Lo siento muchísimo, sé que tardé en actualizar, pero aquí está :)
Narra Sean
El silencio se instauró en nosotros desde que Derek le golpeó a Malcom. El tiempo pasaba, y nadie se había acercado a nuestra celda. Cada minuto que transcurría en esa situación tan estresante, me ponía más nervioso.
No podía dejar de pensar en Reese. ¿Estaría bien? Desde el primer grito que había lanzado en aquella prueba, supe de inmediato que sabría cómo ajustarse a cada situación. Por su mirada, su paciencia, y su carácter, no se veía como alguien débil.
Era capaz de muchas cosas, otra cosa es que no lo hiciera.
Cerré mis ojos recordándola. Sus ojos azules, su sonrisa llena de esperanza... Me entristecía el hecho de haberme enamorado de la chica cuyo corazón pertenecía a otro. Lo notaba, lo sabía, y lo sentía. Noah y Reese, ambos se querían aunque la única que lo había dicho directamente fuera Reese cuando el castaño estaba a punto de matarla.
Suspiré frustrado. Nada era peor, que un amor no correspondido.
—Hey amargados, Kara quiere veros—la voz de Lucy me obligó a abrir los ojos con brusquedad.
¿Que nada era peor? Bueno... Eso era discutible.
—Anda, por fin—escupió Malcom con disgusto mientras se levantaba del suelo.
Lucy sonrió frunciendo su ceño mientras analizaba el corte en el labio que tenía Malcom. Sin más palabras, abrió la puerta de la celda junto con cuatro guardias más que cargaban armas y nos lanzaban miradas fulminantes.
Uno de ellos me empujó con su arma, por lo que le gruñí en respuesta transformando mis ojos en rojos. Éste, con miedo, se alejó y desvió la mirada.
Menudos idiotas contrató la CDI.
Todos seguimos a Lucy en el camino sin apenas articular palabra alguna. Malcom iba cabizbajo, Jayden con los brazos cruzados, Irina se encontraba tensa, Connor igual, y Derek iba en modo alerta en cada paso al igual que yo. Seguía sin confiar en Lucy y su forma de pensar tan extremista.
Paramos enfrente de una enorme puerta blanca con bordes grises. Era la sala de las reuniones especiales. Lucy pulsó unas teclas en la pantalla táctil, y la puerta se abrió automáticamente, dejando a la vista a Kara junto a cinco personas más.
Samuel Henning, Daniel y Danna Stewart estando armados de pies a cabeza, uno que desconocía y...Archie Williams.
El hombre, cuyo rostro y poder eran más importantes que la de la propia Kara Mitchell, alzó sus ojos de la tablet que sostenía, centrando su atención en nosotros. Al ver esos ojos color miel, tan duros y distantes, sentí un escalofrío. Sabía de su existencia y de su status en aquella organización y en el gobierno estaunidense en general, pero tampoco es que me hubiera imaginado a Kara trayéndolo al centro.
Al adentrarnos en la sala, la tensión se apoderó del ambiente.
—Me alegra ver a mis inefables favoritos—comentó Kara juntando ambas manos y esbozando una sonrisa con alegría fingida—, otra vez.
—No estamos aquí para que vuelvas a jugar con nosotros—habló Connor con dureza—, sino para acabar con un problema.
—Sí, ya me contaron que mis tres personitas esenciales y poderosas, fueron secuestradas—dijo aquello último con lentitud.
—Lucy, saca a los guardias y después vente—ordenó Archie.
La castaña, quien tenía los ojos fijos en mí, suspiró desviando la mirada para después acatar las órdenes del pelinegro. Segundos después, habló de nuevo, pero esta vez para nosotros:
—Soy Archie Williams, científico de la CDI—se presentó sin apenas mencionar su especialidad, aunque de seguro que los demás se habrán hecho a la idea—, conozco la situación actual. El hecho de que hayáis venido para ayudar nos viene como anillo al dedo. Zac Jones—señaló al hombre desconocido. El rubio sonrió distraído mientras ajustaba la manga de su bata blanca. Se veía demasiado joven. De unos veintimuchos quizás—, tiene la siguiente información sobre los sombras, necesaria para conocer mejor al enemigo e idear nuestro plan de ataque.
—Ajá, pero no lo entiendo—intervinió Jayden sin corte alguno—, ¿Y después que tenéis pensado hacer? Somos pocos contra muchos.
—Vamos a utilizar a nuestros inefables más poderosos—aclaró Kara con pasividad.
—¿Y el resto?—preguntó Irina alzando una ceja.
—El resto, a menos que sea por urgencia, no los necesitaremos.
Un golpe con fuerza en la mesa que nos separaba de ellos, nos sorprendió a todos, dirigiendo nuestra atención en Derek y su rostro enfurecido.
—Me parece que sin trato, nada se podrá hablar—espetó firme—. Tres de nuestros amigos están en sus manos, y el planeta entero está en peligro. ¿Os digo algo? Lucharán los necesarios, sí. Pero cuando todo esto acabe, y estoy muy seguro de que así será, los liberaréis a todos. No somos un peligro, somos una novedad.
—Oh tío, así se habla—Jayden sonrió divertido.
La expresión de Kara se endureció.
—No creo que...
—¿Qué pasa, Kara?—cuestioné alzando la barbilla—, ¿No eran los sombras nuestro único objetivo sano?
Kara me miró con cara de pocos amigos. Al intentar hablar, fue interrumpida por su compañero.
—Trato hecho—respondió con seguridad el Dr. Williams—. No tenemos por qué hacer las cosas de otro modo si no es necesario.
—Archie, sabes que aún no hemos descubierto del todo la teoría del doctor Alex Smith—le reprendió Kara con disgusto.
Sonreí ante eso.
—Lo sé—Archie la miró fijamente. Segundos después, Kara desvió la mirada resoplando a la vez que se cruzaba de brazos.
—Entonces, ¿Sí o no?—insistió Malcom con frialdad en su voz.
—Sí—apareció Lucy a mi lado masticando un chicle con indiferencia.
Me frustraba ver su actitud. Aunque intentara aparentar tranquilidad, estaba seguro de que en su cabeza, reinaba el caos.
—Ahora, es hora de conocer a nuestro enemigo entonces.
Narra April
Me senté en el suelo con Noah a mi lado, ambos mirando hacia la pared de enfrente en silencio.
Nuestras bocas cerradas, pero nuestras mentes abiertas.
El grito era una posibilidad, una opción, una mínima esperanza que junto a nuestras habilidades de lucha, se podrían lograr cosas. Simplemente, necesitábamos un empujón.
—¿Qué tienes?
—Lo mismo de antes. Necesitamos un paso más—expliqué mordiendo mi labio inferior sin apenas mirarle.
—Espero que no estemos perdidos definitivamente esta vez.
Le miré comprendiendo su inseguridad al instante. Su mirada perdida y su suspiro cansado, me decía mucho de él.
—Si no hemos estado perdidos en nuestro pasado, ni en el presente, no lo estaremos en el futuro—contesté con simpleza y esbocé una sonrisa.
En cuanto sus ojos conectaron con los míos, una sonrisa también se dibujó en la comisura de sus labios.
—Gracias—susurró agradecido, y de repente su estómago rugió. Miró en dirección de su abdomen y rió—. Si tan solo me dieran algo de comer...
Reí también.
—¿Te imaginas en un mundo paralelo, sin tanto egoísmo humano, donde todos podríamos quedar en un restaurante a tomar una buena hamburguesa y a reír con ganas disfrutando de nuestra juventud?—planteé la pregunta cabizbaja—. Sería estupendo sentirse...normal.
—No es sentirse normal, April—dijo en tono divertido. Volví a mirarle—, sino sentirse vivo. Eso es más importante. Estos problemas, estas lágrimas, y este sufrimiento... Nos recuerdan que simplemente, somos seres con un corazón latiendo y sentimientos escondidos en nuestro interior.
—¿Crees que los sombras...tienen sentimientos humanos?
Noah apoyó la cabeza en la pared y cerró sus ojos.
—Todo aquel que pise este planeta, se convierte en humano.
Narra Reese
Exen, manteniendo su boca cerrada desde que nos alejamos de Axel dirigiéndonos a otro lugar distinto, cerró la puerta del cuarto con fuerza y se quedó ahí respirando agitadamente sin apenas girarse hacia mí.
Yo me encontraba lejos de él a varios metros, observando con nerviosismo el cuarto. Era algo parecido al otro donde estábamos Noah, April y yo encerrados. Sólo que era más pequeño y agobiante.
—No me gusta hacer esto—sentí un estremecimiento en mi cuerpo en cuanto oí su voz.
—¿Qué?—pregunté en un susurro.
Exen se giró encarándome, con sus ojos mirándome con intensidad.
—Que no me gusta hacer esto—alzó las manos al aire. En su rostro se reflejaba la tristeza.
Me crucé de brazos subiendo una ceja.
—Pues no lo hagas.
—Es difícil. No quiero, pero me veo obligado.
Suspiré asintiendo con la cabeza analizándole. Se le veía angustiado y apenado. Sus ojos azules se habían vuelto grises, y sus labios fruncidos se juntaron de nuevo. Desvió su mirada de mí tragando saliva sonoramente.
No era como ellos, no era malo. Y se le notaba.
—¿Qué tienes que hacer?—inquirí curiosa.
—Hacerte daño de cualquier modo. Torturarte—murmuró sin mirarme. Parecía avergonzado.
Sonreí ante lo adorable que era en ese momento.
—¿Y como harás eso sin armas?—dije divertida.
Exen me miró con seriedad, transformando sus ojos en negro.
—Los sombras no lo necesitamos—se acercó a mí en un parpadeo.
—¿Qué eres capaz de hacer?—susurré dando más pasos hacia él, mirándole desconfiada y estando alerta.
—Quemarte, dolor físico con solo tocarte, quitándote la vista, absorber tu energía, poseerte...—dijo bajando el tono de voz cada vez más.
Reí sorprendiéndolo. Me eché hacia atrás alejándome de nuevo.
—Vale, inténtalo. Está bien—hablé después de unos segundos.
—Eres rara—me respondió frunciendo su nariz con confusión notable en su expresión.
—No es ser rara, es simplemente, positividad humana. ¿No hay de eso en vuestro planeta?—moví las manos dibujando un círculo imaginario en el aire.
—No—su rostro se endureció—, no desde que acabó destruido.
—¿Destruido?—cuestioné intrigada—, ¿Te refieres al problema de la luz solar?
Exen entreabrió sus labios con la intención de responderme, pero de repente, se retorció de dolor cayendo al suelo de rodillas a la vez que sujetaba su cabeza. Después, me miró con aquellos ojos negros que tanto caracterizaba a los de su especie. Sólo que esa vez, había oscuridad. Mucha.
Se levantó del suelo sin decir nada. Alzó ambas manos al aire, con humo negro saliendo de las palmas. Me sonrió de forma hostil.
—A Axel no le gusta las esperas.
—Oh dios—mi garganta estaba seca de los nervios—, no te estará controlando ahora.
—Axel, es el jefe. Ocurre lo que él ordena—respondió con voz ronca dando pasos hacia mí.
Me alejé echándome hacia atrás mirando cada rincón del cuarto con nerviosismo, intentando idear un plan rápido.
Y entonces, recordé aquello. Mi grito.
Mis ojos conectaron con los suyos una vez más. Abrí la boca y lancé un grito lo más fuerte que podía, de tal manera que Exen tuvo que taparse los oídos por donde salían un líquido rojizo tirando para oscuro. Aproveché el momento para acercarme a él y atacarle.
Le di una patada con la rodilla en su estómago. Éste, consciente del ataque, me miró furioso lanzando su puño hacia mí. El dolor del impacto en mi mejilla no me detuvo. Esquivé su siguiente puño, para torcer su brazo, y golpearle contra la pared.
Durante su aturdimiento, aproveché para abrir la puerta, que por mi gran suerte estaba dispuesta a abrirse sin hacer nada en concreto, y cogí una bocanada de aire con una sonrisa en mis labios.
Era indomable.
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N/A
LO SÉ, PERDÓN POR LA TARDANZA.
Cinco días desde la última actualización. De hecho, ahora estoy escribiendo esto a las 3 de la madrugada jajaja.
Es que bueno, vacaciones, relax, momentos vagos, estar en blanco, mi famosa distracción hasta con mi propia sombra...
A ver si logro escribir más seguido que en cinco siglos.
En fin...¡El misterioso Archie de la llamada de Kara ha aparecido!
Vaya vaya😏, menuda sorpresa.
Me ha encantado el término usado por Reese al final... “Indomables”.
¿Qué creéis que ocurrirá con April y Noah respecto a sus planes?
¿A alguien le cae bien Exen? Es bien hermoso. A mí, desde el principio de su aparición 😂
Besos con locura,
C.L Niss