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Capítulo 17. "Confesión"

Harry y Hermione se sentían mentalmente fatigados. Después de la salida abrupta de Malfoy, había tomado té en silencio, y cuando se hizo lo suficiente noche para dormir, transfiguraron el escritorio en una cama. No era tan cómoda como el sofa-cama para visitas, pero Harry no tenía ganas de pasar la noche sólo, la pequeña pecera de la sala hacía un ruidito extraño que no lo dejaría dormir.

—Tal vez Ron le pidió que no respondiera o es la señal, Ottery St. Chapole aún es muy rural, dudó que haya buena señal.

Hermione se reservo algún comentario. Había buena señal, ella lo sabía por las llamadas que se habían realizado ella y Draco, si Ginny no atendía el teléfono que le regaló, todo debía ser por su culpa.

—O la batería portátil se agotó y...

—Harry, te lo dije, debe estar molesta. Tendré que ir y hablar con ella, enfrentar todo lo que le dije a Ron. Sé que si habló con ella y le explicó que no tienes nada que ver en mi decisión...

—No quiero que hagas eso. Creo que los mejor es que no vuelvas a la madriguera en un tiempo, está todo muy fresco y Ron sería capaz de hacer alguna tontería, y yo también, no importa lo que sienta por Ginny o por Ron, no dejaría que te insultaran.

—Harry...

—Si las cosas se salieran de control, sería más difícil recuperar las palabras que digamos, siempre se tiene que tener cuidado con lo que se dice. Los Weasley no son rencorosos, solo hay que darles tiempo a que lo entiendan.

—Esta bien, pero quiero pedirte que te quedes aquí, por lo menos unos días, es muy incómodo vivir en un hotel y no quiero que alquiles un cuarto horrible solo por ser económico.

—No iba hacer eso.

—No me mientas, Harry Potter.

—Se me olvidaba que eras la bruja mas inteligente de tu edad. Está bien me.quedare, te agradezco tu hospitalidad. —Harry le dedicó una amplia sonrisa, aunque le trajo recuerdos tristes de cuando dormían en la tienda en medio del bosque, solos y con temor a ser descubiertos. —aunque creo que mañana escogeré el sofá, no quiero que tus padres se molesten.

—Harry, por Dios, no piensan nada malo. Ellos saben que eres un caballero.

—Tal vez deberían ser un poco más desconfiados. —musitó el joven, dejándose caer sin gracia sobre la cama transfigurada.

—¿Me vas a lastimar?— cuestionó la castaña alzando una ceja.

—No me refería a mi. Malfoy entró a tu casa tan fácilmente que me sorprendió. Llegó aquí sin referencias de dónde se encontraba tu habitación. ¿Debo saber porqué parece tan bien orientado?

—Ha venido antes. Me pidió ayuda con unas cartas para amigos.

—Malfoy no tiene amigos, Herm.

—Pues el dijo que si, ¿ok? Harry, aprecio que me cuides, pero tienes que bajar tu guardia un poco. Malfoy no es un peligro. No tiene varita, no puede usar magia y prácticamente vive de lo que el ministerio le da.

—Que por lo visto es muy poco— analizó —Su apartamento es muy pequeño en comparación con este. Es increíble que no haya perdido la cabeza hasta ahora. Las celdas en Azkaban deben ser más grandes.

—Suenas tan pretencioso.— bufo la chica, buscando su pijama. —Harry, viviste en una alacena durante muchos años.

—Y por eso se que es fácil perder la cabeza. No lo estoy juzgando, ni me estoy burlando de su destino, pero no puedes negar que un poco si lo merece.

Lost City. Mi Nueva Vida.Where stories live. Discover now