HALLOWEEN
Las últimas semanas, he intentado mantener mi mente despejada de todos los problemas que rondan, he de decir que no ha sido un plan exitoso.
Le he escrito a Draco algunas veces, sé, que aunque esté en Hogwarts, hay muchas personas que se meten en lo que no les incumbe, no quiero que comiencen a indagar en por qué recibe tantas cartas, menos cuando ya todo el mundo sabe que nuestra familia ha tenido que regresar al lado tenebroso.
No hemos tocado los temas de la misión que tiene ni de nuestra familia, simplemente le hacemos saber al otro que nos encontramos bien. Él me ha dicho que, hasta el momento, Snape no ha sido tan mal maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras, según él, aunque sea bueno en pociones, sabe bastante de la nueva materia que está impartiendo, pero dice que está harto de que lo siga como si fuera su sombra. Dice que Snape ha hecho un juramento inquebrantable con mamá y que sabe a la perfección que no lo dejará de vigilar.
También me ha dicho, que sospecha que Harry lo sigue a cualquier parte, dice que siente que no le quita la mirada de encima, dice que es casi tan molesto como Snape, y aunque no lo ha dicho, sé que le preocupa que pueda sospechar algo.
—¿No te aburre el estar encerrada aquí todo el tiempo? —Alfie me pregunta mientras recarga su espalda en el respaldo del sillón.
Hace unos días me dijo que había faltado a la reunión de la orden, porque su padre había enfermado.
—La verdad es que ya no —digo negando mientras cierro el último paquete que debe ser enviado hoy—. Con la tienda, siempre hay algo que hacer.
Alfie asiente dándome la razón.
—¿Van a ir a la fiesta de Sirius?
Sirius nos había dicho a todos que haría una fiesta de Halloween, a pesar de que le había dicho que no era una buena idea, sus palabras exactas fueron:
—¡Mi nombre se ha limpiado después de pasar doce años en Azkaban, lo merezco!
Ante eso, nadie había sido capaz de oponerse.
No creo que en este mundo exista alguien que, aun después de haber escuchado esas palabras, intentara hacerlo cambiar de parecer. Bueno, en realidad, si creo que haya alguien, pero el profesor Lupin se encuentra en una misión muy importante. Estoy segura de que, si estuviera aquí, no permitiría que la fiesta se llevase a cabo.
—A Fred le ilusiona —respondo después de suspirar—. Así que es probable que, si vayamos, ¿y tú?
—Bueno, si tú vas, yo también —dice—. No conozco a nadie más que a ti...
—Podrías llevar a Sam...
—No está aquí —niega—. Se fue con su familia a Estados Unidos...
Me sorprende escuchar eso, porque no lo había dicho antes. No conozco en persona a Sam, aunque Alfie me ha contado un poco sobre él. Sé que es hijo de muggles y que es un año mayor que Alfie, sé que se conocieron en Hogwarts y que era de Ravenclaw.
—¿De viaje o...?
—No lo sabemos —comenta haciendo una mueca—. Quiere proteger a su familia y... a como están las cosas, ya sabes que no tardaran en cazar a los nacidos de muggles.
Asiento comprendiendo.
Ahora me doy cuenta de que Fred y yo no somos los únicos con una relación complicada.
—Yo le di la idea, en realidad —dice y por su rostro y tono de voz, sé que le ha dolido bastante—. La comunidad mágica en general, corre peligro, pero hay más peligro aquí.
—No me lo habías dicho —comento acariciando la cabeza de la lechuza para que se vaya.
Alfie solo sube sus hombros y hace una mueca. Su mirada se desvía hacia la ventana por la que la lechuza emprende su vuelo.
—Quería superarlo un poco —finalmente responde.
Una pregunta se forma en mi cabeza al escuchar esas palabras, pero por unos segundos no sé si sea suficientemente capaz de hacerla.
—¿Ustedes terminaron? —Pregunto después de unos minutos cuando he encontrado el valor.
Alfie regresa su mirada hacia mí y cuando veo sus ojos más brillosos de lo normal, decido sentarme a su lado en el sillón. Esa mirada ha respondido de manera afirmativa mi pregunta.
—Aún seguimos escribiendo —dice—. Hemos decidido que, si todo esto pasa pronto y que, si los sentimientos de ambos siguen siendo los mismos para ese entonces, regresaremos.
—Lo harán —le digo palmeando su brazo—. Porque tengo que conocerlo, ¡Por Merlín, debo aprobarlo!
Alfie suelta una risa y me sonríe colocando su mano sobre la mía que se había quedado en su brazo.
—Algún día, todo será diferente —dice manteniendo su sonrisa y puedo ver sus ojos llenos de esperanza—. Algún día, todos tendremos nuestro final feliz.
Asiento, esperando que tenga razón y que ese "algún día" no tarde demasiado en llegar.
Los gemelos, son los que más entusiasmados están por la fiesta que hará Sirius. No pueden esperar para jugarle bromas a todos, y, de hecho, inventaron un nuevo producto que quieren poner a prueba en la fiesta.
Después de que Bill sacara dinero de mi bóveda en Gringotts, Isabelle nos había llevado a Fleur, a Alfie y a mí, a una tienda de disfraces muggle en el centro de Londres, y aunque había muchos disfraces que llamaron mi atención, ninguno de ellos hizo mucho impacto como para querer comprarlo.
Alfie nos había dado la idea de que convenciéramos a Fred, George y Bill, de usar disfraces de pareja. Fleur e Isabelle estaban muy emocionadas y de inmediato comenzaron a buscar opciones, pero a mí no me convencía la idea, y sigue sin hacerlo. Además, conozco a Fred y a George y sé perfectamente que no aceptarían a hacer algo así, fue por eso que ni siquiera se lo mencioné.
—¿Has tenido noticias de tu hermano? —Fred me pregunta con su mirada concentrada en el producto en sus manos.
Por un momento me sorprende que me pregunte por Draco, sé que, aunque mi hermano nos ayudó, el odio que existía entre ellos, no ha cambiado.
—Está bien —respondo colocando un plato frente a él—. ¿Por qué me preguntas por él?
—¿No puedo? —Pregunta aun sin mirarme.
—Es raro —digo después de haber llamado a George para que cenemos—. Draco nunca te ha agradado.
—Pues no —comenta y aunque ya sabía, es complicado escucharlo—. Pero a ti te preocupa...
—Mientras esté en Hogwarts, estará bien —escucho la puerta del cuarto de George cerrarse y unos segundos después entra a la sala.
—¿Ya saben de qué se van a disfrazar? —El hermano de Fred pregunta mientras se sienta en donde he colocado su plato.
—No —respondo negando y cuando volteo hacia Fred, lo veo aun con la atención en el producto nuevo—. ¿Puedes dejar eso ya? Se va a enfriar tu comida.
George lo voltea a ver y niega de manera reprobatoria, pero sin dejar de ser divertido.
Fred aparta el producto y acerca su plato un poco más hacia él.
—Podríamos disfrazarnos de algo que combine, ¿no? —Responde el gemelo con el que salgo en mi dirección y eso me hace alzar una de mis cejas.
Noto que George también se ha sorprendido.
—Creí que te agradaría la idea —me dice juntando sus cejas.
—Me da igual —respondo sinceramente—. Supuse que a ti no te gustaría vestir un disfraz de pareja.
Fred suelta una pequeña risa.
—Creí que tu querrías eso.
—Conozco una palabra para eso —interrumpe George y finge que está pensando—. ¿Cómo era? ¡Ah, sí! Mandilón*
Suelto una pequeña risa ante la expresión en el rostro de Fred, quien voltea hacia su hermano y niega. Entonces mi risa incrementa cuando recuerdo que Isabelle ya tiene planeado sus disfraces.
—No sabía que le tenías miedo —dice George riendo.
—Hay que temerle a todas las mujeres, hermano —Fred bromea haciéndome reír.
—Que exagerados —respondo con una sonrisa.
—Lo dice la mujer que en un partido de quidditch, casi me tira de la escoba —dice enarcando su ceja derecha y observándome.
—No seas mentiroso —niego.
—No miento —dice fingiendo indignación—. Fue en cuarto año...
—Yo era cazadora, Fred, lo que tenía que hacer era alejarme de ustedes... además —agrego cuando él estaba a punto de hablar—. De haber sido así, Madame Hooch me hubiera amonestado...
—Madame Hooch enfermó y Snape fue el árbitro —dice haciéndome recordar—. No era un secreto que Snape los favoreciera siempre...
Mi mente comienza a trabajar, intentando recordar el momento que Fred ha relatado, pero nada llega. Recuerdo el partido, solo dos veces Snape había sido el árbitro, una vez cuando ellos jugaron contra Hufflepuff y la otra, cuando jugamos contra Gryffindor.
Aunque por la edad que Fred dice que teníamos, puede que tenga razón.
—Probablemente me hiciste algo —le digo para escuchar la risa de los gemelos—. Y Dumbledore también los favorecía a ustedes, así que no se quejen.
En lugar de objetar, el par de pelirrojos solo asienten orgullosos y siguen cenando.
A veces me sorprende su descaro.
Con el pasar de los días, Fred encuentra un disfraz de hombre lobo, dijo que es una suerte que el antiguo profesor Lupin no vaya a asistir a la fiesta para ver su disfraz que no es nada parecido con la realidad.
George no volvió a decir nada al respecto sobre la fiesta de disfraces, no sé si Isabelle le comentó algo sobre sus disfraces, aunque supongo que sí lo hizo.
Finalmente, encontré un disfraz de hada, Isabelle dijo que, por mi cabello rubio, me quedaría muy bien, y, a decir verdad, fue el que más me gustó.
El día de Halloween llegó y se siente bastante porque nunca había tenido tantos paquetes que mandar, normalmente, a la gente le gusta hacer bromas en este día y no me sorprende que la mayoría de los paquetes vayan hacia Hogwarts.
—¿No es muy corto? —Pregunto tomando la parte inferior de mi vestido e intentando bajarla un poco más.
Fred suelta una risa y me voltea a ver.
—Te lo he dicho como cien veces, te ves preciosa —me dice, y si, probablemente me lo ha dicho muchas veces para este momento.
Y es que, aunque la falda que debía usar en el colegio me quedaba un poco más arriba de las rodillas, justo como el atuendo que llevo puesto ahora, el uniforme escolar siempre lo había usado con mallas debajo, por lo cual, mi piel nunca había estado expuesta, más que en el baile de navidad. Y eso, no estaba tan segura de ese vestido por la abertura en uno de sus lados.
No sé por qué no había pensado en eso a la hora de comprar el disfraz.
Sirius había dicho que cuando llegáramos a su casa, en lugar de tocar el timbre, simplemente entráramos, para que así, el cuadro de su madre no hiciera alboroto. Así que cuando entramos, vemos a algunas personas de la orden ya ahí. Ya que Sirius había sido muy claro, en que la persona que no fuera disfrazada, sería corrida, todos y cada uno, llevaban disfraz puesto y eso, de alguna manera, me hace sonreír.
—¡Mira! —Fred exclama señalando a alguien, así que volteo hacia esa persona.
Un pelirrojo con un disfraz de diablo voltea cuando escucha la voz de Fred, sé que lo he visto antes pero mi cabeza no puede recordarlo hasta que Fred menciona su nombre.
—Es Charlie —dice cuando su hermano se acerca a nosotros—. ¿Qué haces aquí?
—Tomé unas vacaciones —responde su hermano mayor como si fuera lo más obvio.
Charlie se parece bastante a los gemelos, en sí, todos los Weasley compartían muchos rasgos en común, como el color de piel, de cabello y sus tan características pecas, aunque Charlie, bien podría ser el más bajo de sus hermanos. Fred y George son unos cuando centímetros más altos que él.
—Además, me llegó un rumor que quería confirmar en persona —la mirada de Charlie se dirige hacia mí y lo único que puedo hacer es sonreír un poco—. Aún recuerdo cuando estaban en primero y se odiaban... sé quién eres y creo que ya sabes quién soy —dice ofreciéndome su mano para estrecharla, así que la tomo y asiento.
—Así que hasta Rumania llegaron las noticias —Fred comenta con una sonrisilla.
—Así es —confirma su hermano—. Ya sabes que mamá es muy comunicativa.
Realmente no sé si quiero saber las palabras exactas que Molly le escribió a su segundo hijo sobre mi relación con Fred. Pero no es necesario pensar mucho, porque Fred hace que mi atención regrese a ellos al soltar una risotada.
A la sala entran Isabelle y George, ambos vestidos como piratas, ambos con los mismos colores y la mirada que le lanza a Fred, me hace soltar una risa.
La pelirroja se acerca a saludar a otras personas primero, y cuando George se acerca a nosotros, las burlas no tardan.
—Y el mandilón era yo —le dice Fred y su gemelo rápidamente le hace una seña para que se calle.
—Solo mírala —responde George volteando hacia Isabelle—. Estaba tan entusiasmada por los disfraces que no pude decir que no...
Sonrío ante eso.
—¿Miedo, hermano? —Fred pregunta ganándose un codazo de mi parte.
—Es amor, Frederick —Charlie interrumpe y el gemelo que se hace llamar mi novio, solo ríe.
—Claro, claro —asiente.
—Tú estabas dispuesto a usar un disfraz de pareja también —le recuerdo y eso hace que George asiente y ría.
—Es amor —responde Fred pasando su brazo por mis hombros y acercándome a él, niego enarcando una ceja, pero una sonrisa se forma en mi rostro cuando siento sus labios tocar mi sien.
Recuerdo lo que Charlie dijo momentos atrás y me doy cuenta de lo curioso que trabaja el tiempo. Ahora mismo, los tiempos en los que odiaba a los gemelos, me parecen tan lejanos, que siento que solo fue un sueño.
Aunque no conozco demasiado a Sirius puesto que no he convivido mucho con él, me puedo dar cuenta de que la entrada que ha hecho, es digna de él. Lleva un traje bastante elegante con una túnica negra con el fondo rojo, su cabello largo y rizado cae sobre sus hombros y luce radiante al ver a toda la gente que ha acudido a la fiesta. Una vez más, no hay rastro del prisionero que se mostraba en los periódicos.
Sirius dijo que le había hecho un encantamiento a la puerta, para que el ruido no llegara hasta el retrato de su madre y no gritara. Yo no sabía qué tan malo podía ser, pero, al parecer era bastante porque Fred y George festejaron ante eso.
Los bocadillos, la bebida y la música no faltaron en ningún momento, la gente parecía pasarla bastante bien mientras bailaban o platicaban. Sirius sonreía constantemente y bromeaba con cualquiera que pasara por su lado, aunque puede que eso también sea efecto de todo el whiskey de fuego que ha bebido.
—¿Qué pasa sobrinita? —Escucho la voz de Sirius y ante eso, me doy cuenta de que sí, todo lo que ha bebido comienza a hacer efecto en su cuerpo—. No te he visto tomar ni siquiera una copa, anda... ya eres mayor de edad.
Sonrío al momento en que coloca su brazo sobre mis hombros, pero niego para declinar su invitación.
—No estarás embarazada, ¿verdad? —Pregunta y al escuchar sus palabras siendo arrastradas, río un poco.
Alfie, que se encuentra a mi lado, ríe también y enarca una de sus cejas mientras ambos me observan con atención.
—No —respondo negando—. Es solo que nunca he probado el whiskey de fuego.
—¡Para todo hay una primera vez! —Sirius dice completamente emocionado.
No sé de donde ha sacado una copa vacía, pero, vierte un poco de whiskey en esta de la botella que lleva consigo y me la tiende. Volteo hacia Alfie y este solo se encoge de hombros para después darle un trago a su propia copa.
El sabor no es tan malo, aunque rápidamente puedo sentir el sabor del alcohol en mi boca, después de dar otro sorbo, llego a la conclusión de que me ha gustado.
—Una copa será suficiente —dice Sirius recalcándolo con el índice—. Aun no queremos un pequeño Weasley rubio corriendo por ahí...
—¿Un Weasley rubio? —La voz de Fred se hace presente—. No les habrás dado la noticia, ¿verdad? Acordamos esperar...
Inmediatamente, Sirius me quita la copa que me había dado y no veo qué expresión ha puesto Alfie, pero empujo un poco a Fred y río por lo que ha dicho.
—¡Ya deja de hacerle creer a las personas que estoy embarazada! —Reclamo y ahora el que ríe es él—. No es gracioso... y tú, regrésamelo. Después de esto, lo voy a necesitar —le quito a Sirius mi copa y al tranquilizar mi risa, bebo un poco más del líquido.
Después de que ríen, los tres hombres comienzan a hablar, pero no sé sobre qué porque mi atención se ha ido, de nuevo, hacia Nymphadora.
Ella había llegado muy tarde, no se había esmerado demasiado en su disfraz, y es que, al saber que es metamorfomaga, esperaba muchísimo más. Su cabello sigue siendo marrón y resulta un poco obvio que no quiere estar aquí.
Fred me había dicho que debería acercarme a ella, y aunque me gustaría hacerlo, la verdad es que no tengo el valor. Ella ya me había dejado muy claro que no confía en mí y por sus actitudes que tiene hacia mí, me ha hecho saber que no me quiere cerca de ella.
De un momento a otro, cuando regreso mi atención a Alfie y Fred que se encuentran platicando como nunca antes los había visto hacer, veo que Sirius ya no se encuentra con ellos, y al voltear a todos lados, ya no lo veo con nadie. No le doy importancia e intento seguirle la conversación a mi novio y a mi mejor amigo que se encuentran hablando sobre el retrato de la madre de Sirius y el mucho escándalo que hace cuando hay ruido.
Fred se aleja un poco en busca de más whiskey, puesto que Sirius había llevado consigo la botella. De pronto, no sé si sea porque me acostumbre a escuchar a mi tía romper cosas en mi casa, que capto al instante como algo se rompe en la planta alta. Por un momento creo que es mi imaginación, pero intento agudizar mi oído, y el sonido se repite llevando mi atención al techo.
—¿Qué pasa? —Me pregunta Alfie volteando hacia el techo también.
—Creo que alguien está destrozando algo allá arriba —respondo volteando ahora hacia la puerta—. ¿Viste a donde se fue Sirius?
Alfie niega.
—Solo dijo que tenía que irse, se notaba extraño.
Cuando dice eso, le pido que, si Fred regrese antes que yo, le diga que no tardaré, Alfie asiente sin comprender, pero no pregunta nada tampoco.
Me abro paso entre la gente hasta llegar a la puerta que da hacia el recibidor, la cierro de inmediato al recordar que esa puerta no debe permanecer abierta por mucho tiempo. Afuera no hay nadie, pero puedo escuchar como algo se rompe contra una pared.
Subo las escaleras con cuidado de no hacer más ruido que el que ya se está haciendo, en el pasillo hay varias puertas, pero solo una de ellas está un poco abierta y solo de esa, sale un poco de luz, así que me acerco. En esta, hay un pequeño cuadro con unas palabras grabadas: Sirius Orion Black.
Escucho un gruñido proveniente de ahí y cuando abro la puerta, un trofeo pasa frente a mi hacia la pared que está a mi izquierda, volteo hacia la dirección contraria y veo a Sirius. Ya no sonríe como minutos atrás, su cabello se ha esponjado un poco y sus ojos están rojos.
—Vete —es lo primero que me dice antes de aventar una caja de cristal que se rompe al impactarse con una de las paredes.
—¿Qué haces? —Pregunto sin comprender.
Cuando Bella actuaba así en casa, me daba miedo aparecerme ahí, pero con Sirius no siento esa necesidad de huir. Al contrario, siento la necesidad de quedarme hasta que se encuentre bien.
—Es Halloween.
—Sí, lo es —asiento dando un paso al interior de la habitación—. Hiciste una fiesta de disfraces...
—No comprendes —niega y cuando voltea hacia mí, veo algunas lágrimas bajando por sus mejillas—. Es octubre treinta y uno...
Ms cejas se juntan un poco al no comprender, pero él no le da importancia. Simplemente, se acerca a su mesa de noche y frustrado, comienza a golpear con su varita, una fotografía que está en la pared. Al no poder quitarla, intenta hacerlo con sus manos lo cual tampoco resulta.
—Sirius —digo acercándome a él, pero me quedo inmóvil cuando veo a las personas que salen en la fotografía.
Reconozco inmediatamente a James Potter porque es cierto lo que la gente dice, Harry es idéntico a él. A su lado derecho se encuentra Sirius al cual reconozco por el cabello. Del otro lado de James, se encuentra el profesor Lupin, él más alto de los cuatro. Junto a él se encuentra un muchacho bajito y regordete.
Sé porque Sirius quiere quitar esa fotografía, ahora sé por qué se ha puesto así.
Se cumplen quince años de la muerte de James y Lily Potter.
—¡Fue mi culpa! —Grita llevando sus manos a su cabeza—. Ellos seguirían aquí...
—No es cierto —digo negando y acercándome más a él—. Todo el mundo te ha culpado por eso, no te culpes tú...
—Todos tienen razón —dice volteando hacia mí—. Yo los convencí de que nombraran guardián a Pettigrew... ellos querían dejarme a mí... no debí haberlo hecho, ellos seguirían aquí y Harry no habría crecido con esos estúpidos muggles...
Voltea hacia atrás y se dirige por la botella de whiskey que ha dejado en el suelo, pero se la quito antes de que pueda darle un trago más.
—Has bebido demasiado, Sirius —digo cuando está a punto de protestar.
—Solo quiero olvidarlo...
—¿De qué va a servir si mañana lo recordarás todo de nuevo?
Lo que digo, supongo que hace que se moleste porque le tira una patada a la cama justo en el momento en que la puerta de la habitación se abre.
—¿Qué rayos estás haciendo? —Escucho la voz de Nymphadora y unos segundos después la veo acercándose a nosotros—. ¿Qué le hiciste? —Pregunta volteando hacia mí al ver que Sirius le propina otro golpe a la base de su cama logrando que esta se mueva un poco.
—Nada —respondo—. ¿Te has dado cuenta que fecha es?
Nymphadora parece quedarse inmóvil por unos segundos y eso me hace saber que se ha dado cuenta de lo que está pasando.
Sirius nos abraza a ambas antes de que Nymphadora pueda decir algo, en ese momento las dos nos quedamos sin saber qué hacer, pero cuando Sirius comienza a culparse de nuevo, lo único que podemos hacer, es corresponder el abrazo y quedarnos junto a él.
*El termino mandilón, al menos aquí en México lo decimosen broma a un hombre sumiso ante una mujer, sobre todo si esta es su novia o esposa.
🎃 ¡FELIZ HALLOWEEN! 🎃
Perdón por tardar, pero lo prometido aquí está. Ahora, no sé si pueda hacer el maratón mañana y pasado, lo que pasa es que no he tenido tanto tiempo de escribir, pero lo intentaré.
Si celebran Halloween, espero lo pasen bonito y si no, pues espero tengan un día increíble de igual manera.
Gracias por seguir aquí conmigo, gracias por todo el apoyo que le han dado a esta historia, los aprecio bastante. Y levantemos las varitas por Lily y James, dios, que triste :c