Aun cuando Cranston se marchó y sabíamos que Eduardo venía en camino, nadie dijo nada. Todos estábamos en shock. No solo por acabar de ver al temerario Cranston, sino porque insinuó saber que la Comunidad estaba allí. Fue entonces que por primera vez en mucho tiempo me sentí vulnerable. Cuando llegué a la Soledad, solté un gran suspiro porque supe que todo estaría bien, que allí estaríamos seguros. Aún después de descubrir que Cranston le exigía tributo a cambio de protección. Pero en ese momento, eso desapareció, me sentí desnudo en medio del bosque a plena noche.
- ¿Cómo lo sabe? –preguntó Laura por fin- ¿Cómo lo sabe?
- No puedo saberlo...seguramente solo lo dijo...coincidencia –tartamudeó Halston.
- No, él lo sabe –respondió Anderson- Tenemos un Judas en casa.
Aún no podía creerlo.
- Pero ¿quién? –preguntó Vanessa asustada.
- Bueno, al menos sabemos que no está aquí presente –susurró Anderson pensativo.
- Podía ser cualquiera –murmuró Alex.
Laura lo miró pálida.
- Más de tres mil habitantes y podría ser cualquiera.
No, no era cualquiera. Sin pensarlo más, seguí mi corazonada y salí corriendo de la habitación. Todos me gritaron para que me detuviera volviera, sobretodo Anderson que estaba más enojado que asustado, pero en ningún momento me detuve. Seguí corriendo aún al salir de las oficinas, por los pasillos de la Soledad poco concurridos por la hora. No tarde mucho en llegar al apartamento que hacia una semana estaba vacío. Me encontré con la puerta abierta y no dude ni un momento en meterme dentro lo que solía ser un pequeño consultorio dental.
Me encontré a Derek y a Roque tomando el desayuno en su pequeña sala improvisada, ambos me miraron confundido.
- ¿Qué quieres? –me regañó Derek.
- ¡Hola, amigo! – saludó Roque.
- ¿Dónde está Vic? –pregunté agitado dejándome llevar por mis emociones.
Antes de que alguno pudiera responder, vi a Vic salir de una de las puertas en la pared. Empalideció al verme para luego correr hacia la cocina del fondo y escapar por la antigua salida de emergencias. Sin pensarlo corrí tras de él, no sin antes tomar un cuchillo de la cocina. Llegué a un largo y aparentemente eterno pasillo de paredes grises y lámparas tristes. Eran los túneles que conectaban todos los locales con las salidas de emergencias.
Miré a ambos lados tratando de averiguar a donde había huido Vic, pero no demoré mucho en averiguarlo pues pude escuchar sus pasos yendo hacia la derecha. Lo perseguí y rápidamente llegué a las escaleras de servicio, me asomé y pude ver a Vic un piso abajo.
- ¡Alto! –le grité tan fuerte que el chico se espantó y tropezó.
Baje a su posición con una velocidad sorprendente, llegando a él antes de que pudiera ponerse de pie. Lo tomé por los hombros y lo golpeé contra la pared enfadado. Noté que el chico estaba pálido, sudando y temblando. Sentí un extraño placer al darme cuenta que me temía a mí y a lo que pudiera hacerle, me hizo sentir fuerte. Lo miré a los ojos, aunque él se esforzaba por apartar la vista, esperando ver alguna respuesta, algo que confirmara mis sospechas, él era el espía. Él arruinaría todo. No pude evitar que se me cruzara por la cabeza a la Soledad en llamas con Vic riendo junto a Cranston.
- Eres tú –lo acuse muy seguro de mí mismo.
- ¿De qué hablas? –me preguntó asustado.
- No engañas a nadie, desgraciado –estaba muy enojado.
- Ese refugio del que no te gusta hablar...trabajas para él, ¿no?
- No sé de qué me hablas...
- ¡Mientes! ¡Tú estás aquí para destruirnos!
- ¡No! ¡Lo juro!
- ¡Logan! –gritó Jafet de pronto bajando las escaleras hasta nosotros- ¿Te has vuelto loco?
- Es él, Jafet –dije convencido- Él es el espía.
- ¿Espía? –preguntó el chico nervioso.
- Logan, no le hagas daño...
- Por eso se niega a hablar de dónde es...es así como llegó aquí...lo envío para destruirnos...no es coincidencia que recién llegara...
- ¡Logan! Baja el maldito cuchillo –me ordenó Jafet con un grave tonó de voz.
- ¿Cuchillo? –tuve un golpe de realidad. Sin darme cuenta, en mi enojo, había llevado el arma blanca al cuello del chico. Fue entonces cuando sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo, y sentí una gran vergüenza encima. ¿Qué me había pasado? Tiré el cuchillo al suelo, horrorizado de mí mismo.
Jafet se acercó, tomó el cuchillo y se lo guardo en el bolsillo. Vic, por su parte, estaba al borde del llanto. Observé algo de sangre en el suelo, le había hecho un ligero corte en el cuello. Jafet se acercó para revisarlo, pero el chico estaba demasiado asustado que apenas lo dejó.
- No te haré daño –le explicó Jafet y Vic lo dejó acercarse.
Yo estaba muy alterado, asustado de lo que hubiera hecho si mi amigo no se aparecía.
- ¿Todo bien? –gritó Roque desde el pasillo de arriba.
- ¡Si! –respondió Jafet- No bajen, todo está bien.
Vic comenzó a calmarse.
- Tu cortada es superficial, estarás bien –le aseguró Jafet- ¿Qué demonios ocurre aquí?
- Él –lo señalé- Es el espía...
Jafet arqueó las cejas.
- ¿Cómo lo sabes? –preguntó Jafet.
- No lo sé, siempre evita hablar de dónde viene. Dijo que cuidaba caballos, los hombres de Cranston usan caballos.
- El ser humano ha usado caballos por miles de años –me reprendió Jafet.
Me sentí un estúpido, pero al mismo tiempo un incomprendido. Vic ocultaba algo.
- Aunque aún no me explico –empezó Jafet- Roque dijo que saliste corriendo, Vic, ¿Por qué?
- Yo...no...
- Habla –le pidió.
- Esta bien –soltó el chico casi chillando- Pero prometan que no le dirán a nadie...
- Habla –le exigí.
- Logan no está del todo mal, vengo de con Cranston –explicó el chico asustado- ¡Pero solo eso! ¡No soy el espía! Ni siquiera sabía que había uno...
- ¿Qué haces aquí? –pregunté- ¿Él te envío?
- No –respondió Vic ofendido- Huyo de él.
Jafet y yo nos miramos.
- Es horrible ser parte de su...culto. Es horrible...
- ¿Por qué te le uniste en un principio? –preguntó Jafet.
- ¿Unirme? –nos miró confundido- ¿Enserio no saben nada de ese hombre?
- Habla entonces.
- Tú no eliges unirte a él, simplemente pasa. Viajábamos a Nueva York, pero cuando el avión perdió comunicación con tierra tuvimos que hacer un aterrizaje de emergencia. Encontramos la granja y estuvimos bien por meses, hasta que él apareció en octubre, nos prometió protección a cambio de tributo. Cuando nos negamos mató a nuestro antiguo líder, así que el nuevo no tuvo otra opción más que aceptar. Hace unas semanas él reapareció y sin más, sus tropas comenzaron a matarnos a todos. Sobrevivimos unos pocos, a los que nos dio la opción de seguirlo o morir...en cuanto tuve oportunidad, escapé.
Me sentí apenado.
- ¿Por qué lo callaste? –preguntó Jafet.
- Para evitar algo similar –me señaló- Nadie me aceptó en otros campamentos por estar vinculado a Cranston...
Jafet chasqueó la lengua y me lanzó una mirada seria.
- Pues me parece convincente.
- ¿Van a denunciarme? –preguntó asustado- No puedo volver allá afuera...no duraría.
- No lo sé, Logan, ¿Vamos a denunciarlo? –el chico claramente estaba muy decepcionado de mí, y yo también.
- Tranquilo...tu secreto estará a salvo con nosotros –le respondí sin poder mirarlo a los ojos, quise disculparme con él, pero ni siquiera fui capaz de ello.
Jafet me pidió que lo dejara a solas un momento con él así que fui devuelta al pasillo. Mientras los esperaba hice un gran esfuerzo por olvidar lo que acababa de ocurrir, deseé poder viajar atrás en el tiempo y detenerme antes de cometer tal estupidez. Me sentí enojado, pero ya no con Vic, sino conmigo por dejar que Cranston me pusiera así.
Poco después apareció Jafet y sin decirme nada emprendió la marcha por los túneles hacia nuestro departamento. Estuvimos unos minutos en silencio hasta que por fin habló.
- No debiste actuar así –me dijo Jafet.
- ¿Les dirás a los otros? –pregunté.
- No lo sé.
- ¿Guardaremos su secreto?
- No lo sé.
- Aún no confío en él –admití, y era cierto. Me arrepentía por actuar forma tan agresiva pero aún conservaba mis dudas sobre la lealtad de Vic.
- Yo tampoco confío en él –me reveló- De hecho, tuve las mismas sospechas que tú, ¿Cómo crees que te encontré? De milagro que lo hice porque si no, quien sabe que hubiera sido de ese chico...
- Creo que me estoy volviendo loco –admití.
- No, es Cranston...te afectó. A todos...
- Sí, pero...no sé...en serio algo anda mal conmigo.
- Amigo, es el apocalipsis –hizo una mueca.
- Supongo... deberíamos decirle a los demás...
- Si le decimos a los demás, él podría denunciar que intentaste matarlo –me miró seriamente, y el comentario me llegó como un balde de agua fría.
- Es peor ser un espía –me defendí- Bueno, eso sí es el espía...
- No hay muchas pruebas...suficientes para sospechar de él, pero no suficientes para afirmar que es él. Es decir, admitió venir de con Cranston. Eso querría decir que él lo envío, si así fuera, él habría enviado a alguien mejor.
Me sentí aún más estúpido, otra vez.
- Y si no fuera enviado por Cranston, supongamos que es un chico que solo llegó, nos vio y lo contactó para vendernos... no habría mentido diciendo que estuvo con Cranston.
- ¿Pero y si huyó de con Cranston? ¿Y si nos vio y prefirió delatarnos a cambio para volver con él? –le propuse pensativo.
Jafet se encogió de hombros.
- Entonces, lo que dijo sobre estar con Cranston sería real... ¿Por qué sacrificar un lugar tan cómodo como este por estar en un lugar tan horrible con él? Además, por encima de todo lo anterior. Apenas vimos al chico ayer, ¿Cómo contactó a Cranston en tan poco tiempo?
- Creo que tienes razón...lo siento.
- No le diremos a nadie por ahora –me dijo Jafet- Eduardo iniciará una investigación...a ver que descubre él.