44: « Te amo »
Dos meses después.
¡Estoy nervioso! Juraba que en cualquier momento me iba a desmayar de emoción. Pero me obligue a controlarme, tenía que estar tranquilo para ver a mi futura esposa caminar por el sendero de pétalos blancos. Estoy seguro que ella ve ve mucho más hermosa ahora mismo, como toda una reina. ¡Dios, me la imaginaba! Y es que ella es perfecta.
Mis nervios aumentaron cuando vi a los invitados ponerse de pie. Desvié la mirada hacia mi madre quién me sonrió llena de orgullo, y yo le mande un beso volado. Georgina —de ocho meses de embarazo—me susurro de forma maternal que me calmara y Hank repitió lo mismo, pero no funciono mucho. Mire a mis dos amigos, y les sonreí para tranquilizarlos, ellos dos son los padrinos de la boda, apreciaba que me estén dando calma, pero todo eso desapareció... Mi corazón salto cuando la música empezó a sonar: era el momento. Uno de los mejores días de nuestra vida había comenzado.
Y entonces: las puertas de madera se abrieron.
¡Oh, cielos! Coloque una mano sobre mis labios para no gritar de emoción al ver a mi dulce Peyton. Mi futura esposa esta vestida de blanco, y lleva en una mano un ramo de girasoles, mientras su otra mano se encontraba enganchado en el brazo de Frank quién la traía con una sonrisa.
—Estas llorando —dijo Hank, y me dio golpecitos en la espalda.
Sí, estaba llorando al verla, ¡y era inevitable!
Ella luce demasiado hermosa hoy, ¡y estaba por ser mi esposa! Valía la pena llorar por Peyton. Sus ojos azules solo me miraban a mí. ¡Lo confirmo: mi futura esposa es la mujer más preciosa del mundo! Cada paso que ella daba, me hacía enloquecer, estoy listo para decir sí, acepto. Cuando la tuve frente mío, le dedique una mirada llena de amor así como ella a mí, solo basto que nos miráramos para saber cuánto nos amábamos.
Frank nos miró a ambos, rodo los ojos con mucho humor, y rompió el momento. Beso la mejilla de su hermana, y tomo su mano la cual me la entrego.
—Si le haces daño, si llora o se enoja, te vamos a moler a golpe los cinco —me miro serio, pero luego se rió—. Es broma, sé que no harías eso. Cuídala mucho, es nuestra vida.
—Lo haré. Y gracias, Frank, en verdad muchas gracias.
Mi mejor amigo me dio un abrazo, y se fue a sentar junto a los demás Fell. Peyton se colocó a mi lado, y entrelace mi mano con su suya. Y ambos nos aferramos el uno al otro.
El pastor dio inicio a la ceremonia con mucha entusiasmo. Escuche cada palabra que decía, cada frase que cumpliría a mi Peyton por amor. Deseaba solo un poquito que fuera una ceremonia corta, pero eso es imposible, todo tenía que ser como es debido, así ambos lo deseábamos.
—Quien vive en amor, vive en Dios —hablo el pastor—. Nadie escoge su amor, nadie escoge el momento, nadie escoge el sitio, nadie escoge la persona, ¿por qué? Porque el amor no tiene limites, el amor no se rinde, el amor es libre, ¡el amor es perfecto! El amor se siente en lo más profundo del corazón, y alegra el alma. ¿Qué sería de este mundo sin amor? ¡Nada! El amor es todo, y todos los amores son perfectos.
¡Estoy totalmente de acuerdo con esas palabras! El amor no se rinde, por esa razón estamos Peyton y yo aquí, listos para unir nuestras vidas frente a Dios, por el gran amor que sentíamos. Mire a mi futura esposa, y le di me incline hacia su oído para susurrarle:
—Luces preciosa, cariño.
—Lo sé, lo sé, soy una belleza.
Me reí en silencio al escuchar su respuesta, y vi como me guiño el ojo. Quería inclinarme ahora mismo a besar sus dulces labios, pero tenía que tener paciencia.
—Tú luces demasiado bien, Jay —me susurro.
—Lo sé, me lucí con el traje...
Peyton llevo una mano a sus labios para no reír fuerte. Definitivamente estábamos hechos el uno para el otro. Amaba su forma de pensar y su alegre personalidad. Después de todo, eso fue lo que me conquisto, además de sus preciosos ojos azules y su bella sonrisa, ¡y voy a casarme con ella! Todavía no me podía creer que esto esta sucediendo, ¡parece un sueño! Pero no lo es.
Durante la ceremonia, tanto Peyton como yo no dejábamos de juguetear con nuestras manos entrelazadas, lo que causo que el pastor Hamilton nos mirara con reproche, pero igual continúo hablando hasta que llego uno de los grandes momentos:
—Por favor, los anillos, y los votos —pidió el pastor.
Hank saco los anillos de su saco y nos los entrego. Estaba nervioso, al menos me acordaba algunas palabras de mis votos, creo que tendría que improvisar un poco.
—Dicen que cuando encuentras a esa persona correcta en tu vida, todo da un giro inesperado, y yo lo confirmo: porque cuando te conocí, pusiste mi mundo boca abajo y lo hiciste más maravilloso —le sonreí nervioso—. Cada segundo, minuto y día que paso contigo parece un sueño, y es que todavía no me puedo creer que seas tú la persona la cual elegí para amar por toda mi vida, a veces siento que no te merezco, pero entonces me dices que me amas y yo enloquezco. Todavía sigo haciéndome la pregunta: ¿cómo obtuve tu amor? Sé que no soy perfecto, pero tú me amas con todos mis defectos, y te amo por ello. Sé que tendremos discusiones, pero también sé que las resolveremos porque la mejor pareja no es que no tiene problemas, es la que sabe resolverlo y superarlo juntos. Prometo que cada día será una nueva aventura, que el amor no faltara al igual que la felicidad, y que te besare cada mañana al despertar. La palabra te amo no es suficiente grande para expresar todo el amor que siento por ti, cariño. Te amo y prometo hacerlo cada día de nuestras vidas.
Le coloque a Peyton el anillo blanco en su dedo anular, mientras ella sollozaba un poco, y de inmediato limpie sus lágrimas con cuidado. Logro calmarse en unos segundos, y fue el turno de hablar:
—Muchas veces he dicho que te amo, lo hago y lo seguiré diciendo porque tú haces que mi corazón se siente como un hermoso día de verano —me miro directamente a los ojos—. ¿Cómo no enamorarme de ti? Tienes todo para conquistarme, en realidad: con tan solo verte sonreír haces que mi corazón se derrita de amor. Lo sé, suena cursi, pero así somos los dos, ¿no? Te amo tal y como eres y por esa razón prometo escucharte en todo momento y aprender de ti cada día de nuestra vida. Creeré siempre en ti y celebrare cada uno de tus triunfos y gozare de todo aquello que el futuro nos depare. Y prometo que jamás mi corazón dejara de sentir lo que siento por ti, cariño, porque te pertenece desde el primer momento que me enamore de ti. Te amo, y estoy preparada para comenzar esta nueva vida llena de amor contigo.
Y ella coloco el anillo dorado en mi dedo anular. Quería llorar, pero no lo hice. Me incline sobre ella y bese su mejilla de la manera más dulce posible. Volvimos a tomarnos de las manos y ambos miramos emocionados al pastor Hamilton para que dijera las últimas palabras. El pastor hablo solo un poquito más, y entonces dijo las palabras más deseadas por los dos:
—Puede besar a la novia.
Cuando apenas termino de decir eso, tome a Peyton por la cintura, acercándola a mí y bese sus dulces labios, sellando nuestro amor definitivamente para siempre. ¡La amaba tanto! Acaricie su angelical rostro, mientras nos olvidábamos un poco del mundo, solo nos estamos amando.
Ahora somos marido y mujer.
¡Cielos! Acabo de casarme con la mujer de mis sueños. ¡Esto es más perfecto de lo que me imagine! Di otro pequeño beso en los labios de mí ahora esposa, y le sonreí, mientras volvíamos a nuestras posiciones normales.
—Te amo —tome su mano y la bese—. Te amo tanto, cariño
—Yo también te amo, mi Jay, te amo muchísimo.
Mi esposa y yo entrelazamos nuestras manos, y caminamos por el sendero de pétalos blancos, mientras nuestros amigos y familiares no dejaban de gritar de felicidad por nuestra unión, le sonreímos al fotógrafo capturaba el momento, y luego nos concentramos en seguir caminando.
Todo marcho bien: nos hicimos las típicas fotografías, y nos marchamos al lugar de la recepción donde fuimos recibidos también con aplausos, mientras nos lanzaban las rosas. Tuvimos nuestro baile, y después de una hora: la fiesta comenzó a lo grande, poniendo música para bailar todos.
Busque a mi esposa... ¡Dios mío, que bien se siente decir eso! Y es que estaba tan feliz que mi mujer fuera Peyton. Todavía no me creo que estamos casados, pero solo me basta mirar mi anillo para darme cuenta que en realidad lo estamos.
—Señora Bieber —tome de su mano cuando la encontré—. Por favor, venga conmigo.
Peyton se rió y camino a mi lado hasta llegar a una parte donde no hacía mucho ruido, donde pudiéramos hablar calmados y darnos un respiro de la fiesta. Abrace a mi esposa por la espalda, y bese su mejilla.
—Al fin tranquilidad —suspire—. ¿Disfrutas de todo, cariño?
—¡Claro que sí! ¿Viste que Frank casi se cae? ¡Fue divertido!
No pude evitar reírme, eso era verdad: mi mejor amigo y cuñado casi se cae al bailar tan emocionado, pero entendíamos que estaba feliz.
—Eres mala —negué divertidamente—. Pero así te amo.
—Yo también te amo mucho, mucho, mucho.
Me regalo un beso en los labios y peino mi cabello un poco para arreglarlo. No entendía: yo estoy casi hecho un desastre, pero mi esposa seguía luciendo como un perfecto ángel.
—Regresemos a la fiesta, ¡amo esa canción!
Tiro de mi mano, y ambos empezamos a correr hacia la pista de baile nuevamente. La canción Septermber de Earth, Wind & Fire sonaba, haciendo que todos se animaran más, ¡esa canción era un clásico! Hice girar a mi esposa de forma divertida, mientras bailábamos, pero la termine abrazando por la espalda nuevamente. No dude en alzarla y hacerla girar conmigo, eso hizo que soltara una carcajada.
Georgina se acercó para robarse a Peyton durante unos segundos, para que bailaran juntas. Así que fui a molestar a mi madre quien también estaba bailando un poco, pero cuando me vio, me abrazo de inmediato al verme. Ambos nos pusimos a bailar tranquilos, mientras ella no dejaba de decirme lo orgullosa que estaba de mí. Amaba a mi madre.
—¡Hey, Carlos! —llame al novio de mi madre—. Es toda tuya.
Sí, mamá había encontrado el amor hace cinco meses atrás, y yo estaba muy feliz por ello, además, Carlos era una agradable persona. Le pase la mano de mi madre para que bailaran juntos, y yo regrese hacia donde se encontraba mi amada esposa quien me recibió con los brazos abiertos.
—Que molesto eres —Geo me saco la lengua cuando me robe a su mejor amiga—. Por estas razones, tu sobrina no te va a querer.
—Me tiene que querer, seré uno de sus tíos preferidos.
Nuestra amiga rodo los ojos, pero sonrió, dándome la razón. Georgina de marcho a bailar con Hank, aunque él se encontraba realmente muy nervioso al ver que su prometida no quería descansar ni un segundo.
—¿Deberíamos marcharnos ya? —le pregunte a mi esposa.
—Sí, nosotros tenemos otros planes para el resto de la noche.
Las últimas palabras lo dijo con una voz tan sensual que casi decido arrastrarla a los baños para hacerla mía nuevamente, pero me controle, y asentí. Nos acercamos hacia la planeadora de bodas quien puso todo en marcha para que nos fuéramos a nuestra luna de miel.
Minutos después, Peyton y yo nos encontrábamos saliendo nuevamente entre aplausos, todos eufóricos. Nos detuvimos antes de subir al auto para que Peyton lanzara su ramo de girasoles, y así lo hizo, haciendo que lo atrapara Penélope, y Frank alzo su dedo pulgar en forma de aprobación.
Tal vez en unos meses celebremos su boda.
Subimos al auto y nos acomodamos ahí para irnos al hotel del pueblo. Bese a mi esposa y ella hizo lo mismo, estábamos ansiosos. Por suerte, llegamos rápido y pudimos irnos a nuestra habitación para comenzar nuestra noche llena de amor.
—Joder, cariño, harás que pierda el control.
—Piérdelo, piérdelo...
Eso fue suficiente para mí, llene su cuerpo con besos y mordidas, mientras seguía desnudándola. Sus besos me volvieron —como siempre— loco, mientras sus manos me quitaban la ropa de encima. No tardamos en terminar desnudos, y en la cama, tampoco tarde en hundirme en mi esposa, haciendo que soltara pequeños jadeos. En la habitación se podía escuchar nuestros gemidos, nuestras pieles al chocar, y palabras llenas de amor, mientras nos convertíamos en uno solo.
No nos detuvimos hasta quedar completamente satisfechos, y eso llevo horas, pero eran las mejores horas de nuestras vidas. Porque estábamos haciendo el amor ahora como marido y mujer, lo más perfecto del mundo.
F I N.
Y colorín colorado esta historia aún no se ha acabado.
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