Segunda parte de la doble actualización.
Nachos con queso y pico de gallo, me llené la boca antes de cubrirla para intentar no escupir a causa de la risa, trague sintiendo como las masas me raspaban la garganta para luego beber de mi pinta de cerveza.
– Hablemos de negocios – Repetí por décima vez acomodándome en la silla – cuéntame de Italia.
– Bueno – Se removió en su silla bebiendo un poco de whisky – Tengo un amigo en Italia llamado Luca, que tiene un negocio de armas y está buscando explotarlas, entonces pensé, que, como exportaremos nuestros productos juntos. Podríamos obtener un buen mordisco de lo de Luca.
– Me interesa, llamaré a Tommy antes de irme a la cama.
– ¿Por qué no lo haces ahora? Quiero saber qué piensa de que estés conmigo, ahora – Lo observé dejando caer la cabeza hacia un lado.
Tomé mi smartphone colocando el dedo pulgar sobre el touchID para desbloquear la pantalla e ir a los contactos "Él Shelby" era el contacto favorito número uno, negué con la cabeza precionando solo para que comenzara a marcar, escuché el tono.
– ¿Dónde estas? John trajo tu casa hoy y dice que no sabes dónde te metiste...
– Buenas noches – Saludé bebiendo de mi pinta – le dije a John que me tomaría unos días, ¿no te lo dijo?
– Apenas si me habla.
– Ha de ser por el puñetazo que le diste ¿no?
– ¿Dónde estás?
– En Londres, estoy con Solomons, y tiene una nueva posibilidad de negocio que creo que puede interesarle bastante a los peaky...
– ¿Por qué estás allá? – Me interrumpió con una voz entristecida.
– Solomons conoce a un tal Luca en Italia...
– Luca Changretta...
– Luca Changretta – Repetí las palabras de Solomons quien me observaba sonriendo – quien tiene un negocio de armas en el que creo que vale la pena probar suerte.
– ¿Por qué lo crees?
– Armas y drogas lindo, luego podemos meternos con los carros y tendremos todo monopolizado.
– Probemos un mes.
– ¿Quieres que vaya entonces?
– No, no quiero que vayas, no entiendo que estás haciendo allá.
– Expandiendo nuestro mundo a algo más que estampillas. Alfie y yo iremos ¿mañana?
– En dos días – Respondió el barbón levantando dos dedos de su mano derecha.
– En dos días, te mantendré informado de mi reunión con el italiano y firmaré por un mes si creo que puede irnos bien.
– ¿Cuando vuelves?
– Hasta pronto – Corté la llamada esperando a que volviera a marcarme para ignorar, así fue, active el modo avión y lo guardé en el bolsillo de mi abrigo. – Tengo pase libre para unirme a la negociación.
– Entonces, ¿la veré mañana, o en dos días? A menos que quiera que me quede esta noche – Me atraganté con la cerveza comenzando a toser – Lo lamento mucho – Me estiró un par de servilletas de papel.
– Creo que abusa de su evidente posición de seductor, Alfie – Me limpie los labios lanzando la servilleta sobre la mesa para levantarme dejé un par de billetes sobre la mesa – Estamos en contacto.
– No tiene que irse – Caminó tras de mí dándome alcance en el vestíbulo – discúlpame por favor, me excedí.
– Al menos lo tiene claro.
– Debo admitir que estoy acostumbrado a decir las cosas sin filtro, decir lo que pienso sin rodeos es una maldición a veces.
– Entonces si lo piensa.
– Claro que sí – Alzó la voz bajando la mirada. Al menos ahora sé que si me coqueteaba – mi lado más cerdo dice que puedo obtener algo porque eres vulnerable emocionalmente.
– ¿Qué?
– Pero soy un caballero y no insistiré más; guardaré mi esperanza de que en algún momento alguien como usted pueda fijarse en un cerdo como yo – No pude evitar lanzar una pequeña risotada.
– Buenas noches, Alfie – Me acerqué al elevador para presionar rápidamente el botón.
– Mirina – La puerta se abrió – ¿Tengo esperanzas? – subí al elevador para presionar el botón mientras asentía a su pregunta, empuñó su mano a modo de victoria – ¡si! – las puertas se cerraron mientras me observé en el espejo, sonrojada.
Abrí los ojos estirando mi mano para buscar el teléfono que sonaba frenético sobre el velador.
– Ya – Murmuré sin salirme de la cama.
– Señorita Doyle, el señor Solomons está aquí – Anunciaron desde la recepción.
– ¿No era pasado mañana? – Escuché silencio.
– Hola pecas – Reconocí su voz con una evidente sonrisa – pensé que podíamos hacer algo como una segunda cita.
– No fue una cita.
– ¿Quieres?
– Suba – Me levanté rápidamente tomando mi bata para envolverme en ella rápidamente apenas salí de la habitación tocaron la puerta, abrí encontrándome con el hombre recargado sobre las molduras.
– ¿Aún estaba dormida?
– Pase – Dejé la puerta abierta escuchándolo entrar tras de mí, cerró – me daré una ducha.
– Aquí la espero.
El agua salió fría al principio, por lo que la dejé correr mientras peinaba mi larga cabellera negra desnudándome pausadamente frente al espejo, observé la flecha que ascendía desde arriba de mí obligó deteniéndose en medio de mis pechos.
El agua cayó como monzón sobre mí dejando el camino humedecido, de esa misma forma me sentía estando cerca del londinense, húmeda, podía sentir mis pechos duros por la excitación que me provocaba nada más pensar en él, apoyé la frente en la loza blanca dejando que el agua cayera sobre mi coronilla, mis manos descendieron hasta mi sexo, pensar en Solomons me nublaba la conciencia, cuando mis dedos llegaron a mi clítoris este ya estaba inflamado, el placer me recorrió de inmediato apenas mis dedos comenzaron a dibujar círculos sobre la piel suave y tibia las gotas de agua se adentraron en mi boca abierta exhalando e inhalando fuertemente, me cubrí los labios gimiendo cuando rápidamente me vine.
Apenas salí de la habitación sequé mi cabello con la toalla blanca observando por la puerta entreabierta a Solomons sentado en el sillón de la estancia leyendo una revista de decoración, no había alcanzado a colocarme la ropa interior cuando escuché que la puerta de abría.
– ¡Tommy! – Se me erizo la piel cuando Solomons lo llamó levantándose del sillón – no sabía que vendrías.
– ¿Qué haces aquí? – Su mirada azul cayó sobre mí cuando salí de la habitación envuelta en la bata, su rostro se desfiguró para observar a Solomons quien sonrió.
En menos de dos segundos Thomas dejó caer sus cosas saltando sobre Alfie, para golpearlo en la boca.
– ¡Thomas! – Aullé corriendo para empujarlo por el pecho quedando enfrente de Alfie, era un hombre mucho más grande que Tommy un solo golpe y lo habría noqueado dejándolo inconsciente y quizás en la clínica – ¿Que cojones pasa contigo?
– ¿Qué pasa? ¡Estás aquí así, con Solomons! – El aludido lanzó una carcajada limpiándose la sangre de la boca.
– Vino a buscarme para continuar con la reunión – Expliqué sentando al barbón para observar el corte que Shelby le había hecho en el labio – ¿Qué te pasa?
– ¿Alfie nos darías un minuto? – Me observó pidiendo mi aprobación asentí.
– Quedate en el balcón, y por favor disculpa – Se levantó del sofá sin decir nada saliendo por la puerta de corredera hacia el balcón, me giré para observar al otro hombre – ¿se te fundió la mente?
– ¿Qué haces aquí? ¿Por qué está él aquí?
– Porque quiero follarmelo – Caminé metiéndome a la habitación a sabiendas de que él me seguiría.
– ¿A Solomons?
– ¿A qué viniste? – Me coloqué la pantaleta por debajo de la bata dándole la espada para quitarme el atavío y ponerme rápidamente un bralette.
– No sé qué mierda haces aquí, ¿a qué viniste? ¿Por qué no me avisaste que vendrías?
– Hablé con John, me tomé unos días – Me coloqué los jeans negros rápidamente y una camiseta blanca – ¿cuál es el problema? Tu y yo solo trabajamos juntos.
– Entonces soy tu maldito jefe, y no recuerdo haber aprobado ningún permiso para que vinieras aquí.
– ¿De verdad?
– De verdad – Se me acercó haciéndome retroceder hasta chocar con el armario empotrado en la pared, bajé la mirada cuando estiró la palma de su mano dejándome ver el anillo – accedo...
– ¿Qué?
– Accedo a todas las malditas peticiones que tengas, ¿quieres trabajar aquí en Londres un tiempo? Esta bien ¿Quieres acostarte con Alfie? Bien hazlo ¿quieres ir a Italia Con él? ¡Joder! Ve, no estoy en posición de impedirte nada – sostuvo el anillo entre su dedo índice y pulgar – pero, por favor, no salgas de mi maldita vida – sus ojos estaban vidriosos – no quiero que me regreses el anillo, mi madre quería que tú lo tuvieras y es lo único que me mantiene ligado a ti. Te lo pido – Tomé el anillo metiéndolo en el bolsillo de mi pantalón – te amo – me tomó el rostro con ambas manos besándome la frente con fuerza, eso era una despedida en en todas sus formas – quiero que firmemos un contrato de trabajo.
– Al volver a Birmingham.
– Ten – Me entregó una tarjeta de crédito plateada dando un paso atrás – la saqué para ti hace tiempo, eres una peaky blinder cariño, no lo olvides – acarició mi mejilla – discúlpame con Alfie, por favor – Tomó su abrigo desde la cama para salir de la habitación, caminé tras de él para verlo salir por la puerta de la suite tomé la cadena de plata deslizando el anillo a través de ella para prenderla a mi cuello.
Alfie fumaba un cigarrillo en el balcón.
– ¿Todo bien? – Preguntó viéndome acercarme descalza hasta él estiré mis manos para ver su herida abierta – para ser tan delgado tiene fuerza.
– ¿Te duele?
– No tanto.
– Ven – Me metí a la estancia pasando al baño para buscar el botiquín, al volver Alfie se encontraba sentado en el sillón manoseando la herida – No toques – Dije quitándole la mano de la boca, tomé asiento en la mesita de centro – creo que podrías necesitar puntadas.
– De ninguna forma – Bajé la mirada para empapar un trozo de algodón en alcohol, lo coloqué sobre la herida sosteniendo su cuello cuando retrocedió por el dolor – mierda. ¿Qué demonios le hiciste a ese hombre?
– Me pidió que te diera sus disculpas. Creo que no se dio cuenta de que pelear contigo es casi un suicidio – Sonreí buscando corchetes adhesivos, lo veía sostener su mirada sobre mi boca – ya basta – deslizó su mano a la manga de mi camiseta subiéndola hasta el hombro para ver el tatuaje en mi brazo izquierdo, el contacto con su piel hizo que la mía se erizara.
– Es un día soleado, ¿acaso tienes frío? – Deslizó su dedo índice por todo mi brazo hasta llegar a la palma de mi mano – que interesante.
– ¿Qué pretendes?
– Volverte muy loca – Dejó caer su mano en mi mejilla acariciando con su dedo pulgar mi labio inferior – ¿vino a pedirte que volvieras con él?
– Cree que estamos juntos.
– Nada más cercano al futuro próximo.
– No puedes hablar así y esperar una respuesta positiva.
– Sé y siento que hay una respuesta positiva – Quería lanzarme sobre él y comerle la boca, no me importaba nada, la tensión estaba matándome.
– ¿Lo haces para joder a Tommy?
– Lo hago porque cuando te vi en la cafetería en Birmingham, rogué porque fueras tú con quien debía encontrarme. ¡Y joder! Que maldito afortunado me sentí cuando aceptaste pasar la tarde conmigo – Explicó con una sonrisa – me encantas.
– Joder.
– Sí – Asintió riendo – y solo te he visto tres veces, para cuando esta semana termine estaré perdidamente enamorado de ti – Sentí como cada centímetro de mi piel se erizaba, tan cerca estaba de mí que su respiración caía en mi rostro, era un galán, un seductor, y sabía que lo era, bajé la mirada encontrándome con sus botines amarillos. Joder.
– ¿Qué planes tenía para hoy? – Me observó asintiendo para alejarse mientras sonreía.