Seok Jin se encogió un poco en su lugar luego de que uno de sus compañeros se burlara de él. Rutina de todos los días. Siempre recibía burlas tras burlas por su sobrepeso. Y él lo único que hacía era callar todo, como si no le importara los sobrenombres que le habían dado y las más de mil bromas por ser un alfa gordo. Las omegas se le reían al verlo pasar y los betas lo rebajaban a su nivel, sin temor al saber que no se defendería. Como si fuera una especie de fetiche siniestro que los hacía sentirse superiores.
Eran unos idiotas.
Cuando salió de la universidad se sintió aliviado. Quería llegar a casa donde su querida madre lo esperaba para preparar juntos la cena. Ella aprendía de él, ya que estudiaba para ser chef, por lo que solía aconsejar a su madre con diversas cosas. La amorosa señora Kim sonreía ante cada enseñanza y le besaba una de sus regordetas mejillas a su hijo de veintiún años.
Suspiró, intentando recordar si tenía los ingredientes necesarios en su refrigerador para preparar algo de comida internacional, paella era una de las comidas que su madre quería aprender a cocinar y que él ya sabía hacer. Sin embargo, en medio de su caminata ciega, un grupo de alfas que pasaban lo empujaron sin consideración alguna, tirando los libros y carpetas que llevaba en sus manos. Chistó molesto cuando uno de ellos se burló y recién en ese instante se dio cuenta de que estaba en el parque que quedaba a pocas cuadras de su casa. Por poco y lograba llegar a casa sin contratiempos. Pero esa era su mala suerte y era algo que no podía evitar.
Se agachó a recoger las cosas que estaban en el suelo, intentando que los papeles sueltos no se volaran con el viento, eran importantes y no quería perderlos. Secó el sudor de su frente cuando sintió el olor a fresas fuerte de un omega cerca de él, jamás había sentido un olor parecido ni tan intenso como ese, pero no le dio demasiada importancia. Pensó que como el resto se burlaría de él y se preparó mentalmente para sus insultos. Pero a diferencia de lo que se esperaba, el chico se arrodilló frente a él para ayudarlo. Alzó su mirada, el chico era joven, con el cabello negro y un cuerpo delgado muy bonito. Por lo que pudo apreciar había estado corriendo en el parque.
-Son unos brutos ¿verdad?-dijo con una agradable sonrisa, sus dientes delanteros sobresalían como los de un conejo.
-Acostumbro a tratar con alfas así.-se encogió de hombros, recibiendo los últimos papeles antes de levantarse-gracias por tu ayuda.
-Jeon JungKook-se presentó haciendo una reverencia.-tú...eres Kim Seok Jin ¿cierto?-asintió dudoso-somos vecinos, nos acabamos de mudar al vecindario, al lado de tu casa. Tu madre es una señora muy amable, nos regala lindas flores. A mamá le gustan porque dan lindo olor a la sala. Por cierto, según me dijo ella, tienes veintiún años, así que eres mi hyung, yo tengo diecisiete.
-Oh, los recuerdo, se mudaron hace dos semanas al vecindario.-vio al menor asentir con una gran sonrisa, acomodó lo que tenía en sus manos-bien, muchas gracias por ayudarme JungKook, pero ya debo irme.
-¿Puedo acompañarlo, hyung?-se adelantó a preguntar cuando quiso pasar a su lado-justo terminaba mi rutina de ejercicio y volvía a mi casa, mamá siempre prepara limonada para cuando vuelvo de correr.-pasó su brazo por el suyo que sostenía los libros, apretando la sudadera negra.- ¿Quiere quedarse a tomar limonada, hyung? ¡Mamá hace una muy rica! ¡Y también hizo galletas esta mañana!
Seok Jin comenzó a ser arrastrado por el menor, escuchando como parloteaba sin parar de cosas a las que apenas prestaba atención. Su cabeza no dejaba de dar vuelta al asunto, al hecho de que un omega estaba siendo tan agradable y amistoso con él. Así que apenas llegaron a su casa, bueno, mejor dicho a la del omega, se separó de él, disculpándose y diciéndole que no tenía tiempo para quedarse. Se sentía raro tener la atención de un chico además de embriagado por el olor fuerte a fresas, por lo que terminó yendo a su casa, ignorando la mirada del omega.
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JungKook observó al mayor desaparecer, internamente un poco decepcionado porque el chico no aceptó pasar más tiempo a su lado. Pero aun así estaba feliz ¡Había conocido a su pareja destinada esa tarde y era un alfa muy hermoso! Sonrió en grande, recordándolo y sintiendo en su vientre las tan conocidas mariposas, como también el olor a menta que lo había hecho saber que se trataba de su pareja destinada.
Ingresó a su casa, donde su madre lo esperaba con una bandeja con limonada y galletas, el televisor encendido en un canal donde pasaban su novela favorita. Corrió hacia ella, saltando al sillón y quedándose arrodillado mirándola con una inmensa sonrisa demostrándole a la omega toda su felicidad.
-¿Puedo saber la razón por la que mi pequeño parece tan feliz?-preguntó con una sonrisa similar a la suya.
-Mami ¿a que no adivinas?-la omega negó.- ¡encontré a mi pareja destinada!-la mujer se cubrió la boca sorprendida pero luego tomó las manos de su pequeño-¡Es el hijo de los Kim!
-¡¿El guapo alfa y futuro chef?! ¡¿Seok Jin?!-Kook asintió emocionado-¡Oh por Dios! ¡Mis nietos serán tan hermosos!
-¡¿Verdad que sí?! ¡Ay, no puedo esperar a salir con él! Estoy tan emocionado...pero...-en ese momento toda su euforia pareció desaparecer y se puso serio-es un alfa muy lindo, seguro tendrá a tantos omegas interesados en él...-inconscientemente hizo un puchero y se cruzó de brazos-no quiero que me lo roben.
Eun Yeong miró comprensiva a su único hijito. Sabía cómo se estaba sintiendo su bonito Kookie, el miedo de perder a tu alfa era una de las cosas que más temía un omega. Así que acercándose le sonrió maternalmente.
-No te preocupes pequeño, mamá va a enseñarte algunos métodos para conquistar a tu alfa.-la mujer guiñó un ojo.
JungKook sonrió emocionado.
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Min YoonGi se preguntó, en medio del partido, cómo es que un alfa como él, de dieciocho años, podía ser tan delgado y pálido. Cualquiera que lo viera pensaría que era un fantasma. Siempre pensó que al entrar al equipo de basquetbol su musculatura crecería y se vería como sus otros compañeros alfas (salvo las alfas). Lo cierto era que, a pesar de ser el líder del equipo, se veía tan delgado y delicado como un omega, apenas con poco músculo, nada exagerado, pero aun con caderas pequeñas, piernas finas y rostro de niña (según las desagradables amigas de su madre beta, la hermana de su verdadera madre difunta tras su nacimiento).
Sus compañeros lo valoraban, ninguno lo molestaba con respecto a su físico, pero a YoonGi no le agradaba cómo era. Tal vez nadie lo insultaba (cuando uno lo intentó terminó por bajarle tres dientes de un golpe), pero lo cierto era que ningún omega se fijaba en él. La mayoría chillaban al verlo pasar, siempre vestía con ropa negra, casi de matón. Sin embargo cuando debían elegir, preferían a los alfas grandes, esos que parecían sacados de las revistas y los cuales podrían envolverlos con sus fibrosos brazos. Lo único que apenas podían envolver los suyos era un poste de luz y de los finos.
Saltó y arrojó el balón, encestando en los últimos segundos. El grito del público le dio a entender que habían ganado el juego. Sus compañeros corrieron hacia él y lo abrazaron con fuerza, elevándolo y exclamando su nombre. Al volver al suelo Lisa, una alfa con la que compartía clases y equipo, lo abrazó emocionada. Ambos sudados por el partido y sonrojados por el esfuerzo que conllevó haber ganado. Entre medio de los gritos, el olor a sudor y los olores naturales de cada alfa, YoonGi pudo reconocer uno intenso a durazno que nubló su mente. Era uno que sobresalía de todos, sin importar que estuvieran amontonados y él casi en el medio. Ni siquiera el olor a piña de Lisa era tan fuerte como ese de durazno. Se preguntó, mientras salía de la multitud, quién era el dueño de dicho aroma que lo hacía respirar agitado y tener casi una taquicardia. No era tonto, había leído y estaba lo suficientemente informado que cuando un alfa u omega detectan un aroma intenso por sobre el resto, sólo significaba una cosa: pareja destinada.
-¡Chaenie, no corras!-escuchó una voz chillona de hombre acercándose, luego a Lisa empujarlo para salir también.
-¡Bonita!-exclamó la alfa, recibiendo con entusiasmo a una omega de cabello negro y grandes mejillas que sonreía encantada, chica con quien ya la había visto en algunas ocasiones.
Detrás de ambas pudo ver al omega que había gritado, trotando hacia donde estaban, el chico también tenía mejillas abultadas, aunque labios gruesos, ojos dulces y un cuerpo de infarto. El chico se le acercó al verlo con una sonrisa, YoonGi quiso morirse al reconocer que el olor a durazno provenía de él.
-Siempre son así, Chae Young se comporta como una niña de ocho años cuando está con Lisa, cuando en realidad tiene quince.-el omega rio, pero el alfa no pudo hacerlo aun impactado por ver a su pareja destinada.-Por cierto, que mala educación la mía. Soy Park JiMin, hermano mayor de Chae.
-Min YoonGi, amigo de Lisa.-se presentó algo aturdido ¿el chico sabría ya que él era su pareja destinada?-nunca te había visto por aquí.
-Oh, es que no estudio aquí, yo sólo vine para acompañar a Chaenie en el tiempo que me lo permite la universidad.
-¿Universidad?-preguntó sin creerse que ese chico fuera mayor que él, tenía un rostro de bebé muy delicado, no podía tener más años que él.
-Sí, tengo veinte años, este es mi segundo año en danza.-comentó orgulloso, sonriendo tan radiante que sus ojos se hicieron dos finas líneas.
YoonGi se quedó perdido en esa sonrisa tan hermosa, pensando cómo podía ser posible que un omega fuera tan perfecto como ese chico. Se hubiera quedado idiotizado mirándolo por más tiempo, de no ser porque Lisa gritó algo que no entendió, entonces vio su oportunidad de huir de ellos, alejándose del bonito chico y del intenso olor a durazno que delataba que se trataba de su pareja destinada.
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JiMin vio irse al alfa cuyo aroma a eucalipto lo había ayudado a saber que se trataba de su pareja destinada. Bien, admitía que no fue tras su hermana para detenerla de ir con Lisa, por lo general la dejaba ser, pero en cuanto reconoció a la persona a la que pertenecía ese intenso y agradable olor, no lo pensó dos veces y trotó hacia ella como una tonta excusa para verlo. Aunque se había quedado sin ellas para detener a Min YoonGi.
-Lisa ¿ese chico es tu amigo?-preguntó de manera casual, viendo a la alfa sostener a su hermanita de la cintura y a esta algo incómoda por ese agarre, a pesar de que le gustara que ella la tomara de esa manera. Se preguntaba cuándo reconocería que era su pareja destinada.
-Oh, ¿YoonGi? Sí, compartimos clases y el amor por el basquetbol.-comentaba sonriente-es el líder del equipo.
-Ya veo.-dirigió su vista a Chae, quien no dejaba de sonreírle a la chica (en parte falsamente), restregando su mejilla en el hombro de la mayor, estaba seguro que planeaba dejar su olor a rosas para que se mezclara con el de piña-Chaenie, hay que irnos, mamá se molestará si no llegamos a tiempo para cenar.
-Buu-la omega hizo un puchero pero aun así se separó de Lisa-unnie, ¿nos vemos mañana?
-Por supuesto, bonita.-inclinándose depositó un suave beso en la frente de la menor antes de girar a ver a JiMin-cuídala, tengan cuidado en el camino.
-Tranquila, siempre la cuido.-Chae Young rápidamente lo abrazó de la cintura-bien, nos vamos, adiós Lisa.
-Adiós oppa.-JiMin giró con su hermanita para dirigirse a la salida, viendo por última vez a la alfa que agitaba el brazo emocionada.
Se preguntó qué tan raro sería volver al colegio de su hermana, sin ninguna excusa, para volver a ver a Min YoonGi.
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HoSeok había lidiado toda la vida con las bromas con respecto a su rostro alargado, parecido al de un caballo, y con respecto a su torpeza natural. Pudo seguir con su vida, ignorando los malos comentarios que decían que nadie lo querría de omega por ser tan feo y torpe, ningún alfa buscaba a alguien así para tener a su lado. Aunque no lo dijera, pensaba lo mismo que ellos, pero hacía un gran esfuerzo por no demostrarlo y seguir adelante, soñando con que algún día su príncipe azul llegaría a rescatarlo. Y cuando lo hiciera quizás se asustaría al verlo. Sí, era lo más probable.
Tomó su maletín, después de meses logró conseguir ser profesor en una de las escuelas más prestigiosas de Seúl. No era como si las otras escuelas fueran malas, pero esta era mucho mejor, con mejor paga sobre todo. Se sintió orgulloso, según la directora, era uno de los profesores más jóvenes que la escuela tenía. Por lo general solían aceptar profesores con más de treinta años de edad, pero gracias a las recomendaciones y sus notas, lo aceptaron con tan sólo veinticinco años. Su papá omega, Chung Hee, había gritado (más bien, chillado) al saber que su hijo trabajaría en un lugar de suma importancia. Dong Yul, su padre alfa, había dicho que no podía esperarse menos de un hijo tan talentoso como el que tenía. A los dos se les había inflado el pecho de orgullo cuando les dio la noticia.
Suspiró, tenía que ir a tomar el tren para llegar a tiempo. Así que asegurando su maletín salió disparado a la estación, llegando a tiempo y agradeciendo no haber sufrido ningún contratiempo como ya era la costumbre.
Terminó llegando a la hora acordada, la directora le sonrió feliz al verlo y se encargó de llevarlo al salón donde impartiría sus clases de literatura. La mujer se aseguró de decirle todo lo que debía saber y si necesitaba algo que recurriera a ella. Asintió en todo antes de que ingresaran al salón. Todos los alumnos permanecieron callados mientras la alfa lo presentaba, no supo cómo reaccionaban ya que se quedó mirando el piso como si fuera interesante, o quizás era porque temía recibir algún tipo de comentario despectivo por su rostro.
Al terminar, la directora lo dejó solo, era momento de que comenzara la clase así que depositó su maletín en el escritorio para abrirlo. Pero en ese momento su torpeza actuó haciendo que los papeles terminaran en el suelo y el maletín junto a ellos. Se mordió el labio, agachándose para recoger todo y entre medio de su trabajo pudo escuchar a uno de los alumnos decir algo con respecto a su torpeza, burlándose de él. Reprimió el dolor en su pecho, sólo era un comentario sin importancia, aunque fuera cierto.
No pudo pensar demasiado porque casi segundos después del comentario, se escuchó un grito y una queja. Levantó la mirada, viendo a uno de los chicos sobarse la cabeza y a otro de pie a su lado mirándolo con enojo. Dejó lo que hacía y se acercó a ambos, sorprendiéndose del olor intenso a vainilla que desprendía el alfa de pie.
-¿Por qué golpeaste a tu compañero?-preguntó con voz severa, el alfa volteó a verlo suavizando su mirada, su aroma inundándolo por completo, haciendo latir su corazón y dándole a entender que ese chico de dieciséis años era su pareja destinada. Pensó que al destino le gustaba burlarse de él ¿en serio un chiquillo, su alumno, era su pareja destinada?
-Él dijo algo malo de usted, profesor.-contestó, su voz grave era cautivadora, aunque a HoSeok lo sorprendió que lo hubiera defendido de tan sólo un comentario murmurado.
Observó al chico al que habían golpeado y al alfa parado frente a él, pasándolo por unos pocos centímetros de altura ¿Por qué los alfas de hoy en día eran tan altos? Suspiró.
-Por hoy lo dejaré pasar, pero no quiero que se vuelva a repetir algo similar ¿entendido?-ambos asintieron y el chico se fue a su lugar-por cierto ¿Cuál es tu nombre?
-Soy Kim TaeHyung, profesor Jung.-hizo una reverencia.
-Bien, Kim, no vuelva a hacer nada parecido.-el alfa asintió y entonces volvió a recoger sus papeles para empezar con la clase.
🌺Acomplejados🌺
TaeHyung suspiró, mirando a través de la ventana mientras escuchaba a JiSoo relatarle una nueva dieta que tenía planeada hacer. Hacía tiempo le había dicho que no necesitaba ninguna pero ella jamás lo escuchaba. Así que se quedó pensando, viendo el cielo y esperando que ese día el nuevo profesor no fuera tan aburrido como el anterior. Gracias al señor Lee había odiado la literatura. Escuchó la puerta abrirse y volteó, esperando ver al nuevo profesor que su madre Hye, la directora, había contratado para impartir las clases de literatura. Sin embargo el olor a margaritas y girasoles lo azotó de repente, su pecho sintiendo los latidos incesantes de su corazón, su alfa interior diciéndole: Encontramos a nuestro omega.
Ignoró por completo las palabras de su madre, la presentación y hasta los sonidos de sus compañeros. Lo único en lo que podía concentrarse era en el nuevo profesor Jung HoSeok (lo único que había oído de su madre), en lo tierno que se veía observando el suelo y lo hermoso que era. ¿Acaso había hecho algo bien en su anterior vida como para que le enviaran un ángel como omega? ¡Por Dios! Es que comenzaba a pensar que había salvado el mundo en sus vidas pasadas como para que lo recompensaran con tan dulce presencia. Se sentía dichoso, afortunado.
Cuando al omega se le cayeron los papeles se levantó dispuesto a ayudarlo, se le había hecho tierna la forma en que había terminado todo en el suelo. Pero en cuanto pasó por al lado de uno de sus compañeros, pudo oírlo decir:
-El nuevo profesor es un torpe inútil.-seguido de una risa.
Sin pensarlo le dio un golpe fuerte en la cabeza, en especial cuando sintió en el olor de su omega un pequeño atisbo de tristeza. Supo que lo había escuchado, así que actuó.
No le importó que, de cierta manera, su omega lo hubiera regañado. Lo único que tenía en mente era que debía averiguar más sobre él y... ¿Quién mejor que su madre, la directora Kim Hye, para ayudarlo en eso?
Bien, no pensaba traer el capitulo hoy peeeero quiero usar el fin de semana para adelantar Sonríe ٩(๑❛ᴗ❛๑)۶✩︎⡱ asi que les dejo el primer capítulo de este y de Virgen y Embarazado n.n
Por si no quedo claro el tema de la edad:
Seok Jin: 21 años
JungKook:17 años
YoonGi: 18 años
JiMin: 20 años
TaeHyung: 16 años
HoSeok: 25 años
La estructura de cada capitulo es como este, asi que se verá la perspectiva de los seis personaje en cada capitulo n.n espero que les guste!
Nos vemos! Besos💋💋💋