The Midnight Chronicles Trilo...

By Ana5Harmony

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"Tinieblas y luz, amor u odio, guerra o paz. Descubrir aquello que nos define es un misterio que no todas las... More

Nota de Autora
Argumento
Libro N°1: Strafford Family
Capítulo I
Playlist de Spotify
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Libro N°2: Clan Alder
Prólogo
CLAN ALDER: Capítulo I
CLAN ALDER: Capítulo II
CLAN ALDER: Capítulo III
CLAN ALDER: Capítulo IV
CLAN ALDER: Capítulo V
CLAN ALDER: "Capítulo VI"
CLAN ALDER: "Capítulo VII"
CLAN ALDER: "Capítulo VIII"
CLAN ALDER: "Capítulo IX"
CLAN ALDER: "Capítulo X"
CLAN ALDER: "Capítulo XI"
CLAN ALDER: "Capítulo XII"
NOTA DE AUTORA
CLAN ALDER: "Capítulo XIII"
CLAN ALDER: "Capítulo XIV"
CLAN ALDER: "Capítulo XV"
CLAN ALDER: "Capítulo XVI"
CLAN ALDER: "Capítulo XVII"
CLAN ALDER: Capítulo XVIII

Capítulo XV

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By Ana5Harmony


**CANCIÓN SUGERIDA: ""Holding On and Letting Go- Ross Copperman"

REFERENCIAS (FICTICIAS) :

Superiores: Lobos antiguos que protegen a todas las manadas alrededor del Hemisferio Norte, radican en Europa. **

Talismán de Luna: Un poderoso talismán en forma de media luna con una piedra de color azul cambiante al centro donde se encierra un poder semejante al de la diosa luna. Un talismán que fue entregado al clan de los primeros cinco lobos puros en la tierra.**

Lobos Puros: Nombre dado a los primeros cinco humanos en los cuales el lobo blanco, generoso, misericordioso y compasivo ganó la batalla convirtiéndolos en el primer clan de lobos en habitar la tierra. Clan White Wolf.

Pergamino Perdido: El pergamino original que contiene la Maldición de los Strafford "real", el cual permanece oculto. **

NOTA: Algunas de estas referencias las he tomado de algunas búsquedas en internet o de conceptos previos de lobos y vampiros.

Otras referencias serán completamente de mi imaginación y siempre las identificaré con ** al final.

~*~

Londres, Reino Unido

1 de Agosto de 1714

Pierre Strafford tropezó con torpeza mientras avanzaba por los jardines de Kensington, su corazón galopando cual caballo de guerra que corre hacia su inminente muerte. Sus ojos estaban abiertos en horror. Sus manos y sus finos pantalones blancos de seda manchados de sangre aunque era lo que menos le preocupaba. Su cuerpo estaba diferente, sus manos se sentía diferentes.

Pierre vio sus manos al detenerse un momento para tomar aire aunque parecía no necesitar descansar. Vagó por los jardines sin saber exactamente dónde dirigirse para encontrar su caballo que había salido a galope. Así que simplemente corrió.

Corrió hasta que sus ojos pudieron observar su enorme casa. Sus ojos recorrieron cada ventana mientras los ruidos de la noche llenaban sus sentidos haciendo que Pierre se llevara las manos a sus oídos tratando de resistirlos. Algo malo había pasado. Lo podía sentir, lo podía percibir. Esa noche algo cambiaría drásticamente en su vida.

—Señor Strafford—dijo una voz haciendo que Pierre se girara para encontrarse con Jenkins, su más fiel sirviente y hombre de confianza—. ¡¿Pero qué le sucedió?! —sus ojos recorrieron su aspecto pero los ojos de Pierre estaban fijos en su cuello, era como si pudiera sentir el pulso del hombre frente a él y saborear su sangre caliente con un toque de licor que podía percibir en él. Lo podría haber olido a kilómetros de donde se encontraba cosa imposible para cualquiera—. ¿Se encuentra bien, Señor? ¿Está herido?

—Quiero que reúnas a los empleados ahora mismo—empezó a decir Pierre al sentir al con filo traspasar la carne de su labio inferior—. Quiero que abandonen Midnight Hall de inmediato. Quiero que les pagues a todos dos meses de salario y se retiren a mi casa vacacional en Egmont—le tiró una bolsa con dinero a sus manos—. Si sobra algo es tuyo.

—Pero señor es medianoche. ¿Debemos partir de inmediato? El alba ya se acerca y será más cómodo para todos transportarnos durante el día—empezó él y Pierre le dio una mirada severa.

—Que usen todos los coches disponibles pero necesito que se vayan de inmediato. Estaré en mis aposentos y no deseo ser molestado. ¿Puedes encargarte de esa simple tarea Jenkins?

—Por supuesto que puedo, mi señor—dijo Jenkins rápidamente y Pierre corrió hacia la puerta la que prontamente Jenkins abrió para él—. Me encargaré de todo inmediatamente.

Pierre no lo escuchó mientras corría escaleras arriba hasta su habitación. Al llegar y cerrar la puerta con fuerza hizo el suficiente ruido para despertar a su esposa que dormía en la enorme cama matrimonial.

—¿Pierre? —dijo Rachel adormilada incorporándose en la cama mientras veía el rostro de pánico de su esposo apoyado en la puerta. Rachel se puso de pie para dirigirse a las enormes y pesadas cortinas y abrirlas para permitir que la luz de luna bañara la habitación. Los ojos de Rachel se abrieron de inmediato al ver su ropa—. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tienes en tu ropa rastros de sangre? —el no respondió mientras empezaba a pasear por la habitación llevándose las manos a la cabeza y ensuciando todo el piso con sus botas llenas de lodo y barro. Su andar era de preocupación por lo que Rachel se puso las zapatillas de seda para acercarse a él.

—Las cosas no salieron favorablemente, por lo cual debemos partir a la casa de Egmont de inmediato—él vio a su esposa que estaba realmente preocupada y respiró hondo.

—¿Esto tiene algo que ver con la bebida secreta de la cual no quieres hablarme jamás? Sé lo que es, Pierre—él la observó fijamente con sus ojos inyectados en sangre y su mirada un tanto perdida mientras su esposa se acercaba a él viéndolo con intensidad—. Sé que aquello que escondes es semejanza de eso que esta noche portas en tu ropa.

—No sé de qué hablas, mujer—le dijo él pero Rachel lo detuvo.

—No me insultes negándolo, Pierre—los ojos de ambos se encontraron y Rachel sintió su alma hundirse como cada día desde que se había enterado de esa dolorosa verdad que ante sus propios ojos se había revelado—. Suficiente dolor haz causado ya.

—Rachel...—ella lo vio con lágrimas en los ojos.

—Por favor entrégame tu camisa y tu pantalón los lavaré en el baño con el agua que trajeron los criados para tu baño horas atrás. Si no puedo quitar la mancha buscaré la forma de deshacerme de ellos sin que mi doncella se dé cuenta.

—Los criados no estarán aquí al alba. Los he enviado inmediatamente a la casa de Egmont mientras empacamos. Jenkins está pagando sus salarios de dos meses por adelantado.

—¿Por qué harías tal cosa? —dijo sin entender Rachel—¿Qué es lo que pasa? ¿Quién fue esta vez?

Pierre observó a su esposa y por primera vez notó las enormes bolsas bajo sus ojos símbolo inequívoco de falta de sueño. Había estado tan metido en su trabajo y en sus deseos que eso había pasado desapercibido para él. Así como el hecho de que su esposa parecía haber perdido mucho peso últimamente.

—¿Lo sabes? —Rachel asintió desviando la mirada mientras sus ojos derramaban lágrimas acompañadas de amargo dolor.

—Dinah también lo sabe, Pierre—dijo Rachel y los ojos de Pierre se abrieron llenos de horror.

—¡¿Por qué?! ¿Cómo es eso posible? —Rachel negó sollozando y Pierre intentó acercarse a ella pero se detuvo al ver que ella alzaba una mano para evitarlo—. ¿Desde cuándo?

—Hace un mes—lo vio fijamente—. En la fiesta de compromiso de Lady Dawson ambas te vimos abandonar el salón y te seguimos. Dinah prometió guardar el secreto por la seguridad de mi Isabella, y no ha revelado nada desde entonces. Pero estoy buscando la manera de que ella pueda...olvidar. Por esa razón no pienso ir a Egmont. Es como ir hacia la trampa de un lobo que ha desalmado tu corazón.

—Es nuestra única opción, mujer. Además, ¿A qué te refieres con olvidar? —preguntó Pierre sin entender y Rachel asintió.

—Hay cosas que todos preferiríamos olvidar—Pierre respiró hondo—. Como el hecho de que mi amado esposo tiene una afición que comparte con un hombre inescrupuloso y de mal corazón. En la cual arranca la vida de mujeres inocentes para cumplir esos escabrosos deseos.

—Puedo explicarlo—dijo él rápidamente—. Es una forma de mantenerme saludable, Rachel—Rachel negó—. Los libros lo dicen y llevo un año practicándolo.

—Desde que conociste a ese hombre que arruinó nuestras vidas—Rachel sollozó llena de dolor—. Él es el causante de todo esto y dejaste que se apoderara de nuestras vidas, de nuestra familia, incluso de mi hija. Mi más preciado tesoro. Dejaste que esa familia entrara en nuestra casa aun sabiendo lo que eran para dañarnos. Dejaste que nuestra propia hija, nuestra hermosa Isabella...—Rachel dejó de hablar impedida por las lágrimas.

—Rachel...—ella negó mientras corría hacia el baño encerrándose en él dejando a Pierre de pie en la habitación sin saber qué hacer y con su corazón hundido.

Estaba pensando ir atrás de ella cuando de pronto sus ojos ardieron y los sonidos de la noche volvieron a él provocando que tapara sus oídos para no escuchar nada a su alrededor, aunque fuera imposible.

Se tiró de rodillas ante el dolor y todo a su alrededor se volvió negro. Sintió sus dientes alargarse y su mirada se volvió negra como la noche mientras gritaba sintiendo que algo dentro de sí era arrancado. El dolor era tal que siguió gritando y gritando hasta que ya no pudo más y antes de caer al suelo lo último que recordaba fue sus manos tocar algo.

Algo que parecía un pergamino.

~*~

PERGAMINO PERDIDO

MALDCIÓN DE LOS STRAFFORD

(I PARTE):

"Esta noche todo el poder de mi linaje perdido caerá sobre ti, Pierre Strafford. No habrá poder humano capaz de romper la maldición que esta noche te impondré. Y quedará escrito que con muerte los maldigo. A ti y a tu linaje les concedo el castigo de la vida eterna. Eterno sufrimiento, eterno castigo al demonio chupasangre. Una eternidad de miseria y de dolor. La noche será tu reino de perdición. Vagaras en la oscuridad como alma nocturna, temerosa e insufrible. La luz será tu debilidad, tu perdición.

Tendrás que elegir a tres almas que te acompañen en tu calvario. Tres almas que compartirán tu carga personal, de las cuales tú también sufrirás su amargo destino trayendo a tu mente todas las almas que ellos mataren clavándose como dagas en tu pecho de demonio. Hasta el final de los tiempos.

Alma sucia, inhumana y asquerosa. Te quemarás en las llamas del infierno y arderá tu alma llena de muerte. Serás incapaz de amar provocando muerte al que tocas, muerte al que ves; por la eternidad. Pierre Strafford yo te maldigo. Yo te maldigo con todo el poder mi linaje y de los herederos venideros de mi nombre y mi poder. Tu linaje será despreciado porque traerás muerte a su alma. Tres por cada maldito.

Tres almas entregadas a la maldición será tu castigo una y otra vez hasta el final de los tiempos. Todos descendientes de tu linaje; todos demonios que serán maldecidos con la muerte eterna. La sangre ya no será un placer, será un castigo. La buscarás con desesperación, y para encontrarla tendrás que beberla desde el cuello, desde el lugar donde causaste daño; y en tu consciencia quedará el placer de otra mordida, el placer de saber que bajo tu sanguinaria hambre otra alma se perdió así como esta noche quisiste acabar con la mía.

Tus ojos no serán iguales, verás el mundo cambiar pero tu cuerpo se quedará igual lleno de odio, muerte y destrucción, Strafford. Donde vayas serás temido, serás odiado, despreciado y marginado. Los recuerdos de cada muerte, de cada convertido vivirán en ti y en los tuyos siendo ellos tu constante perdición hasta que tus ojos malditos se cierren para siempre en una muerte de eterno castigo.

No tendrán descanso y vagaran por la tierra sintiendo el mismo desprecio que esta noche yo siento por ti y tus demoniacas acciones ante mi linaje y mi familia. Que todo el poder de la magia caiga sobre ti para que no puedas salir de esta maldición que causará muerte y destrucción y que es gracias a ti. Serás despreciado, odiado por aquellos que más amas y jamás serás perdonado por el dolor causado en esta noche de invierno tan helado como tu alma en pena.

Te esconderás como rata buscando su agujero al calor del día y vagaras por la noche como serpiente al acecho de tu presa para deleitarte en aquello que tanto adoras. Por la sangre fuiste castigado también por la sangre vivirás atormentado. Aquello que amas se volverá contra ti y con cada paso que des aniquilaras a todo aquello que alguna vez dijiste amar. No encontrarás paz jamás, Pierre Strafford. Y gracias a ti todo aquel que te tenga tu sangre quedará igual de maldito que tú.

La luz del sol, del cual te escondes para atacar será tu debilidad. Drenará tus energías como tú drenas la sangre de todo aquel al que atacas.

Tu hambre jamás será saciada y tú única forma de alimentarte será con una mordida directamente en el cuello de otro ser humano que atormente tu mente llena de podredumbre y maldad.

Tus habilidades serán resaltadas, tus ojos verán cosas grandes, tus oídos podrán escuchar hasta la más mínima señal de ruido".

~*~

DOS DÍAS DESPUÉS

Fragmento del Libro Strafford Family

Escrito por: Camila Strafford.

Capitulo CCCV:

Habían pasado dos días desde esa noche de ataque donde había ayudado a una loba a sobrevivir. Muchas cosas habían cambiado a nuestro alrededor. Elizabeth Wilcox había perdido a su familia en una triste y desolada noche a causa de un "Ataque a las afueras de Alderhood" dejándola sola y huérfana. Los servicios sociales habían querido llevársela el día anterior pero Dinah los había "ayudado" a ver que dejarla con nosotros, su familia lejana, era una buena opción.

El hermano de Lauren había ayudado con eso siendo hipnotizado también por Dinah para informar que Elizabeth era pariente lejana de la hermana de mi madre que jamás existió. Así como nosotros.

Los Strafford solo existíamos en este momento, en esta época, en este lugar. Nuestros nombres habían sido borrados de cualquier rastro de historia. Nuestros rostros borrados de cualquier base de datos continuamente por más de trescientos años. Éramos lo que éramos ahora. Una simple familia Americana viviendo en un pequeño pueblo con trabajos comunes y mezclándonos entre la gente. Elizabeth debería aprender a hacer lo mismo. Era protegida de Dinah y mi madre parecía no encontrar modo de que mi hermana le dijera lo que sabía sobre Elizabeth y su condición de vampiro que jamás habíamos visto antes. Un vampiro capaz de convertir a otro solo con base a una mordida y no de la forma en que todos habíamos aprendido clavando una daga directo al corazón después de drenar toda tu sangre.

Debo decir que a mí me intrigaba mucho su forma de vida, su forma de ver las cosas. Era una buena chica que había tenido un destino fatal como nosotras. Otra alma que se perdía a causa de nuestra maldición y que quedaría grabada como fuego en nuestra memoria, atormentándonos para siempre. Aunque eso no era nada nuevo porque cada hora la carga se volvía mayor.

Las horas siempre cambian la perspectiva de las cosas pero jamás podrán cambiar el destino cruel al que mi familia se vio sometida debido a las acciones que realizamos y los errores que cometimos los cuales no fueron enmendados porque los ignorábamos. Quizás todo esto fuera mi culpa debido a mis pecados. Porque he tenido muchos a lo largo de los años pero ningún como la noche de mi conversión ver mi cuerpo lleno de algo que parecían ser mordidas. Marcas que no expresaban una lucha, más bien representaban pasión.

Fueron mordidas hechas al calor del deseo más fuerte y apasionante que alguna vez sentí, sin embargo no recuerdo quien fuera la persona provocadora de tales caricias. No recuerdo su nombre, su rostro o sus ojos. Simplemente sé que un día antes de mi conversión yo entregué mi cuerpo y lo hice por amor. Porque el ver esas marcas no me provocaron repulsión. Me provocaron sentimientos y necesidad que aún sentía.

En mi cuerpo inmortal después de años aun podía ver algunos rastros de esas marcas en mi cuerpo. Marcas que solo yo sabía a qué se debían. Marcas que representaban mi pecado más grande de entregarme a alguien fuera del matrimonio y ante los ojos del Dios en el que alguna vez creí al principio de mi vida, y tras la carta de Dinah mi preocupación era mayor al pensar en lo que significaría que ese acto fuera con otra mujer.

Toda la maldición era un castigo por no ser lo que debíamos ser. Por todos tener algo que ocultar y ahora ocultábamos nuestros propios rostros a la realidad. Escondiendo nuestro pasado creándonos una vida que no es la nuestra.

No podemos ni siquiera asumir por un momento que seremos felices, porque nuestra vida no se basa en la felicidad. Se basa en la supervivencia. Se basa en matar o morir. No existe otra realidad para nosotros antes, ni tampoco existirá en un futuro eterno con la carga de todos los errores cometidos.

Si algo siempre había envidiado de los humanos y que antes cuando era uno jamás había valorado era la capacidad de "pasar página". No se trataba de olvidar, sino de recordar algo sin sentir el dolor profundo que alguna vez sentimos.

Pero en nuestra realidad no podíamos darnos ese pequeño lujo de pasar página y seguir adelante. Podíamos vivir eternamente, pero ¿De qué sirve la vida eterna cuando lo único que sientes es ganas de morir por el dolor y el desespero de los recuerdos, y los que posiblemente se acumularan a lo largo de la eternidad atormentando tu mente? Demasiado dolor para provocar felicidad en alguien o atreverse a soñarla.

Demasiado tormento para apenas sonreír. Las horas van cambiado la perspectiva de las cosas. Pero a pesar de ese cambio hay algo que se mantiene. Algo que pone en entredicho todo lo que he escrito antes y que en mi cuerpo sin alma, sin sentimientos y sin corazón provoca una emoción que antes no creía tener. No existe nada como el escuchar mi teléfono sonar y saber que al ver la pantalla el número de "Ella" será revelado provocando en mi cansada alma una sonrisa que creía olvidada.

Ella...Lauren Alder.

La mujer con la que llevo dos días hablando a cualquier hora del día de todo y de nada a la vez. La mujer con la que hablo de poesía mientras tratamos siempre de decirnos fragmentos de cualquier autor y adivinar de quien se trata. La mujer que me llama a cualquier hora del día para contarme las pequeñas cosas como:

"Estoy aburrida"

"Mi hermano está insoportable pidiéndome que haga ejercicio"

"¡Hoy me levanté de la cama yo sola!"

"¿Te asusta lo que soy?"

"¿Podemos hablar? No tengo sueño".

"Quiero comer algo más que las plantas que debo ingerir por el veneno. Por favor tráeme una hamburguesa triple con papas fritas".

"Cuando tengo hambre me pongo de mal humor. Estoy de mal humor ahora".

"¿Camila? Sé que es temprano pero estaba viendo un programa de televisión de un asesino que tenía una bodega llena de cadáveres en una biblioteca. ¿Debo asustarme, libritos?".

"Creo que mañana ya podré ir a trabajar o salir de la reserva. Mi papá está tan paranoico a pesar de que salió de viaje me ha dejado con guardias".

"Cuando salga a la civilizaciones debemos tomar un café y hablar de tu libro"

Solo recordarlas para escribirlas hace que empiece a sonreír. Yo, Camila Strafford estoy sonriendo y por primera vez en mucho tiempo no he dejado que el sol de la mañana drene completamente mi energía y mi fuerza. Porque en los últimos dos días cada mañana Lauren me habla para preguntarme los planes que tengo para el día y su llamada dura horas como si fuéramos incapaces de dejar de hablar.

En dos días podría decir sin lugar a dudas que nos habíamos hecho amigas. Una loba, y una vampira amigas. Sin duda mis padres me dirían que me había vuelto total y absolutamente loca, pero poco me importaba.

Era feliz.

Por primera vez en trescientos tres años era realmente feliz.

~*~

MIDNIGHT HALL

CASA DE LA FAMILIA STRAFFORD:

Camila dejó de escribir cuando el acostumbrado sonido de su celular llamó su atención. Dejó su diario y sonrió al observar la pantalla.

—Buenos días, Doctora Alder—le saludó con una enorme sonrisa—. Son las seis treinta. Sin duda cada día va mejorando, ni siquiera he salido de casa.

—Señorita Strafford—Camila supo que estaba sonriendo aunque era incapaz de verla—. Tengo uno que será imposible para ti—la saludo Lauren—. Más te vale que no estés cerca de una computadora y hagas trampa—Camila soltó una risita mientras se recostaba en su cama y cruzaba sus piernas ya completamente vestida para ir a su librería.

—Jamás lo he hecho pero muy bien...—se preparó Camila.

A la naturaleza la hermosura—empezó a recitar Lauren—, y a toda la hermosura la belleza, el blasón y la sangre a la nobleza, al discurso el acierto y la cordura—Camila sonrió y empezó a jugar con su sábana mientras Lauren terminaba.

Guarda este monumento y sepultura con más piedad del mármol que dureza, del mérito vencida la grandeza, dejada por plebeya ventura—Lauren soltó un gruñido al otro lado y Camila empezó a reír—. Es una inscripción en el sepulcro de la Condesa de Valencia por Francisco De Quevedo y Villegas.

—Es imposible—murmuró Lauren—. Juro que este lo busqué mucho. ¿Estás segura que no lo estás buscando en Google y te aprovechas que sigo convaleciente en mi cama?

—Te dije que había estudiado Literatura, Lauren—empezó a reír Camila—. Te dije que he leído muchísimo. Más de lo que te puedes imaginar.

—Se supone que la sobrenatural soy yo—dijo Lauren bromeando y Camila borró su sonrisa un momento—. Es imposible que sepas tanto en—se detuvo un momento pensando—... ¿Qué edad tienes? ¿Veintidós? Incluso soy mayor que tú por seis años.

—Leo rápido—respondió Camila y Lauren soltó un bufido trayendo de nuevo la sonrisa a los labios de Camila. Una sonrisa que parecía no querer borrarse—. Además soy sumamente inteligente.

—Yo también soy inteligente y vamos cinco a tres—la voz de Lauren no se escuchaba feliz—. No me gusta perder.

—Puede que en términos médicos tengas mejor suerte—trató de bromear Camila.

—La próxima vez te leeré un cuadro clínico de alguno de mis pacientes—Camila hizo una mueca—. Si alguna vez dejan de tratarme como invalida y me dejan pararme de esta cama para ir a trabajar. Podría decirte que un paciente presenta un cuadro de hiporexia con otros síntomas como tos y expectoración mucopurulenta o purulenta.

—¿Hiporexia? ¿No es cuando a alguien se le quita el apetito? —preguntó Camila.

—¡Maldita sea! —dijo Lauren al otro lado y Camila empezó a reír para un minuto después ser acompañada por Lauren—. No eres de este mundo—Camila suspiró.

—Posiblemente sea de otra época—susurró recostándose en la cama y observando el techo de su habitación—. Algunas veces me siento como un alma muy antigua. Soy muy aburrida para la mayoría de personas.

—No para mí—respondió Lauren de inmediato—. Me gusta hablar contigo, Camila. Me gusta mucho y precisamente por eso. Porque contigo puedo tener una conversación real, inteligente y sincera sin miedo de revelar en algún momento algo sobre mi naturaleza por error. Puedo ser yo misma. No debo de ocultarme como lo he hecho toda mi vida ante el resto del mundo.

—¿Nadie sabe que eres una loba? Pero pensé que ustedes tenían acuerdos con los humanos y que convivían con ellos—Lauren respiró hondo sin prestar completamente atención a las palabras de Camila.

—Los humanos siempre van a temer a todo aquello que es diferente a ellos, Camila—explicó Lauren—. Sin importar que tanta paz pueda encontrar. Aunque hay diferencias entre ellos así como tú—la voz de Lauren le pareció a Camila más suave, incluso hasta tierna—. ¿Tú me temes?

—No—no había duda en la voz—. No te tengo miedo, Lauren. Al contrario, creo que te encuentro extrañamente fascinante.

—¿Fascinante? —Camila supo que al otro lado Lauren estaba sonriendo—. Me gusta esa palabra. Estoy fascinantemente aburrida de estar aquí encerrada en cuatro paredes.

—Deberías escaparte—le sugirió Camila y al escuchar silencio al otro lado supo que Lauren lo estaba pensando. Era como aun sin verse pudieran saber lo que la otra pensaba. Era extraño, pero después de dos días de prácticamente hablar todo el tiempo era bastante predecible.

Porque así había sido. Desde la primera noche que Lauren le habló después del ataque no pudieron parar por horas y horas siempre encontrando algo nuevo que discutir. Esa noche pararon únicamente porque Normani, la que Lauren había descrito como beta y mejor amiga, la había obligado a descansar. Los dos días anteriores no habían parado, sino que simplemente se hablaban hasta para las más pequeñas cosas.

Camila en trescientos años jamás había tenido una amiga con la que pudiera hablar de todo como hacía con Lauren. No recordaba si alguna vez en toda su vida había tenido a alguien así. Una persona que la comprendiera, que valorara sus opiniones a pesar de no haberse visto y conocerse de tan poco tiempo.

—¿Un centavo por tus pensamientos? Es así la frase, ¿cierto?—dijo Camila para romper el silencio y escuchó el suspiró de Lauren.

—Un centavo me vendría muy bien si así puedo evitar que los otros me escuchen y se burlen de mi debilidad. Estaba pensando si tienes que abrir tu librería temprano —respondió Lauren y Camila frunció el ceño—. Si pudieras venir cerca del bosque nos podríamos encontrar y como hay un poco de sol, pero no es intenso ni molesto, podríamos leer un libro unas horas. Necesito sentir el aire fresco, los elementos sobre mi piel. No me molestaría que me trajeras un rollito de canela con café de paso.

—¿Quieres verme en el bosque? —preguntó Camila de pronto un poco nerviosa pero al escuchar la risa de Lauren supo que estaba sobre reaccionando.

—Te prometo que no va a pasar nada. No debes temerme, Camila. No voy a lastimarte jamás. Nunca haría algo así con nadie. Yo curo a las personas, no las lastimo. Estás a salvo conmigo.

—¿Segura que puedes salir y comer eso? —Camila se puso de pie estirando un poco su cuerpo mientras guardaba su diario en su lugar "secreto" y luego tomaba su bolso.

—No debería comer eso ni salir—hizo énfasis Lauren en la palabra "debería" con un suspiro cansado—. Pero necesito comer algo y salir—se corrigió—. Estoy desesperada, y solo será un momento. Además, Ian es fácil de convencer y mi sobreprotector hermano está en el trabajo y Normani en la escuela con mi hermana Clarisse.

—Ya veo porque la rebeldía—Camila cerró su habitación y empezó a caminar hacia la salida de su casa—. ¿Uno o dos rollitos de canela?

—Dos y un brownie. Quiero también un ice coffee—dijo ilusionada Lauren al otro lado y Camila empezó a reír pero supo que le llevaría todo lo que quería—. ¿Te parece que nos veamos en veinte minutos en donde fue la fiesta? Hay un lugar cerca de allí que me gustaría mostrarte.

—De acuerdo. Espero que tu escapada sea exitosa, Lauren. No queremos cachorritas atrapadas.

—¡Cállate!—respondió Lauren y Camila sonrió.

Al colgar, Camila corrió emocionada hasta su coche sin percatarse que los ojos de su madre la seguían desde lo lejos.

~*~

ALDERHOOD HIGH SCHOOL

—Lo siento—dijo Clarisse Alder riendo mientras sostenía un balón de Volleyball en su mano y Elizabeth y Normani detenía a Dinah que estaba tratando de contenerse para no matar a la estúpida que le había golpeado la cabeza unos minutos atrás—. No te vi.

—Eres una idiota—Dinah volvió a moverse pero Normani y Elizabeth no la dejaron—¡Voy a matarte maldita perra!

—¡Dinah! —le dijo Elizabeth—. Por favor no hagas esto en la escuela. No ahora que volví, por favor.

—Hazle caso a tu dueña—le dijo Clarisse con una risita mientras Normani la veía con irritación.

—La única perra aquí que necesita que su dueña le dé un par de azotes eres tú—se defendió Dinah dando un paso hacia adelante—. Si fuera por mí serías polvo.

—¡Strafford y Alder! —gritó la entrenadora—. ¿Qué demonios hacen? Las quiero jugando. ¿Es mucho pedir a sus piernas que hagan algo más que dar piruetas?

—¡Ella empezó! —gritó Dinah furiosa mientras se soltaba molesta de Elizabeth y Normani y respiraba hondo. Dinah se giró caminando hacia una de las gradas y sintió sus colmillos salir a la superficie debido a su furia.

Apretó los puños tratando de controlarse hasta que sintió la mano de Elizabeth tomarla del brazo y sacarla rápidamente de la cancha esperando que nadie notara nada.

—¡Te estás pasando! —le dijo Normani a Clarisse mientras intentaba también apartarla pero ella la ignoró soltándose fuertemente—Ella sabe de nuestra naturaleza así que más te vale que controles tu genio.

—Con más razón debería respetarme—la vio fijamente—. Pero que puedo esperar si tú que eres una simple guardia de mi hermana no lo hace ¡No te metas en lo que no te importa! —fueron sus palabras—. Soy una Alder así que recuerda tu maldito lugar dentro de la manada y el mío cuando vuelvas a intentar ponerme una mano encima—la vio fijamente a los ojos y Normani apretó los dientes haciendo que varias personas giraran a donde ellas se encontraban para ver su interacción.

—Tu puesto en la manada no es más que ser una niña mimada que no quiere responsabilidades y que se cree el centro de atención de todo.

—Este es mi territorio—le dijo Clarisse—. En la reserva todos se pueden desvivir por atender a la idiota de Lauren—Normani abrió sus ojos sorprendida—. Pero aquí en la escuela mando yo. Yo domino todo esto, y aquí ni Lauren ni tú, ni esa estúpida de Dinah Strafford pueden fastidiarme. Así que déjame en paz—la vio a los ojos—¡Es una maldita orden!

Normani hizo una mueca al verla irse y sus ojos se encontraron con otras chicas que eran parte de su manada. Normani respiró hondo saliendo de la cancha para buscar a Dinah Strafford.

~*~

MIENTRAS EN OTRA PARTE DE LA ESCUELA:

—¡Quería matarla! —dijo Dinah entre dientes mientras respiraba hondo tratando de que sus ojos que ahora eran rojos de ira volvieran a su color normal—. Es una estúpida. Es una maldita perra asquerosa que podría matar con mis propias manos.

—Te he dicho que no le prestes atención a Clarisse Alder, Dinah—Elizabeth la vio—. No vale la pena si sabes como es y todo lo que te ha estado haciendo desde que entramos a la escuela.

—Es que odio quedarme de brazos cruzados sin hacer nada solo para evitar que nos descubran, Elizabeth—murmuró—. No sé si pueda soportar esto. Estoy harta de siempre ser correcta para no meter en problemas a mi "familia". Si alguna vez los ayudé fue única y exclusivamente por Camila. Es la única que me importa entre todos ellos.

—A mi tu familia no me parece tan mala, Dinah—ambas se vieron a los ojos fijamente—. Pero admito que no lo sé. Pero yo estaré contigo siempre. Estoy aquí para protegerte.

—Esa asquerosa perra es una araña que...—una voz las interrumpió.

—Siento lo que pasó—Dinah se giró para ver a Normani fijamente y se dieron una mirada con Elizabeth pensando que podría haber escuchado algo. Aunque no habían mencionado nada comprometedor—. Es temperamental.

—¡Es una hija de puta loca! —gritó Dinah y Normani bajó la mirada—. Si no la controlas no respondo de mí.

—No deberías provocarla, Dinah—empezó Normani—. Ella está en...—sus ojos fueron a Elizabeth—. Es solo una niña.

—¡Pues que se comporte! —le exigió a Normani—. Porque la próxima vez voy a clavarle una estaca en la cabeza que ni esa plantita naranja que vi al frente de la reserva la va a salvar si no deja de molestarme—Normani abrió sus ojos sorprendida mientras Dinah la dejaba sola y caminaba de nuevo hacia la escuela seguida de Elizabeth.

Normani entrecerró sus ojos al verla irse mientras se quedaba pensativa sobre lo que acababa de pasar. Sin saber si decirle lo que había visto a Lauren.

~*~

BOSQUE DE ALDERHOOD

Lauren escuchó el coche acercarse y se giró con una sonrisa. Su ropa era casual. Unas zapatillas, unos jeans pegados a su cuerpo y una camisa holgada y de color amarillo. Se sostuvo el vientre al ponerse de pie mientras se acercaba al coche que Camila acababa de estacionar.

—Lindo coche—le dijo al ver el BMW M2 color azul cielo—. Me gusta mucho el color.

—Gracias, Doctora Alder—Camila abrió la puerta del coche provocando que Lauren respirara hondo al sentir el delicioso aroma de los rollitos de canela y el café.

—Te ayudo—Camila negó al ver a Lauren sostener un libro en su mano.

—Yo puedo—tomó la bolsa de los rollitos y la bandeja donde estaban los dos cafés al ver que Lauren hacia una mueca de dolor al caminar—. Me da gusto saber que volviste al lugar a terminar tu trabajo de vigilante VIP—dijo cerrando la puerta de su coche con la cadera y como podía colocando el seguro—. Trajiste un libro de Charles Bukowski—sonrió Camila—. Es uno de mis poetas favoritos. "Poco amor o poca vida no es tan malo lo que cuenta...—Lauren la interrumpió.

Lo que cuenta es observar las paredes yo nací para eso. Nací para robar rosas de las avenidas de la muerte" —terminó Lauren provocando una enorme sonrisa en Camila.

—Exacto—Lauren se ofreció a tomar la bolsa de rollitos y Camila se la pasó después de su insistencia. La colocó sobre el libro que sostuvo con sus dos manos y ambas aun frente al coche—. Creo que eso nos deja cuatro a cinco.

—Estoy a un punto de alcanzarte—ambas se sonrieron y los ojos de Camila recorrieron a Lauren atentamente—. ¿Qué? —le dijo al sentirse inspeccionada.

—Es solo raro verte con ropa—Lauren abrió la boca sorprendida y empezó a reír fuertemente provocando que su estómago doliera—. Quiero decir...porque te vi como loba la última vez y...—Lauren no paraba de reír y Camila apenada simplemente empezó a reír con ella. Para unos minutos después calmarse.

—Es un honor que te guste mi ropa—le guiñó un ojo—. Conozco un lugar donde me encanta leer y es muy cómodo—le dijo con una sonrisa tomándola de la mano y al tocarse algo pasó.

Las dos se vieron a los ojos y se detuvieron de nuevo.

—Tu mano está fría—dijo Lauren.

—Tu mano está caliente—ambas hablaron al mismo tiempo y se sonrieron y luego bajaron la mirada sin saber que decir.

—Si me haces el honor de acompañarme prometo escoltarte con dedicación y sumo cuidado—Camila la vio a los ojos—. No debes de tener miedo porque nada malo va a pasarte conmigo, Señorita Strafford.

—Cuando me llamas así yo...—Lauren giró la cabeza hacia un lado pensativa y Camila sonrió pensando en cómo se vería la loba con su mirada dorada observándola con tal intensidad—. Te imagino con tus ojos dorados de loba. Jamás había visto unos ojos así—Lauren se sorprendió.

—¿Mis ojos? —Camila asintió.

—Eran como mágicos—Lauren sonrió.

—¿Así? —Lauren respiró hondo y cerró sus ojos un momento para luego abrirlos de un color dorado maravilloso.

Camila sonrió perdida en la mirada intensa de Lauren que cambió rápidamente.

—¿Me acompañaras a mi lugar favorito a leer? —le preguntó Lauren y Camila asintió de inmediato—. Perfecto. No tengo mucho tiempo antes que se den cuenta que no estoy y empiecen a buscarme. Pero este lugar es especial para mí.

Las dos caminaron por unos minutos en silencio simplemente admirando la naturaleza. Camila cerró los ojos sintiendo la brisa y el sol golpear su rostro provocando en ella una sonrisa de felicidad. Sus ojos se abrieron cuando casi tropezando con un rama de árbol Lauren la detuvo evitando que cayera y tirando la bolsa de rollitos al piso.

—¿Estás bien? —le preguntó rápidamente y Camila asintió agachándose para recoger la bolsa.

—No tires la comida—la reprendió.

—No te caigas en mis brazos—contraatacó Lauren y Camila sonrió y siguieron caminando hasta que finalmente lo sintió. Ese olor. Ese familiar y antiguo olor.

—Rosas—dijo de inmediato viendo a su alrededor.

Híbridos Perpetuos—le dijo Lauren sonriendo—. Son un tipo de rosas y yo las adoro. Las dibujo siempre que puedo, me gusta mucho pintar.

—Mi madre cultiva estas rosas en nuestra casa—los ojos de Lauren brillaron.

—Son muy raras porque normalmente se cultivan en Europa pero encontré fascinante que estuvieran aquí en el bosque con una vista tan perfecta a la extensión que nos rodea—Camila la observó—. Una vista perfecta de la hermosa naturaleza que puede crear cosas tan perfectas como estás rosas. Crecen en solitario o en grupos de tres y tienen muchas ramas pero eso las hace especiales porque es una flor que puede florecer en medio de espinas. Es como crecer en la adversidad. Así me siento algunas veces al ser tan diferente pero eso me convierte en una luchadora.

—Eso es un hermoso pensamiento—dijo Camila admirando el lugar—. Y me encanta el lugar.

—Mi madre y yo solíamos venir a leer aquí todo el tiempo mientras crecía. Porque mi crecimiento era acelerado como te dije antes—Lauren invitó a Camila a sentarse—. Espero que no te moleste sentarte en la grama. No traje una manta o algo—Camila negó.

—No me importa—tomó el libro y la bolsa de las manos de Lauren—. ¿Necesitas ayuda para sentarte? —Lauren negó e hizo una mueca al finalmente sentarse. Camila le pasó la bolsa, el libro y los cafés que Lauren puso en la grama y luego se sentó a su lado—. Es un lugar precioso. Siento que...—Camila guardó silencio un momento por unos minutos.

—Un centavo por tus pensamientos—le regresó Lauren haciéndola sonreír y Camila se giró para verla poniendo su mano sobre la de Lauren y haciendo que ella diera un saltito ante su contacto.

—Es como si por alguna razón este lugar se me hiciera conocido—Lauren la vio sorprendida—. Me gusta mucho.

—Me alegro que sea así. Eres la primera persona con la que comparto este lugar desde que mamá murió—Camila guardó silencio sin saber que decir y Lauren sonrió empezando a abrir la bolsa con los rollitos.

—¿Por qué lo compartiste conmigo? —le preguntó y Lauren se encogió de hombros.

—¿Y por qué no? —sonrió y Camila correspondió su sonrisa—. Simplemente creo que es lo correcto—tocó el libro con un dedo mientras se saboreaba por probar su comida y Camila reía—. Tu poema favorito, veamos quien gana ese concurso.

Camila asintió y tomó el libro poniéndolo entre sus piernas que estaban dobladas y tomó el café con una mano buscando su poema favorito y comportando con Lauren Alder un momento profundo y especial.

Un momento que por alguna razón parecía correcto, especial y maravilloso.

Las dos se perdieron en la lectura y el debate de poemas mientras comían compartiendo su primera reunión en ese lugar especial, pero sin duda no sería la última.

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¡LISTO!

Muchas cosas fueron reveladas en este capítulo y si en realidad pusieron atención se darán cuenta de muchos detalles importantes. Nos leemos pronto y comenten sus teorías que saben que amo leerlas. Un beso y hasta pronto.

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