-¿Por qué haces esto? ¡Detente! - Loki gritaba desesperadamente, no podía hacer nada, otra vez, otra vez estaba allí, frente a Thanos.
Aquel lugar parecía una arena de combate con paredes de acero oxidado, el suelo estaba cubierto de manchas oscuras de lo que parecía ser sangre, era bastante sombrío apenas iluminado por una tenue luz amarilla que le daba un toque lúgubre a todo el lugar; Loki estaba de rodillas y atado con cadenas en lo que parecía ser un balcón, aquel lugar estaba situado en la parte alta lo que hacía posible observar todo lo que sucedía en el centro de la arena, a lado de él se encontraba Thanos, el titán solo reía y miraba lo que en aquella arena acontecía.
Thor se encontraba peleando contra una bestia, un enorme lobo de pelaje negro y ojos rojos, en ese animal solo se podía ver a una fiera sedienta de sangre. Como podía Thor esquivaba cada embestida, sangraba del brazo derecho y la pierna izquierda, le costaba trabajo mantenerse de pie pero seguía peleando, tratando de derribar a aquel gigantesco ser infernal.
-¡Nooooo! - Su alma se desgarró por dentro cuando vio al lobo morder a Thor por el cuello.
Thor colocó sus manos en el hocico del lobo pero no tuvo la fuerza para zafarse de ese brutal agarre; sus brazos cayeron a los costados mientras la sangre empezaba a brotar de su cuello.
La bestia soltó a Thor y Loki pudo ver como su hermano se desangraba rápidamente, su sangre se convertiría en una mancha más de aquel suelo; su rostro palideció cuando vio a Thanos acercándose al lobo con su bebé en las manos, se perdió tanto tiempo observando el cuerpo inerte de Thor que no se percató del momento en que Thanos se fue del lugar y ahora estaba ahí, parado a lado del cuerpo destrozado de su hermano, frente a la gigantesca bestia y alzando a Narfi para que aquel monstruo lo devorara en un instante. Thanos volteó, alzó la cabeza y miró hacia el balcón donde se encontraba Loki, una enorme sonrisa diabólica se dibujó en su rostro; tras de él se encontraba el lobo con el hocico cubierto de sangre.