Viviendo con mi mejor amigo (...

By DairaCST

21.4M 818K 415K

Me llamo Rose, tengo 21 años, no tengo hermanos y vivo con mi mejor amigo Cris, nos conocemos hace 15 años, n... More

Parte 1 "Mi historia"
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16 - La cena
Parte 17
Parte 18 - El misterio
Parte 19 - La sorpresa.
Parte 20 - Tenemos una noticia
Parte 21 - El regreso.
Parte 23 - Boda
Parte 24 -¿Tú?
Parte 25 - Ana
Parte 26 - ¿El tenedor?
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Epilogo 1
Epilogo 2
¡Noticia!
Respuestas 😱

Parte 22 - La despedida

411K 17.8K 3.8K
By DairaCST



— En un par de semanas he viajado más que en toda mi vida — dije dejando las maletas — y jamás pensé decir esto, pero — miré a Cris que me miraba divertido — lo odio.

Oí el chillido de Andy antes de que se me lanzara y me tirara a la cama.

— ¡Volviste perra!

Reí, abrazándola.

— No te podía dejar sin supervisión tanto tiempo.

Lo días habían pasado y luego de resolver ya todos los asuntos de mayor importancia, tuvimos que regresar a Italia para arreglar los últimos detalles. Adornos, invitados, comida, peluquería... y solo de pensarlo, ya me daba jaqueca. Aunque la mayoría de las cosas ya las habíamos hecho, y la mamá de Andrea también le ayudó, siempre había esos mini detalles que podían hacer que la fiesta no saliera del todo bien.

Ambas nos levantamos.

— Ya se puede ir señor, gracias por dejar las maletas. No se lleva propina por su cara de culo.

Cris le dio un suave golpecito en la frente.

— Bueno, entonces supongo que me voy con mi carro — giró las llaves alrededor de su dedo, fingiendo que salía.

Andy literalmente se aferró a su pierna como una niña.

— Mi querido padrino de bodas, el mejor de todos los tiempos.

Divertida, saqué mi teléfono y comencé a grabarla. Quería proyectar esto en el video de bodas.

— Yo sé que tu regalo de bodas va a ser el mejor, tal vez una casa. Ah, la de Miami estaría increíble, o uno de tus coches — le sonrió.

Cris le dio las llaves.

— Pitufina, juro que, si me lo entregas con el más mínimo rayón, Thomas será viudo.

Andy las tomó sonriente.

— Ya valiste — me tomó de la mano, saliendo ambas de la habitación del hotel.

Reí mientras ambas corríamos hacia la salida. Cuando llegamos, Andy inmediatamente se detuvo al ver el auto de Cris.

— Por fin hace algo bien — sonrió — ya estaba cansada de transportarme en taxi, y mamá platica de toda mi vida con los choferes.

— Por la cara que pones, y conociendo a tu mamá, supongo que no son cosas buenas.

Me miró sin ánimos.

— De cuando estaba en la primaria, ¿a quién carajos le interesa saber que me rayé la cara con marcador permanente?

Reí y vi como se acercaba a la puerta del conductor.

— ¿Te vas a animar a conducir? — pregunté, medio fingiendo terror. Aunque no era actuación del todo.

Sonrió abriendo la puerta y sentándose.

— Oh, claro que sí mami.

Me persigné antes de subirme. Había que recoger, no solo mi vestido, sino también el de Andy. Que se suponía que ya debería de estar listo, después de haberle hecho los arreglos, ya no teníamos demasiado tiempo para imprevistos.

— Ah, y la madre de Thomas con mamá, nuevas mejores amigas — comenzó a platicar la pelinegra — como les encanta estar viendo los arreglos. Yo pensaba encargarme de eso contigo — me miró — pero, ya hasta tienen un plan "z" para todo.

— ¡Carro, carro! — grité, aferrándome al cinturón.

Andrea frenó bruscamente para luego hundir su mano en el claxon.

— ¿¡Quién mierdas te enseño a manejar imbécil!? — Andy sacó su cabeza por la ventana — ¡Estaba en naranja, maldito ciego de mierda! ¡las manos no solo sirven para picarte el culo, se necesitan para saber manejar!

Algo nos gritó de vuelta, pero no entendí. En lo que yo estaba recuperando que mi alma volviera a mi cuerpo, Andy ya le había soltado todo su diccionario de groserías y le había levantado el dedo.

— Bueno, llegamos — me sonrió, quitándose el cinturón y bajando del auto.

Tomé aire. Primera parada: mi vestido. Bajé del auto y entré a la tienda, donde la chica garganta de camionero ya estaba en el mostrador preguntando.

— Dice que ya está listo, que si quieres puede medírtelo para ver si hay algo que no quedó bien — dijo, mirándome.

— Perra, te ves muy tranquila como si no acabaras de hacer un intento de homicidio doble — realmente me daba mucha risa la tranquilidad con la que ahora estaba hablando.

Sonreí al ver su expresión.

— Tal vez le pueda quedar grande de las tetas, mejor que se pruebe el vestido — habló, para luego mirar a la señorita.

Reí, golpeándole sus tetas para luego tomar mi vestido y pasar el probador.

10 A.M

— ¿Y cuánto tiempo llevan siendo amigas? — me preguntó la chica.

Después de haberme probado mi vestido y que todo quedara bien. Llegamos a lo más importante, el vestido de Andy. Mis pelos estaban de punta, y mi todo mi cuerpo estaba nervioso. Quería que se viera más que perfecta, en su gran día, verla sonreír y que realmente le guste su vestido para que así ya la pobre no se estrese más.

— Ha tenido suerte por muchos años.

Me callé al ver que era Andy la que había contestado. Salió del probador con el vestido ya puesto. Mis ojos se abrieron de par en par al verla. Era... wow. Se había recogido en cabello dejando ver un poco más de su cuello, y nos miraba con una sonrisa de pura satisfacción.

— ¿Qué dices? — me preguntó, girando y mostrándome mejor el vestido.

Mordí mi lengua, tratando de contener mis lágrimas, pero fue imposible.

— Estás... te ves... toda bella, así bonita — le sonreí.

Andy comenzó a reír.

— No llores imbécil, si lloro va a ser por tu culpa — me apuntó con el dedo.

Reí, limpiándome las lágrimas.

— Es que se te ven muy bien las bubis.

Ella miró abajó con una sonrisa, tocándoselas.

— Verdad que sí.

12 P.M

Mientras esperábamos a que las puertas del elevador se abrieran, miré a Andy.

— ¿Y dónde vamos a dejar el vestido?

Ella abrió la boca.

— No me vayas a decir que en tu habitación porque te golpeo — la miré como cerraba rápido la boca.

Las puertas metálicas se abrieron, y ambas salimos al pasillo.

— ¿Tu mamá...

— No — negó rotundamente y reí — papá es tan despistado que lo ahorcaría si algo le llegara a hacer al vestido.

— De tal palo, tal astilla — murmuré.

— ¿Qué? — me miró.

— Digo, en mi habitación cabe.

Ella me dio una mirada, y sabía a lo que se refería.

— Sabes que Cris no sería capaz de nada de eso — levantó una ceja, interrogante — bueno, yo no dejaría que Cris fuera capaz de hacer eso.

Después de un suspiro largo, asintió.

— Le voy a cortar las pelotas si hace algo — y comenzamos a arrastrar el vestido hasta mi habitación.

La funda en la que venía era bastante fácil de cargarla, así que no fue un gran problema, solamente que cuando tu amiga mide medio metro, probablemente tú te lleves toda la carga.

Toqué la puerta, sabiendo que Cris iba a estar dentro. Y así fue, cuando la puerta se abrió él estaba ahí, y como pocas ocasiones en su vida, se encontraba en ropa interior.

— Hola— dijo el muy descarado, sin pudor alguno.

Suspiré.

— ¿Por qué no tienes pantalones?

— Rose, a los animales no les gusta estar vestidos — dijo Andy, haciendo a un lado a Cris para pasar.

— ¿Por qué parece una hormiga cargando una hoja? — Preguntó Cris, para darle un ligero empujón, haciendo que mi amiga se tambaleara.

— Son los vestidos, y como Thomas no puede ver el vestido antes de la boda Andy lo va a dejar aquí.

Cris dejó caer los brazos a ambos lados de su cuerpo.

— Agh, ¿y por qué tenemos que traer la mala suerte a nuestra habitación?

— Tú ya eres el cumulo de mala suerte — Andy lo miró.

— ¿Disculpa? Mi culo no tiene nada que ver en esta conversación.

Puse mis manos en la cara de ambos.

— Ya, aquí nadie va a hablar del culo de nadie.

Y de pronto sentí dos manos en cada una de mis nalgas.

— ¡Es mi culo! — gritó Andy aferrándose a mi nalga.

— ¡Andas bien mal Lord Farquaad, ese es MI culo! — Cris apretó más mi otra pompa.

— ¡Es mi culo y a nadie le he dado permiso de apretujármelo! — golpeé sus manos.

— Bueno, adiós — Andy se despidió, saliendo de la habitación.

En cuanto la puerta se cerró, Cris me miró con una sonrisa pervertida.

— Ni lo pienses — dije, acostándome en la cama.

Cerré los ojos disfrutando de la frescura y de lo frío que las sabanas proporcionaban a mi cuerpo.

Grité, divertida al sentir el cuerpo de Cris sobre el mío.

9 P.M

— Provecho — Dijo Thomas frotando sus manos.

Habíamos acordado de ir a cenar los cuatro solos, dejando que tanto los padres de Thomas, como los de Andy fueran a conocerse un poco mejor. Y nosotros decidimos venir a un restaurante que, según Cris, era uno de los mejores que había aquí.

Tomé mi copa de vino, chocándola con la de Cris.

— Qué bonito collar — Andy me miró con una sonrisa.

Le di un trago a mi vino, mirándola atentamente para ver cuál era su siguiente movimiento. Esa sonrisa hacía que mis vellos se pusieran de punta por los nervios que me daba.

— Es muy bonito, yo diría perfecto — siguió — casi tan perfecto como para ocultar el maldito chupetón que tienes ahí.

Abrí mis ojos, sorprendida e inmediatamente coloqué una mano en mi cuello, mirando a Cris.

— ¿Hiciste qué? — pregunté, casi echando fuego.

Él se escondió detrás de la copa.

— Yo... yo más bien diría un... un... — trataba de mirarme pero siempre lo evitaba — como un... moretón, aja — asintió, dándole otro sorbo a su vino — esa parte es muy sensible, sí, es muy... — me miró que no me estaba dando nada de gracia — perdón.

Entrecerré los ojos.

— ¿Perdón?

— Yo digo que la forma perfecta de que te perdonen es poniendo de buenas a su mejor amiga — Andy nos sonrió — y a mí me pone muy feliz tu casa de Miami.

Antes de que alguien pudiera decir otra cosa, la comida llegó.

— Salvado por la campana — dijo Thomas, divertido.

Le di una ultima mirada de advertencia a Cris, antes de comenzar a cenar.

— Puta madre — Andrea nos miró con ojos de loca y la boca llena — esto está de puta madre.

Vi como Thomas sonreía al verla, y no pude evitar yo también sonreír. Me hacía sentir muy feliz y en paz el saber que una de las personas más importantes en mi vida iba a estar felizmente casada con el amor de su vida, que la amaba a manos llenas. No había persona en el mundo que amara más a Andy en esa manera que Thomas, y no podía confiársela a otra persona más que a él.

— ¿Rose? — susurró Cris, haciendo que solo fuera yo quien lo pudiera escuchar, mientras ellos dos estaban en su propio mundo.

Sentí su enorme mano deslizarse por mi muslo. Intenté hacer caso omiso, mientras seguía concentrada en mi comida. Trataba de disimular que su toque no me hacía que todos los vellos de mi cuerpo se erizaban al más mínimo contacto, y que mi respiración se descontrolaba cada vez que él estaba cerca de mí. Presionó mi muslo ligeramente, y volteé, viendo como me miraba suplicante de que le hiciera caso. Tenía ganas de abrazarlo de lo tierno que se veía en ese momento.

— ¿Sí? — dije, tratando de mantenerme calmada.

Se inclinó ligeramente hacia mí, dejando que su fragancia cara llegara hasta mis fosas nasales, deleitándome como siempre con ella. Su boca quedó a la altura de mi oreja, causándome escalofríos.

— No te puedo decir que lo siento porque no es así, amo sentir tu cuerpo debajo del mío, me encanta saborear tu piel con mi boca — sus palabras hicieron que necesitara cruzar mis piernas, mientras su mano seguía en la cara interna de mi muslo, subiendo lentamente sobre este — pero si me dices que no te gusta, dejaré de hacerlo.

Quitó su mano, dejándome con la respiración descontrolada y mi cuerpo caliente. Tomó su copa de vino dándole un sorbo, muy sonriente.

Hijo de... Karol.

11 P.M

Como buena madrina, dama de honor, mejor amiga y amor de su vida. Había planeado su despedida de soltera, con las condiciones que ambos novios habían estado de acuerdo. "NADA DE STRIPPERS" pero sí que pude hacer otro tipo de cosas.

Miré nuevamente el reloj dorado de mi muñeca, ¿esta mujer estaba haciendo un ritual o por qué tardaba tanto?

— Andrea. Apresúrale, hija, es tu despedida de soltera no tu boda.

Salió del baño mirándome sin gracia. Estaba usando el conjunto que le había dado. De entre las dos, ella era quién usaba ropa un poco más relevadora, pero en este momento no parecía hacerle mucha gracia lo que había escogido para ella.

— ¿Qué mierdas es esto? — me preguntó señalando su atuendo y el mío.

Sonreí levantándome de la cama.

— Somos colegialas — di una vuelta, enseñándole mejor mi atuendo. Era una falda roja con cuadros con la típica camisa blanca atada a la cintura y una corbata combinando con la falda, y mientras ella se cambiaba, había podido peinarme una coleta.

— Rose — soltó un suspiro — parece que estamos a punto de grabar una película porno — apuntó a su falda. Que, a diferencia de la mía, era de color azul con cuadros, combinándole con sus ojos, la misma camisa atada y la corbata del mismo color. Su cabellera negra iba suelta, resaltando su rostro.

Poniéndome de su lado, Andy era tan bonita y sexi que realmente sí parecía que iba a hacer eso.

Dejé caer mis hombros.

— ¿Por qué para ti todo se trata de porno?

Si pudiera golpearme y luego vomitarse encima de los atuendos, creo que Andy lo hubiera hecho. Pero no lo hacía, no por falta de ganas, eso se podía ver en su rostro. Simplemente porque... ni yo tenía idea por qué no lo hacía.

— Si tuviéramos treinta, tal vez sería más divertido. Pero no hace mucho tiempo nos graduamos de la universidad. Sí somos colegialas. Es como si un perro se viste de perro.

Puse ambas manos en sus hombros, mirándola.

— ¿Algún otro reclamo?, porque me están importante un carajo — le sonreí — es tiempo de irnos, así que si sigues con tu cara de culo lleno de mierda, juro que voy a cambiar el video bonito de tu boda por uno donde están todas tus cagadas. Y recuerda perra, llevamos varios años de amistad, y tú sueles cagarla mucho, así que hay mucho en juego.

Me miró atónita.

— ¿Eso era todo? Bien — tomé mi bolso — vámonos mami.

Me sonrió, malévolamente.

— Aw, ya empiezas a chantajear a la gente — hizo el ademan de limpiarse una lagrima — mamá está tan orgullosa de ti — puso una mano en su pecho, mirándome.

Reí y ambas salimos de la habitación, caminamos hacia el estacionamiento del hotel, donde estaba el auto de Cris. Presioné el botón de las llaves, haciendo que los faros se encendieran y así, quitando los seguros.

— ¿Qué crees que Cris le organizó a Thomas? — Preguntó, subiéndose al auto.

Seguramente estaban en un bar, Cris diciéndole que todo iba a estar bien, mientras le preparaba tragos de 99& alcohol y uno por ciento refresco, la familia de Thomas induciéndolo a tomar más alcohol para después llevarlo a hacer retos estúpidos. Los primos de Thomas eran conocidos por resistir el alcohol muy bien, a diferencia de él. Así que probablemente iba a caer en un coma etílico.

— Rose — Andy me sacó de mis pensamientos.

La miré y sonreí mientras encendía el auto.

— Ah, te preocupas en vano. Ellos estarán bien.

12 A-M

— Imbécil, te juro que, si me estrellas en algún poste, me voy a poner muy borracha y tú vas a ser mi cuidadora — me amenazó, mientras seguía sujetándose de mi mano.

Para no arruinar la sorpresa, y hacerla enojar un poco, decidí vendarle los ojos mientras íbamos hacia el lugar donde había preparado su fiesta.

— Pero ¿era necesario vendarme desde tantas calles?

Reí. Sí, para aumentar mi felicidad y su enojo, desde que estacioné el auto unas cuadras atrás, decidí vendarle los ojos, y tal vez también le di un shot de tequila y unas cuantas vueltas para que se mareara. Pequeños detalles.

— ¿Quieres otras vueltas? — le pregunté, divertida.

— ¿Quieres un palo de escoba en tu trasero mientras duermes?

Le quité la venda y empujé la puerta.

— ¡FELIZ DESPEDIDA! — Gritaron todos, recibiéndonos con bombas de confeti, que eran en forma de pene.

Andrea sonrió y se quitó uno de la cara, observándolo y luego mirando toda la demás decoración.

— ¡Hay pitos por doquier! — gritó, extasiada.

Reí.

— Andrea, cállate — dijo su mamá, acercándose a ella para luego abrazarla.

— Ay mamá, ambas sabemos que no es la primera vez que tengo un pene en la cara.

Volteé hacia otro lado, evitándome la conversación incomoda. Luego de que ella, algunas tías y su abuela pasaran a felicitarla, se fueron. No soportaron mi decoración.

Fui hasta la mesa de bebidas, tomando dos vasos en forma de pene y entregándole uno a Andy.

— Es la primera vez que un pene me sabe a tequila — dijo, tomándoselo todo — y me encanta.

Me abrazó y yo igual a ella.

— Te amo mucho, gracias por estar aquí y por todo esto.

Nos separamos y le sonreí.

— A la orden para el desorden, mami — dije, guiñándole un ojo.

Y en cuanto me descuidé un poco, Andy tomó un lado de mi camisa, deshaciéndose de ella, dejándome en brasier.

— ¡Hija de...!

3.AM

¿Había sido buena idea contratar un pene mecánico que daba vueltas en una despedida de soltera y darles de beber a todos tequila? Bueno, no tenía la respuesta exacta, pero el ver a Andy, completamente borracha y perdida, arriba de pene, abrazada a la cabeza con la falda ya por la cintura y la corbata en la cabeza, y todo el maquillaje hecho mierda. Me daba indicios de que hubiera podido elegir algo mejor.

Sentí como mi bolso vibraba, así que lo abrí y saqué mi teléfono, viendo en la pantalla el nombre de la persona que me estaba llamando:

Cris.

— ¿Hola? — dije, contestando.

— Hola, hola — por su tono de voz, notaba que estaba un poco borracho.

Sonreí.

— ¿Todo bien por alla? — pregunté.

Oí como suspiraba.

— Bueno, hace cinco tragos, Thomas estaba riendo como nunca, hace dos tragos estaba llorando mientras hablaba de lo mucho que quería a la Minion endemoniada y... — se esperó unos segundos — y ahora está completamente noqueado en el suelo del bar. Cinco de sus primos están tratando de levantarlo, pero parece agua el cabrón. ¿Y qué tal todo por allá?

Miré a mi amiga, no sé si estaba dormida o ella también estaba ya noqueada por el alcohol, pero seguía abrazando tiernamente al... pene.

— Se divirtió — fue mi única respuesta al ver como se resbalaba y caía encima del colchón.

— ¿Y tú cómo estás, quieres que pase por ustedes dos? Ya voy a llevar a Thomas al hotel.

— Estoy bien, solamente bebí un vaso, y... yo también ya voy a llevar a Andy.

— Rose, por favor cuídate mucho — reí y oí que también le pareció gracioso — respeta a tus mayores y hazme caso.

— Ay por favor, eres como dos segundos más viejo que yo.

Podía escuchar a través de la llamada como hacia esfuerzo y supuse que estaba ya cargando a Thomas.

— Te dejo, este malnacido parece que desayunó fierros. Si pasa algo háblame, te amo.

Sonreí como tonta. No era la primera vez que me lo decía, pero en cada momento que lo pronunciaba, seguía teniendo el mismo efecto que la primera vez que lo escuche.

— Y yo a ti.

— Rose, sabes que eso no es válido.

Reí.

— Te amo — dije, complaciéndolo con las palabras.

Y con eso colgué. Guardé el celular nuevamente en mi bolsa y miré a mi amiga y a todo el desastre que tendría que limpiar.

— De verdad, agradece mucho que te quiero — hablé acercándome a ella.

4:30 A.M

Dejé a Andy sobre la comodidad de su cama. Ella seguía muerta y yo quería estarlo.

— Que rico ser tú — dije mirando con la tranquilidad que dormía.

Vi que todavía en la habitación no estaba Thomas, así que supuse que Cris no había llegado. Iba a llamarlo para avisarle que ya estaba en el hotel, pero cuando revisé, no tenía mi bolso. Suspiré, derrotada. Tendría que volver a bajar hacia el estacionamiento y tomar mi bolso del auto.

Mientras iba caminando hacia el auto, pensé seriamente en dejarlo ahí, ya quería quitarme este disfraz y darme un baño, pero tenía miedo de que algo malo pasara y Cris me llamara y no tuviera mi celular. Presioné el botón, quitándole el seguro y abrí la puerta del lado del volante y ahí lo vi, mi bolso estaba en el asiento del copiloto. Me incliné sobre el asiento, tomándolo.

Rosa...

Grité y sentí como unas manos se aferraron a mi cadera, evitando que me diera de bruces en la cara contra el asiento. Giré el cuello viendo a Cris con una sonrisa muy llena de diversión.

— Estás todo tonto — dije mirándolo sin gracia — no aprendiste un culo en español, pero qué tal decir mi nombre y asustarme.

— Es lo único que necesito saber — se encogió de hombros.

Salí del auto y me puse frente a él.

— ¿Y Thomas? — pregunté.

— Bueno, digamos que en un punto cuando entre uno de sus primos y yo lo estábamos subiendo al hotel recobró la conciencia y se enfadó con nosotros por hacerlo beber tanto, nos maldijo y se subió solo a su habitación.

— ¿Thomas enojado? — levanté las cejas, incrédula y divertida — va a llover. Eso pasa tan seguido como tú hablando español.

Cerré el auto y suspiré.

— ¿Cansada? — me preguntó, poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.

Asentí.

— Vamos pequeña— e hizo que lo abrazara como un koala, entrelazando mis manos en su cuello y mis piernas en su cadera, para así reposar mi mejilla en su hombro — pobrecita de mi Rose — dijo, mientras alisaba mi cabello y me llevaba nuevamente dentro del hotel.

***

El día siguiente estuvo lleno de ansiedad, estrés, gritos, sustos y más ansiedad. La boda estaba a la vuelta de la esquina y estaba revisando los últimos detalles. Ahora sí todos los invitados habían llegado ya por fin al hotel, las damas de honor ya tenían sus vestidos, la iglesia ya estaba decorada, el vestido de Andy estaba a salvo. Los novios seguían un poco crudos, pero rescatables para el día siguiente. Y ese había sido mi día, revisar que todo estuviese bien, como suplente de la novia, así había acabado mi día, peleando con personas porque algunos detalles no estaban bien, yendo de un lado para el otro, y como si fuera poco, había tenido dos reuniones en videollamada, hablando de detalles para el próximo lanzamiento. Mi cuello y hombros dolían, pero la noche por fin había llegado y ya lo último que quedaba en mi lista de encargos era revisar el salón donde iba a ser la fiesta.

Sonreí viendo lo hermoso que se veía todo lleno de flores y bellas luces. Las mesas y sillas ya estaban decoradas y en su lugar correspondiente, con los nombres de cada invitado, los arreglos seguían luciendo bonitos.

— ¿Todo está en orden? — Preguntó Cris, poniéndose a mi lado.

No pude evitar hacer un puchero.

— Está hermoso.

— La nuestra será mejor.

Mi corazón se detuvo y comencé a mirarlo lentamente con los ojos abiertos como platos. ¿Acababa de decir... era un sueño o... una broma?

— Cris... — dije, atónita.

— Shh — besó mi cabello — ya hablaremos de eso después.

Continue Reading

You'll Also Like

206K 10.7K 94
¡Ey!Me llamo Mia,Mía Miller. Nunca me he considerado una chica tímida,de hecho siempre me he metido en problemas por ser tan extrovertida y curiosa. ...
11.5K 884 23
francia, 1770 ; el duque de versalles no es capaz de ver que su prometida está enamorada de una mujer que busca asesinarlo. ‍‍‍‍‍‎ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ‍‍‍‍‍‎ㅤ [...
1.5M 109K 82
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
22.6K 2.3K 35
⌁ Siempre debes darte la oportunidad de conocer por ti mismo, podrás decepcionarte o sorprenderte, pero hazlo por tu cuenta y no dejándote llevar por...