It was always about Thomas [{...

By YessiDean

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¿Qué pasaría si los peaky blinders vivieran en estos tiempos? Una historia de ellos en esta época moderna. ... More

Personajes
Parte I
Parte II.
Parte V.
Parte VI
Parte VII
Parte VIII
Parte IX
Parte X
Parte XI
Parte XII
Parte XIII
Parte XIV
INEDITO CAPÍTULO VII
Parte XV.
Parte XVI
Parte XVII
Parte XVIII
Parte XIX
Parte XX
Parte XXI
Parte XXII
Parte XXIII
Parte XXIV
Parte XXV
Parte XXVI
Parte XXVII
Parte XXVIII
Parte XXIX
Parte XXX
Parte XXXI
Parte XXXII FINAL

Parte III

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By YessiDean

Cuando desperté John estaba acostado a mi lado sobre la cama tecleando en su móvil lo observé por largos segundos hasta que se dio cuenta que estaba despierta.

– Hola pecas.

– Hola pecas – Respondí escondiendo mi rostro avergonzado – gracias.

– Gracias a ti – Se recostó de lado apoyando la cabeza en la palma de la mano para observarme – te dormiste en mis brazos como una bebé literalmente, desnuda, mojada y llorando.

– Mierda.

– No vuelvas a hacerlo linda.

– ¿Qué hora es?

– 2:21 dormiste un par de horas. Y yo realmente lo lamento pero preferí no abusar de mi posición obviamente privilegiada y te metí a la cama así nada más – Estiré mi mano a sus pómulos un tanto sonrojados – sueno como un maldito patán.

– Sí, definitivamente – Reí cubriéndome con él cubrecama para sentarme en el lecho. John rió.

– ¿Qué?

– Finn iba a venir y a último momento le dije que podía hacerlo yo porque había terminado todos los pendientes. Si hubiera llegado a verte así se habría muerto.

– Eres cruel.

– El muchacho está loco por ti – Se sentó junto a mi – todos estamos locos por ti – sonreí acercándome para regalarle un beso en la mejilla, acarició mi cabello – hice que trajeran comida, ¿dónde está tu ropa?

– Bajo la cama – Me enrollé en él cubrecama blanco para levantar la cama – tiene anaqueles aquí.

– Maldita practica casa. Dejaré que te vistas y calentaré la comida.

Me tragué las patatas a la francesa como si no hubiera un mañana John me observaba seriamente como si pensara diez mil cosas al mismo tiempo.

– ¿Con quién vas a quedarte?

– ¿Qué?

– Arthur, Finn, o yo – Lo observé divertida bebiendo un poco de refresco.

– Lo escogería a los tres – Reí alejando mi plato para encender un cigarrillo.

– A los tres.

– Claro – Me acomodé en la silla divertida – la verdad. Bueno ya que me viste desnuda alcanzamos otro nivel de confianza, desde que tengo unos quince años, he fantaseado con cada uno de ustedes.

– Oh mai gah – La expresión en su inglés mal hablado me hizo estallar en carcajadas – que fuertísimas declaraciones.

– ¿Por qué viniste cariño?

– Se acabó la diversión – Exclamó sacando su cigarrera para encender un cigarrillo – vamos a los negocios, mi muy querido pero imbécil hermano Thomas está nuevamente en Londres, con el tipo este Solomons, necesitamos que te vayas a Irlanda lo antes posible – Asentí mientras él metía su mano en el bolsillo interior de la chaqueta que estaba en el respaldo de su silla – aquí tienes tu pasaporte – Lo deslizó por la mesa – ahora te llamas Elizabeth Brown. Sacamos un par de tarjetas de crédito bajo el mismo nombre y rentamos un auto para ti, cruzarás en ferri hasta Bangor donde te estará esperando Moira Banks – Suspiró – Dios mío qué mujer es esa, mira nada más solo pronuncié su nombre y ya se me paró completa – Le lancé un golpe con los pies desnudos en sus pantorrillas.

– ¿Ella vendrá conmigo?

– Por favor tráela, le pediré matrimonio apenas llegue aquí.

– ¿Se conocen?

– Lamentablemente no, pero he tenido el placer de hablar con ella por video llamada.

– Cuando me marcho.

– Vete a dormir – Señaló mi cama con la cabeza – me llevaré tu bella casita a nuestra casa, no quiero que le pase algo mientras no estés; más adelante es posible que tengas que ir a Londres a tratar con Solomons, no sé qué pasa con ese sujeto – guardó silencio – ¿hasta cuando evitarás a Thomas?

– Joder ni siquiera puedo verlo.

– Te entiendo, linda, pero joder no quiero ser un perro insensible, necesitamos que ustedes retomen su relación por el bien de los peaky blinders – Se acomodó en la silla – no digo que vuelvas con él, pero tendrán que hacer que funcione.

– Al menos deja que me olvide de él – Se acercó dejando su mano en mi nuca para besarme la frente lentamente.

– Vete a la cama.

(8) They wanna fuck you for free and explode ya
I gonna waiting no time let me show ya
You gonna be kidding Couse nothing is happening
You wanna be happy So follow me (8)

Cantaba la canción mientras conducía por el camino asfaltado rodeado de colinas, Bangor tenía todo el encanto de Irlanda, el verde del paisaje me hizo sentir en otro mundo, en mi pecho crecía una emoción genuina de libertad.

Me adentré por el callejón de árboles en un camino de piedrillas en cuyo final pude encontrarme con una enorme mansión de ladrillo rojo frente a la cual una pileta decoraba con majestuosidad, detuve el automóvil frente a la casa.

– Señorita Doyle – Saludó un hombre saliendo desde la casa – soy Alek, la señorita Moira la está esperando en otro lugar, lamento que no haya podido comunicárselo ella misma pero donde ella está no hay señal para el móvil.

– ¿Vamos en mi carro?

Dejé que el hombre condujera adentrándose por el bosque en un camino apenas visible, llegamos a un hangar de color rojo desgastado, a punto de derrumbarse.

– No puede entrar con armas aquí – Advirtió antes de que bajara del auto, me quité el abrigo sacando las fundas que colgaban de mis hombros para dejarlas sobre el asiento del copiloto.

Seguí al hombre hasta la entrada del hangar donde una alta y delgada mujer se fumaba un cigarrillo, movió su largo cabello negro y liso, acercándose a mi envuelta en unos jeans negros, una camiseta blanca y un abrigo marrón sobre esta, sus botas de media caña hicieron sonar el suelo mientras se acercaba a mi.

– Mirina.

– Moira – Saludé estrechandole la mano para luego besarla en la mejilla.

– Le pido disculpas por no avisarle del cambio de locación, tuve que subir para arreglar su cargamento y olvidé enviarle un mensaje.

– No se preocupe.

– Venga conmigo – Caminó un poco para permitirme darle alcance luego de un par de metros mientras nos adentrábamos al hangar – ¿había cruzado a Irlanda?

– Una vez cuando era niña con mi madre – observé el lugar de techos altos donde el trabajo de las prensas resonaba por todos lados – creo que tenemos familia por aquí cerca.

– ¿Cuál es el apellido de soltera de su madre?

– Magnus.

– No me diga que son de los Magnus que viven hacia el sur, los del hotel de turismo.

– No sabría decirle, no mantengo contacto con ellos desde la muerte de mi madre.

– Lo lamento mucho – Se detuvo frente a las pliegos sin cortar de billetes – voy a explicarle cómo funciona esto. Para mí suerte alguien a quien conozco trabaja en la casa de imprenta, por lo que tenemos los moldes originales de los billetes que se imprimen, es así como estas hermosuras no son detectadas de ninguna forma – Me entregó un fajo de billetes que acaban de cortar ahí mismo sobre la mesa – como puedes ver la textura del papel es la misma que uno original – abrió su billetera entregándome otro.

– Tiene talento, Moira.

– Gracias – Sonrió haciéndose una señal con la mano para que la siguiera – vi esto en una serie de netflix – Señaló un montón de pliegos de papel de regalo – los billetes van envueltos y pegados detrás de estos pliegos por lo que al envolverlos – enrollo uno entre sus dedos – solamente es un papel de regalo, cuando vayas a sacar los billetes tomas una de las puntas – agarró un extremo con el dedo índice y pulgar frotándolo para despegar una ligera capa transparente que arrastró con él el resto de billetes.

– Excelente idea.

– Vienen doscientos en cada pliego. Thomas dijo que te llevarás veinte mil – La observé largamente sonriéndole.

– Si me permites llamar para verificar – Tomé mi móvil encontrándome con la señal en blanco – Mierda.

– Tony trae el satelital – Habló cruzando los brazos contra el pecho – puedes llamar desde ese si necesitas privacidad puedes ir afuera.

– Espero no molestar.

– Descuida, Thomas dijo que eras una mujer confiable. No hay problema.

Marqué el número en el enorme teléfono negro probablemente usado en las milicias, estiré la antena acercándome al automóvil para sentarme en el capó cuando comenzó el tono de marcado, mientras me encendía un cigarrillo.

– Si – Cuando escuché su voz la tranquilidad que había obtenido en Irlanda se volteó haciendo que mi estómago se descompusiera, me lamí la boca apretando los ojos – ¿hola?

– Soy Mirina. Estoy aquí en Bangor, te llamo desde un teléfono satelital porque no hay señal a donde me enviaste – Lo escuché respirar desde el otro lado.

– ¿Qué tal estás?

– Moira dice que pediste veinte mil, me dijiste que sólo serían diez.

– Si, le dije a Moira que serían veinte mil porque quería que me llamaras – Me quedé en silencio aspirando el cilindro – necesitaré de tu ayuda en Londres.

– ¿Cuánto quieres que me lleve?

– Veinte mil.

– Vale.

– Mirina...

– No estoy lista para hablar contigo Thomas – Lo Interrumpí para cortar la llamada terminé de fumar mi cigarrillo adentrándome una vez más en el hangar – veinte mil – Dije observando a la sonriente muchacha de inmediato los hombres tras de ella comenzaron a enrollar y guardar los pliegos en cajas – ¿todo está arreglado con Thomas?

– Claro, no tiene de qué preocuparse.

– Tengo algo para usted – Metí mi mano en el bolsillo de mi abrigo para entregarle una cajita a la muchacha – de parte de John Shelby – vi como sus pómulos se sonrojaron mientras guardó el regalo en sus bolsillos.

– Gracias.

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