¡Ya estamos de vuelta!
Me alegra que sigas aquí para saber cómo continúa esta increíble historia, ¡te prometo que no te aburrirás!
No te entretengo más, ¡Disfrútalo!
Cincuenta años atrás, una tropa de humanos llegó a nuestra tierra. Eran amigables, un poco tontos, pero muy curiosos y educados. Nos entendíamos perfectamente, y nuestros líderes conversaban sobre el futuro en que Exadia y la Tierra tuvieran rutas de comercio.
Todo pintaba muy bien, hasta que un hombre llenó de maldad, el magno ejemplo de la corrupción de los mortales: el hermano del líder de los astronautas, un imponente soldado rubio y de mirada recia, Bruce Goldwin; se puso a cargo de un pequeño grupo de los doscientos miembros del crucero estelar. Abandonaron a los otros acá, llevándose con ellos la nave en la que los humanos llegaron una vez, y cuando retornaron, todo se llenó de oscuridad.
Nunca supimos qué blasfemias dijo aquel malvado ante sus compañeros en la Tierra, solo sabemos que en su retorno, ninguno de ellos nos consideraba como hombres o mujeres...ni siquiera como seres vivos.
El hermano de Bruce, Chuck, murió lado a lado con el Rey de la Undécima Estrella, y Bruce enloqueció culpándonos de la muerte de su fraterno, a quien matara con sus propias manos y un puñal.
El único factor que pudo, en ese mismo año, expulsar a los corruptos humanos de nuestra tierra, fue la presencia de los Diez Guardianes, los dignos sucesores del Rey.
Guiados por los diez elementos: Fuego, Metal, Tierra, Planta, Agua, Hielo, Viento, Rayo, Luz y Sombra; usaron sus imparables poderes para combatir las destructivas máquinas de los mortales.
Sin embargo, solo un empate fue logrado, y durante cinco décadas ambos bandos se retiraron a fortalecerse, mas el tercio de nuestro mundo que cayó en manos de los mortales sigue de su lado, sigue corrompiéndose cada vez más de la oscuridad de sus almas.
El descendiente del segundo guardián, fue elegido entre los humanos que no se rindieron a las tinieblas. Un joven mortal, que heredó el poder de la magia, para domar todo metal ante sus manos.
Y aunque hoy todos los demás descendientes, de los diez guardianes hoy fallecidos, sean de nuestro mundo y raza, ese joven humano no ha sido igualado por guerrero alguno jamás.
Si un humano pudo aguantar la responsabilidad...Creo que tú también puedes, Katherine.
-...Sabía que esa era la conclusión de tu historia, abuela. ¿Por qué persistes tanto con enrolarme en semejante barbarie? Sabes que no me interesa la guerra.
La bella jovencita, vistiendo un kimono -o tal vez se llamara "yukata", en el idioma de quien les enseñó a confeccionar tales prendas- de un rojo intenso adornado en flores doradas; se levantó del suelo indignada.
La señora, ni arrugada ni vieja en ningún motivo, de naturaleza "zorruna" como su nieta, no tenía nada que envidiarle a esta en aspecto: sus quinientos tres años de edad, solo le habían hecho más sabia, jamás anciana.
Esta también se levantó, insistiendo con voz serena.
-El templo lo dictó así, querida. Fue además, la voluntad de tu padre que tú le sucedieras...Tienes la habilidad, el talento y el poder...Solo necesitas la determinación.
-...No deseo convertirme en la Cuarta Guardiana, abuela. Y dudo que puedas forzarme a hacerlo.
-Jamás haría una cosa así: me insultas con semejante acusación.
-Pues mis disculpas, sin embargo, ya hace mucho que aclaré mi decisión. Jamás volveré a sostener una espada...No aunque mil templarios lo dicten, no aunque fuera la voluntad de mi padre y todos mis ancestros.
La puerta de papel y madera se cerró tras la esbelta, pero más que ello enojada silueta, y la señora descendió la vista frustrada. Cortó la etiqueta un poco al encontrarse sola, y comentó:
-...Eres...Un verdadero dolor de cabeza, hija mía.
⭐⭐⭐
Barriendo la nieve una mañana como todas las demás: era una sirvienta, aunque casi también una Dama en la casa de una noble princesa y sus familiares. Siendo una íntima amiga de la misma, el trabajo y la residencia en el palacio, fueron lo más que pudieron ofrecerle a la huérfana Aluna Whitehaze, cuando perdió a sus padres en la guerra a unos tempranos once años -112 años humanos-, y quedó desamparada en las calles.
Esa historia ya hoy no tenía efecto en ella, sonreía, Aluna sonreía y casi bailaba mientras usaba su magia de agua para disolver la nieve y regar con ella las plantas del interior, que no soportaban tan bien el frío como los arbustos del exterior.
Cuando repasaba los alrededores de la residencia -una mansión moderna, aunque al estilo imperial japonés-, pronto encontró algo que no fue capaz de disolver. Cerca de los límites con el bosque, al principio creyó que se trataba de un tronco caído, pero al acercarse...
-...Jamás había visto un árbol plateado...
Se acercó, y tiró de la curiosa materia para descubrir las finas, tersas fibras que se dejaron curvar fácilmente por sus manos.
Fue entonces que distinguió el cuerpo de un hombre desmayado en la nieve.
Y el grito que pegó se escuchó al otro lado del mundo.
⭐⭐⭐
El cocinero, un jovencito pelirrojo que vestía como un camarero -de un restaurante de comidas rápidas-, pasó ayudado por uno de los mayordomos dentro de la mansión, hasta cruzarse con la princesa, quien no pudo sino extrañarse al verles cargando-más bien arrastrando-entre los dos a una persona cubierta casi completamente en un manto blanco.
- ¿Qué...?-fue su primera impresión, y se apresuró a preguntar, una vez estuvieron los dos (o tres) frente a ella-.... ¿Qué significa esto? ¿Uno de los amigos de mi hermano se pasó de copas otra vez?
-Como no se haya tragado seis galones de vodka, no sé cómo seguiría vivo...-comentó el cocinerito, caminando hacia una esquina junto con el otro. Lentamente, le dejaron sobre uno de los banquillos del jardín, y el rostro más o menos pacífico demostró que estaba roncando como si nada-...Este tío...Estaba así, pasmado en medio de la nevada de afuera. Sin nada encima.
-...Y no parece ser un elemental de hielo...-comentó un señor más o menos viejo, vestido de negro hasta el cuello, el jefe de mayordomos. El jovencito con el mismo uniforme saludó educadamente, y este respondió con una sonrisa-...Ni ninguna criatura que me suene: ha pasado mucho desde que vi algo con alas negras que no fuera un cuervo.
La princesa Katherine se lo pensó un segundo, y se esforzó en tragarse la rabieta de antes. Se acercó ligeramente al vagabundo semidesnudo, y sintió por un instante una presencia... Extremadamente aterradora.
Un escalofrío recorrió su espalda, y retrocedió con un sorprendente rostro de miedo, todos tuvieron que parpadear un par de veces antes de entender.
Ella sacudió la cabeza, y recuperó su compostura tras unos segundos.
-...Déjenlo en una habitación y díganle a Aluna que se encargue de él...Avísenme cuando despierte, tengo unas cuantas cosas que preguntarle.
Todos sus súbditos asintieron, obedientes. Al final de su mandona actitud, Katherine sonrió dulcemente y les deseó un buen día, y enseguida se marcharon, el jefe mayordomo, muy cómodo, y el cocinero y su amigo con un fuerte entumecimiento en la columna.
Ella, ajustándose el lazo del yukata, y apartando un mechón de sus hermosos cabellos escarlata, los vio desaparecer en un giro de los pasillos, y observó al techo de vidrio del cristal, observando el lento comienzo del amanecer, con una luna aún visible en el centro del cielo.
-... ¿Él podría ser...?
⭐⭐⭐
La quinta espada demoníaca, Death Razor. Un arma imparable que no se deja blandir, es ella quien blande a su usuario si es indigno, es ella quien escoge qué cortar y qué dejar vivir. El corazón de la persona decide, los ojos ven el mal y el bien y nada más, y una vez la funda es liberada, nada puede detener al espadachín, ni siquiera la muerte, hasta que aquello que se considera malvado desaparezca por completo.
El poder era increíble: todo era posible y cualquier batalla podía ser ganada, mientras el samurái pudiera escoger correctamente a sus adversarios.
Pero un día, el espadachín negro y rojo cometería un error...
Y todo se sumiría en la oscuridad.
⭐⭐⭐
En ese instante, pude sentirlo. El verdadero precio de un poder absoluto...Era la personalidad oculta -ahora inactiva- que los humanos habían creado para controlarme, para usar este cuerpo como un arma.
Podía verle. Era un verdadero ángel de la muerte. Su cabello era negro y largo, sus ojos rojos como el fuego y su mirada... excesivamente triste.
Una melancolía infinita emergía de su silueta. El pecho desnudo, marcado en todas formas con apocalípticas manchas, los harapos de los oscuros pantalones, y las enormes alas negras, mancilladas de cenizas y sangre.
El escenario donde reposaba, un pico sobre el mar ennegrecido por la noche y la tormenta. Nubes grises arremolinándose en el cielo. Y él miraba, de pie, como si fuera a llorar, a ese cielo oscuro.
De repente se volteó hacia mí, tomé forma en esta impresionante pesadilla. Me observó de arriba a abajo, y aunque sus ojos solo mostraron ese brillo, por un instante pensé que iba a sonreír.
-...Tú y yo...Estamos condenados al mismo destino, ¿verdad?
Me sentí extrañado. Caminé hacia él, sobre el árido suelo de roca.
- ¿Qué quieres decir?
-...Tú...Joshua Starlight, eres una persona inocente. Alguien sin experiencia en nada...No, alguien que perdió veinte años de su vida...Ni toda la información del universo puede cambiarte. Tus ojos son los de un niño de cinco años, adolorido, triste, sumido en una cólera imparable. Y eres tan necio de convertir ese deseo de venganza en el único motivo de tu existencia.
Miré al suelo, y al cielo. Tenía razón. No podía enorgullecerme de eso, pero no lamentaba mi decisión, en absoluto. Avancé y aclaré esa opinión: mi resolución, era única e interminable.
-...Esa determinación... Algún día te llevará a una decisión. Tendrás que decidir entre dos mentiras...Y elegir creer la que más se asemeje a tu realidad...Todo lo que sabes y sabrás... Será puesto a prueba.
-... ¿Cómo sabes algo así?
Él observó una vez más el cielo, suspiró, y contestó.
-Lo sé porque ambos somos uno. Porque tu destino es el mío, porque el castigo de mis pecados es acompañarte en el oscuro camino que te aguarda...Por una historia que jamás ansiarías escuchar, nosotros somos muy similares. Somos aquello que cambia el mundo, aquello que sostiene el vértice del universo en una decisión de sí o no...Y tú eres la base de esa decisión, y yo soy lo que queda de quien escogió la respuesta equivocada, yo soy quien no pudo aceptar el dolor de la verdad y eligió la sangrienta felicidad de la mentira, que se tornó en verdad y esa otra verdad se convirtió en una mentira.
Un profundo silencio se produjo mientras intentaba procesar ese discurso, que había sido pronunciado a la velocidad de la luz...Y fallé.
-...Espera, ¿puedes volver a repetirlo? Creo que me he quedado a medias.
Al ver mi rostro, supongo, rió. Soltó una carcajada, rayos cayeron del cielo y se fundieron en los mares, le hizo tanta gracia que se acercó y me puso una mano en el hombro, sonriendo.
-...Nada, Joshua. Quizás tu propia ignorancia, sea la llave que te guíe a la libertad. Pero hasta ese momento donde todo penda de un hilo...Será un placer trabajar juntos...Joven ángel de la oscuridad.
¡Wow! ¡La trama profunda y oscura de Shooting Star Chronicles está saliendo a brillar!
¿Cuál es la verdadera identidad del Ángel de la Muerte?
¿Qué pasó con la espada demoníaca Death Razor?
¿Qué fue lo que sintió la Princesa Katherine cuando se acercó a Joshua?
Si quieres saber las respuestas, ¡sigue leyendo! Una aventura de ensueño, con coloridos personajes, temibles enemigos e hilarantes chistes e idioteces, ¡está apunto de comenzar!
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PikachuZX, ¡cambio y fuera!