Eternamente [Fred Weasley] [ETQME#2]

C U A T R O

Durante la cena intenté no ver demasiado a mamá, porque cada vez que lo hacía el nudo en la garganta que se me había formado desde que Draco y yo habíamos salido de mi habitación para ir a jugar quidditch por última vez, crecía cada vez más. La tía Bella comenzó a platicarnos sobre los planes que tenía para terminar con Sirius de una vez por todas y el cómo le gustaría terminar también con la familia de la tía Andromeda. Fingí que su plática me fue interesante cuando ni siquiera puse atención, Draco y yo asentíamos con la cabeza cuando creíamos que era correcto hacerlo y eso fue suficiente para tenerla feliz.

—¿Mamá? —Pregunto golpeando ligeramente tres veces seguidas la puerta de su habitación.

—Pasa, Gemma —responde mi madre desde el interior.

Cuando entro, la veo ya con su ropa de dormir puesta, está sentada en la cama con sus piernas estiradas sobre el colchón y un libro en sus manos. Sé que no lo está leyendo, o al menos no puede hacerlo. He notado que desde hace unos tres días no ha pasado de la misma página.

Por un momento la veo y me doy cuenta de que está cansada, pero más que eso, está preocupada y de nuevo el sentimiento de culpa y egoísmo regresa a mí.

—¿Qué pasa, cariño? —Pregunta dejando el libro junto a ella.

Y entonces no lo soporto.

Mis ojos se comienzan a llenar de lágrimas en el momento en que recuerdo que es la última vez que la voy a ver.

—Gemma, ¿Estás bien? —Me pregunta bajando las piernas de la cama con intenciones claras de acercarse.

Yo asiento con la cabeza y me apresuro a sentarme junto a ella.

—Es solo que... voy a extrañar mucho estar aquí... te voy a extrañar mucho, mamá —digo dándole una pequeña sonrisa, mi mamá me imita y acaricia cariñosamente mi brazo.

—Gemma, cariño... el que te cases no significa que ya no me verás.

Asiento con la cabeza ligeramente, ella sonríe de nuevo.

—Pero yo también te voy a extrañar —dice acercándose a mí para abrazarme, abrazo que yo rápidamente respondo—. Los Higgs están de acuerdo en esperar, así que tendrás más tiempo para estar en casa...

—Me alegro —respondo separándome de ella—. Te quiero mucho, mamá...

—Yo también te quiero, hija —me dice con una sonrisa mientras acaricia mi cabello—. Ve a dormir, ya es bastante tarde...

Asiento con la cabeza y obligo a mis ojos a que no suelten más lágrimas, pero cuando cierro su puerta tras de mí, mis ojos no siguen mis órdenes y las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.