La Primera Ruptura

By Julie18_08

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Lo único que Derek deseaba en la vida era equilibrio y tranquilidad, pero con lo exigente que era consigo mis... More

0. Un discurso inolvidable
1. Una residencia casi vacía
2. La ironía de la ventana
3. Era un buen tipo
4. Algunos favores
5. Ventajas y desventajas de una amistad
6. La chica de la fiesta
7. Lo que la gente piensa
8. La inexistencia del amor
9. Respira
10. No está bajo control
11. Patrones
12. Amigos y sus amantes
13. Algo de malhumor
14. Compañeros en la tragedia
15. Malentendidos
16. Terapia: la profesional y la amateur
18. Un momento
19. Viaje
20. Relaciones fracturadas
21. Cuestionamientos
22. Sigue corriendo
23. Coincidencia
24. Ser cuidadoso
25. Buenos términos
26. La posible existencia del amor
27. Relaciones platónicas
28. ¿Qué?
29. Bajo la lluvia
30. Acuerdos
31. Casi
32. Un poco de caos
33. El glamour de la mañana
34. Un límite difuso
35. Hablando del drama
36. Cambié, ¿tu cambiaste?
37. Un juego perdido
38. Una noche sin sueño
39. Una prueba
40. Se acerca
41. Como lo concretamos
42. Los últimos días
43. Casa
44. Algunas cosas inevitables
45. Más que un hotel
46. En lo público
47. Ir con lentitud
48. Un joven con reservas
49. Perturbaciones
50. Unas últimas palabras

17. Dos ventanas

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By Julie18_08


Tenía que dejar de aceptar las invitaciones de Victoria a la casa de su sororidad, Dana me iba a matar si se enteraba. Esta era la tercera vez que el buen tipo que llevaba en mi interior no se atrevía a decirle que no y, aunque nada extraño había sucedido desde la vez en que nos encontramos en la librería, no podía ignorar el hecho de que había una tensión entre ambos.

Era tan fuerte que me había comenzado a preguntar si era gracias a que no nos encontrábamos solos que nada sucedía. Era una pregunta importante, ya que no quería estar en una posición donde se me nublara la mente y cometiera el error de volver a acostarme con ella. Porque, maldición, era una posibilidad.

Con esto en mente volví a poner mi atención sobre Lisa y me relajé al saber que estaba allí. Su compañera de sororidad, o hermana como ellas se llamaban, tenía que ser una de las chicas más agradables que había conocido en la universidad. Era una ávida fanática del deporte y seguía a todos los equipos que tenía la universidad, por lo que en el fondo de su closet guardaba una caja con camisetas de cada uno de ellos. Era gracioso, porque admitía que ese hobby se salía por completo de su fachada de chica ultra femenina, pero era algo que a mi parecer sólo la hacía más interesante.

En ese momento estábamos sentados en la sala y Lisa hablaba acerca del equipo de basketball mientras que yo la escuchaba con atención, a diferencia de Victoria, quien leía un libro ignorándonos. Otra vez me pregunté por qué estaba allí.

-Como sea, creo que ya se me acabaron todos los chismes deportivos del equipo.- suspiró la chica.

-Estás muy bien informada.- le comenté.

-Tengo una red de amigos que maneja información privilegiada.- sonrió orgullosa.-Si alguna vez necesitas enterarte de algo, solo dímelo.-

-Lo tendré en mente.-

-Me agradas, deberías venir más seguido.- dijo.

-Ya veremos.- dije entre dientes, mirando a Victoria de reojo y atrapándola observándome.

-Bueno, yo ya debería irme.- anunció Lisa.-Unas amigas me esperan, pero me distraje charlando contigo.-

-Oh, ok.- asentí.

-Iré por unas cosas a mi cuarto, nos vemos.- se despidió.

Apenas Lisa salió de la habitación esa cosa extraña que sucedía cuando estaba con Victoria apareció y mi postura pasó a ser más bien rígida. La chica cerró el libro que leía y comenzó a ordenar sus papeles en una pila que sostuvo con ambas manos.

-¿Quieres subir?- me preguntó a medio camino entre la sala y su salida.

Miré las escaleras y me froté la nuca con cierta impaciencia. Allí arriba ya se encontraban dos puntos con historia complicada, no estaba seguro de querer acercarme a ellos y la verdad era que Victoria continuaba poniéndome los nervios de punta.

-Ok.-

Me puse de pie y la seguí, mi mente se desconectó por completo hasta que me encontré en su habitación observando sus cortinas estampadas. Era un cuarto relativamente amplio, cubierto por colores purpuras y grises, la ventana era amplia y un suave aroma a lavanda impregnaba el ambiente.

Victoria guardó sus libros en un estante y luego comenzó a mover algunas cosas en la habitación, como bolsos dentro del armario y lapices abandonados a su suerte en el escritorio. Ok, no estaba pasando nada, tal vez estaba siendo paranoico.

-No deberías estar tan nervioso.- la escuché decir.

-¿Ah?-

Suspiró y se aproximó a mí, deteniéndose a una distancia bastante intima. Yo era varios centímetros más alto que ella y definitivamente más fuerte, pero aún así me sentí bastante indefenso cuando puso sus ojos marrones sobre mí. Ella siempre me miraba como si fuera algo complicado, como si no lograra entender qué estaba viendo y eso no ayudaba a mi nerviosismo.

-Deberías poder hablar libremente.- dijo.-Nuestras circunstancias son similares, podemos ser amigos en esto...-

-¿Cuando dices "esto" te refieres a las consecuencias de un corazón roto?- le pregunté.

-Puedes llamarlo así.- sonrió sin mirarme.

Respiré hondo y de esa forma logre que mi cerebro se oxigenara, y pronto mi cuerpo siguió ese camino de claridad. Victoria continuaba frente a mi y, porque mi cerebro era extraño, alcé mi mano izquierda y alejé un mechón pelirrojo de su rostro .

Otra vez mis acciones contradijeron mis pensamientos, por lo que me incliné y le rodeé la cintura con el brazo para alzarla lo suficiente con tal de alcanzar su boca. Besarla se sentía como un sedante ligero, como algo que calmaría el dolor por unos minutos pero que no era capaz de eliminarlo.

Era impresionante lo que el contacto físico podía hacer, incluso aquel que no estaba acompañado de nada más. Mi mano y mi boca estaban con ella, pero no podía dejar de pensar en que besar a Alice era mucho más satisfactorio y placentero. Cuando habían sentimientos involucrados todo se multiplicaba y cobraba un sentido.

Victoria me arrastró hasta la cama y pronto estábamos sentados en ella, luego estábamos recostados y entrelazados. Nuestra ropa estaba algo alborotaba, pero continuaba en su lugar. Ella era la más impulsiva de los dos y pronto sentí sus manos sujetando el borde de mi pantalón en busca de la cremallera.

Todo se desarticuló y alejé sus manos de mi, sosteniéndolas con cuidado sobre su cabeza sin dejar de besarla en el cuello. Continuamos besándonos por unos pocos minutos, cada vez más despacio hasta que todo se detuvo y el contacto comenzó a desvanecerse.

-Victoria.- dije.-¿En verdad quieres tener sexo sin sentido conmigo?- le pregunté.

-Quizás.- dijo en un murmullo.

-¿Por qué?-

-Eres una buena distracción.- dijo deslizando su mano por mi pecho.

-No nos merecemos ser distracciones.-

Esto pareció remover algo dentro de ella, porque su expresión cambió radicalmente haciéndola ver pensativa y alejada del presente. Esperé pacientemente porque sus ideas se organizaran y repasé las mías.

-Cuando estaba con Jimmy era realmente delicado, necesitaba mirarme a los ojos y escucharme, le gustaba el silencio porque así podía darme toda su atención.- me contó.-Nunca me había sentido tan especial con un chico y no sé si vuelva a sentirlo.-

-Aún no entiendo qué paso entre ustedes.-

-Fue mi culpa.- suspiró frotándose los ojos.-Me asusté, como una estúpida, me asustó darme cuenta de que no concebía un día sin él y me acosté contigo porque soy estúpida.-

-No eres estúpida, pero no deberías volver a... tu sabes.-

-Tu fuiste más... intenso.- rió.

-Estaba ebrio.- rodé los ojos.-Y probablemente estaba molesto, dos cosas que seguramente no me hicieron el amante más preocupado.- comenté.

-Estuviste bien, tienes una buena energía.- aseguró.

-Lo sé.- reí alejándome.-Agradezcamosle al deporte, supongo.-

-Cuando estabas con tu ex novia ¿cómo era?- preguntó.

-No creo que hablar de nuestras relaciones sexuales con nuestros ex sea una buena idea.- dije.-Si quieres hablar de sexo, podemos hablar de miles de temas.-

Victoria se acomodó en la cama y entrelazó sus manos sobre su estomago, observando el techo con el ceño ligeramente fruncido mientras pensaba.

-Cuando estaba más joven me aterraba la idea de estar con alguien de esa manera.- comenzó.-No podía imaginarme dejar que me vieran desnuda o dejar que alguien me pusiera las manos encima, era tan... extraño pensar en eso.- dijo.-Mi primera vez no fue muy buena, lo que no es raro... pero aún así me dejó más segura de que eso no era lo mío.- rió.

-Las primeras veces no son las mejores.- concordé recordando la confusión y la vergüenza.-Todo es tan nuevo.-

-Sí.- asintió.

-Pero eso lo hace tan interesante, es tan... no sé cómo decirlo, el explorar a alguien y dejar que te exploren, descubres un mundo de sensaciones y de posibilidades. Y no es algo estrictamente del cuerpo, al menos yo necesito más que eso.- dije mirándola y sintiendo alivio cuando noté que ella entendió.-Lo extraño...- suspiré.-Podría hacerlo contigo, pero no tendría razón de ser.- dije con sinceridad, esperando no ofenderla.

-Tu no piensas en el sexo como todos los chicos.- comentó sin más.

-Tiendo a pensar demasiado en todo.- respondí de forma automática.

-Quizás por eso no me asusta estar contigo, me recuerdas a Jimmy, de alguna manera.-

Ella no me recordaba a Alice. No se parecía físicamente a ella, pues mi ex tenía el cabello largo, ondulado y de un hermoso color miel, sus ojos destelleaban vida y se veía como una ganadora cada vez que sonreía. Sus personalidades tampoco se comparaban, Alice era reactiva y siempre tenía emociones fuertes que escuchaba con atención, se dejaba llevar por sus sentimientos con facilidad y cuando una idea se instalaba en su cabeza era imposible cambiar su opinión.

La alejé de mi mente cerrando los ojos con fuerza, pensar en ella y en su forma de ser me hacía pensar en sus motivos para dejarme y no quería buscar explicaciones. Primero necesitaba entender qué sucedía conmigo y luego podía ocuparme de entenderla a ella.

-Victoria, no quiero que esto vuelva a pasar.- dije al fin.-Podemos hablar, pero esto no...-

-Entiendo, está bien.- me interrumpió.

El ambiente en la habitación de Victoria había sido pesado, pero ahora la situación se había aligerado considerablemente. Y fue cuando estábamos contemplando el techo que unos golpecitos resonaron a nuestro alrededor. Nos miramos con una ceja alzada y nos erguimos rápidamente, ella se levantó y fue hacia la puerta.

-¿Sí?- preguntó.

-Soy yo.- dijo una voz masculina.

No había conocido con anterioridad a Jimmy Fergusson en persona, es decir, lo había visto en el periódico de la universidad y en algunos eventos a beneficencia, pero me sorprendí al reconocer su voz. Además, la expresión de pánico en el rostro de Victoria me dio toda la información que necesitaba.

La chica fue hacia la puerta y prácticamente pegó todo su cuerpo en ella, con suavidad le puso el seguro y luego se volteó a verme. Yo continuaba sentado al borde de la cama, pues asumí que estábamos perdidos y que no lograríamos salir de esta. A parte de eso Jimmy se había enterado de lo sucedido en la fiesta y no creía que la situación actual fuera a ayudar, en fin, simplemente nos quedaba enfrentarlo.

-Tienes que...- susurró y sus ojos se fueron directamente a la ventana.

-No...- negué con una sonrisa nerviosa.-No, no, no.- repetí poniéndome de pie y yendo hacia ella.-No voy a salir por esa ventana de nuevo, estás loca ¿te das cuenta de como estoy?- pregunté apuntando mi yeso.

-¿Victoria?- preguntó Jimmy.-Si no quieres hablar, está bien...-

-¡Espera!- exclamó ella y vi el anhelo en sus ojos.

-Ábrele.- susurré.

-No, esto se ve muy mal creerá que estábamos...- se quedó en silencio ante mi mirada de "Sí, eso era exactamente lo que casi hicimos"-Como sea, él no sabe que esto no es...-

-Mira, mientras más te demores en abrir más sospechará cuando vea que estoy aquí.- le dije con tranquilidad, a pesar de que los latidos de mi corazón se habían acelerado.

-No puedo.- insistió.

-Se ve como un tipo razonable.- dije.-No creo que... no sé, ábrele.-

-¡No!- masculló.

Rodé los ojos exasperado ante lo ridícula de la situación y la alejé empujándola suavemente con mi cuerpo, ella puso resistencia y pronto los dos estábamos tratando de alejar al otro de la puerta. Mantener aquello en silencio era complicado, así que ambos nos comenzamos a regañar en susurros cada vez más frenéticos.

-Volveré mañana, si quieres hablar.- dijo Jimmy y hasta yo sentí ganas de decirle que no se fuera.

En ese momento dejé de contener la fuerza con la que había estado manejando ese silencioso forcejeo y la alejé con un poco más de empeño, el cual fue suficiente para ganarme el lugar. Quité el seguro con rapidez y luego abrí la puerta, manteniendome detrás de ella con tal de que mi cara no fuera lo primero que Jimmy vería.

-Hola.- dijo él casi en un suspiro.

La forma en la que esa simple palabra fue pronunciada fue suficiente para transmitir todo el alivio y la felicidad que ese chico estaba sintiendo en ese momento. Me arrepentí enseguida de haber abierto y me pegué lo mejor que pude a la pared. Era estúpido, esto había sido un error. Si me veía toda su esperanza iba a desvanecerse y yo no quería ser el causante de su miseria. Era un tipo demasiado bueno...

-James.- dijo Victoria mirándome de reojo, el nerviosismo se le salía por los poros.

No quería mirar, por lo que me llevé la mano a los ojos y le recé a quien fuera por hacerme invisible, o porque apareciera un agujero en el piso que me tragara. Como eso no iba a suceder, lo mejor que se me ocurrió fue hacerle un desesperado gesto a Victoria indicándole que lo sacara del cuarto en ese mismo instante.

-Me alegra tanto que decidieras abrirme.- dijo él.

-¿Cómo entraste?- preguntó ella.

-Tami acaba de llegar, me dejó entrar... lo siento, sé que no es bueno haberme aprovechado de eso, pero en verdad quería verte.-

Por la forma en la que Jimmy pronunciaba cada palabra no dudé que estaba completamente enamorado de Victoria, le hablaba con tanta ternura y cariño que estuve a punto de salir de mi precario escondite a gritarles que tan solo se besaran y se reconciliaran.

-No puedes entrar así a la casa.- dijo ella sin seguir mi plan de echarlo, pues estaba estática en su lugar.-Por favor, vete.- le pidió.

Los ojos de Victoria ya no estaban sobre mí, a decir verdad, me convertí en un mueble y toda su atención estaba en el chico. Vi la forma en la que sus ojos se humedecieron y casi morí, esta era una escena que yo no debería estar presenciando, era algo que solo ellos dos debían compartir.

Moví cautelosamente mi mano para llamar la atención de la chica una vez más y le apunté hacia mi espalda, para que entendiera que quería que sacara a Jimmy, pero justo en ese momento él entró cerrando la puerta y la abrazó.

Me quedé de piedra, apenas respirando y rezando porque los latidos de mi corazón no me delataran. Estaba justo tras la espalda de Jimmy, él no me había visto y eso ya era un milagro. Era una situación casi imposible, pero aún así estaba sucediendo y no lo podía creer.

-Te extraño tanto.- dijo él.-Sé que dije que iba a darte tiempo y espacio, pero no sé si...-

-No ahora, por favor.- le pidió ella.

Victoria me miró con el ceño fruncido por la preocupación y esta vez gesticulé un "Por favor" ya no soportaba estar allí atrapado, necesitaba irme de la forma que fuera, pero sin interrumpir. Ella pareció contener el aire, pero luego soltó un largo suspiró y me indicó la ventana. Al hacerlo sentí que mi pulso se aceleraba aún más, pero ella no me dio tiempo para pensarlo y rodeó a Jimmy con sus brazos.

Lo alejó de la puerta rotando suavemente, por lo que yo mismo tuve que avanzar con lentitud hacia la derecha a medida que ella se movía. Pegado a la pared avancé como si estuviera al borde de un precipicio y cuando llegué al marco de la ventana pronuncié una inaudible maldición. Esto no me podía estar pasando.

-Sabes que no me gusta presionarte, no es lo que pretendo hacer ahora...- comenzó Jimmy.

Hice oídos sordos a su conversación y con sumo cuidado levanté la ventana, mirando por sobre mi hombro a cada momento y asegurando de que él continuaba dándome la espalda y enfrascado en su conversación. Puse parte de la cortina sobre el seguro para amortiguar el "clic" que iba a hacer, lo cual funcionó de maravilla, y empecé a levantar la ventana con un brazo y a la velocidad de un caracol.

Fueron los minutos más largo de mi vida, pero cuando logré abrirla lo suficiente como para pasar sentí un alivio impresionante que pronto fue opacado por el pánico. Aún así alejé todo de mi mente y saqué un pie por la ventana, luego el otro. Esta vez no estaba distraído, en realidad toda mi concentración estaba puesta en hacer esto bien y en no caerme. No, no iba a caerme.

Las molduras de la casa eran lo suficientemente gruesas y firmes como para poner un pie sobre ellas, por lo que me afirmé con fuerza de ella con mi mano y pegado a la pared comencé a avanzar hacia la derecha. Miré hacia abajo, buscando una forma segura de llegar al patio, pero tras unos minutos de planificación me di cuenta que no llegaría lejos con un solo brazo.

La única opción viable era aprovecharme de la ventana abierta de la habitación contigua y entrar a ella. No me gustaba la idea de meterme en el cuarto de otra chica, pero estaba en una posición de lo más precaria y en tiempos desesperados este tipo de cosas debían hacerse.

Respiré hondo y me deslicé suavemente por las molduras hasta llegar a la ventana abierta, la cual subí con rapidez. Me lancé dentro del cuarto sin ninguna clase de delicadeza, cayendo estruendosamente sobre una alfombra y golpeándome todo el costado derecho del cuerpo.

-¡¿Qué mierda?!- chilló una muchacha.

-Shh.- me llevé una mano a los labios mientras agonizaba por este nuevo golpe y me puse de pie lo más rápido que pude.-No es lo que parece, lo juro, pero por favor, guarda silencio.- le pedí.

Por suerte la muchacha solo estaba sentada en su cama con una computadora abierta y me miraba con el ceño fruncido, y así fue hasta que en su rostro apareció algo muy parecido al reconocimiento y sus facciones se relajaron.

-Tu eres ese chico que Victoria ha estado trayendo.- dijo más calmada.

-¡Sí!- exclamé con jubilo.-¡Sí!- repetí.-No soy un ladrón ni un pervertido, lo juro.-

-Oh, mierda.- dijo llevándose ambas manos a la boca.-Mierda, la jodí.- continuó.

-¿Qué?-

-Dejé que Jimmy entrara porque pensé que estaba sola.- dijo apenada.

-¿Eres Tami?-

-Sí.-

-No, está bien.- le dije.-En realidad con Victoria solo somos amigos, pero no quería que Jimmy lo malentendiera así que...-

-¿Así que te saliste por su ventana y llegaste aquí?- preguntó.-Con un brazo enyesado.- apuntó.

La forma en la que lo dijo lo hizo sonar como una de las cosas más estúpidas y sin sentido de la vida, y no pude hacer más que estar de acuerdo con ella y asentir algo avergonzado.

-Ahora me iré lentamente y en silencio.- anuncié yendo hacia su puerta y haciendo un escaneo mental de los lugares que me dolían.

-Ok... fue un placer.- dijo con duda.

-Un placer.- asentí estrechándole la mano. 









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