“Esto no puede acabar así”
Alejandro seguía en shock, no podía creer que la empresa de su padre ya no le pertenecía. Por tantos años, pusieron mucho esfuerzo su padre y su madre. La magnífica empresa significaba el gran empeño que sus padres le habían puesto.
Él no podía perderla fácilmente, no podía dejar que alguien más tomará el esfuerzo de tantos años. Sabía que era el culpable, pero, no quería que fuera castigado de esa manera.
Podía esperar todo, menos perder lo más preciado para él. Ahora podía comprender lo importante que era la empresa. Que lástima que esto estaba siendo demasiado tarde.
— Me niego a que esto haya pasado.
Alegó Alejandro enojado.
— Sucedió y punto, esta reunión ha concluido todos pueden regresar a sus puestos.
Indicó Katerin levantándose y dirigiéndose a su oficina.
— Espera, tú me tienes que explicar, no puede ser cierto, yo...
Bramo Alejandro siguiendo a Katerin.
— Es la verdad, creelo, tú mismo refundiste a tu empresa en la quiebra, y yo solo la vine a restaurar. ¿Qué hay de malo con eso?
Respondió irónicamente, mientras se sentaba en su silla.
Alejandro no podía con los sentimientos que dentro de él se estaban debatiendo, simplemente no podía aceptar esto. Lo que ella estaba haciendo con él, simplemente era inaceptable.
— Sé que hice mal uso de los recursos de la empresa, pero...
Katerin lo miró con molestia, ella sabía lo que esta empresa significaba para su familia. Ella que había estado junto a aquel respetable hombre, que hizo hasta lo imposible para que ella se sintiera cómoda tanto en su hogar como en su empresa.
A ella también le causaba ira que Alejandro hubiera sido demasiado tonto como para perder algo tan preciado para su familia. La empresa simbolizaba toda la dedicación que sus padres pusieron, y él había tomado en juego esto. Ahora venía en papel de hijo indignado, como si le hubieran robado algo que él mismo se encargó de perderlo.
— Pero, ¿qué? Tú eres el único responsable, no supiste manejar la empresa, tu mayor error fue correrme, digo, correrla a ella.
Lo confrontó Katerin un poco nerviosa.
—¿Que dijiste?
Preguntó Alejandro confundido.
Katerin se había dejado llevar por la emoción del momento, por un segundo se había olvidado de quién era y con quién estaba hablando. Cuando se dio cuenta, ya había cometido un grave error.
— Nada, sal de mi oficina, que tengo muchas cosas que hacer.
Respondió Katerin nerviosa, tratando de recuperar su compostura.
Alejandro salió enojado de la oficina, aunque con sospechas del por qué ella había dicho eso. ¿Acaso Katerin era en verdad Gyuri?
Esas dudas rondaban en su cabeza.
De pronto, se le vinieron a la mente, recuerdos.
Y se le hizo muy raro que tenga muchas similitudes con Gyuri.
Por ejemplo, las dos eran muy inteligentes para los negocios, no le extrañaba que supiera inglés y otros idiomas ya que era muy lista.
Aunque no se parecieran de vista, en la actitud si lo eran.
Pero, eso no era todo, él bien sabía que no la había tratado de la mejor manera, y estaba seguro que todo esto era una trampa para vengarse de él. Hasta ahora lo comprendía todo, se dejó engañar fácilmente. Ahora se daba cuenta de lo estúpido que había sido.
— No, no puede ser, ella no es, no puede ser ella, estoy equivocado.
Se dijo a sí mismo, se negaba a aceptar ese hecho. Sin embargo, su mente le gritaba lo patético que había sido.
Mientras estaba en su oficina, logró escuchar como unos pasos pasaron y entraron a la oficina de ella.
Él se acercó para escuchar quién era.
— Katerin, ¿Cómo estas?
Dijo una voz masculina que estaba seguro de quien era.
— Yo.... Yo casi me des......
La escuchó decir llorando.
— Oh, está bien, ven, todo estará bien, ya lo verás.
Escuchó que le decía con cariño.
Después, ya no pudo escuchar nada.
Eso que había escuchado le dió más dudas y más pruebas de que ella era en verdad Gyuri Reynosa, su ex esposa, a la que despreció y corrió de su casa.
Ahora ella estaba aquí, por él. Quien había sido el único causante de esto, tal vez su padre había tenido razón en casarlo con ella.
Tal vez su mayor error fue haberla echado a un lado y despreciado.
Ella tan sólo lo amaba incondicionalmente. El problema fue que él no la amaba.
— Esto se tiene que solucionar muy pronto, yo debo...
Se dijo para él mismo con decisión, dispuesta a encarar en este preciso momento a Katerin.
De una vez por todas quedaría resuelto este problema, estaba listo para actuar hasta que...
— Buenas tardes, ejecutivos, distinguidos empleados. Nos dirigimos por este medio, para invitarlos a una fiesta que se realizará hoy a las 10 pm, con motivo del mejoramiento de la empresa, esperamos contar con su presencia en el hotel star, salón Shannon, sin más que decir, gracias por su atención.
Anunció alguien por los alta voces.
Alejandro esbozo una gran sonrisa, una brillante idea se le había ocurrido y esto era una perfecta oportunidad.
— Perfecto, hoy la confrontaré para que me diga toda la verdad.
Dijo Alejandro confiado.
Katerin tenía las respuestas a sus preguntas, y él estaba seguro de obtenerlas, así fuese como fuera. Lo debía conseguir.
Si ella en realidad era Gyuri, lo iba a descubrir pronto, de eso estaba seguro.
Poco a poco, todos comenzaron a irse, la gran gala sería esta noche. Katerin había sido buena con ellos y les dio tiempo para que se prepararán.
Alejandro con gran entusiasmo se preparó, hoy tenía una gran noche por delante. Estaba dispuesto a desenmascarar una vez por todas a su ex esposa.
— Juro que si eres tú... no te dejaré salirte con la tuya, no te voy a perdonar por haber jugado conmigo de esta manera.
Dijo con determinación mientras se daba una última vista en el espejo.
Mientras tanto, Katerin y Michael se encontraban animados en la fiesta. Los empleados los saludaban con gusto, estaba claro que se habían ganado el aprecio de todos.
— Katerin, te ves preciosa esta noche.
— Gracias, Michael. Tú también luces espectacular, si no estuviera a tu lado, estoy segura que el grupo de mujeres de allá ya habría venido hacia ti.
Comentó Katerin con una media sonrisa.
— Lo mismo digo yo, eres popular entre los hombres, incluso me da miedo que te aparten de mí.
Confesó Michael con sinceridad, lo cual notó Katerin.
— No seas tonto, yo no te dejaría.
— Katerin, más tarde podemos hablar, tengo algo importante que decirte.
Dijo Michael con seguridad.
— Sí, claro.
Respondió Katerin con buena disposición, estaba casi segura de lo que se trataba.
Katerin había notado a Michael extraño, sabía que algo magnífico pasaría. Por otro lado, la derrota de Alejandro le dejó un buen sabor y se sentía cada vez más a gusto. Aunque, por otra parte le preocupaba el hecho de que él la descubriera.
«Si me descubre, él ya no tiene nada que pueda hacer contra mí, yo he ganado esta vez. Además, ¿qué más puede hacer? Si lo he dejado sin nada» se animo a sí misma.