[mx] 30 oneshot challenge; wo...

By xuncontrol

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Ideas difusas de un alma desgraciada plasmadas en treinta cachitos narrando las aventuras y desventuras de mi... More

《Introducción 》
-Day 01-
-Day 02-
-Day 04-
-Day 05-
-Day 06-
-Day 07-
-Day 08-
-Day 09-
-Day 10-
-Day 11-

-Day 03-

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By xuncontrol

# playing.

Las vacaciones de verano se encontraban cada vez más cerca, y el pequeño grupo de revoltosos amigos no podía encontrarse más emocionado. Sobre todo MinHyuk, quien no paraba de alardear y presumir el hecho de que su padre le llevarían a alguna playa de Japón, y claro que a sus amigos, chiquillos de entre ocho y diez años, tal cosa les resultaba de lo más genial, porque ellos nunca habían salido del país. Quizás quien más lejos había llegado había sido ChangKyun, el más pequeñito del grupo, al ir a pasar las vacaciones a Busan, con sus abuelos. Pero de ahí en más, ninguno de ellos había salido siquiera de la ciudad. MinHyuk era el único al que llevaban a todas partes, y ello debido a que sus padres se habían divorciado. El acuerdo era simple: el niño pasaría todo el ciclo escolar con su madre, vería a su padre una vez a la semana, y las vacaciones las pasaría con él. Así que al ser poco el tiempo que convivía con MinHyuk, durante vacaciones, lo consentía como si fuera hijo de rey.

-Min, no te olvidarás de traernos algo, ¿verdad? -preguntó JooHeon al pasar uno de sus brazos sobre los hombros de MinHyuk mientras caminaban de regreso a casa.
-¿Cuándo me he olvidado de traerles algo? -preguntó el aludido, recordando entonces la vez que su padre le llevó a Disneyland, en Florida, y el chiquillo regresó con peluches y gorras con simpáticas orejas negras del famoso ratón. O la vez que le llevó a Inglaterra y Min volvió con pequeños autobuses rojos y soldaditos de madera.
Min nunca se olvidaba de llevar algo para sus amigos, especialmente para WonHo, quien aunque nunca le pedía nada, siempre se llevaba lo mejor, a pesar de que eso pusiera un poco celosos a los demás. "¿Por qué a él le das los chocolates y a nosotros sólo goma de mascar?" Le reprocharon una vez. Y Min tampoco lo sabía, ¿por qué siempre pensaba en darle lo más bonito, o lo más costoso a WonHo?, ni siquiera era el más cercano de sus amigos, en todo caso, todos esos tratos especiales debería merecerlos JooHeon, ¿por qué, entonces, se los daba a WonHo?

Uno a uno los pequeños niños iban separándose para tomar caminos distintos, y al final, sólo Min y WonHo quedaron juntos; sus casas quedaban relativamente cerca, a sólo una calle la una de la otra, así que siempre terminaban caminando juntos el resto del camino, sólo ellos dos.
-¿Y tú qué harás durante las vacaciones? -preguntó Min, mientras sacaba del bolsillo de su pantaloncito corto color azul marino un chocopie que partió por la mitad para compartirlo con el mayor; era más fácil compartirlo entre dos que entre cinco.
WonHo tomó su mitad, y la llevó a su boca para dar un mordisco.
-Pues... me quedaré en casa, sabes que mis papás no pueden costearse el llevarnos de paseo a mi hermano y a mí -respondió el mayor de ambos niños, con la voz un tanto apagada, quizás un poquito avergonzado, porque él, a diferencia de MinHyuk y su adinerado padre, vivía una vida por demás modesta, su papá trabajaba de obrero en una fábrica, mientras su madre intentaba conseguir un poco de dinero extra al lavar y planchar ropa ajena; no podía trabajar para alguna empresa ya que su salud no era buena, así que eso reducía también los ingresos debido al medicamento que debían comprar mes a mes. Su hermano, de 16 años, intentaba ayudar también al trabajar en una pequeña tienda de pollo frito como repartidor.
-Lo sé..., por eso te he invitado muchas veces a que lo pases conmigo y papá, pero nunca aceptas -dijo el menor, casi en un reproche-, tú no tienes que pagar nada, en serio, si vienes con nosotros papá se encargaría de pagar por ti también y...
-Basta, Min -le interrumpió-, no insistas, sabes que mis papás jamás me dejarían ir con ustedes, además -hizo una pausa, se llevó a la boca el último pedazo de chocopie y tras comerlo, habló-; debo cuidar a mamá.
Min ya no dijo nada más, sólo se despidió de WonHo cuando el mayor dobló en la esquina, y él continuó con su camino hasta llegar a su casa, donde como de costumbre, su madre no estaba, aunque siempre llegaba una hora después. Tenían sus horarios controlados, Min debía estar en casa a las 3:30 en punto, calentaba en el microondas lo que su madre le hubiera dejado en la nevera para comer, luego se duchaba, y se ponía a hacer los deberes. Así, cuando su madre llegaba, a las 6:30, tendría tiempo libre para hacer algo con ella antes de que anocheciera y pudieran llevar a Dambi, su perro, al parque.
Era su rutina de diario. En ocasiones, si tenía suerte, se encontraba a JooHeon y HyunWoo en el parque jugando fútbol y se unía a ellos, otras simplemente se entretenía jugando él solo con Dambi.

Cuando su madre llegó esa tarde, Min seguía sentado a la mesa del comedor con libros y cuadernos desparramados sobre esta, aún no terminaba la tarea de mates, y le faltaba un ensayo de historia que aún ni empezaba. Le estaba costando mucho el poder concentrarse, a pesar de que MinHyuk siempre había sido bastante bueno en sus estudios.
La mujer dejó su bolso en el perchero y se acercó al menor, a quien besó en la cabeza antes de sentarse junto a él, mirándole con una sonrisa.
-¿Te han encargado mucha tarea hoy, cachorrito? -preguntó su madre, al tiempo en que acariciaba sus oscuros cabellos, apartando el rebelde flequillo de su frente.
Min negó.
-No, ma, es sólo que... Estaba pensando en WonHo -dijo al soltar un suspiro, abultando ligeramente los labios en un adorable mohín.
-¿Sí?, ¿ha pasado algo con él?, ¿acaso pelearon? -preguntó, al tiempo en que se ponía de pie, sacándose el saco para dejarlo sobre el respaldo de la silla antes de caminar hacia la cocina y comenzar a preparar la cena. MinHyuk fue tras ella, y se trepó como gato a la encimera para sentarse en esta y desde ahí poder seguir platicando con su madre, quien ya comenzaba a picar algunos vegetales.
-No, no, ¡jamás pelearía con WonHo! -chilló Min, y su madre rió.
-Lo sé, cachorrito mío, tú no peleas con nadie..., eres igual de pacifista que tu padre -dijo, antes de acercarse al menor para darle un trocito de zanahoria que puso en la boquita abierta de Min, cual mamá ave alimentando a su polluelo-. Entonces, ¿qué es eso que te tiene preocupado?
-Bueno..., es que durante las vacaciones todos nos olvidamos de él, y él no puede salir de paseo o hacer algo divertido porque debe quedarse en casa a cuidar de su mamá... Y eso me hace sentir triste -admitió, y su mamá sintió que moriría de ternura ahí mismo.
-Bueno, cariño, pero no hay mucho que puedas hacer...
-Lo sé..., por eso estas vacaciones no viajaré con papá -aseguró, y los ojos de su madre se abrieron con tal sorpresa que casi parecería hubiese visto un fantasma-. Quiero quedarme aquí, así podré ir a visitarlo todos los días y jugar con él para que no se aburra ni se sienta solo sin nosotros.
Su madre le estrechó entre sus brazos con el corazón encogido, llenando de besitos el pequeño rostro de su bebé, preguntándose en qué momento su retoño había crecido tanto como para tomar esa clase de decisiones; sacrificar sus preciadas vacaciones en Okinawa para pasarlas con su amigo, no cualquier niño de nueve años haría algo así.

*

WonHo se encontraba sentado en el pequeño pórtico de su casa, moviendo los piecitos en el aire mientras comía una rebanada de sandía que le tenía con los mofletes mojados por el jugo de dicha fruta.
Era el primer día de vacaciones, y ya comenzaba a aburrirse a horrores. Pensaba que posiblemente el resto de sus amigos ya estarían divirtiéndose, aunque Min posiblemente apenas estaría en el aeropuerto; y cada vez que algún avión surcaba el cielo, WonHo se preguntaba si el revoltoso de su amigo iría en ese vuelo, y sin estar seguro, igual movía su manito para despedirse.
Al terminar su sandía, se tumbó de espaldas sobre la madera del pórtico, soltando un largo suspiro. No le gustaban las vacaciones, y muchas veces se vio a sí mismo envidiando la vida de sus amigos.
La vida de ChangKyun que visitaba a sus abuelos en Busan y volvía con ropa y juguetes nuevos que sus abuelos le regalaban; La vida de JooHeon que visitaba Lotte World y los parques acuáticos con sus papás y primos; La vida de HyunWoo y sus campamentos de verano. Todos hacían cosas divertidas y entretenidas durante esos dos meses, mientras él sólo estaba en casa, limpiando y cuidando de su madre.

Y en su pequeña burbuja depresiva se encontraba, cuando un auto blanco se detuvo frente a la reja de su casa. Curioso, WonHo se incorporó para sentarse, mirando extrañado quién podría ser, pero sus ojitos se abrieron con asombro al ver a cierto niño escuálido bajar por la puerta trasera, con una mochila en la espalda. Pareció decirle algo a quien conducía, antes de cerrar la puerta y acercarse a la reja para llamar, pero así como WonHo se sorprendió por la repentina visita, MinHyuk igual se sorprendió al ver a su amigo ahí afuera.
-¡WonHo!, ¡ábreme!, ¡vine a jugar contigo! -chilló con una sonrisa, al aferrar sus pálidas manitas a los barrotes metálicos de la reja.
WonHo corrió hasta esta para abrirla, mirando entonces hacia el carro y luego a Min sin comprender lo que sucedía.
-¿No ibas a viajar a Japón? -preguntó, y MinHyuk le ignoró al abrirse paso dentro de la humilde vivienda.
-Traje mi Nintendo para jugar juntos -dijo, al señalar su mochila-, papá me dejó dinero para que compremos muchos chuches, aunque tampoco podemos comer muchos o terminaremos con dolor de panza -agregó entre risas, y WonHo finalmente cambió aquella expresión de confusión por una sonrisa.
-Ven, vamos a mi cuarto -dijo, tomándole de la mano para arrastrarle dentro. Min saludó de paso a la madre de WonHo, quien como de costumbre, se encontraba planchando algo de ropa.
Llegaron a la parte posterior de la casa, donde las habitaciones estaban, y WonHo y Min entraron en una de estas, que era la que WonHo y su hermano compartían.
Min entonces sacó la consola, los cables, controles y cartuchos del juego para comenzar a conectar todo a la pequeña televisión y disponerse a jugar juntos por el resto de la tarde. Jugaron un poco de todo, desde carreras de autos, hasta luchas callejeras. WonHo, a pesar de no tener una consola, resultó ser bastante bueno al jugar, tanto, que siempre hacía perder a MinHyuk -aunque en realidad, Min secretamente le dejaba ganar, sólo porque sentía bonito al ver a su amigo feliz cada vez que obtenía la victoria-.

Cuando la noche finalmente cayó y el padre y hermano de WonHo llegaron, ambos niños fueron llamados para salir de su cueva para que se acercaran a cenar.
Todos parecían bastante contentos de tener a Min ahí, quien no dejaba de hacerlos reír con cada ocurrencia que decía.
Y al terminar de cenar, ambos se sentaron en el pórtico a comer una paleta de hielo, de esas que llevan dos palitos para partirla por la mitad y compartirla.
Miraban el cielo, y lo estrellado que estaba.
-¿Por qué no fuiste a Japón con tu papá? -se animó a preguntar WonHo otra vez al volver la vista hacia él, aunque MinHyuk seguía mirando hacia arriba, al cielo, con media paleta en la boca.
El menor se encogió de hombros como respuesta.
-Creo que por cosas de su trabajo ya no pudimos viajar -respondió. Sabía que mentir era malo, su madre le tenía prohibido mentir, pero esa era una mentirilla inocente, no hacía daño a nadie, ¿no?
Y antes de que WonHo pudiera decir cualquier cosa, el sonido del claxon de un auto frente a la casa les hizo levantarse, y WonHo suspiró al darse cuenta que era el padre de MinHyuk; ya iba a recogerlo.
MinHyuk le hizo señas para que esperara, mientras él y WonHo entraban a la casa por sus cosas, aunque WonHo sólo le seguía en silencio de un lado a otro, notablemente decaído, quizás no deseando que el menor se fuera, se había divertido tanto que no quería quedarse solo otra vez.
Min se despidió de los padres de WonHo, y juntos caminaron hasta la reja, se despidieron, y Min se encaminó al auto para subirse al asiento trasero. Por la ventana movió una de sus manitas para despedirse de WonHo, mientras este igual se despedía, y el auto arrancó.
WonHo entonces volvió dentro, con lagrimillas en los ojos y su corazoncito comprimido, su madre le miró preocupada, y le abrazó para reconfortarle, diciéndole que todo estaba bien, que podría ver a Min otro día, pero WonHo entonces se soltó a llorar con más fuerza sin saber realmente el motivo. Su madre suponía que tal vez, a sus once años, ya comenzaba a experimentar ciertos cambios debido a su próxima adolescencia.
Sin embargo, el mundo de WonHo pareció iluminarse de nuevo cuando escuchó cierta vocesilla chillona gritando desde afuera a todo pulmón:

-¡WonHo!, ¡WonHo, ábreme!, ¡papá me dejó pasar la noche aquí!

; ♡

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