Prisionera |Mabill| •FINALIZA...

By Ladycat_Pipher

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Mabel Pines una chica de 15 años regresa a Oregon después de derrotar a Bill o al menos eso creía, junto a su... More

Prólogo
La llegada
¿Donde está?
Sabes la razón
Maldito Nacho
¿Trato?
Sarcasmo
Ayuda Femenina
Feliz cumpleaños
Tú ganas
¿Bill, qué te pasa?
Has Cambiado
La encontraremos
El jardin del recuerdo
El secreto de Bill
Odio a los humanos
¡¿Enamorado?!
Mi regreso
Amigas
Opposite Falls
Soy su novio
Vamos al cine
Alianza por un día
¿Me gusta Bill?
Desayuno Amigable
Bote
Marmando
No se nadar
Muy cerca
Presencias indeseadas
Confesiones |2|
Flores
Verdades |1|
Verdades |2|
Verdades |3|
Epílogo
Nuevo proyecto + especiales + Spoiler
Comunicado

Confesiones |1|

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By Ladycat_Pipher

Bill comenzaba a sentirse extraño como si algo cambiará dentro de él, soltando un quejido. Mabel lo escucho y se acercó.

- ¿Bill? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?- estos meses a su lado habían confirmado lo que sentía por el rubio, y si le sumamos que últimamente se sentía vigilada. Un boom total.

- e-estoy bien Estrella fugaz, debe ser que ya voy a volver a mi forma normal- sonrió. Mabel, sin embargo, aún no se quería ir del pueblo la habían sentir como en casa y eso le agradaba pero también debía recordar que ella era solo una prisionera.

- eso es bueno, supongo- susurro lo último desviando la mirada. Bill lo noto y con una mano en su mentón hizo que lo viera de nuevo.

- tranquila, no nos iremos aún- Mabel se sonrojo, asintió y sin más se fue a su habitación.

Pyronica, como lo había mencionado antes, no dijo nada del tema de Tad. Al poco rato se le olvidó también, notaba como Bill y Mabel se habían acercado un poco más cada día sin obstáculos en medio.

Por su parte, decidió hablar sobre un asunto que ya lo viene necesitando hace mucho tiempo.

- Bill..- hablo, el mencionado la vio.

- dime Pyronica- la pelirosa se sentó frente suyo con la piernas cruzadas.

- debo pedirte algo super importante- Bill alzó una ceja y cruzó los brazos.

- ¿Qué quieres?- pregunto con incertidumbre.

- que me devuelvas mi forma demoníaca- si, para algunos es una tontería desearlo pero cuando has sudo un demonio toda tu vida y de la nada cambias de forma. Lo extrañas.

- Pyronica, el trato dice lo contrario- la pelirosada suspiro.

- Bill, por favor. Quiero irme a casa- Bill pensó un momento la situación, y todos estaban a favor. La verdad, no necesitaba a Pyronica con él pero era la única que sabía sobre su apariencia humana. Decidió dejarla ir, tendría la casa para el solo después de todo.

Sonriendo con picardía asintió.

- ¡Esta bien! Puedes largarte- aviso.

- pero Bill podrías estar solo con Mabel y... ¡¿Espera que?! Puedo irme- sonrió de oreja a oreja dando saltos por el lugar.

- ¡Oh por Lucifer! ¡Gracias Bill! Eres el mejor- los extraños ruidos atrajeron a la castaña.

- ¿Hicieron una fiesta sin mi?- se mostró indignada.

- Mabel, me voy a casa- Mabel sonrió triste, eso significaba que ya no estaría con ella. Pero también la ponía nerviosa porque ya no estaría con ella sino con Bill.

- eso es... Genial, Pyronica- la pelirosa noto su decaída emocional y la abrazo.

- hey, no te preocupes, cuando Bill vuelva a ser el gruñón de siempre con tres lados podremos vernos otra vez- sonrió. Mabel le correspondió el abrazo.

Después de unos abrazos más, Pyronica ya estaba lista para irse.

- ¡Uy! Olvidé mi cuchillo favorito, Mabel puedes...- pidió con ojos de perrito, Mabel asintió y fue a buscarlo.

- tú no usas cuchillos, Pyronica. ¿Qué pasa?- Bill alzó una ceja.

- no quería que escuchará esto. Bill debes decirle lo que sientes- al escuchar esto el cabello del rubio se tornó rosa y negó.

- claro que no, aún no- Pyronica gruño.

- Bill, si no le dices ahora entonces cuando seas un triángulo no podrán disfrutar nada y sabes a qué me refiero- Bill se sonrojo y pensó unos momentos.

- p-pero no sé si me acepte- Pyronica rio.

- lo harás lo sé- en eso, Mabel apareció pero sin nada en sus manos.

- lo siento Pyronica, no encontré nada- respondió.

- no te preocupes, linda. Creo que lo perdí o lo vendí. Nunca se sabe ¡No vemos!- y con ello se fue dejándolos solos.

Un silencio se hizo presente en la habitación, ambos estaban nerviosos y no sabían que hacer.

- pues, creo que iré a mi habitación- aviso la castaña. Antes que se fuera, Bill hablo.

- e-espera Estrella fugaz. Estaba pensando en como no se cocinar y no te puedes sobrecargar tanto... ¿Por qué no vamos a cenar?- Mabel se sonrojo y su pulso aceleró.

¿Acaso Bill Cipher le había invitado a una cita?

- m-me parece genial, Bill- el rubio pudo volver a respirar y asintió.

Después de aquella nerviosa invitación, ambos se fueron a sus habitaciones preparándose mentalmente para lo que dirían y revelarían.

- vamos Mabel, no puedes ser tan cobarde- se animó- dile lo que sientes por él ¿Qué puede ser peor?- se quedó en silencio un minuto.

-¡Muchas cosas pueden ser peor!- de tumbo en su cama boca abajo y suspiro.

- bien, dejémonos de tonterías. Se lo diré fuerte y claro- sonrió decidida.

Por parte del rubio, el no estaba muy preocupado por el tema de confesarse más bien, por el como lo tomaría ella.

- se podría burlar o algo peor- las dudas opacaban todo encantó que antes había soñado.

- yo puedo hacerlo, lo sé- con esa pequeña motivación decidió seguir su plan para esta noche.

Al llegar la noche, ambos individuos estaban alistándose para salir. Siendo el rubio el primero listo.

- Estrella fugaz, ¿estás lista?- pregunto afuera de su habitación.

- dame unos segundos- al otro lado, Mabel llevaba puesto un vestido verde jade pegado pero holgado a partir de la cintura, sin mangas, resaltando su esbelta figura y su cabello chocolate suelto con una diadema que combinaba con el vestido en la cabeza.

Se dio uno últimos ánimos y salió de la habitación, al darse cuenta que Bill estaba ahí cerró otra vez la puerta causando que el rubio se extrañara.

- no seas cobarde, Mabel- sonrió, volvió a abrir la puerta y se disculpó por lo anterior.

Bill no escucho las disculpas pues quedó embelesado al verla, se veía realmente hermosa.

- ¿Bill?- lo llamo. El rubio sacudió su cabeza y sonrió.

- vámonos- le ofreció su brazo y salieron de su casa.

Llegaron al restaurante, pero lamentablemente le dijeron que no tenían reservación. Al parecer a cierto rubio se le olvidó separar mesa.

Bill se enojo y su cabello empezó a tornarse rojo, Mabel se dio cuenta y agradeciendo a la señorita del restaurante se lo llevó afuera.

- Bill, cálmate por favor- pidió tomando ambas manos. Bill empezó a calmarse y bajo la mirada.

- lo siento, Estrella fugaz, quería que esta noche fuera especial y lo arruine- Mabel sonrió de lado.

- no arruinaste nada Bill, esos lugares son muy finos para mí- rio, Bill compartió su risa.

- pero ahora nos quedamos sin cena- Mabel sonrió de lado.

- mmmm tal vez no tengamos un plato buffet pero...- saco de su bolso un paquete- ¡Tenemos dulces!- agito el paquete con diversión.

- vienes preparada, Estrella fugaz- Mabel asintió y apretó el bolso contra su pecho.

- no puedo negarlo, los dulces deberían ser el platillo principal. Ven, escuché que la mejor vista de la luna es en el puente- tomo su mano y caminaron juntos hacia el lugar mencionado.

Al llegar vieron el lugar decorado con flores y luces, una escena romántica y a la vez misteriosa.

- apuesto que a las personas les gustaba suicidarse colgados por esta hermosa vista- bromeó el rubio, aunque Mabel le dio un golpe en el brazo.

- tienes fuerza, Estrellita- enredo sus dedos en su melena caída por la cintura, Mabel se tenso y un sonrojo apareció en su rostro.

- c-callate- tomaron asiento en un columpio para dos con detalles pintorescos con luces tenues iluminando el lugar.

Mabel vio de reojo a Bill, tenía una expresión confusa y extraña.

- ¿Bill? ¿Sigues molesto por la reservación?- pregunto con timidez. Bill negó y fijo su vista en ella.

- no, Estrella fugaz. Solo, quería decirte que- dudo por unos segundos- quería decirte que- al ver sus ojos marrones recordó todo lo que hizo por él Mabel le había ayudado a entender mejor a los humanos y también había puesto en duda su verdadero plan, y aunque al principio hubiera sido solo para engañarla.

- Mabel, debo confesarte algo- la castaña abrió sus párpados asombrada.

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