Cantos de Luna.

By Angie_Eli_Carmona

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En Erydas existen dos reinos, el reino Sol y el reino Luna. Estos reinos se formaron después de que, en la g... More

Introducción.
Capítulo I. «Viejos encuentros»
Capítulo II. «Descubrimiento»
Capítulo III. «Licántropos»
Capítulo IV. «Propuesta real»
Capítulo V. «Sé fuerte»
Capítulo VI. «Pescador»
Capítulo VII. «Últimos en llegar»
Capítulo VIII. «Compromiso»
Capítulo IX. «El baile de la amada»
Capítulo X. «Cambios inesperados»
Capítulo XI. «Opiniones»
Capítulo XII. «Poder»
Capítulo XIII. «Banda»
Capítulo XIV. «Erys»
Capítulo XV. «Ventaja»
Capítulo XVI. «Nathan»
Capítulo XVII. «Tenebris»
Capítulo XVIII. «El comienzo del fin»
Capítulo XIX. «Inframundo»
Capítulo XX. «Fortaleza oculta»
Capítulo XXI. «Conocido»
Capítulo XXII. «Ganadoras»
Capítulo XXIII. «Sacrificio de sangre»
Capítulo 24. «Decisión definitiva»
Capítulo 25. «Susurro mortal»
Capítulo 26. «Falsedad»
Capítulo 27. «Espíritu»
Capítulo 28. «Trato»
Capítulo 29. «Nuevos Dioses»
Capítulo 30. «Magia de manos»
Capítulo 31. «Renacimiento»
Capítulo 32. "Última batalla"
Capítulo 33. «Matrimonio arreglado»
Capítulo 34. «Sueños»
Capítulo 35. «Daño»
Capítulo 36. «Orías»
Capítulo 37. «Confrontación»
Capítulo 38. «Compasión»
Capítulo 39. «Disfruten...»
Capítulo 41. «Lo sabías»
Capítulo 42. «Un largo camino para un gran destino»
Capítulo 43. «Injusticia»
Capítulo 44. «Punto de quiebre»
Epílogo.
Agradecimientos, nota final, ¿Siguiente libro?
Segundo libro ya publicado.
NO TE DETENGAS DE LEER.
AVISO. ¡LEE ESTO POR FAVOR!
Aviso.

Capítulo 40. «Parecido»

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By Angie_Eli_Carmona

—Siéntense y coman, mis invitados, que aquí todo es para ustedes —los invitó Vadhur. Piperina notó, para su propio placer, que ella no era la única escéptica ante la amabilidad del chico. Todos lo miraban sin creerse lo que había frente ellos y sí, indecisos. Vader suspiró, y dijo—: ¡No soy malo! Lo que pasa es que, varias veces, he visto a personas pasar por pruebas como por las que ustedes están pasando. Quisiera saber por una vez que es lo que mi padre hace, conocerlo más.

—Entonces te diremos por lo que hemos pasado —dijo Adaliah, estirando su mano en un gesto de confianza—. Mi nombre es Adaliah Stormsword, y soy la heredera del trono de la Luna. Ellas tres son mis hermanas —las señaló— El príncipe Zedric Mazeelven, del reino Sol, y también tenemos a varios chicos que no son de nuestros reinos, como Cara, bendecirá por la diosa Virnea, o Skrain, un descendiente del Dios del mismo nombre. Queremos encontrar el cetro sagrado que se encuentra por estos lares, devolverlo a quienes les pertenece.

—¿Queremos? —bromeó Nathan— Creí que odiabas estar aquí.

—Tal vez, pero si no cumplo esta misión, como dijo mi prometido, perderé mi herencia y indecisas. Para  alguien como tú debe ser difícil de entender.

—¡Vamos! —exclamó Cara—. No empecemos de nuevo, por favor.

—Sí —Amaris se soltó del agarre de Zedric, consciente de que sus hermanas estaban observándola, Ranik también— Descansemos, contémosle a Vadhur lo que quiere oír y démosle una idea de como es su padre.

🌙🌙🌙

—No —aseguró Vadhur después de haber oído toda su historia por boca de Harry y una vez que todos estuvieron apostador alrededor de la fogata, comida en mano—. No sé nada acerca de una invasión, ni de una bruja loca llamada Zara, y estoy, levemente estoy, familiarizado con ese cetro.

—¿Qué sabes de él? —preguntó Piperina con un poco de brusquedad. La sonrisa de Vadhur se extendió, ella rodó los ojos.

—Tal vez sepa su ubicación, tal vez no.

—Maldita sea, no juegues con nuestros sentimientos, idiota —gruñó Nathan, amenzándolo. Vadhur alzó las manos y se excusó diciendo lo siguiente:

—Creo que me parece más sensato que, antes de comenzar con esta misión, limen asperezas entre ustedes. Puedo notar cierta... —se detuvo, buscando la definición— Tensión.

—Más bien quieres crear más drama —observó Skrain.

Vadhur se removió levemente, incómodo, como si él fuera el único que podía intimidarlo por ser un semidiós, pero no tuvo pelos en la lengua para contestar:

—Me gusta el drama, sí. ¡No pueden culparme, llevo varias semanas aquí, en el desierto, sólo con mi compañía! —extendió las manos, varios humanoides salieron de la arena ante sus mandatos— Ellos no hablan —los señaló— No comen ni tienen consciencia. Son muñecos para que alguien como yo juegue.

—¿Y por qué no regresas a la ciudad llave con tú familia? —preguntó Nathan burlonamente—. ¿Es más cómodo para tí quedarte en el desierto? ¿Será que sólo estarás jugando con nosotros?

—Mi madre, que era la más grande primer ministro que hubiera habido antes, murió —dijo Vadhur, su rostro ensombrecido—. Lo acepto. Acepto que se ha ido y, les confieso, tal vez sea mi culpa.

—¿Pero qué tipo de hijo podría causar la muerte de su madre? —preguntó Harry. Como siempre él no pensaba mucho al hablar, sólo lo hacía y tomaba sus hipótesis con rapidez.

—En mi ciudad cada cierto tiempo se eligen gobernantes nuevos. Mi madre llevaba siendo electa tres años seguidos hasta que... —Vadhur se detuvo, conteniendo la respiración— Apareció esto.

Vadhur se remangó su larga camisa, dejando a la vista varios tatuajes con formas parecidas a runas, similares a las que habían visto en las profundidades del palacio, a las que solían usarse en las ceremonias del reino Luna y, también, a las de los escritos del reino Sol.

—Ellos lo interpretaron como algo malo —dijo Skrain, acercándose para enseñarle sus propias marcas.

—Creyeron que mi madre se había entregado a la magia negra. Que los demonios descenderían del inframundo para llevarse sus almas si la dejaban gobernarlos, y yo no pude detenerlo.

—Bien, seré sincero —Skrain pareció convencido a ser honesto, a disculparse y a arreglar los problemas que había causado aquel encierro— Harry, tú padre es muy cruel y malvado. Todos en el reino creen que deja que la armada gobierne el reino y que él no hace nada más que disfrutar el placer y la riqueza de ser rey. Lo único que sé... —sus ojos grises brillaban, su voz se detuvo, él tomó aire— Es que gracias a un hombre como esos, un militar que creía que podía hacer todo sólo porque el rey lo había decidido, mi madre y mi mejor amiga murieron. No debí de culparte a tí, pero lo hice. Ahora te conozco, y acepto que no tienes la culpa. Espero que seas un buen rey.

Harry contuvo la respiración. Skrain y él mantuvieron la mirada fija, haciendo un trato sin palabras. Juntos devolverían la paz a su reino.

—No tienes malas intenciones —dijo Harry segundos después—. Es cierto que yo me merecía cada cosa que dijiste.

—Pero ya lo han resuelto —Ailum tenía los ojos cristalizados, como si en cualquier segundo fuera a llorar—. Toda mi vida he huido de la guerra, es lo que menos quiero ser. Y, ahora...

—Nos dejamos llevar —completó Nathan— Ese lugar nos hizo diferentes, nos cambió a niveles desproporcionados. Nosotros dañamos a Cara.

—Y nos disculpamos —dijo Ailum.

Cara estaba mejor. Había usado magia para hacer mucho más pequeña su herida, no se veía tan decaída como los demás, pero si había un aire raro en su mirada. Estaba seria, no tenía ese aire divertido de siempre en su semblante.

—Fui la única a la que esa rara energía no absorbió —dijo—. Mi deber era detenerlos.

—No era tú culpa...

—Lo fue —sentenció ella, su rostro reflejaba claro remordimiento, aun cuando no estaba completamente expresivo—. Yo la ví. También hablé con una diosa. Hablé con la Luna.

—¿Qué? —dijeron todos al unísono, sin poder creerlo. Ella asintió, Ranik agregó:

—¿Por qué no nos lo dijiste antes?

—Porque estaba tratando de asimilarlo. Ella nunca me dijo su nombre y... —Cara contuvo la respiración— Es muy distinta a lo que imaginé.

🌙🌙🌙

Para Cara, a diferencia de los demás, no fue difícil ver sus más grandes miedos. Los conocía, llevaba años luchando contra ellos. Podría decirse, incluso, los había aceptado.

Las cosas comenzaron a ponerse raras. De repente estaba en el medio de la nada, en el cielo, viendo todo desde una nube.

La tierra se veía pequeña debajo de ella, un conjunto largo de hierbas y campo.

—Siempre me maravilla la majestuosidad de Erydas. Ha crecido tanto, oh, mi amado... —dijo una voz femenina.

Cara tuvo que girarse para ver que se trataba de una mujer madura, con un rostro que parecía nunca envejecería y unos ojos azules ni oscuros ni claros. Su cabello negro era rizado como el de Amaris, cayendo todo el camino de su espalda y haciendo ver su rostro aun más luminoso.

—Erydas es todo un planeta —respondió Cara. La presencia de esa mujer era hipnotizante, no podía dejar de mirarla, sus ojos reflejaban un misterio y melancolía que le recordaron a Amaris y que le hicieron surgir varios sentimientos. Ayudarla, protegerla, seguirla—. Pero siempre lo he sobrevalorado. Desde aquí se ve tan grande, todos nos vemos tan insignificantes...

—Oh, ¡Sí lo hubieras visto antes! Nació delgado, débil, pero creció y fue de los más altos y fuertes de su generación, sólo superado en fuerza por su hermano Skrain. ¿Pero por ingenio? Erydas es el ganador definitivo. Él siempre tuvo los pies en la tierra.

Por un momento Cara pudo vislumbrarlo todo como si lo hubiera estado viviendo ella misma, la Luna le estaba transmitiendo sus recuerdos en una conexión empática.

Lo primero que vió fue a dos niños. Uno de cabello moreno y ojos grises, otro de cabello castaño oscuro y ojos verdes. Erydas y Skrain.

Eran mejores amigos, corrían de un lado al otro jugando, retándose y divirtiéndose. Con el tiempo estos dos crecerían, ambos siendo grandes y enfocando su madurez a cosas distintas.

Vió a Skrain luchando contra sí mismo, a Erydas destacando en la arquitectura y por su sabiduría. Ambos seguían cerca, pero no tanto como antes.

Su mundo era muy distinto a lo que Cara conocía. Había muchos como ellos, los poderes parecían ser algo común, la libertad y la igualdad eran notables. Eran una sola unidad.

Su familia era grande. Pudo vislumbrar a un hombre luminoso, el padre de Skrain y Erydas. Pudo vislumbrar a dos de sus hijas, a un Orías mucho más humano. Y, entonces...

—Todo acabó —la Luna detuvo la visión, Cara volvió a concentrase en sus ojos, fríos como el hielo— Es una historia de hace tiempo, pero quería que entendieras algo.

—¿Qué debo de entender?

—La vida es fugaz. Da giros inesperados y uno nunca sabe lo que viene. Yo era como tú, y ahora soy una diosa.

—¿Y qué se supone que debo hacer? —preguntó Cara, (más bien sonó como una súplica)—. No soy como ellos, no soy tan poderosa.

—En ocasiones es mejor no serlo, tienes menos responsabilidades, los demás no esperan tantas cosas de tí y es más fácil impresionarlos —la diosa se detuvo, su voz se volvió más plana, lo que Cara estaba aprendiendo a interpretar como su reacción siempre que recordaba algo— Cuando destacas todos esperan cosas de tí y si llegas a cometer un sólo error...

—Todo se desmorona.

—Exactamente —la diosa sonaba demasiado seria, meláncolica. Anhelaba una vida que nunca tendría. Segundos después, sus ojos tomaron un tono más oscuro y ella pareció volverse, en cierto modo, etérea— Ahora hablemos de lo que hemos tenido que hablar desde el principio. Espero que ahora, que te he puesto en contexto, entiendas lo que estoy apunto de pedirte.

—¿A mí? —preguntó Cara, incredulidad brillando en su rostro, la Luna volvió su mirada a Erydas, como si la llamara—: ¿Por qué? Podría haber elegido a un llamado por la Luna, como Amaris, o...

—Llamados, sí, ellos se llaman así —murmuró la Luna—. Estoy hablando contigo porque eres la única que no tiene miedos tan grandes, no te han absorbido como a los demás, pero también porque Nerea me debía un favor. Te daré una misión, ¿Está bien?

—Sí —respondió Cara, inclinándose para hacer una pequeña reverencia—. Haré lo que usted desee.

—No es algo muy difícil, tiene que ver con el cetro, y es para el beneficio de todos los que te rodean.

—Entonces... —Cara esperó pacientemente a que la Luna dijera algo, pero parecía demasiado ocupada, su vista fija completamente en Erydas— ¿Qué es?

—Sé que piensan que el legítimo portador de ese cetro debe ser Skrain, pero están equivocados. Quiero que, cuando tú y tus amiguitos despierten, les hagas saber que ese cetro no es de nadie más que de Amaris, que ella debe portarlo por mandato mío. Creerás, y todos también, que soy injusta. Ese cetro, hace muchísimos años, fue mío. Se lo di a Skrain porque era mi hijo y siempre tuvo problemas para controlarse a sí mismo y sus poderes, pero ahora, en resumen, quien más lo merece es Amaris. Sabes que necesita tranquilizarse.

Esto último la Luna lo dijo mirando fijamente a Cara, en sus ojos brillando un millón de pensamientos que ella no pudo interpretar.

—Sí, lo sé —respondió ella con voz entrecortada. La Luna era tan bella que ella apenas si podía hablar, su energía aturdía hasta el punto más escondido de su ser— Le haré a todos saber sus deseos, diosa mía.

—Muchas gracias —respondió la Luna. Estiró sus manos y las chocó, deshaciéndose del hechizo que mantenía a Cara inconsciente.

Nadie podía creerlo. La Luna, la gran diosa de la que siempre todos hablaban y alababan, había hablado con Cara. Le había dado un mandato.

—No lo quiero —fue lo que dijo Amaris, su mirada tenía tanto  parecido con la de la Luna que a Cara le dieron escalofríos—. Me refiero a... —miró hacia Skrain, la duda sobre lo que debía de decir se vislumbraba en su rostro— sé que la Luna es una diosa inteligente, pero también sé lo que ese cetro le hizo. Ese cetro les dió poder a ella y a sus hijos, los hizo dioses. No quiero ser una diosa, no quiero más poder.

En los ojos de Skrain brilló el reconocimiento. Se acercó a Amaris, posó la mano en su brazo cual hermano mayor, y dijo:

—Aun ni siquiera lo hemos encontrado, así que no creo que sea el tiempo de preocuparnos por su poder o en lo que puede derivar. Ni siquiera estoy seguro de que yo mismo vaya a portarlo o utilizar su poder.

—Me alegra que todos estén siendo honestos —Vadhur llamó su atención de nuevo, sumamente complacido por haberlos oído sincerarse— Me parece que es momento de que los ayude. Ese cetro los espera, y yo los llevaré ahí.

🌙🌙🌙

N/A. Tres dioses en tres capítulos. ¿No es genial?

Como sea, esta nota de autor es para disculparme por tardarme dos días más de la semana para publicar el capítulo, pero entre el trabajo y el examen de admisión de la universidad, (literalmente tuve que salir del examen e ir a trabajar enseguida), no me di abasto.

En fin, espero que les haya gustado el capítulo, nos leemos la semana que viene, espero...

Los quiere...

Angie. <3

P. D. Deséenme suerte para mi examen.


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