Enamorada De Mi Profesora De...

Da DiablaSanta09

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La vida nunca es como se espera, da cada golpe que ni siquiera podemos imaginar. Para Jess Schneider, ese gol... Altro

PRÓLOGO
Día I
Día 7
Día 11
Parte sin título 6
Parte sin título 7
Parte sin título 8
Parte sin título 9
Parte sin título 10
Parte sin título 11
Parte sin título 12
Parte sin título 13
Otra Parte Sin Título
Otra Parte Sin Título 2
seguimos sin título
Parte sin título 1/3
parte sin título
parte sin título
"primeras veces"
"primeras veces parte 1"
"primeras veces parte 1/2"
"primeras veces parte 2"
Parte sin título
Punto y coma.
parte sin título 26
parte sin título 27
Parte Sin Título 28
parte sin título 29
Nancy I extra
parte sin título 30
Parte sin título 31
Nancy II extra

Día 4

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Da DiablaSanta09

Jess Schnneider se reclinó en el diván y se revisó las uñas; era hora de ir a la manicura.

Trato de no sentir mucho, Brooke, ya lo sabes. Me parece que si lo hago, no puedo disfrutar de la vida.

¿Y es por eso que has estado viniendo cada jueves desde hace seis años? ¿Por qué eres muy feliz con la vida que tienes?

Si fuese tú no lo pondría de ese modo. ¿Sabes? no habla bien de tu capacidad como psiquiatra. A lo mejor cuando yo te conocí, estaba perfectamente normal, y eres tú quien está volviéndome loca.

Eso es darme un crédito excesivo. Y no es gracioso— dijo seria la doctora —Hablemos de ese día en que te separaste de Ed.

Jess se removió incomoda en el diván. Sabía bien lo que Brooke buscaba.

Ese tema está más que cancelado.

Resulta sumamente interesante que mantengas la relación con tu madre y que al mismo tiempo te distancies de tu hermano justamente el mismo tiempo en el que te separaste— Jess se encogió de hombros.

Mi madre es actriz, yo abogada aparte de profesora. Ambas nos sentimos cómodas al fingir.

Lo que quiere decir...

¿Alguna vez has leído alguna de tus entrevistas? siempre cuenta que vivimos una vida pobre y patética, aunque muy llena de Amor. Fingimos que es verdad.

—Vivían en  Bakersfild  cuando la mentira patética y llena de amor terminó ¿No es cierto?— Jess permaneció en silencio y Brooke continuó —Si bien recuerdo eso fue hace siete años.

—No sigas— repuso Jess

Brooke la miro fijamente

Por favor no retrocedas, estamos progresando.

—Otro progreso así y necesitaré una ambulancia. Mejor deberíamos hablar de mi práctica profesional, que por eso vine a verte. Estos días es como una olla de presión en el juzgado familiar. Ayer llegó un padre haragán, detuvo en seco su Ferrari y juró que estaba en bancarrota. No quiso pagar la matricula de su hija. Encima comenzaron las clases de la Universidad de la clínica donde soy socia y enseño temas sueltos y una chica que ingresó en el primer año me desafió y se largó, yo ni cuenta me había dado del tiempo, ella parece que será una buena alumna.

—¿Por qué sigues pagándome a mi si no estás dispuesta a hablar de la raíz de tus problemas?

—Eso ya no importa

—Entonces, ¿Por qué no hablas del tema?

Jess debió haberlo visto venir. Bajo los ojos a su reloj de oro y platino.

Mala suerte Brooke. El tiempo acabó. Creo que tendremos que resolver mi engorrosa neurosis la próxima semana.— se puso de pie 

Jess,  ¿Te gusta tu vida?— Preguntó Brooke

No se esperaba algo así

—¿Qué puede no gustarme? Soy doctora aunque casi no lo ejerza, profesora y también soy la mejor abogada especialista en divorcios del estado. Vivo...

—Sola.

—En un condominio estupendo en Pike Place Public Market y conduzco un flamante Porsche.

—¿Y la familia?

—El año pasado tuve hospedada a mi madre en mi casa por una semana. Seguro me hará otra visita este años para ver la final de word of dance por NBC

¿Y Jake?

—Mi hermano y yo tenemos problemas, lo reconozco, aunque nada de importancia. Es solo que estamos demasiado ocupados para vernos.

Brooke permaneció callada y Jess se apresuró a llenar el silencio

—De acuerdo, la manera en que desperdicia su vida me enloquece. Es lo suficientemente inteligente para hacer cualquier cosa y sin embargo está atado a ese basurero absoleto al cual ellos llaman mecánica.

—Con Ed.

—No quiero hablar de mi hermano y en definitiva no quiero hablar de Ed.

Brooke golpeó la pluma sobre la mesa

Muy bien. Ahí te va esto: ¿Cuándo fue la última vez que dormiste con el mismo hombre dos veces?

Ahora me gusta mucho variar.

Así como te gustan los hombres jóvenes, ¿Verdad? Hombres que no desean comprometerse.

—Yo no deseo una casita con una valla de estacas a las afueras y la vida familiar no me interesa.

—¿Y la soledad? ¿Te gusta?.

—No estoy sola— respondió con terquedad—, soy independiente. A los hombres no les gustan las mujeres fuertes.

—A los hombres fuertes, sí. Y las mujeres fuertes son capaces de enfrentar sus temores y hablar de los errores dolorosos que han cometido en su vida.

Jess titubeó

Lo siento, Brooke. Debo irme, nos vemos la próxima semana— y salió

Afuera hacía un espléndido día de junio, demasiado bello para ser apenas principios de verano. En el resto del país , la gente nadaba, cocinaba al aire libre y organizaba días de campo junto a la piscina. Aquí, en el viejo y buen  Seattle, todo el mundo revisaba metódicamente su calendario y decía entre dientes: maldición, ya es junio.
  Esa mañana sólo se veían algunos Turistas, forasteros reconocibles por el paraguas bajo el brazo. Jess cruzó la calle atestada y se detuvo en el verde césped que había frente a la fuente. Ante sus verdes ojos, el azul oscuro de las montañas Puget Sound se extendía en el claro horizonte. Deseó que esto la reconforta, como solía suceder, pero hoy su mente estaba atrapada en otra red de otro tiempo y otro lugar.
  Sus dedos se tensaron en el barandal. La doctora Cavenaugh estaba errada. De nada serviría hablar de la dolorosa elección que había tenido que realizar, ni de los años solitarios que siguieron a ésta. Estaba absolutamente segura de que su pasado no era una recopilación de recuerdos que pudiera someter a tratamiento, sino más bien una enorme maleta Samsonite con una rueda estropeada. Lo único que podía hacer era llevarla arrastrando tras de sí.
Elevó el rostro y suspiró, dió unos pocos pasos y se montó en el coche rumbo a la universidad.
  Ingreso al salón como lo hacía siempre: con mucha clase. Cabeza en alto, rostro sin expresión alguna y mirada mortal.
Era el cuarto día de clases y en cada clase la pelirroja de primera fila algo tenía que refutar siempre, pero lejos de molestar eso la divertía, de forma interna obviamente. Nunca nadie se había atrevido a desafiar su autoridad en toda la Universidad y clínica cada vez que se ponía a cargo de algún interno. El interno al que ella preparaba era aquel que sobresalía en sus notas y méritos por aprender.
  Ella no conocía el nombre de las personas interesadas en su clase, ni le interesaba en lo más mínimo. Pero quería saber el de la valiente pelirroja, aunque tampoco quería que Franchesca, quién daba el parte para que firmen su asistencia, le dijera. Quería oírlo de la propia boca de la ojiazul. Tampoco se rebajaría en preguntárselo. Dejó sus cosas en el escritorio, arrastró una silla, se sentó y cruzó sus torneadas piernas y brazos también. Observo a los cada vez más pocos estudiantes y ellos eran espectadores de lo que hacía.

Buen día. Hoy comenzaremos con el primer tema, el hostigamiento ¿Saben de qué va? ¿Alguien ya lo investigó? ¿Leyeron algo sobre el tema?

Jess observa a los estudiantes y nadie siquiera se mueve.
La pelirroja por el contrario está jugando con su pluma.

Señorita, si su pluma es más interesante que mi clase, le pido que se retiré.

Scarlett arroja su pluma y encesta en el basurero y ve a Jess de manera desafiante

Graciass... —Repara Jess —Continuemos ¿Alguien?

El hostigamiento es el conocido bullying, leí algo, en el artículo decía que también está el ciberbullying y de ambas maneras se daña el autoestima de una persona.
Habló un nervioso Matt

—Gracias, señor...

Roger, Matt Roger.

Bien, Señor Roger. ¿Algo más? ¿Cómo se produce? ¿Causas?

Se produce con más frecuencia en las escuelas, siempre hay alguien que se cree más que otro y soy Meredith Philpot.

Muy bien.—Dice Jess

En general, las causas o factores que provocan el acoso en los centros educativos suelen ser personales, familiares o  escolares de igual manera. Aunque en realidad no podemos saber bien, ya que no somos quién lo hacemos. En lo personal, creería que el acosador se ve superior, si bien es porque cuenta con el apoyo de otros atacantes, o porque el acosado es alguien con muy poca capacidad de responder a las agresiones y comienza a sentir miedo y rechazo de su entorno, puede ser también tristeza y varias cosas más. Incluso puede que llegue a suicidarse o quien sabe y el día de mañana se convierte en asesino/a.
Asimismo puede pasar de eso y que le dé totalmente igual.

Dice Scarlett como si nada

¿Ya me dirá su nombre, señorita misterio?
Pregunta Jess

Claro que no.
 

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