Capítulo 1

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Dicen que el tiempo es relativo, y aunque que Einstein no se refería específicamente a esto creo que es buen ejemplo. Para ti, lector del futuro, pudieron haber pasado segundos, minutos, horas, algunos días incluso entre la primera parte de mi historia y esta. Pero en realidad, ha pasado mucho tiempo desde aquel día que abandonando Newbury Place mientras huíamos de Cranston decidí escribir mi historia en esta libreta. Y hace tan solo unas semanas escribí justo sobre ese momento. ¿Lo ves? El tiempo es relativo.

Y pasé toda esta semana pensando... ¿ahora qué? Estos fueron siete meses enteramente difíciles, en serio. Cada vez que nos sentíamos seguros y en paz, el apocalipsis nos enviaba de vuelta algún reto para recordarnos que aquí no existe más la paz. Y escribir mi historia, del primer mes del fin del mundo, fue un verdadero apoyo para mí. Me ayudo a superar muchas cosas, por ejemplo, la pérdida de uno de mis mejores amigos, Austin. Y aunque aún no pasa un solo día en el que su nombre no se me cruce por la cabeza, sobrellevarlo fue más sencillo mientras escribía. Y ahora qué las cosas se han tornado realmente complicadas y no veo como todo podría mejorar y terminar bien, creo que necesito volver a escribir- Es esta la principal razón por la que he decidido seguir mi historia.

¿Pero desde que punto? Aunque sé que estarán intrigados por saber que sucedió durante estos largos siete meses desde que dejamos mi pueblo en busca de mis padres con el diablo pisándonos los talones, creo que sería mejor iniciar desde el inicio de estos terribles acontecimientos que me han forzado a seguir escribiendo. Ya entenderán por qué.

El inicio de este gran caos empezó hace unos cuantos días, cuando la Comunidad del Mono registraba la Zona de Cuarentena Número 48, al Sureste de Nuevo México. Era septuagésimo tercer refugio que visitábamos y al igual que el resto, se encontraba desolado y en precarias condiciones. Mientras que el resto se trataba de viejas bases militares, escuelas o bodegas adaptadas; este había sido construido específicamente para albergar sobrevivientes sanos del brote.

El 19 de septiembre, el Coronel Dick Marion del Batallón 157 recibió un telegrama de la Base de Operaciones en Los Ángeles; donde específicamente se le pedía que supervisara la construcción de un nuevo centro de operaciones que albergaría a un grupo de sobrevivientes de una docena de aviones que hicieron aterrizajes de emergencia en las carreteras de Texas. Doce días después, el complejo estuvo terminado y listo para ser utilizado. Rápidamente comenzaron a albergar a otros refugiados de las evacuaciones realizadas en el estado, hasta que el número de habitantes del lugar superó los 3,000 de límite. Parece que fue entonces cuando en el área médica se filtró el virus y muchos comenzaron a morir. El Coronel no tuvo más opción que sacrificar el complejo al considerarlo una causa perdida. Luego de quemar el lugar, el partiría a California a defender las grandes ciudades bajo sitio.

Eso suponiendo que la bitácora del Coronel que encontramos en su oficina fuera real y no estuviera comprometida. En todo este tiempo registrando Centros de Cuarentena en busca de nuestras familias aprendimos a analizar los archivos a fondo, fue así como encontramos un mapa con la gran mayoría de los centros existentes; eso nos ahorró mucho tiempo y facilitó mucho las cosas. Así que este se convirtió en el protocolo básico de búsqueda: arribar al lugar, abrirse paso entre los Errantes hasta las oficinas centrales, revisar los archivos en busca de toda la información que pudiéramos recopilar y luego tachar el lugar del mapa, marcar los nuevos centros de los que tengamos conocimientos y seguir al más cercano.

Y a pesar de haber estado en tantos lugares, cada uno con sus retos, el último rastro de nuestros padres que teníamos era de hacía varios meses. Encontramos el nombre de los padres de Vanessa en los restos de los registros incinerados de un Campamento Militar abandonado a unos kilómetros de El Paso.  El encontrar la información nos llenó a todos de esperanza, y nos motivó a seguir adelante. Nos establecimos en la Soledad donde fuimos bienvenidos y hemos estado visitando cada lugar del más cerca al más lejano. Y hasta ahora...nada.

Pandemia Parte IIWhere stories live. Discover now