Rubén y yo estamos mucho más cercanos que antes, papá y mamá se sienten orgullosa de mi que no tengo resentimiento con mi hermana y que todos somos felices. Beth había ido con mi madre a ver vestidos de bodas de diseñadores costosos, mientras que yo y Rubén.. bueno.. sólo estábamos en mi habitación haciendo nada.
Estábamos en la cama acostados, separados por algunos centímetros. El miraba el techo, yo miraba su muy candente perfil izquierdo. No podía dudar de que el de verdad era muy guapo y me atraía bastante, pero realmente, era casi imposible que estuviéramos juntos.
-Si tanto quieres mirarme tomame una foto- Habló riendo. Yo me di cuenta de que no había dejado de mirarle en todo el rato y me sonroje muy fácilmente.
Rubén río y se acercó a mi para separar mis manos de mi cara, me quedé viéndole mientras que me ponía aún más roja. Pasó de ver mis ojos hasta llegar a mis labios. Mi corazón latía con rapidez y mi respiración se agitó tanto como si hubiese corrido que tuve que abrir la boca para respirar bien, pero eso sólo ocasionó que aquel chico que tanto deseaba me besara con ternura y algo que no era posible percibir. Perversión? Amor? No lo sé, pero lo que más me importaba era ese beso tan deseado que mis manos se dirigieron a su cuello, provocando que tanto el como yo perdieramos un poco la noción del tiempo, y de la razón.
El beso no sobrepasaba más allá de labios y un poco de lengua. Tanto el como yo sabíamos que no debíamos llegar más allá, de que esto era prohibido. Quiso posicionarse sobre mi pero un pequeño grito ahogado hizo que ambos nos separaramos de inmediato.
Sus ojos color cielo y su amarillenta cabellera eran opacados por el enojado semblante que tenía al ver a aquel chico que ama besando a su hermana.
Espera, se pintó el cabello?
-Beth yo..- Rubén trato de explicarle a su pareja que todo era una equivocación, pero Beth no hizo más que darle una bofetada y a mi mirarme con odio.
-Ya valimos...