Darse cuenta de lo que estamos sintiendo, es el principio de la empatía, para lograr darse cuenta de lo que siente el otro.
Darse cuenta de que siempre “puedo elegir como sentirme”, es la base para ayudar a otros a elegir sentir el bien.
Cuando ambos compartimos esa percepción, entonces conocemos el BIEN-ESTAR.
Por eso Reiki no se aprende leyendo un libro,
por eso es necesario tomar el tiempo que cada persona lleva en su ritmo de aprendizaje con respeto y consideración.
Unos lo entenderán a la primera meditación, otros llevarán un período aun más largo para darse cuenta
¿porque ocurre así?
pues porque probablemente ellos están buscando en sus códigos instalados esa información, y se quedan pegados como un viejo disco rayado buscando en una misma pista, algo que no está ahí, algo que es nuevo, está naciendo en sus vidas, en sus percepciones.
Hasta tanto se cumple ese proceso, no podemos saltar al nivel siguiente, porque o bien, no lo entenderían como hablarles en otro idioma o bien se sentirían agredidos y ya conocemos cuan fuerte puede se la energía sutil.
Por eso la gratitud es mucho más que decir GRACIAS, es mucho más que un sentimiento,
es mucho más que un pensamiento,
es mucho más que un valor del alma,
es mucho más que un gesto corporal,
es mucho más y es todo eso al mismo tiempo.
No es posible AGRADECER así en mayúsculas aquello que no somos capaces de valorar,
y no podemos valorar aquello que no somos capaces de percibir,
y no podemos percibir cuando estamos cerrados a sentir, experimentar.
Por eso nos tomamos el tiempo para aprender
a mirar, mirando;
a escuchar lo que oímos;
a experimentar con la piel;
a descubrir los sabores
y descifrar los aromas
a escuchar lo que dice nuestro Yo íntimo,
a bailar con cada latido del corazón....
Reiki es vivir en un constante "darnos cuenta" y tal vez es la base del primer precepto: "sólo por hoy... se agradecido".