, me tomo de la barbilla e hizo que la mirase –. No estoy molesta contigo Sebas y sabes que siempre estaré para ti cuando me necesites – se inclinó y me beso –, te estaré esperando con ansias – me guiño el ojo y se fue.

Esa conversación me dejo con mucho que pensar. Si no me alejaba de Valentina estaba cien por ciento seguro que Natalie le iba a hacer mucho daño, no quería que eso pasara, no quería ver a Valentina cayendo en las garras de Natalie, sabia por experiencia propia que no iba a terminar bien. Me alejaría de ella en su presencia, la trataría mal cuando ella estuviera, pero cuando este solo con Valentina pienso tratarla bien como me había dicho antes, ella no merecía que le hicieran daño y si por su bien tenía que hacerlo yo para evitar que no le hicieran algo peor, lo haría, no me quedaba otra opción.

Esas semanas fueron las peores que he tenido; cuando defendimos el trabajo sacamos la mayor nota en el salón, Valentina me abrazo para felicitarme y yo le correspondí, pero cuando me percate que Natalie nos miraba tuve que decirle que no me tocara, que me daba calor. Cada vez que Natalie aparecía de la nada y Valentina estaba conmigo tenía que hacerle algún comentario hiriente, le decía: estorbo, estúpida, idiota, imbécil, babosa y muchas cosas más que quisiera no recordar. Isabella me había dado muchas bofetadas, había discutido con Daniel en muchas ocasiones, me preguntaba por qué lo hacía y yo no le contestaba, no quería que tuviera una discusión con Natalie porque sabía que le daría donde más le duele, y esa seria Isabella, Valentina muchas veces se había ido corriendo a punto de llorar pero no antes de gritarme y mirarme con mucho odio, no quería que me mirar así, quería que volviera a mirarme con ese brillo que tanto me gustaba.

Quería protegerlos, a todos, pero mientras lo hacía más me alejaba de ellos y el progreso que había tenido con Valentina, todo lo que había avanzado se fue a la mierda.      

Continue Reading

You'll Also Like

63.6K 1.9K 50
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
3.6K 141 5
todo lo que escribo es una mierda y debido a su escritura nadie lo debe leer,howdie cásate conmigo y tengamos 100 gatos,no me suban a Twitter 😿
15.2K 903 13
después de perder la vista por las personas que eran su familia naruto uzumaki decidió huir de la aldea antes de perder más que solos los ojos descub...
6K 375 13
Victoria Granger es una famosa publicista, dueña del Profeta, una agencia de publicidad y modelos que sufre un atentado en su propia hacienda y es sa...