Poisonous Rose (Larry Stylins...

By Fer_Tommo

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“—¿Tú en qué eres bueno, Harry? —Tengo la capacidad de destruir todo lo que se acerca a mí. —mencionó con una... More

Poisonous rose (Larry Stylinson)
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
MARATÓN 1/2 (CAPITULO 17)
MARATÓN 2/2 (CAPITULO 18)
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capitulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37.
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50. Final PARTE 1/2
Capítulo 50. Final PARTE 2/2
Carta de despedida del autor.

Capitulo 1

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By Fer_Tommo

Capítulo 1

Podía sentir cómo su corazón palpitaba con fuerza. Miraba el reloj nerviosamente y después elevaba la cabeza para seguir agradeciendo a todos los invitados que habían asistido a su boda.  —Muchas gracias, realmente aprecio demasiado que estén aquí. —mencionó él por milésima vez en aquella tarde.

Estaban todos aquellos fuera de la iglesia, esperando a que la novia llegara para comenzar la ceremonia religiosa. Habían asistido demasiados invitados, familia, amigos o simplemente conocidos. Todo estaba indicando que ese sería el mejor día de su vida, sin importar nada, ese día uniría su vida a la persona que él más amaba, Rose.

La iglesia era una de las más hermosas en Londres. Estaba situada justo en el centro de la ciudad. Adornada con flores blancas y la presencia de las personas, que iban vestidos dignos para la ocasión.  Afuera  había un jardín donde en esos momentos todos se encontraban y a pesar de que junto a ellos se encontraba una enorme avenida demasiado transitada, nada era lo suficientemente malo para arruinarle ese día.

Él iba vestido como todo un caballero elegante, llevando un traje color negro acompañado de una corbata rojo tinto. El cabello lo llevaba peinado hacia atrás y estaba perfectamente afeitado. Louis era una persona fría, bastante serio para mostrar sentimientos, sin embargo ese día se podía notar cómo sus ojos brillaban de emoción, cómo era demasiado evidente  que el amor que sentía por la chica era demasiado para no querer gritar de alegría porque al fin unirían sus vidas. 

Cerraba sus ojos y respiraba profundo, olvidándose por completo del mundo que lo rodeaba. Quería estar con ella, quería verla llegar a esa iglesia pronto. Quería que la noche de bodas llegara ya, deseaba que lo hiciera. El amor que sentía por esa mujer era algo que pensó que nunca lograría llegar a sentir. Ella era dulce, era hermosa, tanto física como sentimental mente. Pensó que a partir de ese día ya nada podría llegar a ser malo, que ningún problema, por más malo que fuese, podría llegar a hacerle sentir miedo, porque estarían juntos.

—Si no dejas de temblar los invitados pensarán que no quieres casarte con Rose. —Escuchó una voz a sus espaldas que reconoció al instante—. Tienes que tranquilizarte un poco. —mencionó su padre mientras lo giraba hacia él y comenzaba a acomodarle la cortaba.

—Sabes que si estoy temblando no es exactamente por eso. —Habló Louis y sonrió levemente—. Es que aún no puedo creer que por fin llegó el día.

El señor Tomlinson terminó de acomodarle la ropa, después lo miró de arriba hacia abajo y entonó una sincera y enorme sonrisa. —Ha llegado el día. —Miraba a su hijo con orgullo—. Después del día de hoy comenzarás una familia y yo sé que serás el mejor esposo, e incluso padre del mundo. Sé que sabrás cómo llevar a tu familia por el camino del bien, por el camino de Dios.

Louis había crecido en un ambiente muy religioso. Su padre y su madre siempre le habían enseñado que antes que nada estaba su religión. Lo llevaban a la iglesia, lo educaron con principios y sobre todo le dieron los mejor estudios que pudieron. Eran una familia de clase media alta, Louis era hijo único y era un orgullo para sus padres. Había apenas terminado su carrera de medicina, con una especialidad en la cardiología. Tenía 24 años y ya tenía la vida perfecta.

Su manera de ser era fascinante. Era como un libro cerrado y misterioso, frio y conservador. No mostraba mucho sus sentimientos y tampoco nunca había sido una persona muy social. Sin embargo tampoco lo necesitaba, le agradaba la soledad y además según sus teorías ya no necesitaba conocer más gente, pues había encontrado a Rose y con ella le bastaba.

—Y eso es gracias a ti, a ti y a mi madre. —Mencionó el chico y atrajo a su padre hacia su pecho para envolverlo en un abrazo—. Te prometo que cumpliré todos los planes que tienes para mí, no te defraudaré.

El hombre le dio unos golpecitos en la espalda mientras le correspondía el abrazo. —Estoy seguro de eso. —Se separó de su hijo y miró hacia los invitados—. Oh, mira. Allí está tu tía Elissa. Vamos a saludarla. —Señaló a una mujer de edad avanzada que vestía muy elegante y tenía un gran parecido con el padre de Louis, pronto éste comenzó a caminar hacia ella. 

—Vamos. —habló sonriente y cuando estuvo a punto de caminar junto con su padre, notó a un chico en la calle de enfrente y le fue imposible no mirarlo por un largo rato. 

Este chico era extraño, o al menos actuaba de manera extraña. Miraba a todos los invitados en la recepción, como si estuviera buscando a alguien en especial. Iba muy bien vestido, también de traje y corbata. Llevaba una rosa roja en una mano y la otra la llevaba dentro de la chaqueta. Algo extraño era que llevaba guantes negros a pesar de que se encontraban en pleno verano y el clima era calido.

 Éste no se había percatado de la mirada de Louis, pues parecía muy ocupado en su intento de encontrar a una persona. Era bien parecido, cabello rizado casi llegándole a los hombros. Tenía unos ojos grandes y unos labios con un color muy peculiar.

Louis pensó que seguro se trataba de algún amigo de su novia, que al parecer no estaba seguro de que esa ceremonia se tratara de  la misma a la  que él había sido invitado, pues su imagen lo hacía parecer una persona de su misma clase social.

No dudó ni por algunos segundos en ir hacia él y preguntarle si estaba buscando a alguien. Cruzó la avenida con grandes intentos ya que el tráfico estaba descontrolado y algunas personas conducían a altas velocidades. Continuó observando al chico de los rizos y se dio cuenta de que al parecer también estaba intentando no ser visto por ningún invitado, pues cada que alguien volteaba, él se escondía tras un poste de luz.

Caminó hasta él sin quitarle la mirada de encima. Le parecía increíble que el rizado ni siquiera se había percatado de él, pues su concentración en la recepción era intensa.   —Hola. —mencionó Louis cuando estuvo justo detrás de él.

Dio un brinquito por el susto y rápidamente se giró para mirarlo. —Ho… hola. —balbuceó mientras echaba la mano hacia atrás para ocultar la rosa. Parecía que se había puesto nervioso.

Louis notó la actitud poco común del chico, sin embargo sólo pensó que era tímido. —¿Puedo ayudarte en algo?

—No. —tragó saliva y pronto su cabeza comenzó a idear planes que lo sacaran de esa situación. Era demasiado peligroso que un invitado lo haya visto en el lugar donde estaba a punto de cometer su siguiente crimen, pero aún así tenía que hacerlo, pues ya había recibido una parte del dinero que le pagarían.

Encogió los hombros y volvió a intentar. —¿Estás seguro? Te he visto observando a mis invitados desde hace rato, ¿hay alguien a quien estés buscando?

—Sí. —Respondió al instante como la única salida que encontró. Si Louis llegaba a ver algo sospechoso en él sería hombre muerto, en un futuro éste deduciría que había sido él quien había cometido el crimen, sobre todo porque seguramente había notado la rosa que llevaba en las manos.

Harry no era un chico estúpido, sabía perfectamente cómo ejecutar su trabajo y salir completamente limpio. Sin embargo ese día habían demasiados invitados y era imposible ocultarse de todos.

—¿A quién?

—A la novia. —Sonrió para darle más confianza al hombre que le hacía aquellas preguntas—. He venido a traerle una flor. —Le mostró aquella rosa sin quitar la sonrisa de su boca—. Ella ha sido mi amiga desde hace tiempo y quería felicitarla, darle un abrazo y desearle la mejor de la suerte. —mintió, pero en eso era un perfecto experto.

—Oh, entonces eres amigo de Rose, me alegro. Pero no te quedes aquí, vamos, acércate a los demás invitados, no seas tímido. Supongo que a ella le dará mucho gusto verte cuando llegue.

—¿No ha llegado? —preguntó con demasiada  curiosidad. Claramente era a ella a quien buscaba desde un principio.  

—No, pero supongo que no debe de tardar.

—De acuerdo, de igual manera prefiero quedarme aquí. —Se alejó un poco de Louis—. No planeo quedarme a la ceremonia y tampoco quiero incomodar a nadie.  

—¿Estás seguro? —El rizado asintió con la mirada—. De acuerdo. Nos vemos y gracias por venir a felicitar a Rose, seguro que lo apreciará. —Lo miró por algunos segundos más antes de darse la vuelta y volver hacia la iglesia.

Le parecía muy tierno cómo el chico no se animaba a acercarse, pero tampoco le dio mucha importancia, pues en esos momentos tenía muchas más cosas en qué pensar. Continuó saludando a los demás invitados.

Por otro lado Harry se dio cuenta que la situación se había vuelto demasiado peligrosa.  Ese chico ya lo había visto, y sobre todo, había visto la rosa. Tal vez tendría que tomar un plan B y no utilizar la flor para matar a su víctima, pues sería muy obvio que había sido él.

Harry a comparación de Louis era un chico demasiado relajado, desvergonzado y no le importaba una mierda lo que tenía que hacer para conseguir lo que se proponía. Su trabajo le hacía sentir el poder en sus manos, lo hacían sentir como un Dios, pues era él quien tomaba las decisiones sobre la muerte de muchas personas.

Trabajaba para distintas organizaciones, carteles, políticos, empresarios, entre otros. Se había vuelto un hombre reconocido en el mundo del sicariato, pues sus métodos que utilizaba para deshacerse de sus víctimas eran impecables y pocas veces los médicos lograban saber a qué se debían las muertes.  

Estaba  consiguiendo todo lo que en su vida se había propuesto conseguir; dinero, poder y vida fácil.

El tráfico en la avenida cada vez se descontrolaba más, a grado de preocupar a unos cuantos invitados, pues los automóviles pasaban justo frente a la iglesia.

Louis volvió a mirar el reloj y se dio cuenta de que Rose iba tres minutos atrasada, no era mucho, pero aún así quiso asegurarse que de no estuviera pasando nada malo. Sacó su móvil y le marcó a su prometida impaciente por escuchar su voz.

—¿Louis? —Sonrió en automático al escuchar esas palabras. Todo su estomago se revolvió, manifestándose el amor.

—Hola, hermosa. No sé si te acuerdes, pero tenemos una cita el día de hoy y ya vas tarde…  

Obviamente lo recuerdo, tonto. E incluso ya voy llegando, puedo verte desde aquí… —Louis rápidamente miró hacia la avenida y comenzó a buscar entre los carros alguno que trasportara a su novia.

—¿En dónde estás? No puedo verte…

—Encuéntrame… —La llamada se cortó y éste aún continuaba con la sonrisa en la boca. Eso era lo que más amaba de ella, su forma de ser, siempre tan divertida y tierna.

Continuó mirando hacia los autos, intentando encontrar a la chica. Cada vez su corazón palpitaba más rápido y pensó que la emoción lo derribaría. Entonces la encontró, notó cómo ella se encontraba en el auto justo frente al último semáforo en rojo antes de llegar a la iglesia.

Ella sonrió y agitó la mano para saludarlo. El auto iba conducido por un chofer y ella se asomaba por la ventanilla de la parte trasera.

Y fue entonces cuando el tiempo se paralizó, y los segundos comenzaron a pasar como minutos. Louis escuchó un ruido, como muchos gritos de personas que parecían aterradas. Todo se movía tan lento y él continuaba observándola a ella, que de un momento a otro había cambiado su expresión de felicidad a una de miedo.  

Él giró su cabeza hacía el lugar a donde ella miraba y se encontró con un autobús descontrolado que giraba rápidamente por el carril contrario, pero iba en dirección hacia todos los carros que se parados en el semáforo.

Volvió a mirar hacía su novia con mucho pánico e intentó gritarle que corriera, que se alejara de ahí lo más rápido posible. Sin embargo todo pasaba muy lento, incluso su voz. Gritó lo más fuerte que pudo pero apenas logró mencionar una palabra, el autobús se estrelló contra todos aquellos autos, incluyendo en el que viajaba Rose.

Pronto pareció que todo comenzó a pasar en cámara rápida. Los autos comenzaron a chocar unos con otros gracias al impacto tan fuerte del autobús. El ruido que se escuchaba era tan fuerte que aturdía la cabeza de todos los horrorizados invitados que por desgracia estaban presenciando toda la escena desde la entrada de la iglesia. Autos incluso estaban encima de otros, muchos de ellos comenzaban a prenderse fuego.

Una nube negra se formó y fue imposible poder seguir viendo lo que ocurría. Se escuchaban miles de gritos aterrorizados. Se estaba viviendo el mismo infierno y decenas de personas habían quedado atrapadas en el lugar del siniestro.

En cuanto los ruidos de los autos chocar dejaron de escucharse, todas las personas que habían presenciado el accidente corrieron hacia los autos para intentar ayudar a los que se encontraban dentro de ellos. Eran aproximadamente 20 autos los que se encontraban en estado de emergencia grave, incluyendo el autobús de pasajeros que trasportaba demasiada gente y estaba completamente destruido.

Louis corrió como loco, buscando entre la nube de humo el auto donde viajaba su novia. Estaba totalmente desesperado, escuchaba llantos, gritos de auxilio entre muchas otras cosas que sólo lograban enloquecerlo más. Había personas sangrando dentro de los autos, algunas de ellas estaban fuera de ellos. La imagen era perturbadora, no había palabras para describirlo.

No lograba encontrar el auto de Rose, todo estaba tan negro y lleno de humo que le nublaban la vista, miró hacia una esquina y se encontró con el chico con el que había hablado unos minutos antes, el “amigo” de su novia.

Corrió hacia él rápidamente e intentó ayudarlo. Éste estaba prácticamente bajo un auto que se había salido de control y  había terminado atropellándolo, tenía la cabeza sangrando a chorros al igual que el pecho, tenía una parte del auto embonada a su cuerpo. Louis colocó sus dedos en el cuello del chico y notó que aún seguía vivo, pues tenía pulso.

—Hey, tranquilo. —Mencionó con la voz temblorosa para evitar que éste hiciera esfuerzos por moverse y se lastimara más—. Vas a estar bien, tranquilo. Tu corazón aún palpita… —El miedo lo derrotó y comenzó a llorar.

El chico de rizos asintió con la cabeza y poco a poco fue cerrando los ojos, pues comenzaba a quedarse inconsciente.

Se alejó de él para continuar buscando a su novia, pero simplemente no lograba encontrarla entre todos los pedazos de autos y cuerpos sin vida que inundaban el lugar.

Su día perfecto se había vuelto el mismísimo infierno en una fracción de segundo, y ahora tenía que afrontar la situación y ayudar lo más posible mientras comenzaban a llegar las ambulancias.

TWITTER: louisandharry_v

Ask.fm/larryisintheair

Valeria ha vuelto, papá. 

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