Capítulo 26: Último momento
La conversación que había tenido con Taehyung hace algunos días lo había dejado incómodo y aún no podía olvidar la sensación extraña que le había causado.
Había algo que no cuadraba. ¿Qué hacía ese mestizo ahí? o más bien, ¿era mestizo? porque su comportamiento no era el de uno. Y esa mujer... ¿Cómo llegó ahí?
¿Qué hacia herida en ese lugar? ¿por qué ese hombre se llevo al neófito? al parecer ese hombre no vio a Tae malherido y por alguna extraña razón se sentía bien de que no hubiera sido así.
Taehyung no lo había pensado de esa manera. Lo único que pensaba era en el pecado que había cometido. Nunca quiso decirle a nadie más su historia por miedo a recibir críticas duras, simplemente les había dicho: yo maté a una humana.
Ni siquiera Hoseok sabía esta historia. Era la primera vez que la contaba, pero estaba tan enfocado en su crimen que dejó de lado esas incógnitas.
Y Jimin lo sabía, había algo más que debían investigar aunque fuera un gran trauma para su amigo.
Además estaba ese hecho... El mismo lugar del que hablaba Taehyung era un lugar frecuentemente visitado por su padre. Y le daba escalofríos pensar que su padre, una vez más parecía estar relacionado con la situación.
Quizás fuera mucha coincidencia...
Pero nadie podía negar el hecho de que la historia de Taehyung concordaba con la muerte de una de las secretarias de su padre en un accidente automovilístico.
Intentaba evitar relacionar ambos incidentes como si fueran uno mismo. Sin embargo algo le decía que la situación estaba más conectada de lo que creía.
Y le dolía, porque a pesar de todo el daño que le había hecho durante su estancia en aquella casa al menos esperaba que tuviera humanidad dentro de él. ¿Estaba equivocado?
Salió de su habitación para ir a la sala. Los chicos descansaban después de tanto ajetreo durante los últimos días, aunque todos en diferentes lugares.
Taehyung se había ido con Hoseok, mientras que Jungkook estaba con Jin investigando en el laboratorio que tenían en casa. Jaejoong estaba en el hospital, y Namjoon se encontraba durmiendo en su habitación.
Yoongi probablemente leía un libro en su cuarto, por lo que prácticamente él se encontraba solo. Se recostó en el sillón intentando ver si ahí podía despejar su mente.
El sueño de Jaejoong ya no lo había tenido, así que se sentía tranquilo de que todo fuera una simple pesadilla. Cerró los ojos pensando en su vida como humano.
¿Realmente la extrañaba? si era sincero... No tanto.
Se sentía culpable de cierta manera porque estaba muy a gusto con la vida que tenía ahora.
Su cabeza le dolía, había tantas cosas que pensar y él sólo estaba recostado en el sillón atormentándose con tantos pensamientos.
Sintió unas manos tocar su cabello así que abrió los ojos para encontrarse con un chico pálido observándolo tranquilamente.
–Yoongi –Sonrió.
Él hizo además de querer sentarse a su lado, Jimin encogió sus piernas y el chico se sentó en el espacio que le brindó. Acarició sus rodillas mientras lo miraba preocupado.
–Te notó distante... preocupado –Soltó.
Jimin nunca podía fingir, era algo que por naturaleza no podía hacer.
–Es sólo que no dejo de pensar en que hay muchos misterios sin resolver –Forzó una sonrisa.
–Jin y Jungkook están trabajando duro, Namjoon también intenta encontrar información al respecto –Continuó acariciándolo –Los chicos están preocupados por ti.
Yoongi dejó de mover su mano.
–Lo sé, y lo agradezco –Puso su mano sobre la suya –Pero algo me incomoda.
El mayor se quitó los lentes que traía puestos para dejarlos en la mesa. Se acercó al joven frente a él e hizo sus rodillas a los lados.
El pelirrojo se sintió nervioso por el atrevimiento del chico pero lo dejó ser. Después de tanto estrés necesitaba la calidad que el mayor podía conferirle.
Cerró sus ojos esperando a que el mayor se acercara más. Yoongi puso las manos en sus costados mientras acercaba su boca al chico. Su respiración era suave y podía sentir como el peso del pálido estaba sobre el suyo.
Yoongi tocó lentamente su boca, haciendo un beso firme pero conciso. No era ni rápido ni lento, solamente lo que necesitaba para calmar su necesidad de estar a lado de la persona que más amaba.
–No me gusta que estés estresado –Se alejó mientras tomaba respiración.
Jimin le sonrió al mayor poniendo las manos en sus mejillas.
–A tu lado el estrés desaparece –Lo acercó nuevamente a su boca.
El mayor comenzó a delinear con suavidad su boca, desde el labio inferior para después morderlo un poco. El pelirrojo abrió su boca para dejar el paso de la lengua del contrario, sintiendo como iba rozando cada parte de su cavidad.
Ambas lenguas se encontraron haciendo caricias con las mismas, en la sala solo se oían el sonido de sus bocas moviéndose al compas de una canción. El pálido separó su boca para tomar respiración y sonreírle.
Besó su sien cerrando los ojos para después besar con delicadeza su nariz. Acarició la suya lentamente en la mejilla del joven como si estuviera aprendiéndose cada parte de su piel.
Después lo miró directamente a los ojos, con esa mirada característica y penetrante que tenía. Sus ojos completamente negros se habían dilatado de haber visto aquel rostro sonrojándose de las mejillas.
–Quiero grabarme cada parte de tu piel –Susurró el mayor –Cada uno de tu gestos cuando te toco –Se lamió el labio inferior –Y recorrerte de arriba hacia abajo como nunca lo habías hecho.
Jimin movió lentamente sus caderas chocando con el miembro del mayor. Tomó la cintura de Yoongi intentando acercarlo más a su cuerpo mientras él comenzaba a acariciar su costados.
–A Yoongi le hacías tanta falta amor –Habló cerca de su oído –Y a Jimin le hacía tanta falta Yoongi.
El menor asintió.
El sudor recorría su frente a los lados.
Cerraba los ojos con fuerza mientras el mayor seguía moviendo sus caderas hacia él.
–Olvida todo estrés bebé –Lamió su cuello –Olvida cualquier palabra –Acarició su mejilla –Solo no olvides mi nombre.
Después se hizo hacia atrás tomando las manos del chico para que ambos quedaran hincados uno frente al otro.
–Nunca podría olvidarte –Contestó mientras Yoongi lo ayudaba a quitarse la camisa –Porque tu nombre ya lo he tatuado en mi alma y mi cuerpo recuerda los trazos que has dibujado con tus manos.
El mayor procedió a quitarse su propia camisa.
Y ahora contemplaba cada parte del cuerpo del moreno que estaba frente suyo.
Su piel era tersa y suave, ahora algunos músculos comenzaban a formarse en sus brazos.
Quería marcarlo, decirle al mundo que Jimin era solo suyo y de nadie más. Dejarle unos pequeñas rojas indicando su propiedad y de esta manera comprobar que aquel cuerpo ya le había sido entregado en alma y corazón.
Todo se sentía tan irreal, como si hubiese sido el destino encontrarse con él y amarlo.
Besó su cuerpo con delicadeza, desde los hombros hasta su cuello. Desde la comisura hasta su boca, delineando cada parte de su cavidad.
–Quiero ser el único que estremezca tu cuerpo con mis toques, el único que te vuelva loco con mis susurros y el único que sea dueño de tus emociones –Mordió su labio.
Yoongi se levantó del sillón para acomodar al menor de espaldas, quitándole los pantalones y dejando su trasero el descubierto.
–Para mí, Yoongi es el único –Se acurrucó el chico entre los cojines del sillón.
El pelinegro lo acarició mientras metía un dedo en su pequeño esfínter, el chico intentó jadear pero ahogó su gemido.
–Park, eres mi primera canción de amor –Besó sus orejas –Y mi única razón para sonreír.
Metió otro dedo, para después mover ambos en el interior intentando que el menor se acostumbrara a la intromisión en su interior.
–Y tú eres mi primer amor y única anhelación –Cubrió su boca con las manos.
El pálido se acercó a la espalda de Jimin, depositando pequeños besos en toda su superficie y acariciando con la otra mano su tetilla.
–Jimin, las palabras no alcanzar a describir lo mucho que te quiero –Dijo cubriendo con su mano la que el joven tenía apoyada en el sillón.
Haciendo un movimiento profundo y rápido, Yoongi metió su hombría en el interior del menor. Enredó sus dedos en con la mano de Jimin mientras volvía embestir con dulzura su cuerpo.
–Yoongi... –Jadeó.
Oírlo llamar su nombre era lo que más tranquilizaba a este chico.
Volvió a salir y entrar dentro de él, haciendo un ritmo marcado mientras el joven se estremecía debajo suyo.
–Eres la calidez que necesitaba –Completó.
El mayor apretó la mano que tenía de Jimin mientras que con la diestra intentaba apoyarse en la espalda del chico para tomar mayor velocidad.
–Déjate llevar por las sensaciones cariño –Le susurró el mayor en su oído.
Jimin respondió con un pequeño gemido que salió de su interior. El sudor recorría su cuerpo entero y apretaba sus glúteos cuando sentía el miembro del mayor entrar dentro de él.
–Así cariño –Se movió dentro de él.
Yoongi solamente quería que el menor olvidara todo lo que le preocupaba. Quería que ese momento solo le perteneciera a ellos dos y a nadie más.
Le estaba entregando todo su ser en estos momentos y quizás Park no lo supiera, pero también su corazón era entregado.
Cada roce, cada caricia, cada beso significaban mucho para el mayor.
¿Cuándo empezó a amarlo tanto? ¿Cuándo comenzó a ser tan importante para él?
Gracias a su presencia, las noches eran más cálidas y su soledad había desaparecido.
–Park... –Jadeó.
Te Amo...
Pero el mayor aún no tenía el valor de pronunciarlo.
Tomó sus caderas con ambas manos para hacer más profundos sus choques.
Jimin también ayudaba moviendo sus trasero hacia él, su cuerpo entero estaba temblando por completo y lo único que podía pensar era en lo duro que Yoongi le estaba dando.
–Yoonie... –Gimió haciendo eco en la sala.
La imagen había sido tan sublime que el mayor no pudo controlar sus impulsos.
Se vino sobre él sin ni siquiera pensarlo y a los pocos segundos, su cuerpo enteró tembló después de haber calmado sus deseos.
El líquido blanquecino escurría del trasero del menor.
Jimin entonces con su diestra tomó el líquido para esparcirlo en su propio cuerpo. Su trasero estaba tan sensible que al simple acto de rozar sus deditos se vino.
Ambos respiraban agitados pero sonreían el uno al otro. Yoongi entonces lo tomó entre sus brazos y lo cargó haciendo que el menor acurrucara su cabeza en el cuello.
El pálido lo llevó entre besos y arrumacos a su cuarto y lo depositó con cariño en la cama metiéndose entre las sábanas para abrazarlo.
–Soy afortunado –Se apegó más a su cuerpo –Por tenerte.
–Yo soy el afortunado –Besó la coronilla del moreno –Por haberte encontrado.
Yambos se quedaron dormidos en esa posición hasta el día siguiente
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Solo diré que tal vez es un poco más romántico que otras veces, pero es necesario para lo que viene después, siempre se necesita algo de felicidad antes de la tormenta.