28: « Mierda, Justin »
Justin.
Patee el sofá cuando escuche me quede solo, lo patee una y otra vez con furia al darme cuenta de todo lo que había ocurrido, ¡lo que había ocasionado porque soy un idiota! Pero fue inevitable, estaba frustrado, estresado y nervioso con todo.
¡Era el peor día de mi maldito vida!
Me termine derrumbando en el piso y coloque mis manos en mi cabeza. Cerré los ojos y respire, intente que toda esa ira y estrés se fuera de mí, ¡yo no era así! Yo no era tan idiota, pero esta vez lo había sido, se me había pasado la mano con Peyton cuando me prometí a mí mismo que eso jamás sucedería.
—¡Joder, joder, joder!
Podía ahora mismo tírale toda la culpa a Missy, pero él culpable había sido yo.
Ayer que pase la última noche en casa de Missy, ella se ofreció, se ofreció a mí como si fuera comida y tuve que huir de ella, ¡yo jamás pensé que eso sucedería! Me encerré en la habitación y no dormí en toda la noche pensando en si debía fugarme en plena madrugada o esperar al día siguiente.
Fue una situación incómoda y frustrante, no pensé que mi mejor amiga de infancia me haría eso, y todavía peor, ella sabía que yo estaba saliendo con alguien. Por un momento pensé que ella era una mujer decente y buena, pero no, no lo era.
—Mierda, Justin, ¡mierda!
Y para joder el nuevo día, cuando pensé que al fin había podido escapar de ella, me beso a la fuerza, me atrapo e incluso me clavo las uñas en el cuello. Y como soy un idiota, me quede en shock porque yo jamás se cómo reaccionar cuando me presionan. ¡Y lo peor es que Peyton lo vio! Y piensa que le he sido infiel.
—Eres un idiota, Justin —me susurre a mí mismo.
Me tire en el piso por completo a llorar, ¡sí, a llorar! A llorar de frustración por todo, por ser un idiota, por Missy, por alterarme, por perder los nervios, ¡y por ser un maldito cobarde!
Yo no quería decirle todas esas cosas a mi Peyton, y agradezco que me haya abofeteado, pero eso solo provoco más mis nervios... pobre, Peyton.
Estúpidos nervios, estúpida ira, estúpido yo, ¡y estúpido todo!
Peyton jamás me va a perdonar, la he lastimado con mis palabras y piensa que le he sido infiel.
Pero ella se merece una explicación tranquila, necesito decirle toda la verdad y admitir mis errores... ¡¿tan difícil se me resulto hacer eso hace unos maldito minutos?! Ella jamás me va a perdonar... estoy seguro que la he perdido.
No sé qué me ocurrió, yo no soy así, pero ella empezó a gritarme y yo perdí toda la calma, y cuando dijo que nos había visto fue peor, ni siquiera sabía cómo explicarle sin balbucear. Me sentí tan atacado que reaccione a la defensiva sin controlar mi boca, reaccione mal con la persona que no merecía ver todo lo malo de mí.
Yo jamás soy bueno controlándome cuando pierdo los nervios y me altero.
A veces término lastimando a las personas que más quiero cuando estoy enojado y frustrado. Y cuando me doy cuenta, término solo como ahora... me siento tan, tan... ni siquiera tengo palabras. Solo sé que doy un idiota.
—Un error... ella jamás ha sido un error —murmure para mí mismo.
Ella jamás sería un error en mi vida, ni el posible bebé tampoco... ¡no puedo creer que le dijera eso! Soy un imbécil o más. Dios sabe que no mi intensión, todo se descontrolo y termine diciendo lo que salía de mi boca sin procesar, porque no use mi cerebro.
—Eres un cobarde...
Lo era porque jamás defendí ni demostré lo que sentía por Peyton. Ella tenía todo el derecho de decirme eso, yo era un cobarde miedoso. Peyton se merecía que yo la mirara, besara y tomara de la mano en público, y no oculto. Yo estaría orgulloso de que todos me vieran con ella, pero era un cobarde...
Mi mano toco el vidrio de la lámpara, ¿había roto una lámpara? Joder, ¿qué rayos me había ocurrido? Me levante del piso, pero no para limpiar. Solo me marche a mi habitación. Apenas llegue a mi cama, me derribe sobre esta, no quería ni hablar ni escuchar a nadie por ahora.
—Oh, mi Peyton, por favor perdóname.
Ella jamás me va a perdona... sé que ahora mismo debe estar furiosa, debe estar dolida por todo lo que dije y porque piensa que la he engañado, lo primero si es mi culpa y lo segundo... también es mi culpa, pero no tanta culpa.
¡¿De qué estás hablando, Justin?! ¡Todo es tu culpa! Si tan solo me hubiera controlado como el adulto maduro que soy, ¡pero no, tenía que alterarme y enojarme cuando yo era el culpable de todo! Soy un desastre, un horrible desastre que arruina y rompe todo.
Por eso no soy bueno para Peyton, nunca lo fui.
Pero va a tener que escuchar mi verdad, y si ella decide perdonarme, estaré agradecido... y si ella quiere que desaparezca de su vida, lo haré, es lo que me merezco.
Yo quiero a Peyton, la quiero tanto que estoy seguro que cambiaría todas las cosas desde ahora adelante, incluso el decirles a sus hermanos que estábamos juntos... pero ella no se merecía nada de esto. Esta no era una buena forma de crear un inicio.
Escuche mi celular sonar, por unos segundos pensé en no contestar, pero al final lo hice por la insistencia del sonido.
—...Justin —escuche la voz de Missy.
—¡Escúchame bien: no me vuelvas a llamar nunca más en tu vida!
Y corté la llamada, y tuve que contenerme de tirar el teléfono contra la pared así que lo termine tirando contra la cama. Solté un suspiro frustrado y me ahogue contra la almohada.
—Lo arruinaste por completo...
Cerré los ojos en un gruñido cuando me dije esa dolorosa verdad.
Yo me prometí jamás hacer llorar a mi dulce Peyton, pero hace unos minutos rompí esa promesa. Me merecía que ella me golpeara mil veces por todo el daño que le había hecho, y a mí no me importaría, yo seguía arrastrándome para que ella me golpeara solo para conseguir su perdón.
Quería ir donde estaba Peyton ahora mismo, ponerme de rodillas y decirle toda la verdad, de la razón de mi inmaduro comportamiento y que la amaba con locura... ¡sí, la amaba! La amaba con locura... pero creo que ella ya no a mí, soy consciente que he matado su amor.
Soy todo lo que ella me dijo: un idiota, un egoísta y un cobarde.
—Eres un egoísta...
Ella me necesitaba y yo me fui, hui cuando no debí hacerlo. Jamás debí irme y dejarla porque su dolor de tener una familia no solo era mío, también el de ella, y eso es algo que no entendí. Solo pensé en mí, en salvarme yo y dejar que ella se hundiera, ¡esa es la peor decisión que tome! Y ahora la estoy pagando.
¡Joder! Tal vez si no me hubiera ido, ahora mismo todo sería distinto.
Toque mi bardilla y gemí de dolor.
También me merecía el puñetazo que Georgina me había dado, debo admitir que me había dolido, pero espero ella no se haya hecho daño. Y espero en algún momento también me perdone por hacerle tanto daño a su amiga, y por verme en mi peor manera.
Ladee la cabeza hacia los costados cuando empezó la migraña para arruinarme más. Cuando iba a levantarme para ir por unas aspirinas, escuche mi celular sonar nuevamente.
No estaba humor para seguir contestando llamadas, no ahora.
Ahora debía idear una manera de hablar con Peyton, no sé cómo, pero lo haría, no iba a dejar las cosas así, ella no se lo merecía, mi dulce niña no se lo merecía.
Ex dulce niña... jodida conciencia.
Otra vez el teléfono volvió a sonar, pero no el de mi celular, fue el de mi casa. Tuve que contestar a la fuerza, ya comenzaba a irritarme con toda esta situación.
—Justin Bieber habla, ¿quién es...?
—¡Justin! —grito Georgina—. ¡Tienes que...!
—¡Espera! Escucha, Georgina... si ves a Peyton, dile por favor que necesito hablar con ella. Soy un idiota, ¿sabes? ¡Lo soy! Ella tiene toda la razón. Pero necesito que escuche mi verdad y...
—¡No, tú escúchame!
Me quede callado, Geo estaba muy alterada, ¿qué había ocurrido?
—¡Estoy en el hospital, Peyton sufrió un accidente, el auto cayó al río y ella...!
Sentí como toda la sangre se iba a de mi cuerpo al escucharla llorar con fuerza, cuando no pudo continuar para decirme que había ocurrido con Peyton al llegar al hospital. Todos los ruidos de mí alrededor cesaron y procese las palabras en mi mente...
¡Peyton había sufrido un accidente!
Un accidente causado por mi culpa, ella se fue de aquí llorando y... ¡joder, debí detenerla! Y ahora, y ahora no sé si está viva... No escuche más a Georgina, deje todo lo que estaba haciendo y salí corriendo al hospital.
Mi Peyton, ¡joder, no! ¡A mi Peyton no pudo haberle ocurrirle eso! Y todo era mi culpa.
Bueno, ¿eso cambia las cosas...?
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Les dije que había una explicación, aún así, Justin no debió actuar de esa forma. Muchas gracias por seguir leyendo, ¡son las mejores!