Demons (2° y 3° temporada) [...

By happin3ss

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Las cosas cada vez estaban peor. Estaban en una búsqueda desesperada por sus amigos, al mismo tiempo en que... More

Deseos.
Un sentimiento nuevo.
Propiedad.
Propuesta.
Lágrimas.
Nacimiento.
Sin retorno.
Demonios dormidos.
Luna de fuego y sangre. (Parte uno)
Luna de fuego y sangre. (Segunda parte)
Luna de fuego y sangre. (Última parte)
Nieve primaveral.
Padre.
Recuerdos de fuego, sangre y lágrimas.
Con la fuerza de mil trescientos gigantes.
Caballero de fuego. (Primera parte)
Caballero de fuego. (Segunda parte)
Buenos momentos.
El rey de las Sombras.
Una explicación.
Demoníaco.
Ataque.
Hermanos de Sangre. (Primera parte)
Hermanos de Sangre. (Segunda parte)
Una nueva víctima.
Guardián de las puertas del Cielo.
Llamas del Infierno. (Primera parte)
Llamas del Infierno. (Segunda parte)
Llamas del infierno. (Parte final)
Sangre de ángeles.
Primer aliento.
Epílogo. ChanKai./El indeciso rey de las tinieblas./

Aumento.

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By happin3ss

Las gotas de sudor caían lentamente por las sienes y cuello del moreno. Su negro cabello pegado a su frente, y sus labios algo hinchados por el exceso de calor en su cuerpo. Tomó una bocanada de aire en un intento fallido de calmar su agitada respiración. Su pecho subiendo y bajando con velocidad mientras terminaba por apoyarse en el marco de aquella puerta, mirando fijamente al brujo que estaba frente a él con su característico humo color rosa envolviéndolo.


—¿Cuántas quedan? No podrás soportar mucho más, JongIn...


El brujo frunció sus cejas. La expresión de preocupación era de lo más palpable, pero su espalda seguía recta y sus manos bien firmes al báculo que proyectaba una intensa luz.

JongIn le sonrió, alzando uno de sus dedos. "Sólo una" Y antes de que el brujo pudiese decir algo más, el moreno chasqueó los dedos y desapareció.

...

El viento golpeaba con fuerza en la azotea de aquel hospital abandonado, pero de todos modos, JongIn caminó tranquilamente. Sus pisadas apenas haciendo ruido contra el cemento, en aquel momento sólo se escuchaba el silbar de la próxima lluvia, el agitar de unas cadenas.

Las gárgolas.

JongIn amplió su sonrisa una vez que se detuvo frente a la gárgola más grande. La bestia le miró fijamente, desplegando sus alas.

Hubo un momento de silencio. Nada parecía moverse a su alrededor.


—Apenas te libere, las diriges a todas hacia la mansión de la abuela. ¿Si, preciosa?


El moreno extendió una de sus manos hasta la cabeza de la bestia, acariciando la mejilla de la gárgola con tanta suavidad que aquel enorme ser cerró sus ojos con algo que parecía ser satisfacción, entregado a las manos de JongIn.


—Es hora...


La gárgola abrió sus ojos y le miró con intensidad. JongIn asintió, agachándose a un lado de las enormes garras de la bestia mientras sacaba una llave del bolsillo de su chaqueta. Una llave dorada con el diseño de un trébol en la parte superior. JongIn apretó los labios y acercó aquel pequeño objeto hasta el grillete que mantenía presa a su amada gárgola. Sólo un giro, y la bestia quedó libre.

JongIn suspiró. Estaban todas libres.

Todas las gárgolas pasaron por su lado una vez que se puso de pie, todas dándole una mirada de agradecimiento, de fidelidad, y JongIn no podía hacer más que sonreír. Volvían a volar. La última, y más pequeña gárgola, se detuvo frente a él antes de seguir a las demás. JongIn le miró con atención, y no fue necesario más.

Soltó una carcajada, asintiendo un par de veces.


—Sí. ChanYeol también está allá.


Y alzó una de sus manos, sonriendo de medio lado a la bestia antes de chasquear los dedos y volver a desaparecer, alcanzando a escuchar las pisadas de alguien acercándose.

El rastro de humo negro quedó ondeando en el lugar donde estuvo, la pequeña gárgola emprendiendo por fin el vuelo para seguir a la suyas.

La puerta de la azotea se abrió repentinamente. LuHan dio un paso atrás cuando la fuerte brisa le golpeó, las gárgolas ya volando lejos de aquel lugar. No le quedó de otra más que hacer una mueca de insatisfacción, encogiéndose de hombros. Claramente poco interesado.


—Mierda... Escaparon. La reina se va a enojar.




...




—No estoy de acuerdo. No.

MinHo se acarició el cuello, cerrando los ojos por unos segundos en un intento de calmarse. Los cientos de chicos a su alrededor le miraron, los ojos rojos parecían brillar con intensidad en ese cuarto tan oscuro. Sólo una pequeña lámpara puesta a la entrada. Una mesa redonda en el centro, sillas y sillones a su alrededor para que todos estuviesen cómodos.

MinHo suspiró, volviendo a abrir los ojos para ver al chico alterado que estaba frente a él.


—Taeyong... ¿Te puedes calmar y escucharme?


—Te escuché, MinHo. ¿Quieres que nos sacrifiquemos por esos chicos sólo porque el brujo que te mueve el culo es amigo de ellos? Olvídalo. No me sacrificaré por ellos.


El joven terminó de hablar y en seguida MinHo se movió a una velocidad impresionante.

Tomó a Taeyong por el cuello de su camisa, amenazadoramente. Sus rostros cerca mientras MinHo mantenía el ceño fruncido y sus ojos aún más rojos y brillantes que los ojos de todos los vampiros a su alrededor. Sus colmillos sobresaliendo y rompiendo su propio labio inferior mientras gruñía con fuerza contra el rostro del menor que, inmediatamente, cambió su expresión. A una llena de pánico.


—Te recuerdo, maldito adolescente hormonal, que si no fuese gracias a Key, ya todos estaríamos muertos...


El menor abrió sus ojos, asintiendo un par de veces. MinHo aumentó la fuerza en el agarre. Todos los vampiros alrededor quedándose quietos.


—También te recuerdo que el líder del clan soy yo, no tú. Si quieres ser el líder entonces intenta derrotarme. Deja de ser un imbécil y escucha con claridad.


Taeyong asintió y MinHo lo soltó con la fuerza suficiente para que el chico quedara sentado en una silla, tambaleándose a punto de caer.


—Esto no se trata sólo de proteger a "unos chicos" porque son amigos de Key. La maldita mujer  mató a cientos de nuestros compañeros, derrotó al clan del norte por completo, y está haciendo un ejército de marionetas para dominar a todo el submundo. Esto, definitivamente, no se trata sólo de ellos, sino que también de nosotros. Esto se trata de que todos sobrevivamos, y si debemos unir nuestras fuerzas incluso con hadas o sirenas, lo haremos. ¿Entendido?


Todos los vampiros asintieron. Excepto uno que se puso detrás de Taeyong y alzó la mano. Un chico alto, con ojos tan grandes como los de MinHo. Todos le miraron.


—¿Qué sucede, Lucas?


El chico sonrió con amplitud y simpatía, aún con la mano alzada.


—¿Habrá mucha sangre?


MinHo arqueó una de sus cejas, mirando a los demás vampiros. Todos parecían tener la misma duda, así que asintió, cruzándose de brazos.


—Las marionetas están hechas con sangre de demonio, brujos y personas con poderes. Así que quedarás cansado de tanto comer.


Hubo un momento de silencio, todos mirando a Lucas que seguía sin bajar su mano. MinHo suspiró, alzando ambas cejas.


—Dime...


—¿Quién es el chico que está parado fuera de la sala?


Y Lucas estaba terminando de decir la última vocal, cuando la puerta se abrió de un sólo golpe.

JongDae entró con una amplia sonrisa dibujada en sus labios. Sus ojos rojos, con una mezcla de amarillo, brillaban con tanta intensidad como los de MinHo. Hizo una reverencia en noventa grados cuando llegó a un lado del líder, quien sólo rodó los ojos y soltó un suspiro.


—Él es JongDae, chicos. Nuestro nuevo integrante del clan, unido a mi, y además... Controla la electricidad o algo así.


El ambiente se volvió tensó. El silencio fue pesado y todos miraban fijamente a JongDae quien parecía completamente despreocupado. Aún esa amplia sonrisa en su rostro, su expresión de superioridad.

Lucas volvió a alzar su mano. MinHo parpadeó rápido, completamente confundido.


—¿Lucas? ¿Qué sucede?


El chico señaló a JongDae y sonrió ampliamente.


—JogDae... ¡Eres malditamente genial! Bienvenido.


Bendito sea el chiquillo por romper la tensión.




...




—Ah... Mierda, no. BaekHyun, espera... Ugh. Más suave.


ChanYeol frunció la nariz.

¿Esa era la voz de JongIn?

¿Qué hora serían?

Apretó los labios, removiéndose perezosamente entre las sábanas mientras abría los ojos. Su cuerpo parecía gritar por más descanso, pero los quejidos de JongIn le hicieron despertar, así que de todos modos terminó por sentarse en la cama. Su cabello revuelto y su torso desnudo; una clara expresión adormilada en su rostro incluso teniendo el ceño fruncido.


—No. No. Mierda. No tan suave que me da cosquillas y...


ChanYeol arqueó una de sus cejas cuando notó que JongIn estaba a punto de reír. ¿Qué mierda estaban haciendo?

JongIn estaba acostado boca abajo en el suelo, mientras que BaekHyun estaba sentado sobre su trasero. Cualquiera pensaría extraño si los viera así, con JongIn semi desnudo mientras se quejaba. BaekHyun con sus mejillas sonrojadas, notoriamente acalorado.

Pero sólo le estaba haciendo un masaje.

Bueno, un intento de.


—Ah... Nini. Es difícil. ¿De verdad no quieres que despertemos a ChanYeol? JongDae me dijo que él sabe hacer masajes.


JongIn negó, sin levantar su cabeza del piso ni tampoco abrir los ojos.


—Déjalo descansar...


JongIn susurró, aunque no tardó mucho en soltar otro quejido cuando BaekHyun apretó, al parecer, un lugar que estaba resentido. ChanYeol se cruzó de brazos y entrecerró los ojos, manteniendo la mirada en ambos chicos que aún no se percataban de que ya estaba despierto.


—Entonces... ¿JongDae está bien? ¿Lo viste todo?


BaekHyun asintió a la pregunta de JongIn, meciéndose suavemente mientras pasaba sus manos por la desnuda espalda del moreno. Hubo un momento de silencio.


—Sí. Vi todo... Cuando MinHo lo mordió, lo rápido que entró todo a su sistema. Me quedé con él mientras dormía y tenía convulsiones. Y hoy despertó como nuevo, aunque olfateando todo. Sus ojos... Sus ojos estaban rojos.


BaekHyun guardó silencio, deteniendo sus movimientos. ChanYeol tragó saliva con pesadez, intentando que su respiración no hiciera demasiado ruido. ¿Escucharían los latidos de su corazón? ¿De verdad JongDae estaba bien? Eso quería decir que el chico ahora era un vampiro... ¿Cómo cambiarían las cosas? Se mordisqueó el labio inferior, nervioso.

BaekHyun tomó una bocanada de aire.


—Sus ojos estaban rojos y sus colmillos se veían demasiado... ¿De vampiro? Fue extraño, pero no alcancé a preguntarle nada. MinHo se lo llevó en ese instante para presentarlo al "Clan". Creo que son reglas que ellos tienen, no sé.


—Técnicamente hablando, JongDae tendría que haberse quemado cuando la sangre de MinHo llegó a su sistema.


ChanYeol sintió que su cuerpo se congeló por completo cuando JongIn habló. Y estuvo seguro que su hermano se sintió del mismo modo por la forma en la que abrió sus ojos y alejó las manos de la espalda del moreno. JongIn, por su parte, se mantuvo tranquilo, teniendo los ojos cerrados. ¿Qué significaba eso?


—¿Qué quieres decir, Nini? ¿Por qué tendría que haber pasado eso?


La voz de BaekHyun tembló. Y ChanYeol lo comprendió por completo.


—Los humanos tenemos poderes gracias a los ángeles, Baek. Es un gen... ¿Luminoso? Se podría decir. Entonces, al recibir sangre de vampiro, inmediatamente se produce ahí una reacción extraña. Debería haber reaccionado como ácido en él.


—¿Y qué dices de ChanYeol y yo? Bueno, Kris también. Somos mestizos, tenemos sangre de demonio y ángel. Eso es lo que significa ser mestizo.


ChanYeol asintió desde su posición. Le gustaba tener la conexión suficiente con BaekHyun como para tener las mismas preguntas en mente. Un escalofrío le recorrió cuando las primeras gotas de lluvia golpearon la ventana.


—Porque sus padres eran directamente demonio y ángel. Pero que la sangre entre a tu sistema y que además se mezcle para hacer a alguien un ser de oscuridad, es muy distinto. No podría explicarte cómo funciona, la verdad, pero eso es lo que pasa. ¿O crees que no lo han intentado? Si fuese fácil... Mamá ya tendría su ejército de vampiros y bestias invencibles. ¿No crees?


—A veces olvido que has leído todas las investigaciones que tus padres han hecho.


JongIn negó, cruzando los brazos bajo su mentón para acunar su propio rostro. ChanYeol le miró con atención. ¿Por qué tenía moretones en sus costillas? Frunció aún más el ceño.


—No todas. Seguramente JongDae resistió porque mamá en algún momento nos inyectó sangre de demonio, oscuridad como lo hizo contigo. Anda a saber tú. ¿Dónde están todos esos libros? Me encantaría saber cómo solucionar todo ésto...


—La única manera de solucionar las cosas es no rendirse... BaekHyun, deberías hacer la fuerza con la mano completa, no sólo con los dedos.


No se resistió, no cuando notó que JongIn estaba comenzando a sentirse culpable.

Ambos príncipes alzaron la mirada hacia él una vez que se levantó de la cama. Sus brazos seguían cruzados y su ceño fruncido, mirando directamente hacia los chicos quienes parecían entre asustados y sorprendidos. BaekHyun fue el primero en reaccionar, arqueando una de sus cejas.


—¿Podrías vestirte? Me enoja ser el hermano menor y con peor físico. ¿Cuánto escuchaste? Maldito curioso.


ChanYeol se encogió de hombros y le dedicó una sonrisa de superioridad a su hermano. El bajito rodó los ojos y fue JongIn quien soltó una pequeña risa. Oh. Música para sus oídos después de días que habían parecido una eternidad.


—Puedo, pero no quiero. Y escuché lo suficiente como para sentirme feliz porque JongDae sigue con vida, al igual que todos nosotros.


BaekHyun se puso de pie y le miró desafiante. Sus brazos cruzados y sus ojos entrecerrados le hacían ver, ciertamente, adorable, y ChanYeol no pudo evitar reír. No se salvó del golpe de puño que el más bajito le brindó en el brazo.


—Sigue tú, gigante. Soy pésimo haciendo masajes.


A pesar de que BaekHyun fingía enfado, se notaba que estaba de buen humor. Y no era para menos, después de la noche recién pasada que casi fue una tragedia, ahora todo parecía demasiado tranquilo. ChanYeol miró a JongIn mientras BaekHyun caminaba y se dejaba caer sobre la cama. Sus miradas se cruzaron, y a pesar de la distancia, ChanYeol sintió un extraño cosquilleo bajo su piel cuando JongIn asintió, sonriendo. Y no es que ChanYeol viera su sonrisa, sino que se percató de que sus intensos ojos negros formaron dos pequeñas medias lunas.

Mierda.

Tragó saliva, moviéndose con torpeza y lentitud.

Jamás se imaginó a sí mismo sentándose sobre el trasero de JongIn. Y si bien no debía ser una posición incómoda o sugerente, sentía que era algo demasiado personal. E inmediatamente el calor aumentó en sus venas a pesar de que BaekHyun estaba ahí, a escasos metros, mirándolos.

Se aclaró la garganta al unísono con JongIn.

Oh.

Eso quería decir que el príncipe se sentía igual.

Le dio una mirada de soslayo a JongIn. El príncipe estaba acunando el rostro entre sus propios brazos nuevamente, sus orejas tenían un intenso color rojo. ChanYeol sonrió para sí mismo mientras ponía sus manos en la bonita y perfecta espalda del moreno. Fue como si todo estuviese hecho de fuego. Una sensación exquisita, y a pesar de que no era la primera vez que tocaba a JongIn, claramente, se sentía muy distinto esta vez. ¿Por qué? ¿Había más electricidad en el aire? Se humedeció los labios, comenzando a masajear.

JongIn gimió en señal de satisfacción.

ChanYeol sintió un escalofrío recorriéndole, llegando directamente a su entrepierna al mismo tiempo que la puerta se abría y Key se asomaba por ella. BaekHyun mirándolos con una ceja arqueada.

Mierda.

Mierda.


—No sé qué estarán haciendo los tres, pero no quiero pensar que alguno de ustedes tiene esos fetiches. Me llevo a BaekHyun porque tengo algo urgente que hablar con él.


Key habló con tanta velocidad que a ChanYeol le costó comprender un poco lo que estaba diciendo. Pero BaekHyun se levantó y los miró con desconfianza mientras se acercaba al brujo.

JongIn soltó un quejido, hundiéndose más en sus propios brazos. ChanYeol seguía sin comprender demasiado.


—JongIn... No olvides el lubricante.


ChanYeol parpadeó rápido mientras BaekHyun ponía una expresión de pánico, o al menos eso creyó ver antes de que el brujo cerrara la puerta, dejándolos solos a él y JongIn.


—Maldito Key.


JongIn susurró y ChanYeol sólo se quedó mirando al moreno.




...



—¿Acabas de decirles "lubricante"? ¿Acaso JongIn y ChanYeol tienen sexo? Oh. Mierda. Mi hermano y mi mejor amigo. ¿Es en serio? Todo es culpa de ChanYeol, estoy seguro...


Key rodó los ojos cuando BaekHyun comenzó a caminar de un lado a otro dentro de aquel estudio. El chico parecía león enjaulado. El brujo suspiró, dando dos golpes leves al escritorio frente a él, llamando la atención del más bajo.


—Sí. Tienen sexo. La tensión sexual entre ellos está desde el momento uno, BaekHyun, pero otro día hablaremos de eso. ¿Has tenido visiones? ¿Sueños?


El de cabellos negros parpadeó rápido. Ahora que el brujo lo nombraba...

BaekHyun negó, mirándolo algo confundido. Key arqueó una de sus cejas, apretando los dientes.


—Lo imaginé. Estoy seguro que ChanYeol tampoco.


—¿Qué quieres decir? ¿Qué significa eso?


Key se encogió de hombros mientras negaba. Se acercó aquel largo cigarrillo y le dio una profunda calada. El humo que salió por sus fosas nasales era de un pálido color rosa. Su expresión de preocupación era clara. BaekHyun se removió inquieto, acercándose unos pasos hasta el brujo.


—No estoy muy seguro, BaekHyun. Pero yo sí tuve una visión después de que pasó lo del castillo...


BaekHyun alzó las cejas, expectante.

Key se metió la mano al bolsillo de la chaqueta. Una argolla con una larga cadena quedó en el centro de su mano.


—Ten. Esto es tuyo, y escucha muy bien lo que te diré, BaekHyun...




...




—Espera... ¿Que fuiste dónde?


La voz de ChanYeol sonó ahogada mientras se daba media vuelta y sus ojos quedaban fijos en la exquisita figura de JongIn. Frunció el ceño, y el príncipe le miró claramente sorprendido a medida de que abotonaba su camisa.

Sí, mierda, estaba demasiado agradecido con que JongIn no soltara ningún comentario respecto a la erección que durante los masajes se hizo presente. El príncipe debió sentirse incómodo al tener contra su trasero la dureza entre las piernas de ChanYeol, pero... Joder. ¿Quién era lo suficientemente fuerte como para no calentarse al escuchar los gemidos del moreno? Y JongIn podría haberle dicho que se quitara, o que quizás lo dejara solo, pero en vez de eso, se mantuvo en silencio, completamente entregado a las manos de ChanYeol. Y eso, de algún modo, lo calentaba aún más.

JongIn se mordió el labio inferior, desviando la vista.


—Fui al hospital abandonado a rescatar a las gárgolas.


¿Y cómo fue que terminó molesto? Pues en el momento exacto en que se le ocurrió preguntarle a JongIn por qué tenía tantos moretones y sus músculos estaban tan tensos.

ChanYeol parpadeó rápido, sin poder asimilarlo aún.


—¿Fuiste solo? ¿Y si alguien te hubiese capturado? También íbamos a rescatarlas a ellas, JongIn, tomar esos riesgos...


Chasqueó la lengua y frunció el puente de su nariz, cruzando los brazos sobre su pecho, claramente molesto. No estaba molesto con JongIn, sino que más bien estaba molesto con él mismo por dejar solo al moreno. Suspiró, notando el toque del príncipe sobre su pecho aún desnudo.


—No podría haberte llevado conmigo, ChanYeol. Key me ayudó a librar el camino de un par de demonios, y el hechizo no habría soportado a más de una persona.


ChanYeol rodó los ojos. ¿Por qué estaba tan molesto?


—Mi trabajo es protegerte, JongIn. No podría soportar que te pase algo.


JongIn alzó las cejas al escucharlo, alejándose un paso de él mientras fruncía el puente de su nariz. Esa mueca que le hacía ver tan bonito a pesar de que significaba que no estaba de acuerdo con algo.


—¿Sólo tu trabajo? No podrías soportarlo porque eso significa que no haces bien tu trabajo. ¿Es así? ¿A tales niveles llega tu orgullo, ChanYeol?


—Sí.


ChanYeol movió su cabeza con un asentimiento seguro. Pero toda esa seguridad se fue a la mierda cuando notó la expresión de dolor en el bonito rostro de JongIn.

Oh.

No.

Un segundo.

No era eso lo que quería decir.

ChanYeol movió sus labios pero nada salió de ellos. Extendió sus manos hacia el moreno, pero JongIn retrocedió otro par de pasos, manteniendo su ceño fruncido y su mirada perdida. ChanYeol negó un par de veces.

Fue en vano, JongIn ya no le estaba mirando.


—Sal de la habitación, ChanYeol. Es una orden.


¿Debería salir y dejarlo solo?

¿Eso no le haría tener más ideas erróneas?

ChanYeol negó, empuñando las manos a los costados de su cuerpo una vez que relajó sus brazos. Se acercó un paso hacia JongIn, el moreno no se alejó, pero sí le dio una mirada lo suficientemente fría que ChanYeol creyó que hasta la pequeña llama que siempre brillaba dentro de él, se había extinguido.

Apretó los labios, notando un nudo en su garganta y un ardor en la boca de su estómago.

Se acercó otro paso. JongIn mantenía esa aura fría en él.


—Te acabo de dar una orden, ChanYeol. Es tu trabajo obedecerme.


ChanYeol volvió a negar, manteniendo una expresión de calma a pesar de que por dentro estaba desesperado. Avanzó con un poco más de confianza, llegando lo suficientemente cerca de JongIn como para que sus negros cabellos le cosquillearan en la nariz.


—No es sólo mi trabajo JongIn. Es mi vida.


—Ya no existe la sentencia de muerte, ChanYeol.


Se quedaron mirando fijamente, ambos con el ceño fruncido.

Fue ChanYeol quien hizo el primer movimiento, extendiendo sus brazos hasta que por fin sus manos llegaron a las manos de JongIn para acariciarle suavemente el dorso, subiendo con toques sutiles por la cara interna de su antebrazo. Buscaba calmarlo. Aunque JongIn no parecía colaborar.

ChanYeol suspiró y JongIn mantuvo su expresión de ¿nada? Aquello daba miedo.

El moreno dio un paso atrás, intentando zafarse de aquellas caricias. ChanYeol se movió por inercia, sus manos rodeando las muñecas del príncipe, ejerciendo la presión suficiente como para que se viera en la obligación de acercarse nuevamente.

JongIn soltó un quejido cuando los cuerpos de ambos chocaron. ChanYeol soltó un gruñido en señal de molestia.

Detestaba que JongIn tuviera una idea equivocada de él.


—Joder. JongIn. Esto molesto porque no fui capaz de protegerte, y no porque fuese sólo mi trabajo... Mi vida es protegerte. ¿Qué mierda hago si no estás? ¿Qué mierda hago si te pasa algo? Al carajo con "la pena de muerte".


Agitó un poco el cuerpo de JongIn por la desesperación que le estaba inundando. ChanYeol fue consciente de que su voz había sonado más grave, desesperada. ¿Y cómo no? El moreno jamás le había mirado de aquella manera.

Mantuvo sus cejas fruncidas, JongIn no le contestaba y seguía con el mismo aura.

¿No había servido de nada?

ChanYeol rodó los ojos y soltó las muñecas de JongIn sólo para llevar las manos hasta las mejillas del moreno, manteniendo firme su cabeza cuando se acercó hasta su rostro y unió sus narices en caricias tiernas, suaves.

De inmediato el aroma de JongIn le voló la mente...


—Por favor, no me tortures así, amo...


Y ChanYeol se sintió extremadamente poderoso en el momento en que dijo eso y JongIn soltó un gemido. Ahora ya sabía cuál era el punto débil del moreno.

ChanYeol eliminó de una vez por todas la distancia que había entre ambos, uniendo sus labios en un beso desesperado que parecía quemar. Sus labios encajando a la perfección mientras se movían con lentitud pero en una danza lo suficientemente provocadora como para que chasquidos obscenos comenzara a inundar la habitación.

Es que, mierda, JongIn era exquisito.

No sintió ningún tipo de vergüenza a la hora de introducir su lengua a la cavidad bucal del príncipe, enredando sus lenguas en un jugueteo intenso que les robó suspiros de satisfacción a ambos. Y la verdad es que ChanYeol no fue consciente de en qué momento avanzaron, pero antes de que se diera cuenta, ya estaba sentado en el centro de la cama y con JongIn entre sus piernas.

JongIn le sonrió, apoyando las manos sobre sus hombros mientras ese brillo lujurioso inundaba sus bonitos y negros ojos.

Toda su piel se erizó con sólo notar el deseo del príncipe.

ChanYeol tragó saliva, recorriendo el torso de JongIn una vez que el moreno comenzó a quitarse la camisa que hasta minutos atrás se estaba poniendo. Irónico. ChanYeol sonrió de medio lado cuando el príncipe tiró la molesta prenda, comenzando de inmediato a quitarse el pantalón.

Joder. ¿En serio? ¿Así de desesperado y caliente estaba?

Oh. Claro. Los masajes.

Parpadeó rápido y JongIn alzó una ceja en su dirección. Ese aire de superioridad que lo hacía ver tan malditamente sexy.


—Quítate eso, ChanYeol.


Oh mierda. Y ahí estaba siendo demandante de nuevo.

ChanYeol asintió, sintiendo como todo su ser se derretía con el tono de voz que había empleado su príncipe.

La verdad, es que sus manos temblaron cuando comenzó a quitarse el pantalón, y es que la penetrante mirada de JongIn parecía evaluar cada cosa que hacía. Mierda. Mierda. ChanYeol, cálmate.

Inhaló profundo en el momento exacto en que JongIn se acercó y lo empujó a la cama, poniéndose sobre él.

El sinfín de sensaciones y sentimientos le hicieron gemir, y ChanYeol se sintió algo torpe cuando sus manos terminaron apoyadas en los muslos de JongIn ya que el moreno se sentó a horcajadas sobre su cadera. Pero, mierda, su piel era tan suave, tan caliente, que su cuerpo tembló de inmediato, más aún cuando JongIn volvió a tomar dominio de su boca en un beso ansioso, desesperado. Sus dientes chocaron y sus labios se humedecieron a medida de que tenían una batalla de quién tenía el control sobre la boca del otro.

ChanYeol sintió que el cosquilleo aumentaba en su vientre bajo producto de la excitación en el momento en que JongIn deslizó las manos por su pecho y llegó hasta sus tetillas, jugueteando con ellas entre tirones sutiles y apretones que lograban que arqueara un poco la espalda. El moreno sonrió durante el beso y ChanYeol tuvo unas enormes ganas de jugar tan sucio como él.

Por eso, quizás, no se sintió tímido al mover sus manos por los muslos de JongIn y pasar por sus caderas, llegando finalmente hasta sus glúteos. Los mismos que apretó y acarició con insistencia antes de hacer algo que lo sorprendió incluso a él mismo.

Y es que al tener el control sobre el trasero de JongIn, le mantuvo firme antes de prácticamente obligarlo a que se moviera. Y no tuvo claro si fue la mejor idea de su vida o un puto error, pero sintió que tocó el cielo cuando el trasero de JongIn rozó contra su erección. Una fricción tan malditamente deliciosa que de inmediato gimió ronco en contra de los labios del moreno. JongIn suspiró con pesadez, temblando.

Fue demasiado maravilloso notar lo que provocaba en su príncipe.


—ChanYeol...


JongIn susurró luego de morderle el labio inferior. ChanYeol alzó sus cejas y sonrió de medio lado, joder, era demasiado placentero el ver así de sumiso a JongIn. El moreno le miró, sus cejas fruncidas y el puente de su nariz algo arrugado le hacía ver extremadamente adorable.

Lo suficientemente adorable como para no resistir las ganas de mover sus caderas en dirección contraria a la que las caderas de JongIn se movían.

Oh. Mierda.

¿Qué mierda estaba haciendo? Ni él mismo lo sabía.

JongIn gimió junto a él. Pero ChanYeol sabía a la perfección que el príncipe no era de quedarse quieto, así que antes de cualquier cosa, el príncipe se inclinó y se adueñó de su cuello en mordidas y succiones que le hacían estremecer. Succionando o mordiendo con la fuerza suficiente como para que ChanYeol se quejara y se excitara aún más. Todo al mismo tiempo.

Y toda temperatura aumentó, toda intensidad y deseo subió a niveles sorprendentes que en un momento dado JongIn le enterró las uñas en la piel del pecho, gimiendo aún más alto mientras se detenía. ChanYeol le miró con sorpresa, su pecho subiendo y bajando con velocidad, su erección completamente humedecida.


—Joder... Joder. Me tienes demasiado caliente, ChanYeol...


Siempre le iba a sorprender esa dualidad en el príncipe.

La confusión se apoderó de él en el momento en que JongIn se levantó y caminó rápidamente hasta la chaqueta que tenía colgada. ChanYeol lo miró manteniendo el ceño fruncido, toda su atención en él incluso cuando volvió con un pequeño frasco en sus manos, sentándose sobre la cama.

¿Qué era eso?

JongIn sonrió nuevamente con superioridad, haciendo un movimiento con su mano para indicarle que se acercara. Y así lo hizo. Enderezó su cuerpo y quedó sentado a un lado del moreno, sus piernas aún algo abiertas y sus manos apoyadas sobre la superficie de la cama. JongIn, por su parte, abrió aquel pequeño frasco. Un dulce aroma metiéndose en sus fosas nasales mientras que el príncipe metía dos de sus dedos al frasco, sacando una sustancia viscosa y transparente.


—¿Qué...?


No alcanzó a preguntar. 

La mano de JongIn viajó hasta su erección y puso de aquella fría sustancia sobre la cabeza de su miembro. ChanYeol se estremeció, su piel se erizó por completo y un suspiro se escapó de sus labios, sobretodo cuando la mano del moreno rodeó su erección por completo, comenzando a subir y bajar con rapidez y una facilidad increíble, al parecer gracias a aquel gel que poco a poco comenzaba a calentarse gracias a la fricción. Y bueno, el gel no era el único en tomar temperatura.

ChanYeol gimió roncamente. Sus manos se empuñaron tomando una parte de las sábanas y JongIn frente a él sonreía, simplemente encantado.

Mierda. JongIn lo masturbaba de maravilla.

ChanYeol inclinó su cabeza hacia el frente y escondió el rostro en el cuello del príncipe, siguiendo sus pasos a la hora de comenzar a morder y succionar la piel de dicha zona, encantado al ver cómo su piel quedaba con marcas rojizas; llevó una de sus manos hasta el pene del príncipe para masturbarlo también, aunque JongIn se movió, volviendo a ponerse a horcajadas sobre él, esta vez, no llegó a sentarse, sino que más bien se mantuvo apoyado sobre sus rodillas, mirando a ChanYeol desde arriba.


—Te mostraré lo rico que es...


¿Cómo?

ChanYeol alzó las cejas algo confundido. JongIn le sonrió de medio lado, inclinándose al frente para dejar un sutil beso sobre sus labios. ChanYeol se estremeció, sin saber muy bien porqué.


—Saca de aquel gel, ChanYeol.


JongIn demandó. Su voz sonaba grave y sensual mientras seguía moviendo la mano sobre su pene. ChanYeol quería gemir, pero estaba tan centrado en lo que JongIn le había dicho, que se mordió el labio inferior, reprimiendo cualquier suspiro.

Y obedientemente lo hizo, metiendo tres de sus dedos en aquel frasco para sacar del gel. JongIn se acercó hasta una de sus orejas y respiró lentamente, causando estragos impresionantes en su persona, en su piel completamente erizada.


—Ahora penetrame, ChanYeol. Uno a la vez...


Mierda.

¿En serio?

ChanYeol parpadeó rápido y suspiró con pesadez. ¿JongIn estaba hablando en serio? Joder. Joder. Sus manos temblaron en ese momento. El calor aumentó y su sangre era llama viva.

No lo podía creer.

Se humedeció los labios y tragó en seco, notando el leve movimiento en las caderas de JongIn. ¿Cómo alguien podía moverse así? Y lo hizo, maldición, lo hizo.

Su mano fue a parar entre los glúteos de JongIn, una mezcla de timidez y deseo que le tenían demasiado ansioso. Él mismo gimió cuando su dedo medio, sucio con aquel gel, encontró la entrada de JongIn y comenzó a tocarle. Primero suavemente, haciendo movimientos circulares alrededor, completamente encantado por la forma en que JongIn se estremecía. Pero no introdujo nada, simplemente le acarició por fuera al menos hasta que JongIn gruñó.

Oh. Así que estaba desesperado.

Y ChanYeol volvió a sentirse poderoso en ese momento.

Lentamente su dedo medio fue introduciéndose en JongIn, entrando con gran facilidad a pesar de la estrechez. JongIn suspiró, al parecer encantado con aquella intromisión. Y ChanYeol sólo actuó por instinto al momento de mover el dedo de adelante hacia atrás, penetrando a JongIn con rapidez, con fuerza. Las manos del moreno fueron a parar a sus hombros, apretándole y enterrando las uñas en su piel.

Mierda, era demasiado sublime aquella sensación. Aquella emoción tan difícil de explicar.

Y así lo fue haciendo con cada dedo, introduciéndolo con lentitud y luego moviéndolo de adentro hacia afuera hasta que por fin, sus tres dedos, entraban con facilidad en el moreno que ahora, realmente, se deshacía en gemidos sobre él. 

El cuerpo de JongIn cada vez tamblaba más y sus gemidos eran cada vez más fuertes.

Mierda. ¿Tanto lo estaba disfrutando?

JongIn se inclinó y le mordió suavemente una de sus orejas. Su agradable aroma inundando sus fosas nasales.

¿Era posible calentarse más cuando tu pene ya está completamente duro?

ChanYeol jadeó, frunciendo el puente de su nariz.

Y no lo soportó más. Su deseo, desesperación, llegaron a un nivel en que el auto control no existía.

Retiró sus dedos del interior de JongIn e inmediato el moreno le miró, confundido. ChanYeol no dijo nada, simplemente tomó la base de su propio miembro y comenzó a rozar la cabeza de éste contra la entrada del moreno, quien volvió a estremecerse, dedicándole una sonrisa coqueta y tan putamente sexy, que ChanYeol gruñó. Desesperado y deseoso a más no poder.


—Joder, JongIn, necesito...


Y JongIn le miró con esa sensualidad que le caracterizaba, segundos antes de que dejara caer sus caderas lentamente, lo cual ayudó que el miembro de ChanYeol comenzara a entrar en esa estrecha entrada. Fue... Increíble.

ChanYeol cerró los ojos y soltó un suspiro pesado. La cabeza de su erección ya estaba dentro de su príncipe, y se sentía tan caliente, tan estrecho, que todo su cuerpo tembló. El fuego se adueñó de su cuerpo y él no era capaz de pensar en nada, no comprendía cómo era posible que el placer llegara a tales niveles.

Sus manos se posaron en los glúteos de JongIn a medida de que el príncipe seguía descendiendo; y permanecieron ahí incluso cuando ya todo su miembro estuvo dentro del moreno.

JongIn soltó un suspiro tembloroso, posando las manos sobre el pecho de ChanYeol, quien no se resistó a las ganas de acercarse y robar un suave beso de sus labios.

No pasaron demasiados minutos antes de que JongIn utilizara sus rodillas como soporte para comenzar a subir y bajar sobre el pene de ChanYeol.

Era el puto cielo.

O quizás el infierno.

Era perfecto.

ChanYeol presionó los glúteos del moreno mientras JongIn le montaba. Los gemidos se hicieron más potentes, más graves, haciendo eco en toda la habitación.

El chirrildo de la cama se mazclaba con el choque de sus pieles cada vez que el pene de ChanYeol llegaba hasta el fondo. Mierda.

El cosquilleo se adueñaba de la piel de ChanYeol, posándose en su vientre bajo. La excitación y el desespero lo tenían con la mente nublada. Y sólo podía pensar en JongIn. En lo exquisito que es JongIn. En lo sexy que es JongIn. En lo irresistible que es JongIn.

Todo a su alrededor era fuego puro y no sabía cuánto más se iba a controlar, mucho menos cuando JongIn efectuaba movimientos circulares con su cadera que lo mandaban a la mierda.

JongIn le miró en todo momento, esa mezcla de lujuria y placer en sus facciones parecían descontrolar aún más a ChanYeol, que en un momento ya no supo qué mierda hacía.

Sus manos se apoyaron en los muslos de JongIn mientras lo empujaba hasta la cama y lo dejaba recostado ahí, sin salir de su interior. Quedó arrodillado entre sus piernas y no fue capaz de esperar a que JongIn le diera alguna señal de aprobación, simplemente comenzó a mover sus caderas de adelante hacia atrás, penetrando a JongIn mientras que con sus manos le afirmaba de los muslos para obligarlo a que rodeara sus caderas.


—ChanYeol... Oh. Mierda... Chan... Mh


Y en cierto momento dado, JongIn comenzó a nombrarlo una y otra vez. Los gemidos saliendo descontrolados de sus exquisitos labios hinchados.

ChanYeol se inclinó, apoyando las manos a los costados de la cabeza de JongIn para así poder atacar sus labios en un beso desesperado, dominante, ahora siendo él quien llevaba las riendas del juego.

¿En qué momento pasó todo?

Pero eso no importaba, no ahora.

Las piernas de JongIn se abrazaron a sus caderas, sus bonitas manos llegaron hasta su espalda, apretando y rasguñando seguramente por el desespero y aumento de placer. Aumento de excitación.

Ahora todo movimiento era errático, pero perfecto.

Y ChanYeol movió sus caderas fuertemente, golpeando con brusquedad más allá del punto dulce de JongIn a pesar de que los movimientos eran lentos. Saliendo casi por completo del moreno para volver a arremeter en él. Siempre con fuerza. Sus testículos chocando con los glúteos del príncipe.

Una nube de placer les envolvió, y no pasó mucho rato más hasta que el cuerpo de JongIn sufrió espasmos en el momento exacto en que llegó al orgasmo, corriéndose entre ambos cuerpos mientras altos gemidos desesperados salían de su bonita boca. ChanYeol, por su parte, corriéndose en el interior del príncipe mientras sus labios se pegaban al cuello de JongIn, mordiendo con fuerza para ahogar sus gemidos y calmar los temblores de su cuerpo.

Su mente había estado en blanco y juraría que en ese momento viajó una y mil veces al cielo y al infierno. Todo gracias a JongIn, su amado príncipe. 

Todo esto era perfecto.


—Aún tengo que castigarte por asustarme así, ChanYeol...


JongIn murmuró, soltando una pequeña risa que se le contagió a ChanYeol de inmediato.

Cuidadosamente salió del interior de JongIn y se dejó caer a su lado, respirando aún con dificultad, percatándose del sudor en su cuerpo. Sus brazos envolvieron los hombros de su príncipe, apegándolo a su cuerpo en una necesidad de tenerlo cerca. Siempre.

JongIn no tardó en acurrucarse contra él, enredando sus piernas.

Y aún ChanYeol se sentía sobre una nube.


—Eres mío...


ChanYeol asintió a las palabras del adormilado JongIn. Habían tenido sexo, habían hecho el amor. ¿Podía existir algo mejor?

ChanYeol suspiró, sonriendo y aferrando aún más a JongIn.


—Y tú eres mío.


Pero la única respuesta que tuvo fue un suspiro. JongIn se había dormido.




...




La mujer frunció el ceño cuando entró a la oscura habitación. Un círculo mágico dibujado en el centro, pero no cualquier círculo, sino que uno de invocación demoníaca, que ahora estaba manchado con un extraño líquido rojizo. ¿Y eso?

Los tacones de la mujer resonaron con fuerza en esa habitación mientras se acercaba al lugar. Su expresión de confusión.

Eso tenía que ser una mentira.

Cuando llegó al centro del círculo mágico, se iluminó. La estrella en el centro brillando con intensidad, todo de un fuerte color rojo.

Ahí fue donde JongIn nació...

Los poderes de JongIn estaban aumentando.


—Mi hijo y ese maldito de fuego... 

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