Dark Demons© (Libro I) ✔️

By Soff_Dreams

1.1M 81.5K 18.3K

Separada de sus padres al nacer y obligada a comenzar a trabajar con tan solo dieciséis años para pagar sus e... More

Entre Las Sombras
Amabilidad Fallida
Por Toda La Ciudad.
¿Nombre?
Botellas De Agua Mineral.
Las Coincidencias No Existen.
Heather.
Huele A Chicos Malos
Una Vida Sin Taxis.
Noche De Chicas.
Sin Remordimientos.
Día De Dobles
Mis Queridos Momentos Triviales
Tocando Fondo
Lo Que Pueden Hacer Los Secretos
Un Viernes De Locos
Ciertas Situaciones Requieren Medidas Desesperadas
Lucha Libre
Reuniones Matutinas
Mi Primer Vandalismo Sale Mal
Problemas de Identidad, Secretos y Demás
Días Espantosamente Largos
Cabos Sueltos
Los Hot Cakes De Sam
Principios Y Finales
El Principio
Mi Segundo Vandalismo Sale Mal...Otra Vez
Odio Mentirte I
Odio Mentirte II
Mi Luna
Ya Ha Comenzado
En un Día de Lluvia.
Primeras Impresiones
Pequeñas Tentaciones
Porque Estamos Locos
Hoy
El Bello Enigma Que Es Mi Vida I
El Bello Enigma Que Es Mi Vida II
La Normalidad
El Gran Final
Había Una Vez
La Gota a Punto De Derramar el Vaso
Las Disculpas
El Porqué Debería Haberme Quedado en Casa
Mi Haz de Luz
Nuestros Pecados
Mi Vieja Amiga, la Mala Suerte
Caos
Vacío
En el Borde
Más Allá de las Reglas
Recuerdos
Paranoia
Él
El Plan I
El Plan II
Por un Futuro Raro e Interesante
Y Aquel Crujido
Bienvenida (Final)
Seis Pies Bajo Tierra (Epílogo)
Agradecimientos
Segundo Libro
Our Dark Minds

Un Lunes Por La Noche

10.4K 935 164
By Soff_Dreams

—¡No quiero!—Grito espantada mientras me tapo los ojos con ambas manos.

Naomi lanza un bufido al tiempo que Heather trata de calmar su risa descontroladamente deforme.

—Ky, no seas bebé. Vamos a verla quieras o no. Hasta Heather, la ternura en persona, quiere verla. Mayoría gana.—Sentenció al tiempo que escuchaba como posicionaba nada más ni nada menos que "La Monja" en el DVD.

Sin mi consentimiento, claro.

Se supone que esta pijamada era organizada por mí, yo era la maldita anfitriona, sí,  lo era aunque Sam haya sido lo suficientemente rápida para ofrecernos el jugo y las mantas para estar más cómodas...

No era muy buena anfitriona a decir verdad.

—Lo que pasa aquí, amiga de cartón, es que tú haces esto solo porque sabes que odio este tipo de películas—Protesté mientras dejaba de taparme los ojos y le daba un codazo a Heather, quien ya iba por la segunda caja de helado. Al parecer ella también era una glotona compulsiva.

—Las pijamadas son para divertirse, Ky.—Prosigue Naomi con severidad.

—¿Y eso que tiene que ver?—Cuestioné.

—Que me divierte verte gritar como una niña.

Qué maravillosa mejor amiga

—Ese es el punto Nami, soy una niña. ¿Es que acaso eres ciega?

—¿Quieres decir que en realidad no eres una adulta responsable de dieciocho años?—Preguntó Heather con una mancha de helado de chispas de chocolate en la cara. Si no hubiera sido por su comentario anterior se lo hubiera hecho saber, pero como las dos estúpidas al parecer se habían puesto de acuerdo para fastidiarme, decidí que dejaría que se quedara con esa mancha en la mejilla por el resto de la noche.

Bufo.

Luego determinaría que le haría a Naomi. Podría rayarle el rostro mientras dormía...o también podría pegarle algunas cosas con cinta adhesiva...Quizá haría ambas.

 Puede que Heather tuviera razón respecto al tema de la madurez.  

—¿Qué planeas, Jones?—Escuché decir a Naomi, quien se acomodó junto a Heather en el sillón, yo me encontraba en el suelo, siempre había tenido una obsesión con ese lugar. No lo sé, cosas extrañas de la vida.—Tendremos que cuidar nuestras espaldas.—Le susurró a Heather, la cual no tardo en soltar un grito ahogado que logro sacarme una sonrisa malvada.

Mejor las dejaría con la paranoia.

Gracias Megan.

—¡Oigan! Antes de que comience la película les tengo una propuesta.—Gritó de repente Heather.

Naomi pulsó inmediatamente el botón de pausa. La verdad era que el grito de Heather me había sacado de mis ensoñaciones, haciendo así que evitara quedarme dormida. Es que Dios, como odiaba las películas de terror. Era una nena ¿Ok? Después del temita este con los espejos evitaba a toda costa esas malditas creaciones del demonio.

Bueno, pero volviendo al tema.

—¿Qué cosa? –Preguntamos Naomi y yo al unísono.

—El viernes hay una fiesta en la fraternidad de Aaron.

Inmediatamente recordé lo sucedido esta tarde. La indiferencia de Aaron, esa mirada de preocupación de un momento a otro, su muy obvia huida...

Me encogí de hombros y escuché la conversación de Heather y Naomi, fingiendo de paso que no me importaba.

—¿Aaron? Es decir...—De un momento a otro siento los ojos de Naomi taladrarme hasta el alma—¿El Aaron?

No iba a contestar eso.

La mente inocente de Heather no tarda en aclararle el panorama a Naomi.

—Oh, pelo castaño, alto. Siempre está con nosotras, él es...

—¿Lindos ojos castaños?

—Bueno...

—¡Kayla! Es el buenote de la cafetería.

Escondiéndome con mi manta reí nerviosa. Cerré mis ojos.

—¿Ah? ¿De qué hablas?—Pregunté haciéndome la estúpida.

—Ya sabes, el que besaste en teatro...

Tomé la manta y prácticamente envolví mi rostro en ella, ya no quería volver a ver la luz nunca más. Me quedaría aquí por siempre.

—¿¡Que!? ¿¡Besaste a Aaron!?

¿Qué se suponía que debía responder ahora? Gracias Naomi, maldita imbécil.

—Besar, besar...pues no.—Digo con la voz amortiguada por la tela que presionaba contra mi rostro como si de alguna forma pudiera fundirme en ella.

—Pues claro que lo besó. ¿Quién no lo besaría? Su rostro parece salido de alguna revista de Calvin Klein. 

Cuando estuviéramos a solas la golpearía tan fuerte...

Percibí en seguida la sonrisa perversa de Heather y sentí como me daba unos golpecitos en el hombro con su pie.

—Si que no pierdes el tiempo ¿Eh, Kayla? Me pregunto qué cosa dirá Wess al enterarse.

Eso era jugar sucio. Muy, muy sucio.

Me quité la manta de encima y la miré espantada. Esa cara angelical engañaba, engañaba de verdad.

Segundos después Heather comenzó a reírse de mi desgracia dándole una palmada en el brazo a Naomi, pensando que quizá ella entendería el chiste. Pero Naomi no tenía idea de lo que pasaba, de hecho dudaba que si quiera conociera a Wess...Dios, tenía que contárselo, se enojaría conmigo por escondérselo por tanto tiempo, pero... ¿Qué más da?

Algún día se enteraría.

Suspiré y acomodé mi cabello echándole una muy corta miradita a mi móvil, el cual se encontraba justo a mi lado en el suelo, ahí como si nada, como si el hecho de no tener ni un solo mensaje fuera lo más normal del mundo.

A ver, para ser más precisa no era que me molestara, no, más bien me preocupaba no saber nada de...él.

Tampoco es como si durante este tiempo no nos hubiéramos estado viendo pero luego de una semana resulta que, ¡Oh sorpresa!, me importaba, me importaba bastante, sin embargo no era como si pudiera hacer algo al respecto, después de todo lidiar con él era...complicado.

Todo esto que supuestamente teníamos era complicado y posiblemente si llegara a tocar el tema quedaría en un nivel de ridiculez que sería difícil de superar más adelante.

Así que por ahora...solo dejaba las cosas pasar y sencillamente me guardaba todas las cursilerías para mi misma como si esconder secretos ya no fuera suficiente.

Tomo el móvil con ímpetu y lo giro boca abajo para no volver a verlo el resto de la noche.

Si los celulares cayeran del cielo probablemente también lo hubiera lanzado por la ventana.

—Pero dejando de lado el tema e ignorando que Kayla no confía en mí para nada—Heather se limpió unas lagrimillas que vinieron previas a la risa descontrolada.— ¿Se apuntan?

—Yo sí.—Naomi eleva su mano con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Una fiesta? ¿Justo en este momento?

Dios mío.

—Yo...no lo sé.

Vi sus miradas indignadas cuando terminé de hablar.

—Pero... ¡Kayla! Si tú no vas yo tampoco puedo ir y...¡Heather ira sola!—Lloriqueó Naomi mientras tomaba el brazo de Heather y fingía llorar en él, a la gemela al parecer le costó un tanto entender lo que trataba de hacer Naomi por que por un milisegundo me miró en plan: "¿Qué hacemos con ella?"

—No es que no quiera ir, es solo...

«Solo Aaron»

Aclaro mi garganta.

Creo que estaba noventa por ciento segura de que lo que menos quería ver Aaron en su fiesta era a mí, y no saber cuál era el motivo comenzaba a desesperarme. Sobre todo considerando que cada vez que me veía pareciera como si en cualquier momento quisiera lanzarme repelente a los ojos y correr hasta que estuviera lo suficientemente lejos de él. ¿Acaso era tan detestable?

Me arrepentí de inmediato por ser tan mala con él mientras que lo único que Aaron había hecho era apoyarme en todo momento, sobre todo con lo de la carta...

Se había desvelado para procurar que nada me pasara. Y yo simplemente se lo devolvía siendo una antipática con él.

¿Saben? Quizá era una buena idea ir a esa fiesta. Iría y le pediría sus merecidas disculpas a Aaron, dejaría de ser una perra con él y todo volvería a la normalidad. Bien dicho, Kayla. La mejor decisión que has tomado en tu lamentable vida de malas decisiones.

—Iré.—Dije expulsando convencimiento por todos los poros de mi cuerpo.

—Uh, eso fue más rápido de lo que pensé.— Articuló Naomi tomando nuevamente el mando para poner "Play" otra vez, pero en último momento se detuvo y nos observó a las dos.— Por cierto ¿Quién es Wess?

Sabía que no lo dejaría pasar. Ella no dejaba pasar ninguna maldita cosa. Nunca, jamás en la vida.

Volví a refugiarme en mi pequeña casa hecha de mantas y cojines. Definitivamente no era momento para hablar de ello.

Escuché la risa contenida de Heather y las palmaditas que le daba en la espalda a Naomi.

—Un gran amigo nuestro.—Respondió mi rubia amiga al tiempo que tomaba una gran bocanada de aire, supongo que para retener esa risotada que estaba a punto de salírsele de esa gran bocota que tenía. De igual manera se lo agradecí internamente.

—Exacto.—Completé para que todo sonara más convincente.

Heather hizo un sonido de trompeta con su boca, como si ya estuviera teniendo un ataque de risa amorfo y extraño. Creo que cabe decir que era pésima fingiendo.

Con mi hombro le golpee el pie y se calló inmediatamente.

—Ok ¿En qué íbamos?—Pregunté intentando olvidar el tema y continuar con la horrible película... ¿Qué tal si iba a mi habitación a buscar una gafas y fingía que veía la película? No era mala idea.

Le dediqué una mirada intrigada a Naomi quien me observó condescendiente antes de chasquear la lengua y poner en marcha de una buena vez la película.

¿Era buen momento para ponerse de pie ahora? ¿O quizá tendría que esperar hasta la mitad de la película? Quizá si fingía que iba al baño...

Antes de que pudiera desarrollar el plan perfecto en mi mente escuché como alguien golpeaba la puerta de entrada insistentemente, casi como si fuera la policía y estuvieran buscando a un criminal sumamente peligroso.

Nos quedamos en silencio un momento, antes de que volvieran a tocar con más fuerza.

Naomi volvió a ponerle pausa a la peli y me miró directamente a los ojos.

—¿Viene alguien más?

Frunzo el ceño poniéndome de pie.

—Pues... no.

Tomé mi móvil para verificar la hora al tiempo que me acercaba a la entrada.

«8:49pm»

Cualquier cosa que pasara tenía a dos chicas de casi veinte años para guardarme las espaldas. Naomi sabía algo de artes marciales—Fue a una clase de prueba—y Heather era una extraña criatura mitológica que quizá...

Si algo pasaba íbamos a morir.

En mi celular abrí los contactos dispuesta a llamar a alguien antes de abrir la puerta con la postura más segura que mi cuerpo pudo adoptar, sin embargo al tomar el pomo de la puerta, girarlo y ver quien estaba fuera casi se me cae el teléfono de las manos.

—Necesito hablar contigo un momento.—Me dijo tomándome del brazo al tiempo que con su mano derecha cogía el pomo de la puerta para cerrarla tras de mí. Ni siquiera tuve el tiempo para chillar o lanzar un grito ahogado antes de que quedáramos frente a frente.

El frío me congelo la piel prácticamente al instante haciéndome temblar de pies a cabeza. Traté de decidirme en si debería golpearlo o preguntarle.—De forma no tan pacífica.— que era lo que le pasaba. Pero en un último atisbo de cordura me dije que haría un alboroto por algo que no valía para nada la pena, así que obligué a mi sistema a tranquilizarse un poco.

Eliminé las maldiciones de mi cabeza al tiempo que intentaba no concentrarme en el aire frío bailando alrededor de mis pies descalzos.

—¿Se podría saber qué demonios te sucede?

Lo siento, es lo más tranquila que puedo ser.

Vi como los ojos de Wess me analizaban de arriba a abajo antes de dedicarme una sonrisa socarrona. 

—Lindos shorts.—Comentó agrandando su sonrisa hermosamente molesta. O lo que fuera.

Observé de reojo mi pijama que consistía simplemente en una sudadera que me quedaba mediatamente larga y unos shorts de panditas. No me importaba, eran cómodos ¿Vale? No era mi culpa que Wess se apareciera cuando quisiera y me pillara en mi peor momento. No podía estar todo el día como la persona medianamente decente que fingía ser.

Me crucé de brazos y para lucir todavía más intimidante me puse la capucha de mi sudadera.

—¿Qué haces aquí?—Pregunté ignorando su comentario acerca de mi vestimenta. Que para que quede claro ¡Era hermosa!

Wess se encogió de hombros

—Oh no lo sé, pues pasaba por aquí...—Me miró inclinando su rostro hacia un lado para observarme.—Y me di cuenta que tenía unas...bueno quizá ocho llamadas perdidas de cierta persona.

No sé con certeza cuál fue mi reacción pero les puedo asegurar que por dentro toda la oficina de "consciencia" se volvió loca.

Analicé a Wess desde mi puesto elevando la barbilla, impasible.

Algo tarde noté como se acercaba un poco más a mí, cauteloso con esa mirada que atravesaba almas. Mi postura ya comenzaba a flaquear mientras analizaba cada uno de sus rasgos.

Traía con él una bufanda y gorra gris que—tenía que admitir— le quedaban de maravilla. Sin embargo eso no fue lo que realmente capto mi atención, sino el hecho de que lucía...cansado. Su cabello estaba más despeinado de lo normal y su nariz se encontraba levemente enrojecida, como si por alguna extraña razón hubiera estado corriendo...

Volviendo a la realidad otra vez, me obligué a contestar algo medianamente racional antes de que sus ojos me pusieran más nerviosa de lo que estaba.

—Qué curioso ¿Quién habrá llamado tantas veces? —Era una respuesta estúpida, pero no estaba dispuesta a dejar a mi orgullo completamente de lado. Puede que en el momento en que lo llamé hubiera estado teniendo una clase de ataque de pánico leve, pero no quería preocupar más a la gente. Me estaba convirtiendo en una molesta carga y está última semana había intentado cambiar un poco eso, al parecer mi plan había fracasado...justo como lo habían hecho todos los demás.

Wess se quedó mirándome por unos cortos segundos más antes de fruncir el ceño. Sabía lo que trataba de hacer, no lo dejaría.

«Piensa en perros, en perros peludos con patitas cortas que mueven la cola...»

De un momento a otro vi el entendimiento en su rostro. Me dedicó una sonrisa de lado entornando los ojos con aire divertido.

—Estás escondiéndome algo.—No fue una pregunta.

Me balancee sobre mis talones.

—Para nada.

Directa y concisa, así es como tenía que ser siempre, así las cosas funcionarían bien si es que estuviera hablando con cualquier otra persona que no fuera Wess, sin embargo tenía el presentimiento de que él estaba muy familiarizado con esconder cosas pues podía ver perfectamente que esos ojos no me creían en lo absoluto.

Tenía todo a su favor y además también estaba yo, una mente débil muy propensa a caer bajo esa mirada que cada día más me volvía un poco más loca.

¿Cómo con sólo mirarme iba a ganar? No podía permitirlo.

Wess acercó su rostro al mío para analizarme con aún más detenimiento.

Tragué saliva.

—No vas a decírmelo ¿No es así?—Cuestionó con voz suave acomodando mi cabello para que no ocultara mi rostro. Lo dejo tras mi oreja, rozando con la yema de sus dedos mi mandíbula inocentemente, como si la acción fuera puramente casual.

Ladee mi cabeza para quitármelo de encima y para que no notara el pequeño temblor que sacudió mi cuerpo.

—No.

Su sonrisa no desaparecía.

—Bien.—Dijo sin más.

Fruncí mi ceño.

—Bien.—Repetí.

Otra guerra de miradas. Les ordené a mis sentidos a mantenerse en alerta máxima, Wess no había terminado para nada su sucia jugada. Es más, estaba recién comenzando y no se detendría hasta obtener exactamente lo que quería. Nunca perdía.

Su sonrisa se extendió todavía más mientras con una mano tomaba mi barbilla y elevaba mi rostro.

Mordí el interior de mi boca para poder concentrarme en otra cosa que no fueran sus labios o su cálido aliento chocando contra los míos.

Apreté mis manos en puños para que mis piernas se quedaran igual de firmes a como lo habían estado hasta ahora.

—¿Segura, Ky?

Me mantuve en silencio sintiendo unas cosquillas incontrolables dentro de mi traicionero estómago.

—Como nunca lo había estado.—Contesté por fin.

Y Dios, estuve al borde de salirme con la mía, maldita sea. Si no hubiera sido por esos ojos inquisitivos que al parecer me conocían al revés y al derecho.

Con lentitud y cuidado Wess giró mi rostro dejando al descubierto mi mejilla derecha. Esa en la que se encontraba uno de los rasguños producidos por el espejo al romperse, rasguños que me había tomado el tiempo de cubrir cuidadosamente cuando las chicas estaban ocupadas en otras cosas.

Únicamente él se daría cuenta.

Los acarició con su dedo pulgar antes de cerrar sus ojos con un ápice de frustración en ellos.

—Dime que no es lo que pienso.

Su sonrisa se había evaporado por completo, llevándose tras de ella su toque y todo el calor que me ayudaba a no congelarme aquí afuera.

Contuve las ganas que tuve de volver a abrazarlo y en su lugar me quedé clavada en mi insignificante puesto junto a las escaleras.

Por alguna razón no sabía que decirle.

—¿Qué fue lo que pasó?—Preguntó con la mandíbula tan tensa que pensé que se le desencajaría en cualquier momento.

Decidí que no darle importancia era la mejor opción, sobre todo si considerábamos que Wess no dejaba de caminar de un lado a otro.

—Sólo fue un pequeño incidente, no es nada.

Que mentira más patética.

—¿Hay más?

Supe a lo que se refería inmediatamente.

«Otro problema del que preocuparse»

No iba a dejar que eso pasara.

—No.

Disimuladamente bajé la manga de mi sudadera.

—No me mientas, Kayla.—Me miró por un corto segundo con gesto severo.

Se me secó la garganta. Ni si quiera pude responderle u oponerme cuando con dos simples zancadas se posicionó frente a mí y tomó mi brazo derecho. Poco tiempo después se dedicó a levantar la manga de mi sudadera con cuidado, dejando al descubierto las consecuencias más feas que había dejado el incidente de hace unas hora.

Solté aire.

—Pues sí, no es nada.— Dijo sarcástico bajando la manga rápidamente sin hacer nada más que sonreírme cínico—Dime.

«...no me quedaré para presenciar como se destruyen entre ustedes»

«Ella es un jodido peligro...»

La voz fría de Wess detuvo mis pensamientos.

—No sigas por ahí.— Sus ojos se concentraron únicamente en los míos cuando toma mi brazo con suavidad renovada. A pesar de que la tela separaba su mano de mi piel, el toque tiene un resultado bastante efectivo.— Ni por un maldito segundo pienses que esto es tu culpa. Estoy malditamente preocupado por ti, así que no desperdicies el tiempo pensando en ello cuando estoy al borde de perder los nervios.

Como dándose cuenta de algo muy tarde, tenso su agarre y luego volvió a soltarme.

No me quedó otra opción que contarle todo. A pesar de que explicarle las cosas se me hiciera difícil y  de que Wess estuviera dándome la espalda, supe—por el predominante silencio detrás de mis palabras.—Que me estaba escuchando. No sé si eso me alegró o si tensó un poco más el nudo en mi estómago.

Wess entrelazó las manos tras de su nuca.

—Tuve que romperlo.—Completé de manera práctica para finalizar con mi relato.

Un pensamiento estúpido de repente cruzo mi mente.

«Siete años de mala suerte»

Pues bien alguien tuvo que empujarme contra tres espejos diferentes porque la mala suerte la había tenido toda mi vida.

Parpadeo con una sonrisa sarcástica.

Gracias a lo que sea que está allá arriba.

—Hay un modo.—Soltó Wess de repente.

Mis cejas se elevaron repentinamente cuando salí de mi trance.

—¿Un modo de qué?

Se dio media vuelta quedando otra vez frente a mí y observé como se quitaba la bufanda y la chaqueta para poner las dos prendas sobre mí. Estaba tan sorprendida que me costó procesar lo que me dijo a continuación.

—Estás helada.— No me miraba todavía.—Hay un modo de saber quién es el que manda a los demonios a través de los espejos.

Esa frase logró traerme de vuelta.

—¿Es en serio?

Silencio.

—Sí.

Me dediqué a observar mis pies antes de formular la siguiente pregunta, por el tono de voz que Wess estaba usando para contestarme con monosílabos, deduje que había un gran "pero". Un "pero" que traía con él otra gran consecuencia.

Abrí la boca dispuesta a hablar. Solo que nada salió de ella ¿Realmente quería saber de qué se trataba todo esto? No, claro que no quería. De hecho se podría decir que prefería no saber de qué demonios se trataba. Ahora estaba bien, muchas gracias.

Decidí lo que haría en cortos segundos.

—Solo—Me aclaro la garganta, dudosa—...Con que me digas que todo saldrá bien tengo suficiente—Susurré.

Suspiré observando mis dedos antes de elevar la mirada y encontrarme a Wess completamente congelado en su lugar. Analicé detenidamente sus movimientos cuando centró su atención únicamente en mi rostro.

Se relamió los labios y vi como sus facciones se suavizaba de un momento a otro.

—Es en momentos como estos en los cuales no sé si mentirte o simplemente decirte la verdad.—Articuló mirándome desde su lugar.

Abrí mi boca para contestar cuando sin siquiera darme cuenta Wess ya me había tomado de la cintura con sus manos para envolverme en un cálido abrazo.

Al principio me quedé tan ida que mis dos brazos quedaron suspendidos a cada lado de mi torso, pero cuando mi cerebro volvió a funcionar correctamente no perdí el tiempo. Todo mi cuerpo se fue relajando de a poco a medida que acercaba mis manos a su nuca, justo donde comenzaba el nacimiento de su cabello. Sentí bajo mis dedos el estremecimiento que yo misma había provocar.

Escondí mi rostro en el hueco de su cuello e intenté escuchar su respiración ahora más relajada.

La acción logró arrancarle a Wess una pequeña sonrisa, quien paso sus manos bajo la chaqueta—su chaqueta— que ahora yo llevaba puesta.

—La próxima vez, marca todas las veces que sean necesarias hasta que conteste, estaré ahí tan pronto termines la llamada.

Sonreí cerrando los ojos cuando apartó unos cuantos cabellos que se había colado nuevamente en mi rostro. Estaba tan enfrascada en ese pequeño mundo, que cuando la puerta se abrió de sopetón se me salió el corazón por la boca. Pude sentir como el agarre de Wess se volvía más firme mientras noté como elevaba su cabeza para observar a alguien que se encontraba justo tras de mí.

—¡Naomi!—Escuché el grito de Heather a lo lejos.

Maldita sea.

Continue Reading

You'll Also Like

78.5K 3.5K 53
[T E R M I N A D A] E N E D I C I Ó N Tn Denbrough, nueva en Derry y con un gran sentimiento de culpa por haber sobrevivido al accidente que se llev...
2.9K 401 30
"I put my walls back up..." Marinette es una adolescente que junto a su mejor amiga Chloe viven en el pequeño pueblo de "Oak minds".En su estadía con...
9M 1.2M 37
[COMPLETADA] Libro II en la Trilogía Almas Perdidas. ¡Almas Perdidas: El nuevo mundo, está disponible en librerías! Puedes comprarlo accediendo al li...
70K 4.3K 31
¿Qué pasa cuando tu roommate es tu viejo amor de instituto? Tuvieron un corto pero inolvidable romance que podría volver a surgir al darse cuenta de...