X-Men: Primera Generación ❤️L...

De GiovaPierceMikaelson

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Mutante, es el ser viviente que ha sufrido una transformación que lo ha conllevado a poseer increíbles dones... Mais

X-Men: Primera Generación ♥ La Mutante De Mis Sueños ♥
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Segunda Temporada!!
Sorpresa!

Capítulo 4

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De GiovaPierceMikaelson

Charles, Summer y Dominick se encontraban sentados en uno de los sillones ubicados en la sala de la que sería; la nueva integrante. La joven de cabello cobrizo les había ofrecido algo de beber, por lo que los tres se inclinaron a tomar agua. Así que Xavier, Bloom y Pattinson se hallaban ingiriendo el líquido de la vida mientras conversaban con la joven de ojos pardo, quien yacía sentada sobre un sillón individual frente a sus invitados.

— Así que, Claire... — dijo Charles.

— Llamame Laire. — interrumpió inmediatamente la joven — Claire suena muy formal.

— Laire... que curiosos, tus poderes. — decía Charles con el ceño fruncido, a la vez que tenuemente sonreía — ¿qué es lo que puedes hacer con ellos realmente?

Laire sonrió ante la pregunta, pues de alguna manera esperaba que Charles o Dominick se lo preguntaran. Al mismo tiempo, Summer miraba a su prima de manera pícara. Sabía que a Laire le gustaba presumir de sus talentos.

— Bueno, puedo ver los recuerdos, la memorias, y puedo ver también el futuro. E inclusive, puedo localizar a cualquier persona en donde sea, con sólo tocar un objeto perteneciente al individuo que selecciono. La razón por la que supe que Summer venía, fue porque no hay lazo más fuerte que me una a ella que el de la sangre. Y el mimetismo, vaya, supongo que la palabra lo dice, ¿no es así?

— En efecto. Entonces, absorbes el poder de la persona, y luego lo utilizas... ¿cómo haces eso?... ¿necesitas tocar a la persona para copiar su habilidad?

— No. Nada de eso. Lo hago por medio de la observación. Mis ojos observan mientras mi cerebro analiza, y así como así... sucede.

— Fascinante. — dijo Charles sin más.

Summer colocó su vaso con agua en una de las mesitas situadas al lado del sillón, a la vez que se levantó de aquel, mirando a su prima.

— ¿Vendrás? — preguntó Bloom, con una suave sonrisa dedicada hacía su familiar.

Laire miró a Summer mientras meditaba su respuesta. Aunque ya sabía que era lo que le diría exactamente. Pues sin dejar de observar a su prima, Laire esbozó con lentitud un gesto en sus labios y para cuando terminó de dibujarse en su rostro, evidenció una sonrisa. Respondiendo de esa manera, con un a la pregunta de Summer, a la vez que Charles y Dominick también habian entendido aquella mueca como una contestación positiva.

— Empaca. — dijo Charles, llamando la atención de las primas — Nos vamos.

Charles y Dominick salieron de la casa para esperar a Summer y a Laire en el auto. Y mientras Xavier y Pattinson esperaban a Bloom y a su prima, aquellas tenian una pequeña conversación mientras Laire hacía sus maletas.

— ¿Cuando falleció mi tía? — preguntó Summer con tenue amargura.

— Me parece que han pasado dos años. — dijo Laire sin más, al mismo tiempo que caminaba de un lado para otro, sacando prendas de los cajones para luego colocarlos en el equipaje.

Summer agachó la mirada, mirando diferentes puntos en el piso de la pieza, pues se sentía culpable de no haber estado presente cuando su prima perdió a su madre, quien era la única que le quedaba. Lentamente, elevó su vista y la fijó en Laire ladeando un poco su cabeza.

— Lamento no haberte apoyado como debí hacerlo. — le dijo Bloom, haciendo que Laire se frenara frente a una maleta, a la vez que depositaba sus ojos pardo en los luceros de su prima. Laire suspiró y caminó hasta Bloom para después envolverla en sus brazos. Pues apreciaba que se disculpara, aunque no fue su culpa el que ella se quedara sola. De igual manera, Laire, sabía que Summer ya había sufrido bastante como para todavía viajar hasta allí cuando de las dos, era Bloom la que había perdido más en el transcurso de los años. Y en realidad, no había nada que perdonarle una a la otra.

El cielo se tornó aún más oscuro y las nubles comenzaron a expulsar escasamente el agua de lluvia, mientras los estruendos se hacian presentes. Finalmente, Charles y Dominick observaron como Summer y Laire salian de casa, mientras ambas, cargaban maletas. Xavier abrió la cajuela con la palanca del mando de su auto. Bloom y su prima introducieron el equipaje en la parte trasera del coche, y después, se dispusieron a entrar en el. Charles encendió el coche y lo puso en marcha para luego, dirigirse hacía la mansión. Pero nuevamente, en el transcurso del camino, Summer comenzaba a recordar que en cuanto llegaran a casa sería ignorada por Charles, de nuevo. Y con certeza, esa historia se repetiría una y otra vez, cada día, mientras permaneciera en la residencia de aquel caballero. Y para ser sincera consigo misma, no quería vivir de esa manera. No entendía porqué, pero que Charles no le prestara atención la hacía deplorar, y no tenía una razón concreta para sentirse de esa manera. Sin embargo, tristeza y desesperación era lo que aquel desgraciado le hacía sentir. Y no podía vivir otro día de esa manera. De todos modos, ya tenian a Dominick y a Laire, y dos siempre seran mejor que una.

Mientras Charles conducía y era totalmente ajeno a los pensamientos de Summer. Esta estaba buscando con el mirar de sus ojos, una estación de autobuses con destino a: donde sea. A la vez que Laire y Dominick se hallaban sosteniendo una conversación muy fluída respecto a anécdotas de sus poderes en la niñez. La lluvia empeoró y se hizo un poco fuerte, sólo por el hecho de que ahora lloviznaba con más potencia. Cuando los cuatro mutantes se encontraban en el centro de Westchester, Summer localizó una parada de camiones rumbo al Condado Orange, y cuando notó que ni un carro venía tras ellos, alzó su puño haciendo un ademán que obligó al carro a pararse en seco, ocasionando que todos, inclusive ella, se agitaran violentamente dentro del coche. Charles, inmediatamente volteó a mirarla con una expresión de confusión e irritación en su semblante.

— ¡¿Qué haces?! — le cuestionó a Bloom en un tono de severidad, al mismo tiempo que Summer hizo un movimiento con la mano para que la puerta del auto se abriera para ella por arte de magia. Y sin responder a la interrogante de Charles, bajó del auto con rapidez, cerrando la puerta tras de sí, mientras él observaba con el ceño fruncido como la joven caminaba con determinación, alejándose del carro, a la vez que se percató de que Bloom se había bajado frente a una estación de autobuses. Charles recargó su nuca en el asiento de manera brusca, observó el techo del coche por un segundo y luego, agachó la cabeza al mismo tiempo que golpeó el volante con dureza mientras gruñía de coraje. Rápidamente, aquel se bajó del coche, sellando la puerta del auto de un portazo tras de sí.

Mientras que Dominick y Laire, miraban perplejas hacía el frente, y con los ojos abiertos como plato.

— Creo que estan un poco tensos. — opinó Dominick, quien no podía dejar de ver hacía delante, mientras que Laire, la observó de reojo luego de haber escuchado el comentario de Pattinson.

Charles caminó con velocidad, mojado de cara, ropa y cabello por culpa de la lluvia, hasta adentrarse en un largo tunel que supuestamente al final de aquel, estaba la entrada a la oficina para solicitar un pasaje de autobús. Y a varios metros de él, yacía Summer, caminando entre tanta gente y evidentemente decidida a marcharse. Pero Charles no lo permitiría. La gente que rodeaba a Bloom se desvaneció y eso la hizo frenar su caminar, a la vez que fruncía el ceño desorientada por aquella escena.

— ¡¿Cuál es tu problema?! — preguntó Charles, haciendo que la severidad de su voz hiciera que Summer se diera media vuelta con rapidez para verle. Luciendo igual de empapada que él — ¿te irás?, ¿no querías pertenecer a algo?, ¿acaso no querías estar con quienes eran igual que tú? — cuestionaba con el semblante enfurecido, mientras se acercaba a Bloom.

Y aquellas interrogantes lanzadas con firmeza y dureza por parte de Charles, quien ya no era absolutamente nada de Summer, hicieron enojar a la joven de tal manera que caminó con paso pesado hasta situarse frente a él.

— ¿Cómo te atreves?... — le dijo furiosa — ¿cómo te atreves a decirme eso si eres tú quien no me quiere cerca?

Charles enmudeció luego de oír a la joven. Tenía un argumento para debatir eso, pero siendo honesto, no quería expresarlo. Evidentemente no era que no la quisiera tener cerca, pues si se trataba de eso, era todo lo contrario. Xavier relajó su rostro, pero su frente aún permanecía suavemente arrugada.

— No es eso... — reveló, mirando los luceros de la joven — no es que no te quiera cerca.

Summer bufó, y sonrió mientras aún permanecía molesta.

— No puedo creer que digas eso siendo que tus acciones demuestran todo lo contrario. Al menos dime la razón de ese comportamiento. — exigió.

— No puedo... lo siento pero no.

Summer abrió sutilmente la boca y se mostró todavía más enfada. No iba a recibir una explicación siquiera, y eso la hizo estallar. Acortó la distancia que había entre ambos y comenzó a golpear el pecho de Charles con el dorso de su mano, mientras que aquel, la observaba con seriedad mirando hacía abajo, pues él era un poco más alto que ella.

— ¡Eres un idióta!, ¡te detesto!, ¡ojala jamás te hubiera conocido!...

Y la calló sellando sus labios en un beso tierno mientras los ojos de ambos se cerraron, a la vez, las manos de Charles la tomaron de los brazos para traerla hacía él y frenaron aquellos golpes lanzados en su contra. Pero aquel acto no duró mucho, ni se intensificó, pues Charles reaccionó recordando que ella estaba interesada en su amigo Erik, y no en él. Xavier se separó con lentitud, al mismo tiempo que ambos abrieron sus ojos con rapidez. Charles lucía serio, mientras que Summer se mostraba sorprendida y confundida.

— Tenía que hacerlo... al menos una vez. — dijo con serenidad, viendo como los ojos de Summer, comenzaban tenuemente a llenarse de agua. Él se dió media vuelta, y comenzó a caminar por donde vino. A la vez, que las personas volvieron a aparecer alrededor de Summer.

Dominick y Laire vieron a Charles regresar sólo. Este subió al auto y respiró profundo mientras se pasaba una mano por la cabeza.

— ¿Y Summer? — preguntó Dominick. Charles agachó la mirada, y luego fijó su vista al frente.

— Creo... creo que tomará un autobús. — encendió el auto, y justo antes de arrancar, Summer abrió la puerta del coche y entró en el, provocando que todas las miradas se dirigieran hacía ella. Bloom miró seriamente a Charles, a la vez que él ya le observaba, y soltó un suspiro.

Charles no se atrevió a decir nada. Lo único que hizo fue fijar su vista al frente y poner en marcha su auto. Mientras que Dominick y Laire volteaban a verse confundidas por aquella escena. Los cuatro mutantes arribaron a la mansión cuando estaba la puesta de sol. Al aparcar el auto afuera de la residencia, los demás mutantes salieron a recibir a las nuevas integrantes.

Dominick y Laire salieron del coche, mientras que Summer y Charles permanecieron adentro del vehículo. Bloom observaba de manera seria al joven Profesor, mientras que aquel no se atrevía a corresponderle la mirada, así que la vista de este estaba fija hacía el frente. Y mientras ellos dos tenían sus problemas, a Havok se le presentaba uno. Pues al cruzar el umbral del portón de la mansión, sus pupilas se expandieron de modo hechizante al ver a unos metros y frente a él, una joven mutante recien llegada, y que en ese instante le había cautivado desde antes de que aquella, cruzara palabra con el rudo; Alex Summers.

Pues evidentemente el joven rubio, había quedado encantado, quizás por el rostro, o tal vez por el brillo en los ojos de aquella, pero ciertamente, le gustaba lo que contemplaba, y esa era Laire.

Summer quitó su vista de Charles, agachando su mirada, mientras que aquel seguía sin dedicarle siquiera una simple ojeada. Ella suspiró para después abrir la puerta del auto y salir de el. Notando repentinamente que la lluvia había sesado. Al descender del coche, cerró la puerta tras de sí e inmediatamente se encontró a Erik plantado frente a ella.

— ¿Qué te pasó? — preguntó Lenhsherr, observando con la frente arrugada y el ceño fruncido, al notar que Summer tenía el cabello desarreglado, evidentemente por la lluvia, al mismo tiemo, percibió que su ropa yacía un poco húmeda por lo mismo seguramente.

— No me pasó nada. — decía Summer con una sonrisa forzada, y de alguna manera, luciendo ligeramente triste.

En ese instante, se escuchó la puerta del auto cerrarse con tanta violencia que Summer dio un pequeño brinco del susto, a la vez que volteó con rapidez en dirección de donde provino aquel portazo. Charles había salido del coche, y aunque no miró a Bloom fijamente, ella pudo apreciar que aquel reflejaba enfado en su semblante. Sin decir nada, Charles pasó por un lado de Erik y Summer, para luego seguir su camino con paso firme hasta adentrarse en la mansión. Y la única que había percibido aquella rabia en el rostro de Charles, era Summer, quien no le quitó la vista de encima hasta que el joven Profesor se perdió tras el portón de la residencia ante los ojos de Bloom.

Erik alzó una ceja y se percató de que la joven de cabellera negra se hallaba perdida, y que actuaba de una manera inusual.

— ¿Estás bien? — cuioseó Erik, haciendo que su pregunta hiciera reaccionar a Summer de golpe.

— Eh, sí. Claro que sí. — respondió con rapidez y ligero nerviosismo.

— ¿Segura?

Summer agachó la mirada e inconscientemente sonrió ante la tenue, pero notable preocupación que Erik sentía por ella. Esta levantó la vista y la clavó en los ojos de Lenhsherr, al mismo tiempo que una de sus manos cogía una de las de él.

— Segura. — Sonrió y luego mandó su vista al piso al mismo tiempo que su gesto se borró tan rápido como fue esbozado.

En ese instante, Hank, Banshee, Havok e inclusive Raven, se acercaron para recibir y ayudar con el equipaje a Laire y a Dominick.

— Hola — saludó alegremente, Raven a las dos nuevas mutantes, a la vez que Dominick y Laire voltearon a mirar a los cuatro mutantes.

— Hola — dijeron ambas de manera contenta.

— ¿Quieren ayuda con el equipaje? — preguntó Banshee.

— Por favor. — pidió Dominick.

Banshee tomó las maletas de la joven de rayos azules y las bajó de la cajuela para luego dirigirse hacía la mansión. Laire iba a tomar una de sus maletas, pero antes de que aquella pudiera tocarla, una mano masculina tomó el equipaje de la asa sorprendiendola, al mismo tiempo que dirigió su vista hacía la persona que había tomado su maleta, y para su sorpresa se trataba de un joven de cabello rubio y semblante serio. Aquel le dedicó una mirada rápida, y cogió las maletas de Laire sin mirarle de nuevo. Él rubio se alejó de la castaña cobriza y se encaminó en dirección hacía la puerta de la mansión al lado de sus compañeros, mientras que la joven, lo miraba parpadeando de manera perpleja, pues ni siquiera se presentó con ella ni nada por el estilo. Aquel se dio media vuelta mientras seguía caminando, y la observó para decirle:

— ¿No piensas venir? — Le dijo a Laire en un tono serio. A lo que ella no respondió nada, pues solamente se limitó a caminar con velocidad hasta situarse al lado de él.

Y más tarde, cuando la noche gobernaba el cielo. Todos los mutantes, a excepción de Charles, Erik y Summer, se encontraban en una de las salas de la mansión. Sentados en la alfombra y alrededor de una mesa pequeña de madera, la cual, sostenía en su superficie; botellas de vino y whiskey, servidos en copas de cristal para cada uno de los integrantes X.

— Entonces... ¿eres prima de Summer? — curioseó Banshee.

— En efecto. — contestó Laire.

— Bueno, parece que no eres como ella... — dijo Raven, captando la atención de todos los presentes.

— ¿A qué te refieres con que no soy como ella? — preguntó Laire alzando una ceja, mientras se mostraba intrigada por aquel comentario lanzado por la rubia.

Raven negó con la cabeza mientras sonreía.

— No es nada... olvida lo que dije.

— ¿Y tú puedes hacerte invisible? — le preguntó Hank a Dominick.

— Por supuesto. — dijo en una dulce sonrisa.

— Muestranos.

Los mutantes guardaron silencio y clavaron sus ojos en Dominick, ansiosos por presenciar una demostración de su habilidad. Dominick sonrió de manera pícara, y segundos después, desapareció como por arte de magia frente a su público, ocasionando una mirada de sorpresa y una sonrisa al haberse desvanecido. Luego, volvió a aparecer.

— Impresionante. — le elogió Hank, con una sonrisa dibujada en sus labios.

— Y tú, ¿cuál es tu poder? — preguntó Dominick al científico, a la vez que la sonrisa de aquel se esfumó tan rápido como escuchó aquella interrogante. Pues era bastante obvio que Hank no estaba del todo contento por aquella habilidad que se le había otorgado. Más bien, estaba avergonzado de ella.

Ninguno de los presentes quizo decir el don del científico, pues sabian cuanto le incomodaba hablar de dicho tema. El silencio se volvió incómodo, tanto que Dominick se dijo a sí misma que hubiera sido mejor no preguntar. Alex, quien percibió que nadie hablaría, decidió ser él quien diera a conocer el talento de Hank.

— Tiene pies de mono. — dijo sin más, mientras le dió un sorbo a su copa con whiskey, mientras que todos notaron como Hank agachaba la cabeza, notoriamente apenado porque Havok le reveló a las féminas aquello que tanto odiaba de sí mismo.

Nadie se atrevió a decir nada. Sin embargo, alguien entre ellos no pudo ignorar el hecho de que Hank fue de alguna manera humillado, aunque realmente no tenía porque avergonzarse, pues si esa era realmente su habilidad; algún día terminaría salvandole la vida. Laire, rotó su cabeza y fijó sus ojos en Alex, mirandolo con ligero disgusto por haber degradado a Hank en su presencía. Ya que si había algo que Laire no soportara, era que la gente ofendiera a otra cuando esta, parecía no romper ni un plato.

— Eso fue muy grosero de tu parte. — dijo la joven de melena castaña cobriza, a la vez que todos depositaron su sorprendida vista en ella, y luego, la colocaron en Havok, esperando que este le respondiera de una forma no muy impertinente.

Havok clavó sus ojos azules en los luceros pardo de Laire, mirando a aquella con seriedad a la vez que podía sentir como las miradas de sus compañeros yacian enterradas en él. No sabía el porqué, pero no iba a contradecirla, y no iba ofenderla, si no todo lo contrario.

— Entonces me disculpo por ello. — dijo sencillamente.

Y luego de que todos fueron oyentes de la disculpa del rubio, voltearon a mirarse con el rostro lleno de confusión mezclado con sorpresa, salvo Dominick y Laire, quienes en ese momento eran ajenas al comportamiento tan rudo y rebelde de Alex. Pues Hank, Raven y Banshee distinguian a Havok por ser casi siempre frío, y no pedir nunca jamás una disculpa.

Y mientras ellos de algun modo se divertian. Charles, Summer y Erik trataban con sus delicados asuntos.

Summer, quien ya tenía su cabello tan fresco y bien peinado como siempre, pero que en ese momento se hallaba en una linda pijama de pantalón y una blusa de tirantes entallada, se encontraba en uno de los pequeños balcones de la mansión. Estaba sentada en el barandal de la terraza mientras sus luceros miraban hacía la estrella más grande en medio de la noche: la luna. Y al hacerlo, aquel hermoso brillo lunar la transportaba mentalmente a ese beso que le fue robado por Charles. Una y otra vez la imagen era recapitulada en su cabeza, y al recordarla, sus mejillas se encendian con un calor que recorría ardientemente sus carrillos. Estaba tan sumida en sus pensamientos que ni siquiera notó que Erik se acercaba a ella.

— Sabía que te encontraría aquí. — dijo Erik con serenidad, llamando rápidamente la atención de Summer — Me lo imaginé puesto que no estabas con los demás, ya sabes, bebiendo.

Summer sonrió con suavidad, mientras observaba el rostro de Lenhsherr.

— Me encantaría estarlo, pero, Raven está allí. Y sabes perfectamente que no puedo estar a menos de un metro de ella. Eso la enloquece.

Erik asintió, de modo que estaba muy de acuerdo en lo que Summer le decía. Y luego, se colocó al lado de ella.

— ¿Sabes? Te has visto muy pensativa desde que llegaste con Dominick y Laire, y al juzgarte por el tiempo que he vivido contigo, que no ha sido mucho, sin embargo ha sido suficiente, puedo decir que algo te tiene intranquila, ¿no es así? — decía en un tono serio. Y esa suposición por parte de Erik debía ser correcta, pues con sólo oírla, Summer, arrugó su frente y meditó su respuesta, la cual, era un rotundo , pero de igual manera no se lo podía decir a Lenhsherr. Debido a que seguramente la ostigaría y al final ella tendría que confesarle aquel beso tan inesperado que la ha obligado a recordar aquella escena más de una vez.

— No. — mintió, a la vez que le sonrió con ternura — Sólo, son cosas de mujeres.

— Oh, entiendo.

Summer volvió a depositar su miraba en la luna, mientras que Lenhsherr la miraba. Y ante los ojos de este, ella lucía perfecta. Los rayos lunares la iluminaban mientras su piel era inspirada por ellos. Y su perfil se notaba lindo y delicado, tanto que para Erik, apreciar a Summer de esa manera sólo hacía que la atracción que él sentía por ella se intensificara más. Honestamente, él ya no podía resistirse al deseo de conocer el sabor de esos labios. Eso era todo lo que quería al menos. Degustar su boca. No quería más. Así que en un acto de suma curiosidad, Erik acortó la distancia entre ambos y colocó su mano alrededor de la espalda de Summer, a la vez que la otra la situaba debajo de sus rodillas. La cargó en sus brazos y la bajó, situandola frente a él tan rápido que para ella, haber sospechado lo que haría fue tan tarde que cuando lo supo, fue porque sus labios ya estaban unidos con los de Erik. Él era más fuerte que ella, y negarse no era una opción. Así que ambos sellaron sus ojos, mientras que Lenhsherr la llevó hasta su pecho con ambas manos, apretándola contra este, mientras él se hallaba inclinado por la diferencia de tamaños, a la vez que Summer, había colocado sus manos en el pecho del hombre. Y ninguno de los dos se atrevió a vigorizar el beso.

En ese instante, un joven de ojos azules y cabello castaño iba pasando infortunadamente por un pasillo que daba justo a la pieza en donde se hallaban Summer y Erik. Charles, caminaba con determinación por los amplios corredores de su hogar, hasta que por casualidad, gira su cabeza con delicadeza y dentro de una habitación, mira con claridad a Summer y a Erik en una escena que lo dejó sin habla, y le hizo frenar en seco su caminar, a la vez que su rostro se tornó ligeramente entristecido.

Repentinamente, Summer recordó el beso de Charles y por un momento, se sintió culpable por estar besando a Lenhsherr siendo que aún no aclaraba las cosas con el Profesor. Así que ella se separó de Erik con rapidez, a la vez que Charles retrocedió y se pegó de espaldas a la pared; suspirando mientras cerraba sus ojos con fuerza. Bloom giró su rostro y observó los pasillos que se hallaban fuera de la habitación. Ella comenzó a caminar hacía la salida de la pieza, y Charles, al escuchar el sonido de unos pasos acercárse hacía el umbral, abrió sus ojos y salió corriendo con tanta velocidad que alcanzó a abrir la puerta de otro cuarto para luego entrar en el, mientras que Summer, se detuvo bajo el marco del portón, mirando con minuciosidad de un lado a otro. Pues presintió que alguien les había visto a Erik y a ella en una escena que sinceramente no quería que nadie viera. No después de lo que pasó con Xavier.

Charles se sentó lentamente en la cama de la habitación en la que se encontraba, sin todavía poder procesar lo que había visto hace un momento. Respiraba entrecortado mientras el contorno de sus ojos se tornaba colorado, a la vez, que sus luceros empezaban a cristalizarse por el agua que comenzaba a salir de los lagrimales. Charles se llevó una mano al ojo, y se limpió el agua antes de que aquella se deslizara por su mejilla. Y al observarse los dedos, descubrió que eran lagrimas. Las cuales, habian emergido por ver juntos a Summer y a Erik. Y luego, Charles sonrió, tanto que su sonrisa fue la que originó una suave risa mientras sus ojos brillaban de tristeza.

— Ahora comprendo. — se dijo a sí mismo.

Erik caminó con tranquilidad hasta colocarse tras las espaldas de Summer, quien continuaba parada bajo el marco de la puerta, observando hacía todos lados.

— ¿Qué pasó? — preguntó Erik con serenidad.

— Sentí que alguien nos observaba. — respondió sin mirar a Lenhsherr.

— ¿Te importa?

— ¿Qué cosa? — lanzó la pregunta al mismo tiempo que se dio media vuelta con rapidez para ver a Erik de frente.

— Que nos vean... ya sabes.

— Eh... pues, no. No, claro que no. — dijo tenue nerviosismo.

Erik redució el especio entre él y Summer, acercándose lentamente hacía ella. Se plantó frente a Bloom y la miró con seriedad mientras que aquella, observaba con detenimiento los luceros de Lenhsherr. Él caballero, se inclinó hacía adelante, aproximandose a Summer. Un acto que paralizó a la joven de pies a cabeza, pues ya se imaginaba el porqué del avance de aquel hombre. Y un instante después, los labios de Erik oprimieron los de Summer. Pero fue un beso tan suave, y tan delicado que solamente duró unos cuantos segundos. Pues Lenhsherr se separó de Bloom, mirando como a la bella joven, le brillaban los ojos mientras sus mejillas se mostraban tenuemente enrojecidas.

— Buenas noches. — dijo Erik sin más, y se alejó de ella. Seguramente caminando rumbo a su habitación.

Mientras que Summer, se pegó de espaldas al marco de la puerta, notándose fastidiada y muy confundida. ¿Qué acaso hoy era el día de besar a Summer? ¿O simplemente Charles y Erik competian por ver quien era el que más la confundía? Se decía mentalmente a sí misma.

Se supone que había querido vivir en la mansión de Charles porque se suponía que quería ayudar a acabar con Shaw. Eran ideas y planeas en los que estaban de por medio sus poderes, no sus sentimientos. Ahora se sentía desorientada y no sabía por quien inclinarse. Ni siquiera sabía si debía elegír. Aún no hablaba con Charles, y no estaba segura de si debería hacerlo ahora. Pues el beso de Erik le causaba estragos en la mente y no lograba concentrar su poder para bloquear sus pensamientos. Eso quería decir, que para Charles le sería muy fácil saber lo que Summer pensaba en estos momentos, y para ser honesta no podía dejar que el joven Profesor se enterara de aquel percance que tuvo con Lenhsherr. Además le haría ver mal. Y ya de por sí, Charles, no le hablaba muy bien. Así que optaría por guardar ambos secretos, sin decirle nada al otro hasta que las cosas se aclararan por sí solas.

Finalmente, el día había culminado. Ahora, todos los mutantes permencían recostados en sus camas; unos sumergidos en el mar de los sueños, mientras que otros no podían siquiera cerrar los ojos. Charles, permanecía acostado sobre su cama mientras veía fijamente el techo. El contorno de sus ojos todavía se notaba colorado, y eso se debía a que había estado llorando. Y fue esa sensación de tristeza la que iluminó a Charles haciendole saber que estaba enamorado de Bloom. Lo sabía, porque a sus 26 años, no había existido una chica por la cual derramara una lágrima de esa manera, hasta que la conoció a ella. La gran diferencia que había entre él y Erik, era que Charles era mucho más blando y sensitivo que Lenhsherr. Y justo en esos momentos, aquel joven maldecía poder sentir el sufrimiento de ese modo. Ahora, con el hecho de que Summer no se marchó de la residencia, iba a tener que tratarla y lidiar con ella fingiendo que todo se encuentra bien. Iba a tener que verla todos los días y sostener en su cabeza aquella imagen en donde ella estaba besando a Erik, mientras que él, tenía que esforzarse en ignorar esa escena para no quebrarse en pedazos. Ahora se sentía como un idió*ta por haberse atrevido a besarla. Más no estaba arrepentido de haberlo hecho. Pues por lo menos, nada ni nadie podía arrevatarle aquella sensación de felicidad que invadió su corazón cuando sus labios tocaron los de Summer.

Y si no la tenía a su lado, al menos ese recuerdo permanecería en su mente, y en su corazón para siempre.

La noche transcurrió en un abrir y cerrar de ojos. Pues a la mañana siguiente, en cuanto el sol alumbró la mansión con sus rayos dorados, todos los jóvenes se hallaban despiertos y listos para recibir su entrenamiento; vistiendo pants y tenís para la ocasión.

Hank había progresado bastante. Y lo había hecho desde que Summer le había señalado a Charles que el científico correría mucho más rápido si lo hacía descalzo. Y ese logro hizo que el joven Profesor se sintiera feliz por la considerable mejora.

Luego estaba Banshee. Hank había diseñado un traje especial para Sean, el cual funcionaba por medio de las ondas que lanzaba por la boca. Segun el cinetífico y Charles, eso lo ayudaría a volar. Pero esta vez no se atrevieron a lanzarlo por la ventana, si no desde una altura mucho más elevada. Quizás pensaron que el vértigo producido por increíbles alturas lo auxiliaría para lograr el objetivo. Charles, Erik, Summer y Banshee se hallaban en lo alto de una inmensa antena parabólica.

— Hazlo. — le dijo Erik a Sean, a la vez que todos miraban el fondo del avismo, esperando que Banshee fuera a salir vivo de esa, mientras este, no estaba para nada seguro de hacer tal acto tan suicida.

— Tienes que hacerlo. — indicó Charles — Sólo así sabremos que el traje funciona.

— La verdad, no creo que sea buena idea. — opinó Banshee nervioso.

— No tengas miedo. Si te atemorizas hay menos posibilidades de que lo logres. — explicó Charles.

— Es que...

Summer rodó los ojos, fastidiada de que Banshee dijera pretextos para no lanzarse al precipicio. Así que con rapidez, Bloom empujó a Sean, al mismo tiempo que todos fijaron su vista en el joven mientras descendía. Y para su sorpresa, Banshee utilizó su habilidad dando por hecho de que aquel traje había sido todo un éxito.

Mas tarde, Charles puso aprueba otro traje diseñado por Hank. Aquella indumentaría era especial, y estaba hecha para Havok, pues en el pecho del ropaje había un dispositivo en donde se concentraría su energía, y a la vez, saldría disparada de allí. El joven Profesor colocó un maniqui en medio de él y de Maccoy. Advirtiendole a Alex que ni él ni Hank se moverían, así que por favor, esperaba que no fuese a fallar porque quería seguir viviendo. Havok no estaba seguro en lo absoluto, pero luego, escuchó a Charles decirle que confiaba en él, y eso fue suficiente para poner aprueba el traje. Pues al hacer uso de su poder, su energía dio en el blanco. Haciendo que aquella prueba finalizara con sonrisas victoriosas en los rostros de los caballeros.

Charles decidió que la pruebas terminaran después de Havok, y avisó que mañana continuaría con el entrenamiento, pues aquel no podía seguir más el día de hoy. Los entrenamientos, las pruebas y sus asuntos personales lo tenían fastidiado. Pero si alguien quería entrenar por su propia cuenta era totalmente libre de hacerlo. Y así como así, la tarde les quedó libre a los jóvenes mutantes.

Laire se hallaba caminando por los extensos corredores de la mansión. Estaba determinada a dirigirse hacía su pieza. La cual, desde los lejos podía ver un objeto tirado justo frente a su puerta. Al acercarse más, notó que era un ramo de flores amarrado con un listón rojo, muy seguramente aquel detalle fue cortado de los jardines de Charles. Se inclinó y tomó el ramo con sus manos, al mismo tiempo, averiguó quien le había dejado tan hermoso presente en las afueras de su habitación por medio de su don. El color pardo de sus pupilas se expandió por ambos ojos, mientras su mente indagaba en busca de la persona que le había obsequiado las flores. Fue ahí cuando obtuvo una visión clara. Miró a Havok en los alrededores de la mansión cortando y recolectando flores. Luego, observó una escena en donde Raven le entregaba un listón, y al final, contempló cuando el rubio caminó hasta su pieza y colocó las flores frente al portón. Después, la visión finalizó y las pupilas de la joven volvieron a su normalidad, a la vez que sus labios ya esbozaban una delicada sonrisa.

— ¿Esa sonrisa significa que te han gustado? — preguntó Havok unos metros lejos de Laire, vistiendo con pantalón de mezclilla, una camisa negra y tenís oscuros, al mismo tiempo que su pregunta hizo que aquella ladeara rápidamente su cabeza para mirarle.

— Son preciosas. — respondió con sincera alegría — Gracias.

— Tengo entendido que el Profesor no nos hará entrenar más por el resto del día... — Laire asintió, pues aquel estaba en lo cierto — y, hay más flores de esas allá afuera... si tu quisieras podría enseñartelas. — se metió las manos a los bolsillos, mientras miraba fijamente los luceros pardos de la joven.

Laire reprimió un suspiro y asintió con la cabeza.

— Oh, sólo espera aquí, ¿quieres? — le indicó a Alex, mientras aquella abría la puerta de si habitación y entraba en esta colocando las flores sobre su cama. Para después, sacar cientos de prendas de su cajones y probarselas con rapidez. Al final se inclinó por un jeans, una blusa de mangas largas en color azul y unos tenís negros de la marca converse.

Laire salió de su habitación y miró a Havok todavía esperandola. Aquella cerró la puerta de la pieza tras de sí y caminó hasta situarse al lado del rubio. Aquel le miró con una apenas notable sonrisa, a la vez que la joven le correspondió el gesto. Y luego, ambos comenzaron a caminar por el corredor con destino a conocerse mejor.

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