Cantos de Luna.

By Angie_Eli_Carmona

128K 15.3K 1.4K

En Erydas existen dos reinos, el reino Sol y el reino Luna. Estos reinos se formaron después de que, en la g... More

Introducción.
Capítulo I. «Viejos encuentros»
Capítulo II. «Descubrimiento»
Capítulo III. «Licántropos»
Capítulo IV. «Propuesta real»
Capítulo V. «Sé fuerte»
Capítulo VI. «Pescador»
Capítulo VII. «Últimos en llegar»
Capítulo VIII. «Compromiso»
Capítulo IX. «El baile de la amada»
Capítulo X. «Cambios inesperados»
Capítulo XI. «Opiniones»
Capítulo XII. «Poder»
Capítulo XIII. «Banda»
Capítulo XIV. «Erys»
Capítulo XV. «Ventaja»
Capítulo XVI. «Nathan»
Capítulo XVII. «Tenebris»
Capítulo XVIII. «El comienzo del fin»
Capítulo XIX. «Inframundo»
Capítulo XX. «Fortaleza oculta»
Capítulo XXI. «Conocido»
Capítulo XXII. «Ganadoras»
Capítulo XXIII. «Sacrificio de sangre»
Capítulo 24. «Decisión definitiva»
Capítulo 25. «Susurro mortal»
Capítulo 26. «Falsedad»
Capítulo 27. «Espíritu»
Capítulo 28. «Trato»
Capítulo 29. «Nuevos Dioses»
Capítulo 30. «Magia de manos»
Capítulo 31. «Renacimiento»
Capítulo 32. "Última batalla"
Capítulo 33. «Matrimonio arreglado»
Capítulo 34. «Sueños»
Capítulo 35. «Daño»
Capítulo 36. «Orías»
Capítulo 37. «Confrontación»
Capítulo 39. «Disfruten...»
Capítulo 40. «Parecido»
Capítulo 41. «Lo sabías»
Capítulo 42. «Un largo camino para un gran destino»
Capítulo 43. «Injusticia»
Capítulo 44. «Punto de quiebre»
Epílogo.
Agradecimientos, nota final, ¿Siguiente libro?
Segundo libro ya publicado.
NO TE DETENGAS DE LEER.
AVISO. ¡LEE ESTO POR FAVOR!
Aviso.

Capítulo 38. «Compasión»

1.4K 227 11
By Angie_Eli_Carmona

🌙🌙🌙

Ranik impactó su puño plenamente en el rostro de Zedric. Este pareció encresparse, sus ojos brillaron como los de un dragón al ser provocado.

Enseguida lo golpeó también, pero este enfocó su puño en el estómago de Ranik, que fue lo suficientemente rápido como para evadirlo.

Los golpes comenzaron a volar de un lado al otro. Eran tan rápidos que a Cara le costaba distinguirlos bien. Ellos rugían, su furia brotándoles por los poros, y pronto estuvieron en el suelo, Zedric impactando golpe tras golpe en el rostro de Ranik.

Ranik pateó a Zedric, usando la fuerza para impulsarse de vuelta y ser el que quedara sobre él. Se levantó con rapidez, experimentado en ese tipo de peleas, y comenzó a patear a Zedric en el estómago con una furia impresionante.

No había nadie para detenerlos. Todos estaban peleando entre sí, no con golpes, pero estaban casi a punto. A medida que su furia aumentaba el lugar parecía reaccionar, temblando como si las peleas lo provocaran.

Cara sabía que no podrían salir de ahí a menos que todos trabajaran en equipo, algo prácticamente imposible por el momento, y que estaba haciendo que se hundieran cada vez más en las profundidades de la nada.

—¡¿Es qué no lo ven?! —gritó con todas sus fuerzas—. ¡Vamos a morir!

Nadie le prestó atención.

Zedric comenzó a usar el fuego para defenderse. Se giró rápidamente mientras Ranik trataba de alcanzarlo con la espalda, rodeándolo en una especie de salto y quedando a sus espaldas. Enseguida lanzó fuego con todas sus fuerzas, a lo que Ranik no pudo evitar responder con un sonoro grito de dolor.

—Maldito seas —dijo—. Esto sólo era un combate cuerpo a cuerpo.

—Y tú solo eres un simple idiota —gruñó Zedric—. Un idiota celoso.

Cara suspiró, molesta. Buscó que Amaris los detuviera, pero ella estaba mucho más enfocada en luchar contra Adaliah.

Suspiró, giró su rostro, y fue hasta donde estaba Skrain. Él estaba peleando con Harry, pero no había golpes ni insultos entre ellos, lo que ya era un avance.

—¡Tú padre es un asno! —gritó Skrain, irritado. Cara sabía que estaba enojado, pero no estaba perdiendo los estribos ni el control de su poder, lo que quería decir que no estaba tan mal—. ¡Deja que el ejército se aproveche de todos, les da privilegios absurdos!

—¡¿Y crees qué no lo sé?! ¡¿Crees qué puedo decir algo?! —le devolvió Harry con tanta emoción que a Cara se le cortó la respiración—. Estudio todo el tiempo, me preparo, trato de conseguir conocimiento, ¡Y todo porque no quiero ser como él!

—Pero sigues aceptando sus privilegios, dejando que te ponga en un pedestal cuando todos en el reino sufren. ¡Mi madre murió por culpa de los lacras del ejército! Yo, yo... ¡Lo perdí todo!

Cara sabía poco de Skrain. Había sido algo así como el pupilo de su padre desde hacía unos dos años, sabía que venía del tercer reino independiente, pero nada más.

Se detuvo al oír que su madre había muerto por los militares, impactada.

—Yo... —Harry parecía apunto de romperse, en parte porque su padre había causado eso— Lo siento, pero no me le puedo revelar. Sino soy yo, alguien más va a gobernar mi reino, y todos en mi familia son como él. Quiero cambiarlo todo, de verdad.

—¡No puedes cambiarlo! ¡Para cuando él muera no quedará nada!

Harry estaba apunto de llorar debido a lo duro que Skrain estaba siendo. Todo parecía difícil, como si nunca fuera a resolverse.

Cuando por fin Cara estuvo a punto de hablar, Piperina se unió a la pelea.

—¡Esto es estúpido! —dijo—. Skrain, Harry no mató a tú madre. Él es la última esperanza de su reino.

—¡¿Él?! ¡Yo soy su última esperanza! Por eso me estoy preparando, para conseguir lo que siempre ha sido de mi familia, el reino.

—Tú sólo ves un lado de las cosas —respondió Piperina—. ¡No puedo creer que me hubieras gustado!

Bueno, las cosas estaban tomando de nuevo un rumbo que Cara no esperaba. No veía la forma de detener a todos, sus ojos pasaron a Ranik y Zedric, que habían sacado sus espadas y ya tenían varios rasguños bastantes profundos. No parecía haber remedio, estaban encerrados, alterados, y algo los estaba haciendo excesivamente honestos.

—¿Yo? ¿Gustarte? —preguntó Skrain con incredulidad, sus ojos ganando una vivacidad que le dijo a Cara que estaba saliendo de su trance—. No puede ser. No digo que no me sienta halagado, ni que tú no seas mi tipo, yo... ¿Qué estaba diciendo?

—¡Estabas luchando contra Harry! ¡¿Ya ves que no tenía sentido?! —exclamó Cara con emoción.

—Yo... —Skrain carraspeó, estaba muy incómodo, en especial cuando notó que Harry estaba inclinado con un gesto dolorido y avergonzado— Sí, ahora lo entiendo. Sentía que algo me estaba forzando. ¿Pero qué es eso? —centró su vista en Zedric y Ranik, que seguían combatiendo—. ¿No podemos detenerlos?

—Tal vez tú puedas llevar a uno o dos fuera, ¿Pero a todos? Es imposible.

—Necesitamos salir —Piperina también parecía haber salido del trance, sus ojos reflejaban que no quería haber dicho lo que había dicho—. Estamos muy en lo profundo. Siento un túnel, pero no sé a donde pueda llevarnos.

—Tal vez nos lleve al cetro —dijo Skrain, y sólo con entrar a él podamos salir del trance.

—Hagámoslo —dijo Cara—. Yo me encargo de llamar su atención, Skrain me protege y tú, Piperina, haz lo tuyo.

—Hecho.

Cara corrió al centro de la habitación, alzó las manos, y gritó:

—¡Todos aquí están locos, son unos ignorantes, y no merecen nada de lo que tienen! —se giró hacia Elena, que la miraba con el ceño fruncido—. ¡Tú, Elena, con tú obsesión con los dioses, Zedric y su prepotencia por ser el heredero, Amaris con su falso sufrimiento, todos exageran, nadie merece tener el cetro! ¡Son unos hipócritas!

—¡¿Y tú que sabes?! —preguntó Zedric con furia, quitando su atención de Ranik. Tenía el cabello desordenado, hielo en su cuello y un gran corte en su mejilla. No estaba bien—. ¡Crees que lo sabes todo, tienes una confianza que no tiene sentido!

—¡No eres nadie, todos somos más importantes que tú! —dijo Elena.

—¿Y quién demonios es la diosa Virnea? —preguntó Nathan—. ¡A nadie le importa!

Tal vez, en alguna otra ocasión, oír eso pudo haber sido doloroso para Cara. Estaban insultándola, a ella y a su propia valía.

Pero sabía que no eran ellos, que algo los estaba haciendo decir todas esas tonterías.

O, al menos, eso creía.

—¡Como si me importara lo que dijeran! —dijo—. He encontrado el camino al cetro y llegaré a él sin su ayuda.

—¿Un camino? —preguntó Zedric con aire taciturno y frunciendo sus tupidas cejas levemente oscuras—. ¿Cómo te atreves?

Cara miró con nerviosismo hacia Piperina. Tenía el rostro perlado por el sudor, un rostro intranquilo y no dejaba de mover las manos para invocar a la tierra.

—La arena es tierra —susurraba para ella misma—. La arena es tierra.

Las columnas frente a ella comenzaron a tambalearse con incluso mayor fuerza que el lugar. Los ojos de Piperina se vieron más brillantes que antes, incluso.

—¡Eres una traicionera! —gritó Connor, furioso. Todos parecían querer azotarla, excepto Amaris, que parecía también estar saliendo de su trance.

—Yo... —estaba diciendo, mientras respiraba con dificultad— Ya había visto esto —miró a Piperina, luego rogó— Hay que detenerlo y salir de aquí, ya.

—Estoy en eso —farfulló Piperina con dificultad—. Es difícil.

Amaris estiró sus manos. Hielo comenzó a salir de ellas, impulsándose y ayudando a que las columnas se movieran y dieran paso al túnel.

Por su parte, Cara estaba perdiendo el control de los chicos. Prácticamente estaban a punto de dejarla hecha pedacitos, pero Skrain se interpusó entre ellos para intentar apaciguarlos.

—¡¿Es qué no lo ven?! —gritó—.  ¡Tenemos buenas intenciones, el lugar está a punto de derrumbarse y ustedes no pueden más que pelear!

—¡¿Y por qué tenemos que seguir tus órdenes?! —gritó Zedric—. ¡Estoy harto de que te creas superior sólo por ser un semidiós!

Skrain suspiró. Zedric encendió una flama en su mano, obviamente molesto, y la lanzó hacia ellos.

Skrain la desvió, pero no predijo que Ailum y Nathan también lanzarían fuego hacia ellos, razón por la que no pudo detenerlo.

Cara soltó un grito ahogado al sentir el fuego impactar en su piel. Skrain hacía lo posible por defenderla, pero no podía. El lugar tembló con más fuerzas, las piedras del techo estaban amenazando con dejarlos enterrados para siempre.

—Soy Moirë, la diosa de la venganza —dijo una voz, que retumbó hasta en el último nervio de todos—. Su egoísmo ha causado su derrota, han herido a un alma inocente y las profundidades claman por justicia.

Y, después, todo se volvió negro.

🌙🌙🌙

Amaris despertó al sentir una mano tocar su barbilla. Abrió los ojos para ver que se trataba de Ranik que, con un rostro sudoroso y contraído por el dolor, estaba arrodillado a su lado, sosteniéndola en brazos.

—He actuado por impulso —dijo—. He forjado un cuarto de hielo a nuestro alrededor para ayudarnos. No sé cuanto tarde en ceder.

Amaris dejó que Ranik la abrazara. Lo sentía débil, quebrado, como si la pelea hubiera drenado todo de él.

—Lamento haber perdido los estribos —dijo, su respiración le causó escalofríos a Amaris, ya que Ranik estaba apoyado en su cuello de forma cariñosa—. Me dejé llevar por mis sentimientos.

—No es tú culpa —respondió.

—Claro que lo es —Amaris nunca había visto a Ranik tan vulnerable, estaba tan mal que no podía sostenerle la mirada—. Lo peor es que yo lo impulsé, sé que tarde o temprano esa pelea hubiera sucedido.

—No, tú no...

—Sí. —Ranik interrumpió, la decisión con la que habló le hizo pensar a Amaris que aun seguía vigente un poco de ese rencor— Me hierve en la sangre que él se haya atrevido a acercarse a tí. Eres tan delicada, tan bella, tan sencilla y amable... —se detuvo—. No eres para él.

—Yo lo dejé entrar a mi corazón —explicó Amaris, tratando de justificarlo—. Las cosas han estado difíciles, estresantes y esa vez... —Ranik la miraba fijo, pero eso no evitó que ella se sincerara—. Ambos nos dejamos llevar.

—Él sólo te hará daño. Está comprometido, es el heredero de un reino que puede convertirse en nuestro enemigo en cualquier momento. Yo... —Ranik mantuvo la mano en su barbilla, sus ojos aun seguían enrojecidos por el esfuerzo de la pelea y de usar sus poderes— Lo puedo ver.

Ambos permanecieron mirándose, perdidos en los ojos del otro mientras trataban de decidir que es lo que el otro pensaba.

Amaris sintió que había perdido la respiración. Su corazón comenzó a latir rápidamente, sentía que cada vez estaba más cerca de Ranik.

Cuando creyó que este estaba apunto de estallar, Ranik rompió el espacio entre ellos y la abrazó.

Sólo la abrazó. Amaris sintió, por unos pocos segundos, sentimientos encontrados.

Por un lado se sentía aliviada porque, en cierto modo, algo dentro de ella creyó que las cosas pudieron haber llegado más lejos. Que él pudo haberla besado y entonces las cosas se pudieron haber puesto mucho más complicadas.

Pero, por el otro, se sentía decepcionada.

Lo había deseado. Estaba esperándolo, pero no sucedió.

—Uhjum... —Connor, que estaba comenzando a salir de su aturdimiento, los interrumpió—. ¿Y los demás?

Ranik se soltó de Amaris. Esta cayó en cuenta de eso, que la esfera en la que estaban solo los rodeaba a ellos tres.

—No pude hacer una esfera para todos, más bien hice varias súper expuestas unas sobre las otras.

—No me gusta —respondió Connor—. Deberíamos de estar juntos.

—Trata de hacer una enorme esfera de hielo y de defender a todos los demás después de tener esto en la espalda —bromeó Ranik—. Te reto.

Era solo una broma, pero Amaris se fijó por primera vez en la quemadura de la espalda de Ranik, que parecía ser bastante profunda y, aunque se estaba curando, era tan grave que su cuerpo apenas si podía lidiar con ella.

—Todavía tengo mi bolso con provisiones —dijo, preocupada—. Veré si puedo...

Un crujido llenó el lugar. Las pequeñas columnas de hielo comenzaron a ceder, cayendo encima de ellos.

Pronto todo quedó en silencio. Amaris sentía el corazón latiendo en sus oídos, no quería que sus sospechas fueran ciertas.

Ranik, que aun seguía a su lado, gimió:

—No puedo, no puedo salvarnos. Mis poderes están muertos.

El temor en la voz de Ranik le puso a Amaris los nervios de punta. Estaba viendo a su visión hacerse realidad.

—No —gimió—. No puede ser.

Connor comenzó a chillar a su lado. La oscuridad lo inundó todo, no había nada.

Y, entonces, todos verían sus mayores miedos.

🌙🌙🌙

Connor vió a su familia morir. Uno a uno, todos decapitados por haber cometido el crimen terrible de aliarse con Zara en primer lugar.

La última escena que vió fue al rey Amón, riendo al ver como él sufría y, por último, la forma en que había dado la orden para que la horca terminara con su propia vida.

🌙🌙🌙

Ranik se vió a sí mismo casándose con Adaliah. La vió caminando al altar, sonriente, y a Amaris sonriéndoles desde su lugar en el público. Zedric estaba a su lado, tomándole la mano.

La visión cambió y los llevó a una cena en el palacio. Parecían haber pasado muchos años, Adaliah ya usaba la corona de la gran Ailiah.

—Ha terminado —decía—. Por fin hemos dominado el reino Sol.

Todos alzaban las copas y brindaban con ella. Ranik se veía obligado a acercarse a ella y besarla, aun cuando no lo deseaba en lo más mínimo.

—Felicidades —decía, aunque por dentro estaba gritando.

—Un gran triunfo merece muchos sacrificios. Me alegra que lo hayas aceptado por fin. El sacrificio de Amaris valió la pena.

Y, por último, Ranik se vió a sí mismo en el campo de batalla. Zedric luchaba como loco, el fuego rugiendo de sus manos mientras luchaba contra Piperina. Esta dió todo su esfuerzo, pero terminó en el suelo, un gran charco de sangre a su alrededor. Amaris, que luchaba contra Alannah, tampoco estaba teniendo compasión. El hielo comenzó a extenderse, a llevarse a todos a cuantos alcanzaba.

Ranik dejó sus poderes salir. El hielo, se suponía, solo inmovilozaría a Amaris, pero, en vez de eso, se extendió y atravesó su corazón.

—Tú iniciaste esto —dijo ella con su último aliento—. Tú me dejaste ir.

🌙🌙🌙

Amaris sabía evadir visiones, pero nunca creyó que esto pudiera ayudarla en una situación tan desesperada. El cuarto en el que estaban había quedado completamente a oscuras, todos lloraban y gemían al ver las visiones con sus peores miedos.

Amaris sabía cual era su peor miedo, lo tenía presente desde que las visiones habían llegado. Seguía temiéndole, temiéndose a sí misma.

Lo único que quería era salvar a sus amigos.

—Diosa Moirë —llamó, desesperada—. Tenga compasión de nosotros. Nuestros deseos y preocupaciones nos consumieron. Déjenos ir, contribuya a una buena causa.

Esta vez Amaris no pudo evitar que la visión entrara en ella. De repente estaba en la isla Sezelhem, el lugar de su primera visión.

Una mujer de cabello negro y corto estaba frente a ella. Sus ojos brillaban, Amaris creyó que se trataban de distintos colores pero, al acercarse, notó que en realidad eran imágenes, personas sufriendo y suplicando por venganza.

Los labios de esa mujer eran rojos.

Su mirada, fría.

Su cuerpo, esquelético.

—Amaris, la amada por la Luna —fue como la saludó—. ¿Por qué debería de tenerte un poco de compasión, a tí a tus amigos?

Continue Reading

You'll Also Like

73.8K 7.6K 82
"Los susurros de ángeles y demonios siempre anuncian muertes o claves de salvación. " Senix Fire es descendiente de una raza de criaturas antiguas co...
375K 27.2K 49
Continuación de "Alma Perdida" Ahora que se ha descubierto quien era el verdadero responsable por la muerte de ángeles y demonios; lejos d...
25.4K 3.6K 45
Esta es la triste historia de como me obligaron a ir a un convento... Según mis padres era necesario para lograr tener "disciplina" pero, lo que ello...
198K 2.7K 28
Jinx manhwa