Cap. 20. Es un adiós para siempre o tal vez no.

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Michael redactó el documento como Katerin se lo había indicado. Luego, fue a ella por su firma. A su vez, en cuanto lo firmó, se fue directamente a la oficina de Alejandro para que este firmará el documento y finalmente todo estuviera listo para su partida.

Alejandro al verlo entrar, lo miró con un semblante serio y sintió una punzada en su corazón. Con sólo recordar que él podía estar a lado de la mujer que ahora amaba con locura.

— ¿Qué sucede? ¿Ahora que quieres conmigo?
Preguntó Alejandro de mala manera.
— Tranquilo, vengo en son de paz.
Respondió Michael serenamente.

Alejandro miró detenidamente a Michael, por mucho que quisiera no podía evitar sentirse molesto con él.

— ¿Ah, sí? Entonces, ¿qué es lo que quieres?
Preguntó desafiante.

Michael comenzaba a impacientarse por la actitud altanera de Alejandro, respiró hondo y se tranquilizó a sí mismo.

«Tranquilo, ya no lo verás. Todo esto habrá quedado en el pasado, solo con esto y al fin podremos vivir en paz» se dijo à sí mismo mentalmente.

— Vengo a mostrarte algo que no te mereces pero no soy nadie para cuestionar las decisiones de otros.
Contestó un poco molesto.
—¿ Qué es?
Preguntó Alejandro curioso al ver el semblante serio de él.

Michael sacó el documento con cuidado y lo colocó en el escritorio, luego sacó un bolígrafo y se los acercó a Alejandro, quien miraba con sorpresa aquel papel.

— Míralo por ti mismo y hazme el favor de firmarlo.
Indicó Michael tomando asiento.

Alejandro comenzó a leerlo detenidamente, entre más avanzaba, más sorprendido y desconcertado estaba, no comprendía por qué de repente ella hacía esto.

—¿Qué significa esto? ¿Por qué tan repente?
Preguntó  sorprendido después de terminar de leerlo a fondo.
— No lo sé, solo fírmalo.
Le contestó serio.

Alejandro no se fiaba de Michael, ni menos sabía lo que Katerin estaba tramando en su contra, después de dejarlo sin empresa y que descubriera que ella era su ex esposa no podía confiar plenamente, ya no.

— No, antes quiero hablar con Katerin, quiero saber que es lo que esta tramando con todo esto.
Contestó para luego salir de la oficina e ir a la de Katerin, la cual ya estaba completamente vacía y con el mismo diseño que había estado desde la primera vez que ella llegó.

Katerin se encontraba hablando por teléfono cariñosamente con una gran sonrisa en sus labios.

— Sí, cariño, ya pronto estaré contigo y te prometo que nunca me volveré apartar de ti.
Dijo cariñosamente, en un tono que ni siquiera le había hablado a él o Michael.

La actitud de ella sorprendió bastante a Alejandro, no podía creer que ella fuera esa clase de mujer.
Katerin al darse cuenta de la presencia de Alejandro que la miraba atentamente se estremeció. Cambió de actitud y se apresuró a terminar aquella conversación.

— Te llamo más tarde cariño, cuídate, besos.
Se despidió algo nerviosa.

Al finalizar la llamada, Alejandro aplaudía con ironía y una divertida sonrisa adornaba su rostro. La felicidad irradiaba dentro de él.

«Al parecer no soy el único con quién ella se ha divertido» pensó con satisfacción al imaginarse la cara del cuernudo de Michael.

— ¡Vaya! Pensé que eras muy feliz con Michael y ahora tienes un amante.
Exclamó con ironía.

Katerin esbozo una sonrisa, al parecer Alejandro era más tonto de lo que ella imaginaba. Ella dejó que él creyera lo que se le antojara, total, no tenía nada que explicarle.

— Eso a ti no te importa, además, ¿no te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar?
— Sí, pero, quiero saber que significa este documento.
Contraatacó ignorandola y poniéndole el papel en frente de ella.

Katerin al verlo ligeramente, le regaló una sonrisa divertida. A veces Alejandro podía ser demasiado divertido con sus ocurrencias y su gran inteligencia.

— Mmm... ¿Qué más podría ser? Es la devolución de esta empresa, ¿qué no eso es lo que más querías?
Contraatacó con seriedad.
— ¿Qué es lo que estás planeando con esto?, ¿Qué estás tramando?
Preguntó molesto.

Alejandro no se podía fiar de ella, ya había logrado quitarle su empresa y degradarlo a trabajador. Por lo que, podía esperar cualquier trampa para seguir humillandolo.

— Yo no estoy tramando nada, además no quiero nada que no sea mío, es más ya no quiero volver a verte, no quiero tener nada relacionado contigo. Respondió molesta.
— Me parece bien.

Alejandro se retorcía por dentro, aunque no lo quería admitir esas palabras lo habían lastimado.

— Entonces, fírmalo.

Sin decir más, Alejandro firmó el documento, se lo llevó y salió sin decirle nada más.

Katerin se sintió triste y decepcionada, porque ella pensó ilusamente que él había cambiado pero parecía que se había equivocado.

Esa misma tarde reunió a todos los empleados de la empresa para informales sobre su decisión.

— Primero que nada, quiero darle las gracias a todos por colaborar conmigo y darme su confianza, sé que primero fui un poco exigente, pero valió la pena su esfuerzo ya que como ven la empresa ya está mejor.
Argumentó con alegría.

La respuesta de los empleados fueron aplausos. Después de todo, ella era la presidenta más amada por ellos.

— Pero, no he venido hablar sobre eso, la razón por la que los he reunido es para decirles que esta empresa no me pertenece más y que me iré.
Informó con seriedad.

A lo que la reacción de los empleados no se dejó esperar, ellos comenzaron a hacer bullicio. Por una parte, algunos estaban sorprendidos  y otros sólo se dedicaban a pedirle que no se fuera.

— No se vaya — decían unos.
— Usted es la salvadora de la empresa, no nos puede dejar — decían otros.
— No queremos a nadie más si no es usted. Nos hemos acostumbrado a sus buenos tratos — dijeron otros.
— Tranquilos, sé que es muy repentino pero ya lo he decidido. Además, no fui yo quien salvó sola su empresa, sin su ayuda no lo habría podido hacer.
Confesó y animó mirándolos detenidamente.

El amor y el aprecio que los empleados mostraban hacia ella le habían conmovido su corazón. No podía creer que ella causará eso en esas personas.

— Eso es cierto, además hay que respetar su decisión.
Exclamó una empleada.
— Gracias por comprenderme, y en verdad les deseo toda la suerte del mundo.
Respondió Katerin contenta.
— También para ti — dijeron  los empleados al unísono.

Después de la reunión con los trabajadores, Katerin volvió a su departamento, empacó sus cosas y de la mano de Michael se dirigió al aeropuerto. Su tiempo en este lugar ya había llegado a su fin, ahora sólo se dedicaría a disfrutar de su vida con sus seres queridos y se daría la oportunidad con Michael. El futuro parecía prometedor para ella, pero, ¿sera que al fin lograra su tan esperado final feliz de cuento de hadas?

Si Tan Solo Me Hubieras Querido.Where stories live. Discover now