Capítulo largo!
Gracias por leer.
Cuando me adentré a la habitación, Grace se levantó del taburete rápidamente, llevaba un vestido color ópalo de corte imperio que dejaba el movimiento libre para el vientre abultado, estaba pálida con los labios maquillados de rojo, el largo velo aún reposaba sobre la mesita.
– Ada dijo que querías verme – Cerré la puerta tras de mí quedándome de pie frente a ella – ¿sucede algo?
– Acepto.
– Eso es lo que debes decirle a Thomas – Sonreí tomando el ramo de flores que tenía pequeñas violetas y crisantemos.
– No, lo que dijiste, lo de llevarnos bien por el bien de ambas.
– Yo no tengo problemas contigo, Grace.
– Yo no quiero tenerlos.
– ¿Quién te entregará en el altar?
– Mi padre.
– No tenía idea de que tu familia pertenecía al ejército y a la policía – Sonreí sarcásticamente acercándome a tomar el velo, para engancharlo en el moño de bailarina – Te ves bien.
– Los escuché hablar – Susurró observándose en el espejo, mis enormes tacones negros hacían que me viera mucho más alta que Grace – cuando él dijo que te amaba.
– Thomas no sabe de lo que habla. Está dolido por cómo pasaron las cosas, por mí y Solomons...
– Cariño ya estamos listos – Por la puerta entró el padre de Grace vestido de uniforme del ejército, me ofreció una sonrisa, me alejé hacia la puerta.
– Estamos bien, suerte Grace – Le guiñé un ojo caminando por el pasillo para volver a encontrarme con los demás.
Thomas Shelby me observó largamente antes de pronunciar "acepto" apenas lo dijo, su mirada se mantuvo baja, con la mandíbula tensa, deslizó el anillo de oro por el dedo de su ahora esposa, le sonreí a John cuando me señaló a la mujer que estaba junto a él, Moira Banks me saludó con la mano ofreciéndome una alegre sonrisa.
– ¿Te quedarás en el hotel conmigo esta noche?
– Aún no lo sé. Thomas dijo que quería hablarme de algo.
– Es su maldita noche de bodas.
– Lo sé, pero creo que algo paso con unos socios, descuida llegaré pero quizás muy tarde
– Apreté su rodilla ofreciéndole un beso en la mejilla.
Me acurruqué en el cuello de Arthur sintiendo el aroma de su perfume mientras él sostenía mi cintura apegada a su cuerpo, nos movíamos suavemente al ritmo del vals que había comenzado hace segundos, sonreí al ver a John bailando muy pegado y acurrucado con Moira, a unos metros Finn charlaba amenamente con Grace, junto a ellos Thomas, Alfie y Polly reían hablando de quién sabe qué y a mi lado izquierdo Ada se besuqueaba con un hombre en una esquina.
– Hace tiempo que no te veía, preciosa – Alcé la mirada encontrándome con el rostro de Arthur.
– Nos vimos hace poco.
– No me refiero a eso, tú y yo a solas, hace mucho que no hablamos o pasamos tiempo de calidad juntos – Sonreí encogiéndome de hombros.
– Ni siquiera me avisaste que te fuiste a Rusia.
– No podía verle la cara a Tommy, aún me cuesta con todo esto que está haciendo. Supongo que no tengo de otra que aceptarlo – Sonreí negando con la cabeza.
– Tranquilo Arthur.
– Puedo robarte a Mirina un momento – La voz de Tommy nos obligó a observar en su dirección.
– Claro hermanito – Thomas me hizo un gesto para salir hacia el balcón que daba a los jardines.
– ¿Qué pasa?
– Hubo Problemas con un cargamento. Los estadounidenses quieren respuestas acerca de lo que se perdió.
– ¿Y qué se perdió?
– Cien kilos de meta anfetaminas.
– No vendemos eso... – Thomas se encendió un cigarrillo para ponérmelo en la boca, y luego encenderse uno – Thomas, no lo vendemos...
– Hasta ahora, hace unas semanas contacté con Gambino que vende el producto más puro a nivel mundial el gramo puede costar hasta cincuenta libras.
– Es por esta mierda que todo el mundo está enojado contigo. Haces planes, tratados, y negocios y nadie sabe nada al respecto ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Cómo se perdió todo ese producto? ¿Quién mierda se lo llevó?
– No tengo ni idea.
– ¿Qué quieres hacer?
– Quiero que vayas a dar la cara por los peaky blinders – asentí – explicarles que no tienes idea de cómo desapareció el producto y que simplemente tendrán que confiar en nuestra pa...
– Thomas – Guardó silencio cuando Grace salió por las puertas hacia nosotros – ¿Qué sucede?
– Nada Grace, está tranqui...
– Díselo Thomas – Interrumpí observándolo – díselo.
– Tenemos problemas con un norteamericano, se perdió su embarque y quieren que vayamos a solucionar el problema.
– ¿Qué harán?
– Mirina irá para mediar una solución.
– ¿La enviaras sola? Ve con ella Thomas puede ser peligroso.
– Bien – Asintió pausadamente – dile a Arthur y a John que me vean en la oficina – la rubia asintió – Iri ven conmigo.
Observé a John ayudar a Arthur a colocarse las fundas de las armas bajo los brazos, Thomas me observó de reojo mientras buscaba las fundas que antaño usaba sobre los mulos.
Se acercó a mi descolgándolas de lo alto para entregármelas observando hacia atrás para ver a sus hermanos.
– ¿Estás segura de querer ir?
– Ajá – Respondí observando mi vestido – si hubiera sabido que pasaría esto habría traído otro vestido.
– Te ves hermosa – Lo observé sonriendo mientras ajustaba las fundas a mis muslos – ten – me pasó un chaleco antibalas, para luego alejarse a entregarle los mismos al resto.
Caminé junto a Thomas, adelantándome para subir al lado del copiloto para quitarme los tacones y agarrar las botas que Arthur me estiraba sentándose en la parte de atrás, apenas John subió al carro este empezó a andar.
– Esto se va a poner de locos – Murmuró John encendiéndose un cigarrillo.
Antonia Gambino era una mafiosa de ascendencia Italiana radicada en Estados Unidos, su bisabuelo era nada más que el afamado Carlo Gambino quien había arribado a América del Norte en 1902 formando una de las más grandes mafias gringas y dominando todo el comercio ilegal a su paso.
El bisabuelo de Gambino había tenido rencillas con el bisabuelo de los Shelby, Thomas Shelby, primer líder de la vieja pandilla peaky blinders, Por quien Thomas llevaba su nombre, el primer Thomas Shelby había combatido en Francia junto a sus otros dos hermanos durante la primera guerra mundial lo que había hecho que estableciera sus contactos iniciales para comenzar el tráfico de bebidas alcohólicas durante la prohibición.
Observé a la italiana de cabellerra rubia pasearse en su fino traje frente a nosotros se quitó el saco rosado, dejando expuesta una blusa blanca que la hacía ver aún más delgada de lo que era.
– Si ustedes no se deshicieron del cargamento, ¿entonces quien?
– ¿Por qué deshacernos de él? El cargamento era una buena inversión para todos. Era buen dinero para todos – Habló Thomas sentándose a la mesa ubicada frente al muelle – tenemos un policía tras nosotros.
Me quedé de piedra cuando vi a Robert Brown aparecer en su traje negro, observé de inmediato a Thomas para encontrarme con su mirada incrédula.
– Señor Thomas, señorita Doyle – Saludó estrechando la mano de la mujer que se arreglaba los botones de la blusa.
– ¿Este es el hombre tras ustedes? – Thomas asintió – ya no les dará más problemas, el señor Brown ahora trabaja para mi, y claro, mientras estemos negociando, trabaja para ustedes – John carcajeó tras de mi agarrado a su escopeta, junto a él Arthur fumaba un cigarrillo – diles lo que me dijiste Robert.
– Narcóticos agarró el embarque.
– Joder – Exclamó Arthur tras nosotros – ¿Que podemos hacer para recuperarlo?
– Nada – Respondió la mujer sentándose – A menos que quiera arriesgar a su gente no hay nada que puedan hacer para recuperar la carga.
– Cien kilogramos, joder – Susurré observando el riachuelo a mi lado, Robert me guiñó el ojo – Entonces Antonia ¿Bajo qué términos quedamos?
– Enviaremos un cargamento nuevo por vía aérea y veremos que sea distribuido hasta ustedes con ayuda de mi amigo Robert – Asentí largamente – permítanme felicitarles por la boda – Thomas y yo nos observamos.
– No soy la novia.
– Lo siento yo...
– Le agradezco inmensamente Antonia – Se levantó Thomas estirándole la mano al mismo tiempo me levanté observando a los hombres tras de mí para sonreírles – le ruego de ahora en adelante trate con Mirina, ella estará a cargo de los peaky blinders hasta nuevo aviso.
– Muy bien – Me acerqué a la hermosa mujer sacando mi smartphone del pequeño bolso de mano qué cargaba – no eran necesario los chalecos y las armas.
– No sabíamos que tendríamos la suerte de tratar con una mujer – Ambas sonreímos – necesitaré su número, Antonia.
– 72205960
– Estaré en contacto para cualquier cosa – Su móvil timbró recibiendo mi llamada – ese es mi número personal, cualquier duda que tenga le ruego me escriba o llame y trataré de responder a la brevedad.
– Comprendo que es una mujer ocupada, a veces no logro tomar el móvil en todo el día – Se acercó para besarme ambas mejillas.
– Muchas gracias por su comprensión y trato, Antonia.
– Gracias a usted Mirina – Le sonreí alejándome mientras los hermanos se despedían para volver a la camioneta.
– ¿Sabían que era una mujer? – Preguntó John cabreado, todos negamos mientras Tommy comenzaba a conducir – esperaba que volaran algunas balas.
– ¿Quieres que recuperemos el cargamento? – Thomas me observó – ella sabe que lo tiene narcóticos, si lo recuperamos podemos obtener ganancias solo para nosotros.
– ¿Cómo piensas hacerlo?
– No lo sé – Me encogí de hombros observándolo para quitarme el cinturón y sacarme el chaleco antibalas – conocemos gente adentro, no debería ser tan difícil intentarlo.
– Averigua lo que puedas y haz un plan, no hagas nada sin avisarme antes, Iri, veremos cómo solucionar esto juntos.
Caminé por la estación de policía sosteniendo el maletín en mi mano derecha, me metí por el largo pasillo deteniéndome frente a la puerta con un vidrio nebuloso que decía "Detective Robert Brown"
Suspiré largamente girando el picaporte para adentrarme en la oficina vacía, volví al pasillo cuidando que nadie estuviera en él para pegar una pequeña cámara en el umbral, abrí la app en el smartphone para ver quien transitaba por el pasillo mientras revisaba los reportes.
Sonreí al encontrarme con el nombre de cada uno de los integrantes de la familia Shelby en diferentes carpetas, cerré el cajón para continuar buscando hasta encontrar lo que buscaba una carpeta titulada "embarque meta anfetaminas"
Observé la pantalla del smartphone para encontrarme con un pasillo aún vacío, agarré los papeles fotocopiandolos rápidamente para regresarlos a la carpeta metiéndola en su lugar, me senté en el escritorio guardando la carpeta en el malentin y desconectar la aplicación.
Brown se quedó de pie en la puerta observándome detenidamente, sonreí cuando cerró detrás de él.
– Señorita Doyle –Se detuvo delante de mí observándome atentamente – ¿A qué debo tan agradable visita?
– Venía a invitarle el almuerzo.
– Lamento decirle que ya almorcé, pero podría aceptar un trago.
– Creí que no hacías este tipo de cosas durante el servicio – Estiró su mano para enredar su dedo en mi cabello.
– Pensé en aquella oferta que me hizo ahora que Alfie Solomons no está en Birmingham – Reí tomando mi maletín.
– Creí que usted era un policía de verdad, me excitaba eso de que sus valores eran mucho más fuertes que cogerme y por eso evitaba todo tipo de contacto, pero eres como cualquier otro policía que los peaky blinders han comprado – su rostro se veía confundido me encogí de hombros – ahora que trabajas con nosotros no me calientas para nada detective Brown.
– ¿Es una maldita broma?
– Lo veré pronto, detective – Me acerqué a él tomándolo de la camisa para besarlo pausadamente en la comisura de los labios, me alejé para guiñarle un ojo.
– Estás loca – Declaró Thomas negando con la cabeza – hacer esto es una estupidez.
– Piénsalo Tommy, tú y yo en una aventura antigua. Cuando teníamos diecisiete años te encantaban este tipo de cosas.
– Cuando tenía diecisiete, tú tenía doce – Rió observándome – cariño ¿Crees que esto puede funcionar? – Asentí largamente – solo tú y yo.
– Ajá.
Thomas estaba completamente vestido de negro, con un pantalón deportivo y una camiseta de manga larga, lo vi colocarse los guantes de cuero para luego ponerse la chaqueta cubriendo las armas bajo sus brazos, se sentó calzándose las zapatillas al tiempo en que me acerqué para tomar su cabello colocándole el gorro de lana encima, se había puesto lentes de contacto color marrón.
– Te ves tan extraño.
– Deberíamos haber avisado a los muchachos de esto.
– Claro que no – Murmuré enrollando mi cabello en una malla para colocar la peluca pelirroja sobre mi cabeza – hagamos esto pronto y estaremos en casa para la hora de la cena.
– Isahia nos espera en el bosque para abandonar el camión y pasar la carga a otro automóvil.
– Vale.
Me sostuve en el asiento, mientras el camión rebotaba de un lado a otro, Thomas reía a carcajadas conduciendo como un desquiciado, tomé la ametralladora para salir por la ventana y disparar, el rebote del arma en mi hombro dolió bastante.
– Metete por ahí y apaga las luces – Así lo hizo continuó conduciendo en la oscuridad mientras la policía pasaba de largo.
Nos reunimos con Isahia en el bosque para comenzar a cambiar de lugar el cargamento, las balas comenzaron a sonar por todas partes acompañadas de las sirenas de policía que se acercaba rápidamente, un aullido llamó mi atención haciendo que me colgara el rifle al hombro reclinándose a ver a Thomas a quien le habían disparado en el hombro.
– Maldita mierda Thomas – le quité el cinturón pegando un pedazo de trapo sobre la herida – Isahia, ¡vete de aquí! Haz lo acordado...
– Te ves preciosa cuando eres una peaky blinder.
– Cállate – Reí echándomelo al hombro para comenzar a adentrarnos en el bosque mientras disparaba hacia atrás, estábamos en tierras de los Shelby.