Lost City. Mi Nueva Vida.

By RachelBarker07

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Después de la derrota de Voldemort la tranquilidad vuelve poco a poco. Hogwarts a quedado destruida y todos h... More

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Invitaciónes

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By RachelBarker07

Capitulo 14. El juicio.

Hermione no volvió a casa. 

Harry le dijo que llamara.a sus padres y les dijera que la había invitado al cine. El pelinegro estaba consciente que esa no era la mejor forma de abordar la situación, pero claramente no podía irse a las preguntas sin más. Quiso darle un tiempo para que organizara sus ideas.

La película que escogieron tenía algo de zombie en el nombre, en realidad no prestaron mucha atención, simplemente compraron un par de boletos e ingresaron en la función.

Hermione siguió llorando, así que el tema de la película al final no importó demasiado.

A media película, la castaña se levantó como si hubiera visto un fantasma y se disculpó para ir al baño.

El número que le llamaba era desconocido, se le hizo extraño, pero conociendo a Malfoy era lógico que pudiera conseguirse otro, después de todo era un Slytherin.

—Hola, Malfoy.

—¿Ya lo recordaste?— la voz del rubio le hizo sentir un escalofrío que le recorrió el cuerpo.

Fuera de la sala, miró en todas direcciones y se arrinconó en el fondo del pasillo. Hablar con el Slytherin se sentía como cometer un crimen.

—Te dije que no siguieras llamando.

—Y yo te dije que no podías impedirmelo. ¿porque no has regresado todavía?

—¿De donde llamas?

—Creí que me habías bloqueado, Adam me prestó su teléfono. ¿Estas llorando?— cuestionó con curiosidad.

Hermione no tenía idea de que decirle, estaba molesta y muy triste, y era obvio que su tono de voz lo demostraba. —Estoy bien, y ya te dije que te alejes de Adam.

—Adam es mi amigo te guste o no, Granger.

—¡Tu amigo! ¡Pues entonces quédate con el!— lo último lo dijo para oir una reacción en el rubio, esperando que se cansara o molestara y la dejara en paz, al menos los suficiente para pensar mejor y dejar de sonar llorosa.

En una parte mínima, tenía que admitir que odiaba a Rosier. Ella acababa de sacrificar su amistad con Ron por él, y el a su vez prefería seguir pegado a Rosier. Ingrato hurón albino, pensó.

—Te extraño.— soltó de pronto Malfoy, dejando petrificada a Hermione y bajandole los niveles de estrés. —Solo vuelve ya, ¿Ok?

No había orden en sus palabras, su voz estaba relajada, casi... suplicante. Le calentaba el corazón oírlo sin todas sus defensas.

Quiso responder que si, que volvería pronto, pero entonces, una mano amplia le arrancó el teléfono de las manos.

Harry comenzó a hablar con él.

—Hola, Malfoy.

—¿Potter?

—Herm se está divirtiendo mucho. No le marques mas.

—¡Pasame a Hermione, Potter! —Harry se quedo impactado de oírlo decir el nombre de pila de su amiga.

Ese día bien podía ser el fin del mundo.

—No, no va a responderte nada.

—¡Potter!

—De hecho, voy a quedarme el teléfono y también a ella. Hace mucho que no la veo, no quiero dejarla ir tan pronto solo porque estás haciendo un berrinche.

—Mira, maldito cuatro ojos, si no me pasas a Granger en este maldito momento entonces....

—¿Que me harás? ¿Si sabes cómo funcionan los celulares, verdad?

—Voy a cazar tu maldito trasero, idiota.

—Para cuando lo logres, Herm y yo estaremos en una playa paradisíaca, bebiendo un Gin and Tonic en tu honor. Aunque puedo ofrecerte una alternativa, si es que en verdad quieres verla.

—No sabía que te dedicabas a los secuestros. El bien no paga igual ¿verdad?

—No podrías pagarme y dudo que lo hagas por alguien que decías odiar.

—Te sorprendería cómo cambian las cosas. Tu pide y yo me encargo de lo que sea que desee tu ensangrentado corazón.

—Bien. Hermione estará conmigo hasta que tú y yo podamos vernos.

—Vaya, sabía que tenía un imán con las mujeres, pero me temo que no eres mi tipo, Potter.

—Deja tu sarcasmo e ironía de lado. ¿Aceptas o no?

—¿Weasley te pidio hacer eso? ¿Quieren caerme los dos encima como los simios que son?

—Solo soy yo. Piénsalo y márcame cuando lo decidas. Hasta luego, Malfoy. —Harry colgó antes de guardarse el teléfono en el bolsillo interior de su Jersey.

—¡Harry!— la bruja se sintió invadida en su privacidad. —¿Que estás haciendo?

—Veo que has dejado de llorar.— señaló con tranquilidad.

—Harry, quiero mi teléfono de vuelta.

—Tranquila, volvamos a la sala, y luego podemos ir a tomar algo, tienes mucho que contarme.

—¿Que demonios fue eso? —Adam se veían impresionado.

—La secuestró.

—Eso me queda muy claro. Ya esperaba que me pidieras ayudarte a conseguir el título de propiedad de la mansión para el rescate.

—¿Puedes hacer eso?

—Oh no, no Malfoy, controlate. Se suponía que solo era una llamada para presionarla a volver. ¿Que pasó? ¿Porque se metió Potter?— Adam parecía más desesperado que el mismo Draco.

—Ella se escuchaba triste. Tal vez ya les contó lo que pasó. Ahora la van a querer apartarla de mi.

—Podria hacerles una visita.— Adam se sintió poderoso, él podía moverse a voluntad de los dos lados. —¿En donde están?

—La choza mugrosa de los Weasley, creo. No estoy seguro, Potter dijo que estaba solo con ella.

—¿Y sabes dónde vive?

—No. Pero no es necesario que vayas a ningún sitio, veré a Potter cara a cara. Será interesante.

—Te amenazará.

—No tengo nada que perder, literalmente.

—¿y si en realidad es un movimiento y mientras te entrevistas con Potter, la obligan a ser la señora Wesley?

—¡Porque no mejor te callas!

Draco estaba nervioso, había una gran posibilidad de que Hermione prefiriera estar con la comadreja. ¿Quien era él después de todo? Nadie.

—¿Estas seguro de que la quieres a tu lado?— Rosier se balanceó en las patas traseras de la silla donde estaba sentado. —Piensa si quieres arruinarle un poco la vida solo para poder estar junto a ella, porque ya sea que logres enamorarla o no, no saldrán limpios de todo esto.

—A nadie debe importarle si tenemos algo o no.

—Importa a muchos, lo descubrirás. No solo se trata de deshacerte de Potter y Weasley, hay personas de tu propio círculo que la van a querer lejos de ti.

—¿Te refieres a mi madre?

—Umm... es una de todos los que vienen a mi mente. Malfoy, si Granger solo te gusta físicamente, es mejor que olvides de esto y la dejes con Weasley.

—No puedo... he estado enamorado de ella desde los doce malditos años y si el mismo ministro me ha puesto dos pisos bajo de ella ¿Se puede considerar una señal, no lo crees?

—Trelawney estaría orgullosa de ti solo por considerarlo.

—Es el destino.— se burló Draco.

—Esta bien, me has convencido. Te ayudaré.

Harry siempre se describía a sí mismo como una persona abierta a las posibilidades, más aún después de haber juzgado mal a Snape.

Cuando su mejor amiga le contó todo lo que había pasado con Malfoy y la conclusión a la que había llegado con respecto al rubio, y sus propios y confusos sentimientos, la trató de apoyar.

—Cualquiera se merece una oportunidad. Incluso el hurón.

—Me da gusto no estar sola en esta decisión, pero Harry, ¿y si estoy haciendo mal?

—Tendras que hacer frente a eso.

—No se para que quieres verlo. No es necesario, se cuidarme. No voy a dejar que sobrepase los límites de nada. Quiero ser su amiga.

—Bueno, no estoy muy seguro de eso. Hermione, rechazaste a Ron por culpa de Malfoy.

—No, no fue así. La manera de pensar de Ronald hizo que yo...

—Lo se.— la interrumpió. —Pero eso pareció. Si has preferido tener una amistad, relación o lo que sea con Malfoy, tienes que dejarme hablar con él antes. Es solo precaución y no porque dude de ti, pero a veces sueles ser demasiado compasiva con personas que no lo merecen y es una excelente cualidad, pero...

—Entiendo. — accedió. —es que no quiero que pelees con él, no tiene varita y es un imbécil. Y como dije, solo quiero ser su amiga.

—Repite eso hasta que lo creas. Vi tu cara cuando habló, y se que mientes.

—¡Harry! —lo pellizco.

—¡Hey, eso dolió!

—Te lo mereces.

—No quiero pensar lo que me voy a merecer cuando te diga que Grimmauld Place ya es oficialmente mío. Hace unos días me lo han entregado.

—¡Cielos Harry eso es genial!

—¿Te quedarías conmigo esta noche? Podríamos tener un maratón de películas o podrías leerme algo de terror. Esa película de zombies me dejó muy interesado.

—Se que lo haces para molestar a Malfoy, pero acepto. Será un poco nostálgico volver ahí después de que fuera la base de la Orden.

—Lo se.

Draco devolvió la llamada a Harry a la mañana siguiente.

No le daba miedo enfrentar a Potter, solo era un pequeño obstáculo en su cambio de vida. Si lograba deshacerse de él, argumentando que Hermione ya era una adulta y podía tomar sus propias decisiones, entonces quitar a Weasley de la jugada resultaría ser aún más sencillo.

—¿Sabes qué hora es?— contesto irritado Harry.

Se había desvelado con la castaña en la biblioteca, viendo películas de terror y comiendo palomitas hasta que quisieron vomitar. Ambos se quedaron dormidos en los sillones.

Hablando lo más bajo que podía, no quería despertar a Hermione, que dormía profundamente.

—¿no tienes reloj?— susurro molesto.

—Tal vez quieras regalarme uno, ya que ahora y para siempre recibirás una pensión por tus heroicas labores.—ironizó el rubio.

—Claro, ya que vives como un muggle, lejos de los exagerados lujos con los que creciste, creo que lo mínimo que puedo hacer es darte un reloj.

—Pero si estoy hablando con San Potter ¡claro que puedes!

—¿alguna otra petición? ¿Tal vez sacar a algún familiar de Azkaban?— A Harry le fastidiaban sus rodeos y podía ser tan venenoso como él.

—No gracias, todo en orden en ese frente. ¿porqué no mejor le dices a tu amiguito que tenga un poco de dignidad y se aleje de Granger? ¿Podrías concederme ese deseo, elegido?

—¿Te sientes amenazado por Ron, Malfoy?

—para nada, solo quiero evitarle problemas.

—Esos ya los causaste.

—¿enserio?, acaso ella se atrevió a decirle lo que pasó ¿le dijo que me beso como jamás lo besara a el?

—Solo de saberlo siento asco... Detente antes de que me vomite en el teléfono.

—Esta bien, no tengo deseos de oírte sacar los jugos de tu estómago.

—Solo dime a qué hora nos vemos y listo

—Doce del día en King's cross.

—Bien.

Harry colgó, miro el reloj de la sala. Apenas eran las 6 AM, aún tenía tiempo de ir a hablar con Ginny y Ron. Se levanto cuidadosamente y dejó una nota a Hermione.

Ver a Ginny no le costó tanto trabajo como esperaba. Cuando llegó a la madriguera, ella ya estaba despierta y en la cocina.

—Psst, psst.

—¿Harry?

—Sal un momento.— desde la ventana le hizo señas.

—¿Porque no entras?

—¿Aun puedo hacerlo?— contestó sorprendido, arrugando la frente por la sorpresa.

—No seas tonto y entra.

Ginny se veía cansada cuando le abrió la puerta. Leves ojeras decoraban su rostro.

—¿Cómo está todo?

—Mal, Ron se puso fatal cuando vio que se habían ido y prácticamente ahora todos lo saben.

—¿Saben? ¿Saben que?

—Lo de Malfoy.

—¡No puede ser!

—ssshhh, aún duermen.

—Lo siento. ¿y cuál fue la postura de todo el mundo?

—No fue negativa o positiva, simplemente lo miraban con pena, más sabiendo que todo el alboroto fue por Draco Malfoy.

—Entiendo, yo aún lo estoy digiriendo. Lamento haberme ido así, pero Hermione no estaba bien y no podía dejarlos seguir y seguir.

—Descuida. — Ginny se acercó a Harry y parándose de puntitas le dió un pequeño beso.

En verdad Harry deseaba mucho formalizar su relación con Ginny, pero hasta que no logrará ser Auror no podría proponerle matrimonio.

—¿Que hacen aquí?

George había entrado sin hacer ruido tomandolos por sorpresa igual que siempre.

—Queria ver cómo estaba todo— Harry apartó a su novia para hablar con el gemelo.

—¿es cierto lo que dijo Ron?— pregunto curioso —¿lo dejó por Malfoy?

—basta George.— pidió su hermanita.

—Esperen, tal vez yo tengo culpa en eso, le dije a Hermione que todos mereciamos ser felices, hasta los malos, y creo que se lo tomó muy enserio.

—Yo también le dije algo similar.— recordó Harry.

—Genial, fastidiamos a Ron— sonrió George, jalandose el cabello.

—Intentaré arreglar esto.— prometió Harry.

—¿Sabes que Malfoy va lastimarla si no hacemos algo, verdad?— sentenció George, cruzándose de brazos.

—Creo que lo sabe, aún así quiere arriesgarse y no podemos hacer nada más que mirar. Lo que sucedió durante nuestra búsqueda de los horrocrux y la batalla en Hogwarts la cambio bastante y... si Malfoy la hace sentir más en control entonces...

—Dile que no estamos molestos.— dijo Ginny. —Que no se preocupe, estamos con ella y con Ron, juntos o separados.

George asintió. Harry le dió un beso en la frente a Ginny y se fue.

Todo salió mejor de lo que esperaba.

A las 09:00 en punto, Draco y su madre ya se encontraban en el ministerio para el juicio de Lucius.

Demasiado incómodos con las miradas de otras familias que estaban ahí para lo mismo.

Ante sus ojos vieron pasar a varios sentenciados que habían compartido comidas y reuniones con ellos en Malfoy Manor.

—Damas y caballeros, ahora estamos ante el caso V-69369, el Wizengamot contra Malfoy Lucius, mortífago confeso y segundo teniente de Voldemort. Se le acusa de torturar y matar a más de treinta magos, brujas y muggles durante por lo menos 18 años seguidos, así cómo de manipular y sobornar a varios Aurores e Inefables dentro del ministerio por órdenes de Lord Voldemort, además de participar y ayudar durante el ataque a Hogwarts.

—Lo mataran— susurro su madre, vestida como en el pasado. Cubriéndose la boca con un pequeño pañuelo y llorando a mares mientras que Draco no movía un solo músculo del rostro, aparentando no sentir nada más que lastima y asco por su progenitor, que se encontraba encerrado en una jaula de metal, con la mirada perdida, sucio y débil.

—¿Cómo se declara el acusado?— preguntó Kingsley

—Culpable— musitó Lucius.

—Señores del Wizengamot, consideramos que el mortífago Lucius Malfoy merece la pena máxima, así que es sentenciado al beso del dementor.

Varias de las personas presentes dieron un suspiro de alivio, era la condena que todos esperaban. Por su parte, Narcissa quiso acercarse a Lucius, pero varios aurores le impidieron el paso, solo llegando a rozarle la punta de los dedos.

—Espere, podrá habla con él en otro lugar.— dijo uno de los Aurores.

Tuvieron que esperar un par de horas cuando por fin los dejaron verlo, los llevaron a un cuarto en la parte baja del ministerio.

—¡Lucius!— Narcissa se abalanzó sobre su esquelético esposo que apenas y pudo abrirle los brazos. —¡oh, mi amor!— la mujer le tomo entre las manos el rostro, besándole las sucias mejillas. —La carta que nos enviaron decía que podríamos verte antes del juicio, pero cuando llegamos nos impidieron el paso. Merlín, creí que no nos dejarían... despedirnos.— la rubia lloraba sin parar.

—Escuchame Cissa, tienes que ser fuerte, desearía que esto acabará conmigo, pero he manchado nuestro apellido y nunca serán amables con ustedes.

—Sin ti no podremos seguir.

—Si podremos— interrumpió Draco, pegado a una de las paredes de la celda, asqueado con la escena de arrepentimiento tardío.

—Hijo— Lucius extendió su mano a su vástago, pero él ni siquiera se movió —Te amo, Draco.

—Seguro— Malfoy se agachó y jalando su camisa dejo al descubierto los puntos de su estómago —me amas demasiado, padre.

—Lo siento tanto— el rubio se agachó con pesar —no hay una fórmula para ser padre o una guía para no lastimar a nuestros hijos, solo hacemos lo que nos enseñaron, hacemos lo que podemos para que sobrevivan a este mundo de porquería. Todo lo que hice fue para protegerlos y sé que tal vez ahora no lo entiendas, pero lo volvería hacer si se que con eso los hago fuertes, si con eso los salvo...

—No nos salvaste de nada porque nada nos perseguía. Las justificaciónes que quieres dar, no sirven. Nos vendiste a Voldemort por miedo. Dejaste que amenazaran con quitarle la vida a mi madre si yo no cumplía un asesinato, solo para salvarte el trasero. Y lo demás, las quemaduras desde que era un niño... bueno, eso ya no tiene caso mencionarlo.

—Perdoname hijo.

—Estas perdonado.— Draco lo miro friamente. —Muere en paz, y espero que a dónde te toque ir, sea el verdadero infierno.

Sin decirle más, Draco salió de ahí, sin mirar atrás, sintiéndose la persona más libre del universo. Ahí estaba su final.

Cuando llegó a la entrada, quiso gritar de emoción, pero fue detenido por alguien que no esperaba ver.

—Malfoy, puedes permitirme un minuto.

—No, no ahora, iré a celebrar.— dijo con una sonrisa en el rostro, y por poco se soltaba a reír frente a su antiguo compañero, Blaise Zabini.

—Solo quería saber si estabas bien, se que te exiliaron, espero sea corto el tiempo que estés lejos de casa. Si necesitas algo, Nott y yo estamos dispuestos a ayudarte.

—Estoy bien, mejor que nunca en toda mi vida.

—No te ves bien. No finjas. Se que lo de tu padre... debe doler.

—Pues no me duele. —dándole unas palmadas en el hombro al moreno, Dracl salió dando brincos del ministerio.

Ya que no podía ir al callejón Knockturn, ni a ningún sitio mágico, terminó entrando en cualquier cantina. Bebió sin parar Whiskey, se baño en él deseando que fuera Whiskey de fuego. Pero ya enfrentaría la resaca. Ahora solo quería estar borracho, tan borracho que no pudiera ponerse a llorar..

Otra herida, pensó, llevándose la mano al pecho. No sabía cuánto más soportaría los golpes que le propinaba la vida.

Mientras bebía, recordaba toda el tiempo comparrido con sus padres. Sintiendo cómo poco a poco su corazón se apagaba, latiendo apenas por el mero impulso de mantenerse vivo.

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