Los días se habían vuelto rutinarios, pero extrañamente o quizás no tanto, para Shinsou eran días preciosos que atesoraba con gran cariño, eran días en los que vivía momentos significativos y en los cuales conseguía tener experiencias satisfactorias e inolvidables. Desde un simple saludo, hasta el roce de sus manos, cada segundo al lado de esa chica eran segundos perfectos que deseaba nunca tuvieran fin. Su entrenamiento seguía su curso, a consecuencia del constante esfuerzo al que se sometía, había ganado masa muscular pero de igual forma había lastimado su espalda en varias ocasiones.
-Hey, entonces, ¿lo conoces? –preguntó con cierta emoción en su mirada, deseaba oír su respuesta
-Si lo conozco, pero nunca lo he hecho... -respondió con dificultad, le ponía nervioso que la chica estuviese tan cerca, eran escasos centímetros los que los separaban, pero parecía que ella a penas y lo notaba.
-¿En serio?, ¿en tu escuela no lo hacían?, en la mía lo hacíamos muchas veces y eso nos volvió más cercanos. Incluso todavía hablo con algunas amigas.
-Si lo hacíamos, pero... simplemente... Mhhhm... Ellos decidían no incluirme ¿sabes?, podría ser problemático para los demás lidiar con alguien que tiene la capacidad de controlar sus mentes. Después de varios intentos por encajar y poder sentirme parte del grupo; dejo de importarme. .frotaba incansablemente su cuello, desde hace tiempo aquella maña se había agudizado. No entendía ni sabía el motivo, pero cierta sensación de inquietud que, al mismo tiempo, le representaba una satisfacción interna le había estado acosando.
-¡Hiciste mal!, debiste intentarlo de todos modos~ -le regaño de forma juguetona, en realidad bromeaba siempre que podía, sabía que ser demasiado estricta o tomar muy en serio situaciones tan complicadas harían sentir peor al chico.
-¿Para qué?, no les importaba en lo absoluto, y quizás me hubiesen dejado caer. No necesitaba ser muy observador o muy listo para darme cuenta de eso. No confiaban en mí, y yo tampoco confiaba en ellos.
-Mhhhm... ¿Shin-kun? –volvió a insistir
-¿Qué?
-¿Quisieras hacerlo conmigo?
-¡Para nada!
-Yo no te dejaré caer~, además tu confías en mí ¿cierto? –sonreía como de costumbre, de una u otra manera, Mina había construido una especie de confianza con Hitoshi a quien consideraba su amigo; quizás era algo que estaba evolucionando. Una emoción y sentimiento bilateral.
-Sí, confío en ti... pero... -aún existía duda en su interior, estaba temeroso.
-Entonces ¡hay que hacerlo! Yo seré tu guía, solo debes escucharme y hacerme caso a lo que te diga ¿Ok? –aquella personalidad alegre despertaba la mayor confianza del mundo, incluso si desconocías completamente quien era ella, al momento de verla sonreír sabrías que no mentía.
-Está bien.
El juego de la confianza, un juego donde una persona se deja caer de espaldas en un ciego acto de confianza esperando ser salvado por alguien más antes de impactar contra el suelo. No es un juego difícil, pero para un chico que apenas tiene amigos y sabe el significado de la palabra "soledad", no tener oportunidad de acercarse a aquellos que le rodean diariamente, representa un duro golpe que difícilmente podría ser sanado.
-Déjate caer cuando te diga~, ¿ya pusiste tus manos como te dije?
-¡Ya!, solo da la orden. –estaba incómodo e inseguro del resultado final, pero confiaba en Mina.
-Jeje~, tranquilízate, no va a pasarte nada malo. ¡Porque yo estoy aquí!
-¡Deja de usar frases de All Might para todo!, solo hazlo... -estaba evidentemente nervioso, muchas malas posibilidades aparecieron en su mente, incluso llegó a creer que Mina solo quería tenderle una trampa. Pero a pesar de aquellos vagos y malos pensamientos, decidió confiar en ella.
-Muy bien, ¡ahora! –gritó, varias personas del parque donde acostumbraban reunirse miraban aquella escena con incredulidad. ¿Qué hacía ese par?, estaban siendo terriblemente escandalosos y por obvias razones llamaban la atención de los demás visitantes.
Se dejó caer, cerró con brusquedad sus ojos, apretó los dientes y deseo que todo saliera bien.
No hubo ruido, ni dolor, tampoco hubo una reacción agresiva de su parte. Estaba esperando, expectante de lo que desconocía pero temía conocer, no podría saberlo si no abría sus ojos pero le daba miedo, temía abrirlos y ver que, como siempre, estaba solo.
-Puedes abrir los ojos –indicó, el tono de su voz había cambiado ligeramente, no podría explicárselo con palabras, pero estaba seguro que la voz de Mina tenía un tono distinto del habitual.
Abrió sus ojos lentamente, había apretado tanto que su mirada estaba borrosa, poco a poco logró enfocar a quien había detenido su caída y al mismo tiempo, le había demostrado confianza.
-¿Ves?, no te pasó nada. Todo está bien, lo hiciste genial~ -sonreía de nuevo, pero su voz se escuchaba diferente, estaba seguro de ellos. Se sentía cómodo y tranquilo al oírla hablar. Su mirada también era distinta, sus ojos brillaban de una forma hermosa y sentía que podría perderse en ellos. Antes había tenido pensamientos abstractos respeto a los ojos de Mina, también había soñado con ellos, estaba siendo absorbido por la belleza que estos significaban para él.
Se percató que todo había resultado bien, no hubo un impacto, no hubo dolor, tampoco hubo soledad. Solo existían la confianza prometida y Ashido Mina.
-Gracias.
-No me des las gracias, confiaste en mí. Estoy orgullosa de ti, lo hiciste muy bien. –finalizó con aquellas palabras, las cuales tomaron por sorpresa a Hitoshi. Esa chica que le había estado causando muchos problemas internos, confesaba sentir orgullo por él.
En realidad, Hitoshi también estaba orgulloso de ella.
Desde que comenzaron a verse constantemente y desde que lograron sentirse cómodos el uno con el otro, Mina y Hitoshi se hicieron cercanos, tenían puntos de vista y personalidades completamente contrarias, eran sumamente diferentes el uno del otro, y eso era algo que los acercaba más y más. Mina se había vuelto más estable, más responsable y siempre que podía consultaba a Hitoshi para resolver dudas respecto a temas complicados para ella; como matemáticas.
Por otro lado, Hitoshi se había vuelto más relajado, sentía más tranquilidad en su interior y la energía excesiva de Mina le ayudaba a comportarse de forma más natural.
-Ya no tengo que fingir que no me importa. –pensaba
Durante el resto de la tarde estuvieron practicando juntos y platicaron de muchas cosas, incluso de las más absurdas y cotidianas cosas, eran buenas excusas para intercambiar palabras.
Han pasado muchos meses, meses en los que Hitoshi perfeccionó su condición física, meses en los que logró acreditar su exámen de cambio de clase, meses en los que conoció a la persona más hermosa que jamás se imaginó. ¿Cuántos meses han pasado? no lo sabía, tampoco quería averiguarlo, en realidad no le importaba. Las vacaciones estaban cerca, todos en la escuela estaban emocionados por el cambio de semestre, pero obviamente les entusiasmaba más el tener tiempo libre para disfrutar, divertirse y ser adolescentes normales.
La Clase C había preparado una fiesta de despedida para Hitoshi, pero querían que dicha celebración fuese especial, así que decidieron ir a una casa en las montañas. Era común en la temporada vacacional que las grandes viviendas de ricos fueran alquiladas como hotel. Todos, incluido Shinsou, estaban ansiosos por pasar un tiempo juntos.
Shinsou detestaba ser del Departamento General, pero no detestaba a sus integrantes, todos y cada uno confiaron en sus habilidades, apoyaron sus ideales y extendieron su amistad.
El último día de clases compartieron pensamientos como compañeros, como equipo, Shinsou no dudo en hablar, antes quizás hubiera pasado por alto tal oportunidad, pero ya no más:
-Lo ignoré durante mucho tiempo, creí que estaba solo a pesar de que ustedes siempre me animaron, incluso durante el Festival Deportivo, fui egoísta y no tome en serio sus palabras. Conocí a alguien... y bueno, aprendí a expresarme mejor y a ser honesto conmigo mismo y con los demás; a pesar de las circunstancias que me rodeaban, y de las dificultades que he tenido como persona. Siento que no he perdido el tiempo y me siento muy cómodo con todos ustedes. Cuando me dieron la solicitud aprobatoria de mi examen, me sentí muy feliz y al mismo tiempo me di cuenta que estaba a punto de dejar a personas muy valiosas. Quiero agradecerles por todo lo que hicieron por mí, y quiero decirles que aunque esté en otro departamento siempre sostendré en mis hombros el orgullo del Departamento General.
Todos aplaudieron.
-Wow, no sabía que te sentías de esa forma. Gracias por decírnoslo.
-Me alegra saber que podemos llevarnos bien a pesar de todo.
-Ven a visitarnos de vez en cuando. Nosotros lo haremos~.
-Gracias Shinsou-kun.
-¡Eres el orgullo del Departamento General!
-Te vamos a extrañar.
Comentarios positivos surgieron, palabras cálidas de parte de aquellos que siempre confiaron en él; palabras de verdaderos compañeros y amigos.
Estaba conmovido, se avergonzó un poco y con el rostro ligeramente ruborizado agradeció sus buenos comentarios.
-¿De quién se trata? –cuestionó una de sus compañeras
-¿Eh?
-La persona que conociste, debe ser alguien increíble. Cuando mencionaste que conocías a alguien sonreíste muy tierno, supongo que quieres mucho a esa persona. –la obviedad de la chica al mencionar un tema tan personal, pero la imprudencia de Shinsou al hablar sobre ello, hizo que el chico se sintiera acorralado y titubeante respondió.
-Es.. uhm... bueno... es una... amig... una... uhmmm...-frotaba con nervios su cuello, quería correr.
-¿Te gusta? –interrumpió –Supongo que es de la academia.
No logró responder.
-Si te gusta díselo, hago esto porque nunca te había visto sonreír así, de hecho, nunca te había visto sonreír ni un poco. Entonces supongo que esa persona debe ser muy buena para conseguir que logres expresarte así.
-Sí, ella es muy buena persona. Quisiera... uhmmm... quisiera poder llevarla conmigo a la reunión que tendremos.
-No tienes que pedirnos permiso, después de todo es tu fiesta.
-Pero no quiero causarles incomodidades. –estaba notablemente preocupado, seguía frotando su cuello y temía hacer sentir molestos a sus compañeros
-¿Por qué lo dices?
-Es de la Clase A.
Hubo un silencio consecuente. Y seguido vinieron los comentarios al respecto.
-Bueno, me gustaría conocer a la responsable de tu gran cambio. –agregó la misma chica que había estado interrogándole.
-No importa, ahora tú eres parte de esa clase ¿no?
-Tendremos que empezar a ver bien a los de la Clase A, todo por tu culpa jajaja.
-Gracias por preocuparte, pero estaremos bien. Ella es alguien importante para ti, así que sería bueno conocerla.
Estaba conmovido pero no sorprendido, las palabras de sus compañeros calaron en su interior y le hicieron sentir cómodo y tranquilo. Había estado preocupado por su reacción, fue una preocupación absurda.
-Gracias.
El fin del ciclo escolar había llegado, todos salían ansiosos, querían olvidarse de los estudios solo un poco. Caminaban animados y esperaban poder pasar un buen tiempo vacacional.
-Hey –dijo Shinsou, acercándose a la chica que anteriormente había hecho preguntas incómodas. –Respecto a tu pregunta, ella no me gusta.
No hubo respuesta alguna, simplemente lo miró y este le devolvió una sonrisa que fue interpretada inmediatamente.
-Entiendo... -dijo. –Nos vemos el próximo viernes en la reunión~.
Se despidieron e inmediatamente Shinsou se dirgió a la Clase A para buscar a aquella persona que tanto le había ayudado:
-¿Reunión?
-Sí... mis compañeros quieren hacer una especie de reunión para celebrar mi resultado aprobatorio en el examen, y bueno, también quieren despedirse de mi. Pero... uhmm... quisiera... uhmmm...
-¿Quieres invitarme? –le miraba feliz, sonreía ampliamente, era evidente que quería ir.
-Sí. –asintió, estaba completamente conmocionado por la reacción de Mina, ella comenzó a brincar y girar de forma infantil. Corría alrededor de Hitoshi mientras gritaba feliz.
-¡Yaaaaay~! ¡Geniaaaal~! ¡Yahoooo~! –gritaba y cantaba
Mientras la chica de piel y cabello rosa danzaba y gritaba feliz por los pasillos, Shinsou la miraba alejarse, sus ojos no podían apartarse de ella; mientras más corría, más se alejaba de la visión de Shinsou pero eso no impedía que este se sintiera plenamente conmovido por ella, su pecho se agitaba, sentía una ligera presión que inmediatamente se liberaba dejando escapar una hermosa sensación de tranquilidad, paz y armonía conjuntas.
Si el universo es infinito, si las estrellas son inalcanzables, si el cosmos es misterioso ¿cómo es posible que alguien como él tenga tanta fortuna de estar viendo a la creación más hermosa?, pensaba constantemente en ello, estaba convencido que era afortunado por haberla conocido.
-Teamo. –murmuró mientras la veía alejarse. –Te amo mucho.