Still into you (My Hero Acade...

By DanyJirou

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Jirou Kyouka es una chica que, a pesar de ser talentosa y mostarse dura con los demás, posee muchas insegurid... More

Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X

Capítulo V

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By DanyJirou

Los días pasaron rápidamente y la extraña cercanía de aquél par de chicos no dejaba de sorprender a los demás alumnos. Por un lado, los chicos se habían atrevido a comentárselo a Denki, en cambio las chicas habían decidido ser más discretas. Todas tenían sospechas, especulaciones y muchísima curiosidad; Mina había planeado con Hagakure preguntarle sutilmente a Kyouka qué estaba ocurriendo entre ella y el rubio, sin embargo, Momo les advirtió que no lo hicieran.

Aún era temprano y las clases no daban inicio, por lo cual dos chicas decidieron conversar en el aula.

– Tsuyu ¿crees que sea buena idea? – preguntó una preocupada Uraraka, jugueteando con sus dedos índices y volteando constantemente a la puerta para asegurarse de que nadie pudiese oírlas.

La chica rana asintió con la cabeza, mientras musitaba un tierno "ribbit".

– Ochako-chan, a la hora del almuerzo tenemos que hacerlo ¿de acuerdo? –

– De acuerdo. –

[...]

La cafetería estaba totalmente llena de alumnos, algunos formados para pedir su comida y otros, permanecían sentados ya con sus platillos en la mesa.

Tsuyu y Uraraka sostenían en sus manos una charola con sus respectivos pedidos para el almuerzo y se abrían paso entre la gente, buscando un sitio lo más alejado posible de sus demás compañeros de clase. Aquello era algo común, a veces comían con Midoriya y los demás, en otras ocasiones preferían tener un tiempo de chicas.

La castaña se detuvo abruptamente para después, salir corriendo hacia la dirección donde se encontraba otra joven.

– ¡Kyouka! – Exclamó Uraraka, llegando a donde la contraria se encontraba.

– ¡Chicas! ¿Qué sucede? – Preguntó una muy confundida Kyouka. Ella igualmente llevaba su comida en una charola.

– Kyouka-chan, es bueno verte. Tenemos que hablar contigo, "ribbit". –

– Uh... Está bien. – Aceptó, siguiendo el paso de las otras dos chicas quienes la guiaban a una mesa vacía que quedaba prácticamente hasta la esquina de la cafetería.

Era la mesa más apartada del lugar. A pesar de que el ruido era inevitable, en ese sitio se podía mantener una charla sin problema alguno. Tsuyu colocó con cuidado su charola sobre la mesa y giró la cabeza a ambos lados para confirmar que tenían el perímetro despejado. Ningún alumno de la clase 1 – A se encontraba cerca. Podían comenzar con la discusión.

– Verás, Kyouka-chan... – Tsuyu tomó asiento a un lado de Uraraka, dejando a la chica de cabellos color púrpura frente a ambas.

– ¿Si? – Tenía un mal presentimiento sobre dicha plática.

– Todas hemos notado lo cerca que has estado de Kaminari-kun últimamente. Queríamos preguntarte qué está sucediendo, pero las demás no querían hacerlo porque temen incomodarte y hacerte enfadar, "ribbit". –

Y ahí fue detonada la bomba. Para bien o para mal, Tsuyu era una chica sumamente directa que siempre decía lo que pensaba sin chistar; poco le importaba la reacción de los demás. Esa lengua de rana era un arma de doble filo, no literalmente.

Las mejillas de Kyouka comenzaron a tomar un color rosado, instintivamente se llevó el dedo índice de la mano derecha hacia su lóbulo del mismo lado para enredarlo delicadamente, manía que había tenido desde mucho tiempo atrás. Las tres se quedaron en silencio.

– Kyouka... ¿Kaminari te gusta? – Interfirió Uraraka.

El tono rosa suave pasó a ser un rojo intenso, totalmente notorio en la pálida piel de la joven interrogada. Dejó caer ambas manos sobre la mesa, levantando un poco los platos que se encontraban en la misma.

– ¡Claro que no! – Sus brazos le temblaban al igual que los labios. Parecía un termómetro a punto de estallar.

– Estás totalmente roja, eso quiere decir que teníamos razón. – Nuevamente el tono neutro de la niña rana hacía presencia.

Kyouka quedó paralizada completamente, relajó sus músculos y se dejó caer sobre su asiento, sin poder deshacerse de aquél estúpido color en su rostro. Frunció el ceño y desvió la mirada, no se atrevía a ver a sus amigas en esas circunstancias tan vergonzosas y patéticas.

Meditó por unos instantes la interrogante. Era verdad que habían pasado mucho tiempo juntos y, en ocasiones, cuando recordaba su rostro le inundaba una extraña sensación en el estómago.

– ¿Estás bien? – Cuestionó Uraraka, con una risita de por medio para aliviar la tensión.

– Kyouka-chan, creo que deberías pensarlo con calma y decirle pronto a Kaminari-kun. –

"¿Decirle qué? Esto es demasiado..."

[...]

Durante el resto del día, Kyouka no pudo sacarse de la cabeza aquella incómoda conversación con dos de sus amigas a la hora del almuerzo.

Las palabras de Uraraka retumbaban en su cabeza constantemente, no podían dejarla tranquila ni un segundo y para empeorar, cada vez que pensaba en ello se ponía totalmente roja. Durante las clases Kaminari intentaba charlar con ella, pero, gracias a la vergüenza que sentía, optaba por terminar tajante la conversación y evitar todo contacto visual o físico con el rubio.

Ya había anochecido y ahí estaba ella, tumbada sobre su cama con los dos lóbulos de sus orejas conectados a su teléfono celular para poder escuchar música y distraerse un momento.

"¿Me gusta? ¿No me gusta? Es un idiota... si, todo un idiota".

Cerró los ojos y por su cabeza pasaron diversas imágenes, todas refiriéndose a Kaminari. Su sonrisa, aquellos berrinches que hacía cuando lo molestaba, la cara de idiota cuando su cerebro hacía corto circuito y la más especial de todas: la imagen que obtuvo Kyouka cuando lo escuchó tocar la guitarra por primera vez. Como si del destino se tratara, justo en el momento en el cual dicha imagen llegó a su cabeza, la reproducción aleatoria de su celular eligió la misma canción de aquella vez.

Abrió los ojos de golpe, sintiendo como su corazón palpitaba cada vez más rápido. No podía evitar recordar la escena, aquellos mechones dorados cayendo sobre su rostro, los acordes perfectamente bien ejecutados y la sutil sonrisa que tenía dibujada en los labios mientras se apoderaba del "escenario".

La letra de la canción era como un puñal directo al corazón y otro al estómago. Por increíble que fuera, aquellas sensaciones incómodas pasaron a ser totalmente reconfortantes. Apretó suavemente sus puños y cerró nuevamente ambos ojos, dejándose llevar por el ritmo de la canción y esos lindos recuerdos que atesoraba en secreto.

– Denki... –

Nunca lo había llamado por su nombre, pero ahí estaba: recostada sobre la cama, con un lindo sonrojo en sus mejillas y diciéndolo en un susurro casi imperceptible, uno que solamente ella y su corazón podían percibir.

[...]

Tal vez esos sentimientos que estaba cultivando poco a poco no eran del todo malos. Nunca antes había sentido atracción o interés por una persona, así que todo era prácticamente nuevo para ella. En un inicio creyó que sería una pésima idea dejarse guiar por lo que sentía, tenía que reprimirlo y evitarlo a toda cosa, pero aparentemente pronto estaría lista para dejar de contener sus emociones.

Volvió a actuar lo más natural posible, hablando con el chico portador de electricidad como solía hacer, pero algo le atormentaba. No se sentía totalmente segura; sabía o comenzaba a creer que sentía atracción por Denki pero ¿él sentía lo mismo por ella? ¿tendría siquiera una oportunidad? Él se fijaba en muchas mujeres y, cuando el curso de héroes había iniciado, Denki intentó ligar con todas las chicas de la clase, desde Hagakure hasta Uraraka. Como era de esperarse, no tuvo éxito con ninguna de ellas, pero a la única que no se acercó con esa intención fue a Kyouka. Ellos comenzaron a interactuar naturalmente y, sin planearlo, terminaron siendo buenos amigos e incluso se acostumbraron a formar un buen equipo durante las prácticas físicas de héroe.

Sentía que no era lo suficientemente atractiva como para llamar la atención de él o de cualquier otro chico; curiosamente el mismo Denki y Mineta se la pasaban comentando que Kyouka no era femenina o que era una chica sin gracia alguna y, aunque ella se mostrara ruda e indiferente, en verdad le dolía. En su cabeza formó una enorme fila de complejos físicos que sufría y cuando veía a sus compañeras, no podía evitar sentir algo de envidia al respecto.

Tenía la motivación para confesarle a Denki lo que estaba sintiendo, pero aquellas inseguridades la detenían de inmediato.

"Si no lo hago pronto, nunca llegaré a nada..."

Era viernes y solo quedaba una hora de clases. Kyouka miraba a Denki de reojo cada vez que podía. Había decidido decirle al terminar las clases ¿por qué? Básicamente lo que quería era desahogar aquél sentimiento y, con algo de suerte, podría ser extrañamente correspondida. Tsuyu le aconsejó que lo hiciera lo antes posible, pues Denki era un chico sumamente lento al momento de entender cosas complicadas (como los sentimientos, propios y ajenos), además gracias a su relación de amistad todo podría ser más sencillo, según le dijeron.

Finalmente llegó la hora. Fue de las últimas en el aula, tomó su maletín con timidez y se dispuso a buscar al rubio, quien ya había salido. Al principio las piernas le pesaban, sus manos sudaban un poco y nuevamente tenía un sonrojo en el rostro, pero como pudo logró bajar las escaleras, decidida, aunque con algo de vergüenza.

Muchos alumnos se encontraban en los pasillos, charlando o haciendo planes para esa misma tarde, cosas típicas de instituto. Finalmente lo vio, a lo lejos; aquél cabello rubio despeinado y rebelde era fácil de detectar, sin mencionar que era más alto que ella. Una sonrisa tímida se hizo presente en sus labios y, obteniendo algo de confianza de quién sabe dónde, tomó su maletín con fuerza y apresuró el paso hacia donde se encontraba Denki, hasta que...

Se detuvo, no solo su paso, también el tiempo y todos a su alrededor parecían congelarse ante dicha escena que presenció. Denki estaba sonriendo, tal como le sonreía a ella, pero ese gesto iba dedicado a otra persona. Estaba con una chica de la clase B, quien le correspondía la sonrisa. ¿Por qué no lo rechazaba como hacían todas las demás? Lucían sumamente alegres ambos, la chica parecía tener una mano vendada y Denki le cargaba gustoso la mochila, mientras ella se sostenía con cuidado de su brazo.

El maletín de Kyouka resbaló de su mano, cayendo de golpe. La sonrisa en sus labios se desvaneció en un instante, mientras observaba a tan solo unos metros de distancia, como aquella parejita se retiraba del edificio entre risas. Su respiración se hacía cada vez más pesada y sentía como la ira, el miedo, la incertidumbre y la tristeza se apoderaban de su cuerpo.

Ya no le importaba levantar su maletín, tampoco le importaba encontrarse con Denki. Lo único que quería era borrar sus recuerdos y fingir que nada de eso había pasado.

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