Demons (2° y 3° temporada) [...

Por happin3ss

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Las cosas cada vez estaban peor. Estaban en una búsqueda desesperada por sus amigos, al mismo tiempo en que... Más

Un sentimiento nuevo.
Propiedad.
Propuesta.
Lágrimas.
Aumento.
Nacimiento.
Sin retorno.
Demonios dormidos.
Luna de fuego y sangre. (Parte uno)
Luna de fuego y sangre. (Segunda parte)
Luna de fuego y sangre. (Última parte)
Nieve primaveral.
Padre.
Recuerdos de fuego, sangre y lágrimas.
Con la fuerza de mil trescientos gigantes.
Caballero de fuego. (Primera parte)
Caballero de fuego. (Segunda parte)
Buenos momentos.
El rey de las Sombras.
Una explicación.
Demoníaco.
Ataque.
Hermanos de Sangre. (Primera parte)
Hermanos de Sangre. (Segunda parte)
Una nueva víctima.
Guardián de las puertas del Cielo.
Llamas del Infierno. (Primera parte)
Llamas del Infierno. (Segunda parte)
Llamas del infierno. (Parte final)
Sangre de ángeles.
Primer aliento.
Epílogo. ChanKai./El indeciso rey de las tinieblas./

Deseos.

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Por happin3ss

Un golpe certero en su mandíbula le hizo soltar un gruñido, agradeciendo internamente que nada en él se fracturara por la gran intensidad con la que aquel puño llegó a su rostro. Volvió a ponerse en posición, sus puños cerrados frente a su rostro y sus piernas ligeramente abiertas para mantener el equilibrio; el hombre frente a él le imitó, manteniendo una sonrisa altanera a pesar de que uno de sus ojos estaba lo suficientemente golpeado como para no poder abrirlo.

 ChanYeol escupió la sangre que se le estaba acumulando en la boca, una sensación bastante desagradable le invadió.

"Te dije que no podía ser alguien de fuego, sino ya habría usado su poder."

"Quizás es sólo un idiota que nació sin poderes"

"Un Zero más."

"Entonces... ¿Por qué su cabello es rojo?"

Los susurros pocos discretos de los hombres a su alrededor le hicieron sonreír con superioridad. Eso, eso quería que pensaran, por dicha razón ChanYeol no estaba usando su poder a pesar de que cada músculo de su cuerpo dolía como el infierno. Su espalda tenía tres enormes heridas abiertas que sangraban continuamente, luchar contra un licántropo había sido algo bastante difícil. Sus piernas temblaban y el sabor metálico en su boca era constante.

Pero era necesario hacer esto. Completamente necesario.

El hombre rápidamente se acercó a él para volver a golpearlo. ChanYeol dio un paso atrás y se agachó, logrando esquivar el puñetazo que iba directo a su rostro; ChanYeol se aprovechó de la apertura que el hombre dejó para darle un golpe en la boca del estómago. 

El licántropo frente a él dobló su cuerpo, manteniendo una expresión de dolor y seguramente con la respiración bloqueada. Era su oportunidad. Cuadró sus hombros y la adrenalina fue la encargada de darle la fuerza suficiente como para acertar un golpe en la nariz de aquel hombre mitad bestia, golpe que le hizo caer de espalda al suelo completamente desorientado y fuera de lucha.

El polvo que se levantó hizo toser a ChanYeol. Las peleas clandestinas siempre eran en lugares desagradables.

Abucheos y gritos de victoria se mezclaron entre sí, aumentando el dolor de cabeza que tenía ChanYeol. Los hombres a su alrededor agitaban sus brazos y se lograba identificar una que otra disputa entre ellos, aunque nada muy grave, lo típico de desagradables hombres en estado de ebriedad. 

ChanYeol escuchó dos palmadas a lo lejos. Pudo ver como un hombre bajito se habría paso entre el tumulto de apostadores. Vestía una camisa blanca y unos suspensores color amarillo. Su cabello era de color rosa al igual que sus zapatos. La sonrisa traviesa que tenía en su rostro le daba una idea a ChanYeol de que podía ser alguien que trabajara en el antro que permitía esas peleas. 


—¡La pelea ha terminado, caballeros! Les aconsejo que se pasen a tomar un trago al antro antes de ir a sus casas. Oh, y llévense al perdedor de acá. 


Los hombres maldijeron entre dientes, moviéndose todos en dirección a una puerta que daba directamente al local. ChanYeol había aprendido dentro de esas tres semanas que cada antro tenía algo "ilegal" y las peleas solían ser lo típico para ganar dinero. Para obtener información.

ChanYeol se quedó de pie en su lugar, viendo como se llevaban a rastras al licántropo. Algunos hombres con dinero entre sus manos, otros con sus ceños fruncidos y un aura de amargura. El hombre bajito se quedó de pie frente a él, manteniendo aquella divertida sonrisa en sus labios mientras movía una bolsa con monedas de oro.

Una vez que quedaron solos, el hombre se le acercó.


—Ésto es tuyo, muchacho. Te lo ganaste a costa de tu sangre.


El hombre habló, extendiendo la bolsa en su dirección. ChanYeol notó la mirada curiosa que le dio el chico, y por un momento, le recordó a su hermano. Quizás por esos ojos de cachorro y la estatura que tenía. Tomó la bolsa con monedas de oro, guardándola de inmediato en el bolsillo interno de su larga chaqueta negra.

Se creó un silencio incómodo.

ChanYeol miró de un lado a otro, debía salir rápido de ahí si quería lograr encontrarse con un duende ebrio que aceptara cambiar un par de monedas de oro por información. Alguien tenía que saber cosas de Kris o de aquella maldita mujer. Apretó los labios y estaba por hacer una reverencia cuando la mano pequeña del hombre frente a él, se posó en uno de sus hombros, logrando que detuviera todo tipo de acción.

¿Y eso?

ChanYeol arqueó una de sus cejas, encontrándose con los ojos color miel del chico frente a él.


—¿Te puedo ayudar en algo?


Y ciertamente, ChanYeol quedó demasiado confundido con esa pregunta.

Ladeó la cabeza y parpadeó un rápido un par de veces, intentando encontrar la burla en la voz o las expresiones del joven, pero ni rastro de ello. Quizás sí quería ayudarle, aunque dudaba que alguien que al parecer sólo era un fanático de las apuestas pudiese hacerlo.


—Mh... La verdad es que tengo que irme rápido para buscar algún duende que acepte hacer negocios. 


Intentó hablar con la mayor naturalidad posible para que no fuese sospechoso, no debía dejar que se esparcieran rumores sobre él. Tragó en seco, viendo como una ligera sonrisa se dibujaba en los labios del chico.


—¿Buscas a alguien en especial?


Mierda.

ChanYeol dio un paso atrás y le miró con los ojos entrecerrados, su ceño fruncido y su mandíbula apretada. No podía confiar en nada, incluso MinHo se lo dijo. ¿Cómo le estaría yendo al vampiro en el antro que estaba un par de calles más abajo?

Se encogió de hombros, sin decir nada en específico. Un intento vago de parecer despreocupado. 


—Debería advertirte que los duendes no son de fiar. Les gusta engañar a las personas, sobretodo a los que no están acostumbrados a estos mundos tan bajos como tú. Hueles a realeza.


ChanYeol alzó sus cejas con el comentario que soltó el chico, viendo como el joven se acercó a él e hizo el gesto típico que hace un animal cuando te está oliendo. ¿Qué mierda? ChanYeol negó con suavidad.

Él no era de la realeza, sólo era un caballero.

El chico rió con suavidad.


—Aunque claro, estamos las excepciones.


—¿Perdón?


¿Acaso él...?

ChanYeol señaló al chico, completamente boquiabierto.

Ya, sí, era bajo, pero... ¿Un duende? Los duendes se caracterizaban por ser muy feos. Sus orejas eran puntiagudas y tenían largas barbas color blanco. Sus ojos siempre eran de un intenso color negro y sus dientes eran afilados, desprendían un aroma desagradable, como si no se hubiesen bañado en siglos. No, definitivamente él no parecía ser un duende.

ChanYeol negó y soltó una pequeña risa. Le estaba tomando el pelo.

El chico se puso serio, poniéndose las manos en las caderas.


—Tú, siendo un mestizo, deberías ser el menos sorprendido con mi apariencia. ¿No crees? Mh... Por todas las monedas que tienes en tu bolsillo izquierdo, te doy la información que quieras, además de mandarle un regalo a mi viejo amigo Key.


Wow. Wow. Wow. Ésto sí que era una sorpresa.


A ChanYeol no le quedó de otra más que asentir, sacando la pequeña bolsa que tenía en el otro bolsillo interno de su chaqueta. El chico sonrió, tomando aquel objeto entre sus pequeñas manos.


  —Pregunta lo que quieras. Estoy para ayudarte en estos momentos. 


El bajito habló, jugueteando con la bolsa entre sus manos. Su sonrisa amplia y sus cejas alzadas le daban aún más el aire de un pequeño can.  ChanYeol seguía sin ver qué demonios tenía de duende. 


—Por cierto... Mi nombre es JongHyun y soy el dueño de este antro de perdición.



...



—Veo que te dieron una paliza...


La voz cantarina del brujo dejaba en claro su burla, ChanYeol sólo gruñó en respuesta mientras pasaba bajo el marco de aquella puerta para entrar en la pequeña cabaña en la que ahora estaban viviendo. MinHo, tras él, soltó una carcajada.


—El genio se peleó con un licántropo. Aunque ganó buen dinero y buena información también, así que intenta no burlarte demasiado, cariño.


ChanYeol rodó los ojos y se dejó caer en uno de los raídos sofás. Descansó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos, era demasiado agradable la sensación que le producía la mullida superficie, sus músculos se lo agradecían. Apostaría que ya estaba por amanecer, estaba agotado. Soltó un suspiro justo antes de sentir como unas suaves manos le tomaban de las mejillas, siendo sumamente cálidas.

Sus heridas ardieron un poco menos.


—¿Por qué tengo un hermano tan estúpido?


—Hey...


La respuesta de ChanYeol a las palabras de BaekHyun, fue débil. Frunció la nariz, abriendo los ojos y encontrándose con la negra cabellera del bajito. Su hermano le sonrió, teniendo ese brillo juguetón en sus ojos.

Habían pasado tres semanas del ataque en el castillo de los Kim, objetivamente era poco tiempo, pero para ChanYeol se sentían como años, y estaba seguro que para BaekHyun y JongIn era aún peor, pero aún así siempre hacían todo lo posible por sonreír. JongIn...

El moreno debía estar durmiendo, pero algo dentro de él se removió inquieto por no estar velando sus sueños.


—JongIn está durmiendo.


Se enderezó un poco en aquel sofá y vio como el brujo pasaba frente a él con una fuente que contenía un llamativo líquido color celeste. El humo que salía desprendía un aroma cálido. Seguramente era para curarle las heridas a él y MinHo.

ChanYeol arqueó una de sus cejas.


—¿Hoy todos pueden leer mis pensamientos?


—¿Admites que estabas pensando en Nini?


BaekHyun contraatacó soltando una divertida y molestosa risa. ChanYeol se cruzó de brazos sintiéndose algo avergonzado.


—No es difícil saber lo que estás pensando si dices el nombre del príncipe en voz alta. 


MinHo frente a él se encogió de hombros después de hablar. Key estaba sentado al lado del vampiro, pasando un paño húmedo por uno de sus brazos. La forma en que su herida cicatrizaba fue impresionante. Debía acostumbrarse, después de todo el moreno era un vampiro, su recuperación era mil veces más rápida que la propia.

Pero el que pensara en eso no evitó que sus orejas se pusieran rojas con el comentario de su amigo vampiro. Terminando por chasquear la lengua para dar como finalizado el tema.

Los tres chicos a su alrededor rieron.

Nadie sabía cómo ChanYeol atesoraba esos pequeños momentos cálidos dentro de su corazón. 


—Me encontré con JongHyun, tu amigo. Te mandó un regalo que está dentro de mi chaqueta. 


Key guardó silencio cuando ChanYeol volvió a hablar, señalando su destruida chaqueta que estaba tirada a un lado del sofá. Fue como si el brujo alzara sus orejas tal y como hacen los felinos. Aunque eso fue sólo imaginación de ChanYeol.


—¿Quién es JongHyun? Quítate la camisa, ChanYeol, haré mi mayor esfuerzo para que mi amor de hermano alcance para curarte. 


BaekHyun habló tal y como si se tratara de un hermano mayor, causando cierta ternura en ChanYeol que de inmediato obedeció. Soltó un pequeño quejido cuando BaekHyun pasó un paño humedecido con aquel líquido misterioso que el brujo había preparado por sobre sus heridas abiertas.

Ardía demasiado.


—Es un mestizo de duende y licántropo. Me recuerda a ti, Baek, tiene los mismos ojos de cachorro. 


ChanYeol miró de reojo a BaekHyun y soltó una pequeña risa, sintiendo la mirada de MinHo y Key sobre él. Se aclaró la garganta, intentando ignorar el dolor en su espalda.


—En fin, a lo importante. Es el dueño de aquel antro, y me contó que Kris suele frecuentar aquel lugar con dos chicos más, y... siempre hacen reuniones con jefes de distintos clanes dentro de las especies.


ChanYeol apretó los labios cuando terminó de hablar, mirando al brujo en todo momento. El hombre tenía la mirada perdida en un punto desconocido. Sus ojos habían tomado una tonalidad amarilla y sus manos jugueteaban nerviosas con el paño húmedo. La emoción que le transmitió la forma en que MinHo le acarició la nuca al brujo fue... Simplemente alucinante.


—Eso quiere decir que siguen moviéndose para controlar a las especies. ¿Quiénes serán esos chicos? Lo bueno es que aún no intentan buscarlos a ustedes, pero, ¿por cuánto tiempo más?


El brujo parecía hablar para sí mismo, a pesar de que ya había recuperado el brillo en sus ojos.

El silencio se sintió pesado. Recién en ese momento ChanYeol se dio cuenta de que tanto su hermano como el brujo estaban con unas mantas sobre sus hombros, seguramente los habían estado esperado despiertos. La puerta que daba a la habitación de JongIn estaba abierta, la chimenea prendida y la lluvia comenzando a caer. Sentía como la preocupación se instalaba en la boca de su estómago a medida de que BaekHyun envolvía una venda en su torso, cubriendo por completo las heridas en su espalda.

Key suspiró con pesadez. Se notaba agotado. El brujo se sacudió las manos, poniéndose de pie.


—Creo que ya es hora de ir a dormir, mis guapetones.


Todos asintieron.


—Key, MinHo. Gracias por todo.


ChanYeol susurró cuando vio como el brujo y el vampiro estaban por entrar a la habitación que compartían. BaekHyun, desde su posición, asintió, compartiendo el sentimiento con él. ChanYeol sonrió, y ambos chicos le sonrieron en respuesta.


—Ya me agradecerás cuando llegue la hora de pagar mis servicios, guapetón.


El brujo le guiñó un ojo y el vampiro rió.

Definitivamente, ChanYeol adoraba esos momentos agradables en medio de todo el caos silencioso. 



...



Nuevamente estaba en ese lugar.

Avanzó con lentitud mientras sentía como sus botas se pegaban al suelo con cada paso que daba. Suponía que era sangre por el olor metálico que había en el aire y por la tonalidad negruzca algo rojiza que tomaba cada vez que la luz de la luna se dejaba ver entre las nubes. Era un pasillo eterno que no tenía paredes, a su alrededor el bosque quemado y puertas que conducían a la nada entre todos aquellos troncos calcinados.

Una pesadilla de JongIn. Un demonio andaba cerca.

Pero ya no eran pesadillas comunes, más bien eran pesadillas en donde ChanYeol también se veía involucrado, como si se tratara de una dimensión paralela en donde sólo ellos dos y los demonios podían entrar. Donde cada vez que eran atacados, después despertaban con las heridas. 

Aunque lo extraño en todo aquello era que ésta vez, JongIn no estaba con él.

La rapidez de sus pasos aumentó, el resonar de sus botas se hacía cada vez más fuerte. La luna estaba tomando un color carmín preocupante, y JongIn seguía sin aparecer. Se estaba comenzando a desesperar.

Pero aquel pasillo que no tenía final, lo llevó hasta una pequeña puerta de color negro que tenía unos extraños símbolos tallados en ella. O más bien, parecían hechos con fuego.

ChanYeol miró de un lado a otro, ningún demonio lo había atacado, ¿sería porque JongIn no estaba con él? Frunció el ceño y apretó los puños. Sus muelas dolían de lo tensa que tenía su mandíbula.

Un empujón a aquella puerta bastó para que se abriera.

El olor a sangre se hizo más intenso, una habitación escasamente iluminada le dio la bienvenida. Sobre un largo sillón rojo se encontraba sentado JongIn, sus ojos cerrados y su cabeza apoyada en el respaldo.

Parecía dormido.

ChanYeol suspiró con tranquilidad al verlo ahí.

Lo extrañaba.

Y fue tan grande la mezcla de sentimientos dentro de él, que ignoró por completo la forma en que la puerta se cerró a su espalda. ChanYeol simplemente avanzó hacia el moreno, completamente hipnotizado por las líneas de su cuello. Sus piernas estaban medianamente abiertas y se notaba lo fibrosas que eran. De un momento a otro, ChanYeol tuvo unas ganas inmensas de tocarlo y... Mierda. ¿Qué le estaba pasando?

Sintió como un cosquilleo se apoderaba de su vientre bajo. 

Lujuria. Deseo. 

Y siguió avanzando.

ChanYeol se acomodó entre las piernas de JongIn, manteniendo su mirada fija en el moreno. Recorrió lentamente el rostro del príncipe, deleitándose con lo firme que era su mandíbula y lo varonil que era su cuello. Las curvas de sus hombros lo encantaban demasiado, y su boca parecía derretirse con la tentación que le inundaba.

El moreno abrió los ojos y ChanYeol no fue capaz de moverse.

JongIn lentamente acomodó su cabeza, fijando los ojos en ChanYeol, a quien le dedicó una mirada tan penetrante que ChanYeol estaba seguro que sus piernas se sintieron como gelatina. El moreno se relamió los labios, sus ojos más oscuros de lo normal y el brillo en ellos parecía tomar una tonalidad roja, como todo lo que estaba a su alrededor. 


—Ven acá, ChanYeol.


Su voz sonó más grave de lo normal, seductora al punto en que cada rincón de su piel se erizó. ChanYeol juró que podría haber gemido en ese momento.

Sintió como las manos de JongIn se posaban sobre sus caderas y le dirigían hacia el frente. Pero era imposible avanzar más sin chocar con... Oh. JongIn alzó sus cejas y una sonrisa maliciosa se dibujó sobre sus apetitosos labios. ChanYeol tragó en seco y avanzó hasta donde le fue permitido, luego se vio en la obligación de separar sus piernas, poniendo las rodillas sobre el sofá, justo en los costados del cuerpo del moreno, apunto de montarlo. Mierda. ¿Qué clase de posición era esa?

ChanYeol se relamió los labios, manteniendo los ojos fijos en los de JongIn en todo momento, incluso cuando las manos de JongIn bajaron lentamente por los costados de sus piernas, acariciando suavemente sus muslos.

Ésto no era nada sano. 

El cabello del moreno estaba desordenado, y ChanYeol sentía que viéndolo desde ese ángulo, se veía extremadamente guapo. Extremadamente sexy.

JongIn se miró a sí mismo, en dirección a su entrepierna, antes de volver a mirar a ChanYeol. ChanYeol sintió que el calor aumentaba en su rostro y en otras partes también, el hecho de que el príncipe se mordiera el labio inferior y alzara sus cejas le daba a entender lo que quería.

Lentamente, ChanYeol fue bajando en su posición, terminando por quedar sentado sobre el regazo de JongIn. Más bien, su trasero quedó sobre la entrepierna del moreno. Y la verdad, es que no se sorprendió demasiado en sentir la erección del príncipe, porque él estaba en las mismas.

El cuerpo de ChanYeol se estremeció por completo cuando las manos de JongIn pasaron de estar en sus piernas, a moverse por su cuerpo, una de ellas llegó hasta sus glúteos, la otra comenzó a subir por su vientre con suma lentitud, acariciando con la punta de sus dedos hasta que llegó a su cuello. El calor que desprendían su manos hacía que ChanYeol pensara que estaba sin ropa. Aunque no era cierto. 

Uno de sus glúteos fue apretado con tanta fuerza que no pudo reprimir el gemido que se escapó desde lo más profundo de su garganta, una ligera punzada de dolor siendo completamente olvidada por el placer que le provocó. JongIn sonrió con satisfacción.

ChanYeol puso las manos sobre el pecho del moreno, arrugando la camisa entre sus dedos por la desesperación y nerviosismo que viajaban por su torrente sanguíneo. El deseo y la excitación aumentando con cada segundo. 


—JongIn...


Fue un gemido grave. ChanYeol inclinó el cuerpo hacia adelante, acercando su rostro hacia el de JongIn mientra que el príncipe ejercía la fuerza suficiente sobre su trasero como para obligarlo a moverse lentamente de adelante hacia atrás, restregando ambas erecciones en una fricción tan malditamente placentera, que era imposible que su cuerpo no temblara en expectación. ChanYeol se estaba deshaciendo entre las manos del moreno.

Y la ropa ya estaba siendo demasiado molesta.

Su erección dolía y ni siquiera entendía cómo era posible que se hubiese excitado tan rápido. ¿Acaso eso era posible?

Sus labios rozaron con los de JongIn, sus respiraciones se mezclaron y la humedad que se sintió entre ellos fue demasiado como para poder resistirse a no querer besar al príncipe como aquella vez en el castillo.  Fue como si una fuerza mayor estuviera quitando todas las barreras entre ellos, sin siquiera pensar lo que pasaba a su alrededor. 

El brillo rojizo en los ojos del moreno...

Aquello no era la realidad.

Hasta hace unos minutos atrás, ChanYeol había estado buscando a JongIn dentro de aquella pesadilla.  Y apenas ChanYeol se percató de que no estaban en el mundo "real" sino que más bien en esa especie de dimensión paralela, todo pareció desaparecer. Al menos aquel escenario.

Los primeros rayos del sol entraban por la pequeña ventana que estaba cerca de la cabecera de la cama, iluminando el rostro de JongIn, quien tenía una expresión de sorpresa mientras rozaban sus labios, la cercanía se mantenía. Ya no estaban dentro de aquella "pesadilla" pero mantenían sus posiciones. Y ChanYeol creyó que su cordura se iba a ir a la mierda cuando sintió la erección de JongIn rozando con la propia, pero el chasquido de una lengua junto a ellos fue suficiente como para que tragara en seco y tomara el valor suficiente para no continuar con aquel acto.

Aunque le doliera en el alma. 


—Si hubiesen tenido sexo, sus almas serían mías y sería el demonio más poderoso de todos los mundos. Maldición. 


¿Qué mierda?

ChanYeol despegó su mirada de los oscuros y bonitos ojos de JongIn, volteando su cabeza en dirección a la puerta de la habitación. Allí, de pie, había un chico exactamente igual a JongIn, con la diferencia de que unas roídas y enormes alas negras adornaban su espalda. Sus ojos color rojo sangre parecían ser la entrada directa al infierno.

No entendía nada.

El chico les miró, y ChanYeol alternó su mirada entre el JongIn que estaba bajo su cuerpo y el JongIn que estaba parado a un lado de la puerta. El que estaba bajo él tenía la misma expresión de sorpresa, mientras que el que estaba de pie, tenía una expresión de molestia.


—¿Quién mierda eres tú?

La voz de JongIn sonaba rasposa. Quizás el que aún ChanYeol estuviese sobre su erección no ayudaba demasiado. El chico de la puerta los miró, cruzándose de brazos y alzando una de sus cejas.

La sonrisa que les dedicó fue terrorífica.

ChanYeol chasqueó sus dedos y una esfera de fuego salió en dirección de aquel chico. Pero el fuego no alcanzó a tocarlo, sino que creó un círculo a sus pies mientras sus alas eran las que comenzaban a quemarse. Pero a él, ni un pelo le tocó. 

ChanYeol tragó saliva, sintiendo como el pánico se hacía presente.


—¿Yo? Yo soy tu propio demonio, JongIn. Uno de tus propios demonios. La lujuria en carne y hueso, o algo así. 


El demonio con el rostro de JongIn mantuvo su sonrisa, al menos hasta que se esfumó. El olor metálico típico de la sangre llegó repentinamente como en aquella pesadilla, un humo negro ondeó en el lugar donde había estado el demonio. El fuego también desapareció y ninguno de los dos supo cómo reaccionar.

Las cosas cada vez parecían ir peor. 

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