7 - La Sirvienta Tímida y el Período de Celo

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¡Hola a todos! ¡Bienvenidos a un nuevo capítulo!
Personalmente creo que este episodio es uno de los más divertidos e interesantes que he escrito, ¡así que espero que te guste!
No te entretengo más, ¡Disfrútalo!

Emilia Gemstone, era una de las muchas sirvientas que trabajaban en la majestuosa Mansión Redrose. Pero secretamente, ella también pertenecía al cuerpo de soldados de élite contratados por el mismísimo Rey para proteger a su madre y a su hija.

A los ojos de todos, Emilia era una chica preciosa, dotada de una linda melena rubia hasta los hombros y unos brillosos ojos azules. Su figura era muy esbelta y sus rasgos estaban bastante sobre el promedio, dándole una apariencia refinada y muy agradable a la vista.

Este tipo de características, sumadas a su personalidad diligente y silenciosa, la hacían perfecta para su trabajo de guardaespaldas encubierta. Al contrario que otras personas en su división, como el cocinero salvaje Edward o la asustadiza sirvienta Aluna, ella se tomaba su trabajo muy, muy seriamente...

Así que tenía un conflicto interno sobre la situación actual, en el cual su orgullo y su deber se batían juntos con fiereza. ¿Por qué ella tenía que ir a despertar al guardaespaldas personal de la princesa? No sólo eso, ¿por qué necesitaban más soldados en la mansión? El 60% de los empleados habían recibido entrenamiento militar, y en conjunto con la unidad de élite podían alcanzar el poder de fuego de un pequeño ejército.

Además, ¿por qué ese idiota no podía levantarse solo? Eso pensaba Emilia de todo corazón, mas ahora mismo, tenía que hacer su trabajo y levantar al inútil guardaespaldas de la princesa de su cama.

Emilia giró el pomo de la puerta, que por supuesto estaba abierta, y entró para encontrarse a un hombre semidesnudo excepcionalmente apuesto, roncando pausadamente en su cama. Instantáneamente cerró la puerta y salió, apoyando la espalda en la misma. Tenía la cara roja como un tomate y la respiración acelerada.

Por supuesto, una chica tan callada como Emilia no tenía experiencia con hombres, mucho menos había visto a uno desnudo alguna vez... Un trabajo tan simple se había convertido en un problema muy grande, y Emilia realmente no sabía cómo reaccionar. Sin embargo, se armó de valor y se refrescó la cara con dos palmadas, tras lo cual se alistó y se paró frente a la puerta, lista a enfrentar sus miedos y sus latentes instintos animales. Agarró una vez más el pomo de la puerta y se decidió a entrar y despertar a ese vago guardaespaldas.

Cabe mencionar antes que nada, que si alguien la hubiera visto mirando a una puerta como a un terrible archienemigo, a la vez que jadeaba suavemente y tenía las mejillas sonrojadas; hubiera resultado bastante ridículo, e incluso algo erótico si tomabas a consideración su agitada expresión actual, que fácilmente se podía malinterpretar.

Finalmente, Emilia abrió la puerta y entró con todo el vigor de su ser...

Pero Joshua estaba frente a ella, erguido, vestido con su ropa casi formal de siempre, y mirándola con una caballeresca sonrisa. Emilia abrió la boca y no fue capaz de reaccionar, pero Joshua se agachó un poco para verla de frente y le acarició la cabeza.

-¿Pasa algo, preciosa? Si necesitas mi ayuda en algo, puedes decírmelo-como era de esperar, la voz de Joshua seguía siendo tan seductora y galante como siempre.

Emilia pegó un salto como un resorte al tiempo que le quitaba la mano y reunía toda su determinación solo para contener las ganas de chillar como una colegiala. Entonces se quedó inmóvil detrás de la puerta, juntando sus manos sobre sus muslos y temblando con el rostro tintado de un escarlata brillante.

Joshua se quedó con una sonrisa incrédula por un momento, pero se dio cuenta de que, por el bien de la chica y para evitar que sufriese un ataque al corazón o algo similar, debería evitar tocarla mientras fuera posible.

Shooting Star ChroniclesWhere stories live. Discover now