Todo sucede en Nome

By Ceejootaa

205K 12.6K 1.2K

Emily, después de la muerte de su padre, decide ir a vivir con sus abuelos a Nome, Alaska. Deja a su madre, a... More

Capítulo 1: "Nome"
Capítulo 2 : "Los chicos de la ciudad"
Capítulo 3: "La chica de blanco"
Capítulo 4: "El chico del fondo"
Capítulo 5: "Días de diciembre"
Capítulo 6: "Una noche de invierno"
Capítulo 7: "Un día para recordar"
Capítulo 8: "El pasado me sigue"
Capítulo 9: "La muerte y un estruendo"
Capítulo 10: "Una historia que contar"
Capítulo 11: "La explosión"
Capítulo 12: "James y Mia"
Capítulo 13: "Algunas verdades"
Capítulo 14: "Recuerdos"
Capítulo 15: "De mal en peor"
Capítulo 16: "La investigación"
Capítulo 17: "Entrevista"
Capítulo 18: "Enfrentamiento"
Capítulo 19: "Los fantasmas de Emily"
Capítulo 21: "El juego"
Capítulo 22: "Fiesta"
Capítulo 23: "Después de todo"
Capítulo 24: "Sucesos desafortunados"
Capítulo 25: "Deja Vu"
Capítulo 26: "Un día de Locos"
Capítulo 27: "Otra vez, mamá"
Capítulo 28: "Tú serás la siguiente"
Capítulo 29: "Sorpresas"
Capítulo 30: "El incendio"
Capítulo 31: "La conversación"
Capítulo 32: "Él está allí"
Capítulo 33: "¿Adiós?"
Capítulo 34: "Sinceridad"
Capítulo 35: "En el cementerio"
Capítulo 36: "Nada volverá a ser igual"
Capítulo 37: "Desolación"
Capítulo 38: "Asesino"
Capítulo 39: "La mina"
Capítulo 40 "La despedida"
Capítulo 41: "Después de todo"
Capítulo 42: "Todo sucede en Nome"

Capítulo 20: "La verdad de Anna"

5.4K 411 12
By Ceejootaa

El timbre sonó y sentí un gran alivio en el pecho, lo único que quería era ir a casa, descansar y no saber del mundo por un buen rato. Hablar con Tanya y Alex me había agotado físicamente, como si ambos hubieran consumido toda mi energía. Aaron me abrazó y sonrió.

—No tenemos práctica hoy, ¿quieres que te lleve a casa? —asentí en agradecimiento, no tenía muchas ganas de caminar, él se aclaró la garganta—. No imagines cosas como que quiero espiar al profesor o algo así. —fruncí el ceño.

—No lo había pensado, pero ahora que lo dices... debes trabajar en tu confianza, no te preocupes, te ayudaré. —dije un poco más animada.

—Si es una broma, no me gusta. —informó algo tímido, suspiré.

—No me estoy burlando, hablo en serio. Puedo entender tu inseguridad, puesto que alguien en quien confiabas te traicionó, debe ser difícil para ti, pero también lo está siendo para mí. —expliqué guardando mis cosas en la mochila.

Nuestros compañeros ya estaban saliendo del salón.

—Lo siento, es solo que él no me da confianza. Además, entre él y yo, no hay mucho que comparar, es una suerte que estés conmigo. —espetó pegando una pequeña risa nerviosa, eso me descolocó un poco. Me quedé quieta, esperando que fuera broma, pero no dijo nada.

—Aaron...lo que haces no está bien, no. Eres maravilloso, inteligente, atento, servicial, un excelente amigo y te preocupas de las personas sinceramente. Y está de más decir lo guapo que eres, ¿te ves al espejo? Amigo, hay chicas que me apuñalan con la mirada cuando estoy contigo, no me molesta, claro, que aprecien lo que quieran, al final, yo te tengo, ¿no? —asintió con media sonrisa, sabía que intentaba creerme, pero sabía también que le costaba, sonreí—. ¿Ves? Confío en ti, así que no importa lo que pase, solo debes preocuparte por mí, y te lo aseguro, no haré algo que te haga daño a ti o a nuestra relación.

Tomé su mano y él volvió a abrazarme, pegando un gran suspiro.

—Ay, Emily, eres mucho...mucho.

Le di un beso en los labios y sentí algo extraño al escuchar esas palabras, estaba casi segura que ya me lo había dicho, ¿o solo estaba confundida? No le di más vueltas. Than y Verónica nos estaban esperando para irnos juntos. Cuando salimos al pasillo sentí un pequeño tirón en mi chaqueta, era Anna. Todos nos detuvimos para saber que quería, por instinto retrocedí un paso y mis amigos se tensaron, mirándola como si fuera la peor escoria del mundo, pero Anna no se inmutó. Me pidió conversar a solas, y aunque dudé un poco, acepté. Verónica no se sentía muy a gusto con eso, pero no me impidieron ir con ella al invernadero, me estarían esperando en la entrada de la escuela.

El camino fue silencioso y algo incómodo. Me preguntaba qué quería decirme, ¿acaso me amenazaría? No tenía la fuerza suficiente para pelear o discutir, pero no había meditado eso cuando acepté hablar con ella.

Llegamos al invernadero y me senté para descansar, Anna carraspeó un poco.

—Perdón por la abofeteada y por lo que dije—comenzó—. Me excedí. —dijo algo avergonzada. No había mentira en sus palabras, eso me hizo sonreír.

¿Y si le decía alguna pesadez? Estaba en todo mi derecho de hacerla sentir mal, pero no podía engañarme, yo no era así y no quería pelear más.

—No te preocupes, si yo hubiera estado igual de enojada que tú, lo más probable es que actuaría igual o peor. Cuando realmente me enojo soy un tanto intensa, por eso trato de no estarlo. —expliqué.

—De ahí viene tu personalidad tan detestable.

—¡Exacto! —dije con una sonrisa—. No a muchos les gusta que no me tome en serio las cosas, pero es parte de mi ser. Te perdono, supongo que tú también me perdonaste, porque si no, olvida eso de que te perdono

Anna suspiró cruzándose de brazos.

—Aún estoy enojada. Pero...me dijiste que podías...

—Verla, sí. Puedo hacerlo. —completé. Vi como su rostro se tensaba y negaba con la cabeza.

—Es imposible, ella está muerta.

—Lo sé, ella también lo sabe, pero a diferencia de nosotras, no sabe cómo murió—me encogí de hombros—. Tanya no sabe que la mataron y menos que lo hicieron pasar por un suicidio. Hace unas horas ni siquiera sabía cómo se llamaba.

—Si es otra de tus bromas...—insistió, puse los ojos en blanco.

—Anna, va en ti si me crees o no, yo no tengo que demostrar nada, pero te advertiré algo, ella sabe que eres su sobrina, pero no recuerda nada de quién es.

—De todas las personas en el mundo, ¿por qué la puedes ver tú? —reclamó. Bufé.

—No lo sé, también me lo pregunto. Ver gente muerta es aterrador en algunos aspectos, sobre todo ahora que mis sentidos se han agudizado un poco más. Hay marcas en el cuerpo de Tanya que no había notado antes—me detuve, ya que la cara de Anna palideció, ¿qué estaba haciendo? No podía llegar y decir eso, tragué saliva—, marcas muy feas. —traté de arreglarlo, Anna bajó la cabeza y empezó a jugar con una roca bajo su pie.

—Mi abuela jamás pudo ver el cuerpo de mi tía, la cremaron sin autorización—agregó en un tono de resignación—. Así que...—se encogió de hombros.

Eso me tomó por sorpresa, ¿cómo habían sido tan negligentes con Tanya?

—¿Cómo es que no se hizo nada?

—Ya sabes, hay quienes tienen poder, hasta en Nome pasa eso. Los poderosos siempre se salen con la suya. —explicó sentándose a mi lado.

—¿Lo dices por el asesino de Tanya o por alguien más? —quise saber, asustada de lo que podría responder, Anna chasqueó la lengua—. Mira, lo que haya pasado no es culpa de nosotros, no debemos pagar por las acciones de nuestros padres, es injusto.

Anna bufó.

—Injusto es que todos hayan podido hacer su vida, menos mi tía. —me regañó, aunque esa no era su intención, pero la forma de hablar de Anna imponía.

—Tienes razón, pero nosotros no hemos hecho nada, no pedimos nacer, no nos puedes condenar—bajé la mirada—. Si mi papá o los papás de mis amigos le hicieron algo a Tanya...

—Alex mató a mi tía—me calló—, pero que la haya matado no quita responsabilidad al resto. El silencio fue cómplice, y la complicidad también debería pagarse.

Asentí, eso era verdad, el silencio tenía peso en lo que hubiera pasado, con eso algo había quedado en claro, papá guardaba un secreto.

***

Se podía decir que con Anna quedamos como amigas, no intimas, pero estaba segura que algo había cambiado en nuestra relación. Salí al encuentro con mis amigos, quienes se veían preocupados, los calmé contándoles que habíamos limado asperezas y que todo volvía a estar bien. No parecían muy convencidos, pero decidieron callar sus opiniones al verme tan feliz. Quería contarle a Verónica lo que habíamos hablado con Anna, pero con los chicos allí, era imposible. Decidí esperar al otro día.

Nos despedimos y Aaron, como lo había prometido, me acompañó a casa.

Camino allí no hablamos mucho y ese silencio me sirvió para reflexionar sobre la situación de mi padre y los papás de mis amigos. La duda sobre si ellos tenían algo que ver en la horrible muerte de Tanya era pesada. Anna lo había insinuado, sobre que el silencio siempre era cómplice.

Llegamos a casa, y al entrar nos encontramos a Keegan en la sala de estar, solo, comiendo una rebanada del pie de manzana de la abuela, al verlo mejor me sentí aliviada. Lo saludé y me acerqué a él. Aaron hizo lo mismo, se veía más tímido de lo normal.

Conversamos un momento sobre su salud, hasta que recordé algo.

—Sobre lo que pasó ayer en su casa, ¿no debería notificarlo? —cuestioné preocupada.

—Ya lo hice, no te preocupes. Hablé con Jaden, él está bien—eso me calmó—. Yo ya estaba por irme, la policía me interrogará y necesito prepararme, omitiré tu presencia allí, no deberías meterte en más problemas.

—Gracias.

Keegan se puso de pie y nos sonrió.

—Deben tener mucho cuidado, chicos, por favor.

Ambos asentimos.

—Puedo ir a dejarlo a su casa, profesor. Después de lo de ayer, no es bueno que esté solo. —se ofreció Aaron con cordialidad.

—Me parece perfecto. Me despediré de los señores Marshall.

Le dio un pequeño golpe en el hombro a mi novio y se dirigió a la cocina. Le sonreí acusadora.

—Eso fue amable de tu parte—me acerqué a él y lo besé—. ¿Mañana iremos juntos a la escuela?

—Sí, mañana no tenemos entrenamiento, debemos concentrarnos para el sábado, será un día largo—sonrió—. El partido y tu cumpleaños.

—Oh, es cierto, estoy de cumpleaños, ¿me tienes un regalo? —pregunté coqueta. Me tomó por la cintura y me atrajo hacia él.

—El mejor de todos. —lo volví a besar con más intensidad.

Me detuve cuando Keegan llegó con nosotros, con chaqueta en mano. Le di un último beso a mi novio y me despedí de nuestro profesor. Ambos salieron por la puerta.

Me quedé sola, en silencio. Con mi mente atormentada volviendo a molestar.

***

Cuando subí a mi habitación después de desayunar a buscar mis cosas, me percaté por la ventana que había alguien frente a nuestra casa al otro lado de la calle. Me tuve que acercar para cerciorarme que realmente ese era Jaden.

Bajé rápidamente y salí con cuidado de no ser descubierta por mis abuelos. Me alegraba en ver a Jaden, estaba tan preocupada por él, que jamás imaginé que su sola presencia me daba consuelo.

Cuando cruzó miradas conmigo, me sonrió. Corrí a su encuentro y lo abracé sin pensarlo mucho, me separé de él, aliviada de verlo en buen estado.

—Hola, pequeña.

—Al fin das señales de vida, estaba preocupada.

—Lo sé, eso me dijo Keegan, estaba bastante molesto—rio—. Pero me alegra que estés bien, no sabes cuánto.

Tenía un mal presentimiento en mi pecho.

—¿Sucedió algo? —pregunté.

—Nada, solo quería verte, tal vez me vaya pronto de Nome, supongo que esta es la despedida.

Quedé helada, me crucé de brazos, no me esperaba eso.

—Ah, entiendo, eso significa que no seguirás con la investigación. —afirmé, negó con la cabeza.

—Ya casi termino, solo me falta comprobar hipótesis, nada más.

Eso me alarmó

—¿Eso significa que ya sabes quién es el asesino?

—No exactamente, pequeña—suspiró—. Solo me vine a despedir. No quiero causarte más problemas, eso es todo. Puede que nos encontremos en el futuro, no cambiaré mi número.

Bajé los brazos y suspiré.

—Bien. Espero que esta vez le hables bien de mí a tu novia.

Comenzó a reír y se acercó a mi para darme un gran abrazo, se lo correspondí.

—Lo haré—susurró alejándose, me ofreció una gran sonrisa—. Hasta...pronto.

Asentí.

—Cuídate.

Debo admitir que me dio pena esa despedida, pero también alivio. Si Jaden ya no estaba más en Nome, eso significaba que estaría fuera de peligro, porque sinceramente, temía por él.

Volví a casa y esperé que Aaron llegara a recogerme.

Cuando lo hizo, mientras íbamos camino a la escuela le comenté lo sucedido con Jaden y su partida de Nome. No entré en detalles, solo le compartí mi pena por despedirme de él. Aaron solo me dio palabras de aliento, me sentí reconfortada por él.

Al llegar a la escuela, lo primero que quería hacer era encontrarme con Verónica para conversar. Al verla junto con Than, nos acercamos para saludar.

Than solo estaba esperando a Aaron para una reunión con los chicos del equipo, se despidieron y nos dejaron solas.

Aproveché nuestro tiempo a solas para contarle todo lo que había hablado con Anna, mi amiga se quedó sin palabras, no sabía que decir. Decidimos por nuestro bien estar emocional y mental no seguir con el tema y concentrarnos en el partido y mi cumpleaños.

Cuando tocamos ese tema Verónica sonrió radiante, estaba emocionada por ambas cosas, y prometió que el regalo que tenía para mí, me encantaría.

Yo estaba ansiosa que llegara ese día. Quería ver a Aaron y Than jugar, pero también, me preocupada que podría hacer para celebrar mi cumpleaños. Aunque estaba acostumbrada a grandes fiestas, en Nome no podía hacerlo, menos con el ambiente tan tenso. Así que decidí que, llegando a casa, le comentaría a la abuela lo que quería, ya que ella esa misma mañana me había preguntado qué es lo que deseaba. Estaba convencida en que lo sencillo sería lo más óptimo.

Nos dirigimos tranquilamente hacia nuestro salón de clases, Vero suspiró.

—Creo que necesito un novio. —arrastró los pies apoyando su cabeza en mi hombro. Reí.

—Tienes a Than. —aclaré divertida.

—Jonathan es un animal, yo necesito a una persona tranquila, que me quiera. —Se puso derecha y me miró. —¿Sabes que te quiero? —me abrazó y esbocé una sonrisa.

—Es lo mínimo que espero, que me quieras, sino esta amistad no tendría sentido —respondí. Ambas nos largamos a reír—. Pero lo digo en serio, Than es la mejor opción, ¿por qué no das el siguiente paso?

—¿Por qué yo debería dar el siguiente paso? Él me molesta mucho, es guapo, sí, pero es un tonto. —dijo amargamente. Reí y negué con la cabeza.

—Un tonto sexy con sangre latina que está loquito por ti, y no me digas que no te gusta, porque te he visto mirarlo y amiga, por poco más lo desvistes con los ojos. No te culpo también lo hago, con Aaron, por supuesto. —le guiñé el ojo y me sonrió. Me abrazó nuevamente.

—Me gustaría tener tu confianza—dijo algo melancólica—. Pero si solo él se atreviera, todo sería más fácil.

—Si te pidiera que fueras su novia, ¿cómo te gustaría que fuera?

Se quedó pensando un poco.

—Tal vez como te lo pidió a ti Aaron, algo más íntimo, sin espectadores.

—Me lo imaginé.

—¿Por qué lo preguntas? —cuestionó acusadora—¿Sabes algo? —vi emoción en sus ojos— ¡Dime!

Sonreí y negué con la cabeza, y moví mi dedo sobre mi cabeza para darle a entender que estaba loca, eso hizo que insistiera más, no le diría, claro. Comenzamos a reír, hasta que escuchamos que nos llamaban.

— ¿No deberían estar en clases? —interrumpió Keegan pasando a nuestro lado, se detuvo.

—Si profesor, pero estamos en un momento de chicas, y usted nos interrumpió—dijo Vero sin soltarme. Keegan sonrió. Vero lo miró algo acusadora. —. Se ve mucho mejor, ¿dónde está su novia? —él no la entendió. Yo esbocé una sonrisa al ver su cara de confusión.

— ¿Novia? —Vero asintió.

—Harper, ¿quién más? Dah... siempre está con ella por todos lados, ¿qué esperaba, que nadie se diera cuenta? Si quería mantenerlo en secreto debió ser más discreto, sobre todo porque es Harper. Debe haber sido agradable tener una enfermera personal para que lo cuidara. —se burló.

— ¡Yo no estoy de novio con ella! Es una buena amiga, nada más. Mi trabajo es la prioridad de mi vida y la única persona que cuidó de mí en mi enfermedad fue una amable mujer de la tercera edad.

—Mi abuela. —informé orgullosa.

—Solo lo estaba molestando, profesor. Qué bueno que haya mejorado, extrañamos sus clases.

—La verdad es que no. —dije como si nada, ambos comenzaron a reír.

—Claro, Emily y su amor por la biología. Es mejor que vayan a clases, no les haré perder más el tiempo, que tengan un buen día.

Nos despedimos de él y entramos a nuestro salón, pero la imagen de Jaden pasó por mi cabeza y no pude evitar la oportunidad de hablarlo con Keegan, así que dejé mis cosas, me excusé con Vero y corrí hasta alcanzarlo. Lo detuve.

—¿Sabías que Jaden se va? —pregunté jadeante. Keegan miró a su alrededor.

—Algo comentó, creo que es lo mejor. Pareces preocupada.

—Han pasado muchas cosas en poco tiempo. Es solo que, no me sentí bien al despedirme de él.

—¿Por qué?

Suspiré.

—No lo sé. Me pasó lo mismo con los fantasmas, ayer no pudimos hablarlo porque estaba Aaron, pero hablé con ellos y les conté quienes son.

—¿Cómo reaccionaron?

—Bien, sí. Aun así...hay algo que me molesta y no sé qué es o tal vez sí sé—chasqueé la lengua—. No tengo con quién hablar de esto, lo siento.

Él esbozó una sonrisa cálida.

—No, no, está bien, gracias por confiar en mí. Tal vez podamos hablar más tranquilamente mañana en el partido, ahora creo que debemos volver a clases—asentí—. Tienes que estar tranquila.

Me despedí nuevamente de él y lo vi entrar en el salón de profesores. Me di media vuelta y volví al mío.

Las clases pasaron con normalidad, fue uno de los días más tranquilos que había pasado en Nome. Vi a Anna y nos saludamos cordialmente, no vi tanta tosquedad de su parte, aunque parte de su ser era ser tosca. Hasta Verónica la saludó como si nada.

En los recesos vigilaba por los pasillos si los fantasmas estaban, pero para mi sorpresa, no se veían. Me sentí aliviada, ¿y si ya se habían ido? Esa era una buena noticia, eso significaba que ya estaban descansando.

En nuestra última clase, cuando ya el timbre había sonado para la salida, me llegó un mensaje de la abuela para que llegara con urgencia a casa, me preocupé y se los hice saber a mis amigos, ellos me calmaron, diciendo que no podía ser nada serio, que me fuera.

Los chicos debían quedarse a una última práctica y Verónica decidió esperarlos. Me despedí de ellos y corrí a casa.

Cuando llegué no escuchaba a ninguna alma. Vi de reojo a la sala de estar y no estaba el abuelo, me extrañé ya que al menos él siempre estaba a esa hora viendo su programa.

Llamé a la abuela, pero no respondía. Dejé la mochila en la entrada y caminé a la cocina, me detuve en seco, allí estaba la abuela, no solo ella, a su lado estaban James y Mia.

Me quedé de piedra, pensando que alucinaba. Los dos comenzaron a reír y ahí caí en cuenta que en verdad eran ellos. Chillé y corrí con ellos a abrazarlos, no pude evitar derramar una que otra lágrima. Sabía que los extrañaba, pero nunca me imaginé cuanto lo hacía.

—¿Qué hacen aquí? —pregunté emocionada.

—Ya que nadie se asustó con mi extorción y no quisieron que el paseo de fin de curso fuera aquí, decidimos venir de todas maneras, ¿qué te parece? —explicó Mia con gracia, la abracé de nuevo.

—No puedo creerlo.

—Mañana es tu cumpleaños, queríamos estar contigo. —dijo James. Me separé de Mia y lo abracé a él.

—Este es el gesto más romántico que alguien ha tenido conmigo en mi vida. —dije alejándome de mi amigo, tomando sus manos.

—No te acostumbres. —bromeó Mia. Sonreí.

—Te extrañamos mil. —espetó James dándome un beso en la mejilla.

Miré a mi abuela y ella me sonrió, era parte de la sorpresa, la abracé por el regalo e invité a mis amigos a subir a mi habitación.

Allí noté que sus cosas ya estaban instaladas, no cabía de felicidad.

—¿Cómo oscurece tan temprano? Es algo deprimente—comentó Mia acostándose en mi cama, mientras James me daba unos chocolates que había comprado en mi tienda favorita de Nueva York—. Aunque no me quejaría mucho, esta casa es la más linda que he visto aquí.

—Así es Nome, te acostumbras. ¿Cómo sabían la dirección?

Se quedaron en silencio. James se aclaró la garganta.

—No te enojes, pero hablamos con tu mamá y ella nos dio el número de tu abuela y acordamos todo.

Asentí. Mia se enderezó y me miró juiciosa.

—¿Dónde está la explosión? Prácticamente te traicionamos, hablamos con tu mamá, ¿qué pasa? —reclamó, me encogí de hombros.

—Nada, ¿qué más podían hacer? Ella es la única que sabe la ubicación de este lugar, así que, no tendría por qué enojarme.

—No pareces tan molesta cuando hablas de ella, ¿o me equivoco? —fue esta vez James el que parecía interrogarme, reí sin ganas.

Ni yo entendía mucho lo que me pasaba, simplemente no había tenido tiempo de pensar en ella.

—Sigo molesta, pero han pasado tantas cosas aquí que me doy cuenta que enojarme así no vale mucho la pena—admití, comiendo un chocolate. Se miraron cómplices, entendí lo que pensaban—. No volveré. —aclaré.

—No dijimos nada, espera, ¿cómo que no volverás? ¿Te quedarás acá para siempre? —preguntó mi amigo.

—No lo he decidido aún.

—Emily Marshall, eso es traición, acordamos que iríamos a la misma universidad, no puedes cambiar los planes así cómo así. —saltó Mia.

—No estoy cambiando los planes, Mia. Solo que con todo lo que ha pasado no sé si pueda entrar a la misma universidad que tú. —confesé. Haberme cambiado de escuela en mi último año y no hacer actividades extracurriculares me estaba perjudicando.

—Calmémonos, no deberíamos tener esta conversación ahora. Mia, basta.

—Como sea, traicionera y traidor. Disfrutaré Londres sola, tal vez con un londinense que me aprecie. Ratas. —y volvió a recostarse en la cama.

James y yo nos miramos y sonreímos. Los enojos de Mia no duraban mucho, de hecho, era de las pocas personas que se podía decir que se le olvidaban los problemas, aunque los problemas de Mia no se podían considerar así.

—¿Ves todo lo que he tenido que soportar? —susurró James, Mia se bufó.

—Muchos hombres y mujeres quisieran estar en tu lugar. —reclamó.

—Todos menos Clive. —atacó mi amigo, yo comencé a reír.

—¿Qué pasó con él? —pedí saber.

—Terminamos, el muy perro ya estaba con otra. Por eso, Emy, preséntame a un buen chico.

—Me apunto, preséntanos a buenos chicos.

—Yo ya tengo al mejor, lo siento, pero puede que haya uno que otro apto para la plebe. —me burlé, ganándome un almohadazo de mi amiga.

Reí con ganas, quitándole la almohada haciendo que se cayera de la cama. Eso hizo que riera conmigo.

Nos pusimos al día con todo, me contaron las mismas historias que había escuchado por teléfono, pero al tenerlos al frente, era más interesante. Mia tenía gracia para contar las cosas y amaba la atención, a nosotros nos gustaba escucharla, así que James solo hablaba para dar más detalles a los chismes, yo solo reaccionaba dependiendo de la situación, las cosas en Nueva York eran muy movidas.

Cuando terminó de ponerme al día, llegó mi turno, y el buen ambiente que teníamos se desvaneció a medida que les contaba todo, pero todo. Por primera vez en mucho tiempo, ninguno de los dos acotó algo, simplemente se quedaron allí, frente a mí, pendientes de todo lo que tenía que decir. Al terminar se quedaron en silencio. Mia tenía los ojos cristalizados y James estaba con el semblante serio, los estaba haciendo preocupar.

—Emy, si quieres volver, tenemos un billete de avión extra—comentó James—. Solo si quieres.

Fruncí el ceño.

—¿Hablan en serio?

—Emy, estamos preocupados y con lo que nos acabas de decir, amiga, yo hace mucho hubiese corrido de aquí. Tu vida ya se está pareciendo a un anime de terror. Sabes que puedes vivir conmigo. —dijo Mia, asentí.

—Lo sé, pero queda muy poco para salir de la escuela, podré resistirlo.

Traté de convencerlos o convencerme a mí, pero el saber que podía tener un boleto de avión para volver, me calmaba. Mia me abrazó.

—Debes ser fuerte.

—Muy fuerte. —agregó James.

Suspiré, debía serlo, pero no sabía cómo.

Continue Reading

You'll Also Like

Red By bluewxnders

Mystery / Thriller

258K 28.5K 45
Red era una chica complicada. Más que complicada, rara. Margaret era extraña. Siempre cuidando de su hermana. Ellas eran hermanas. No de sangre; De a...
82.9K 8.9K 83
Vanesa Ramírez Malasaña se enfrenta al peor caso de su corta carrera como inspectora de policía. Aparecerá el cuerpo de una joven que llevaba seis me...
69.8M 6.9M 49
[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con todo lo que amo y por alguna razón me d...
2.3M 151K 45
La madre de Emma ha muerto y ella debe irse a vivir a otra ciudad. Tras unos meses en los que consigue adaptarse a su nuevo colegio, llega Matías, qu...