—¡Mamá!—corro hacia ella cuando la veo acercarse, ella envuelve sus brazos en mi aprendandome suavemente—. Los extrañe.
—Nosotros a ti mi niña, la casa estaba muy tranquila sin ti.
—Eso es verdad, no había quien se la pasara haciendo escándalo.
—¡Papá! Que grosero—me quejo y después corro a abrazarlo.
—Eres la alegría de la casa—me recibe con los brazos abiertos.
—Obvio—alzo la vista con superioridad mientras suelto una carcajada.
—¿Como te la pasaste? ¿Que hiciste?—habla mi mama.
Si pusieras todo lo que hice mamá, me encierras y me bañas con agua bendita.
—Eh... muy bien, nos divertimos mucho, estuvimos todos los días en la playa, jugamos voleibol, aparte dormimos en una cabaña ¡hermosa!.
—Que bueno, para que entres motivada a clases—al escuchar a mi mamá ruedo los ojos, por lo que ella me avienta un cojín.
—Voy a ir súper motivada, tanto que todos los maestros me amaran de lo buen alumna que seré, tomaré cursos extras, sacare solo diez en las materias, conseguiré puntos extras, por lo tanto me tendrán que poner un once—les sonrió con gracia pero solo me miran fastidiados.
—Bueno, si no lo haces estarás castigada—habla mi papá.
—¡Era sarcasmo!— alzo mis brazos con dramatismo—Es imposible que alguien pueda cumplir todo eso.
—Si te lo propones ten por seguro que lo puedes lograr—mi papá deja un beso en mi frente y se va.
—Si tú estés satisfecha con lo qué haces, me parece bien—mi mama igual se va.
—Eso es bueno, porque me siento satisfecha con un seis—bromeo pero ella no me alcanza a escuchar, si no estoy segura que hubiera regresado a golpearme.
Tomo mi mochila y me encamino hacia las escaleras, estoy tan cansada, podría dormir hasta que se acaben las vacaciones, abro la puerta de mi habitación, me adentro en ella aventándome en mi cama.
—abrázame, no me sueltes nunca, linda y cómoda cama.
Ahora sí, que nadie me moleste.
Al cerrar los ojos siento como todo mi cuerpo se relaja, siento como voy cayendo en un profundo sueño, pero me es interrumpido gracias al sonido de mi celular.
—Por un demonio, lo que faltaba—me siento en la cama tomando mi celular, pero antes de contestar me rió de mi—Creo que debo de dejar de ver memes.
Al voltear mi celular una sonrisa aparece en mi rostro.
—¡Hola Aarón!
—Hola amor.
—Oh por favor, hasta cuando seguirás con eso—pongo mis ojos en blanco aunque sé que no me ve.
—Solo unas cuentas veces más—escucho como ríe, haciendo que mi estómago se revuelva.
—Sabes, estaba apunto de invernar y tú me interrumpiste, si aquella vez no te arranque lo que ya sabes, está vez tenlo por seguro que lo haré sin pensarlo dos veces.
—Eres tan tierna, enserio aveces me sorprendes.
—Ja-Ja.
—Pero así me encantas—¿podría ser más tierno?
—Eres tan lindo—me burlo un poco de el, pero al parecer a el no le da gracia ya que escucho un gruñido en el otro lado de la línea.
—Si vuelves a burlarte me reservaré todo lo lindo que te tenga que decir, aunque muera por hacerlo.
—Sabes, aún tú regaño sonó tierno—al no escuchar nada vuelvo a hablar—. Aarón ya dejare de hacer bromas—sigue sin contestar miro el celular notando que aún está en línea—. Aarón contesta—unos segundos y nada—. Amor...
—Mande amor.
—Eres un chantajista.
—Tú me enseñaste.
—Me estás levantando falsos, por cierto, ¿para que me llamabas?
—Cierto, me distraes con tus juegos, quería invitarte a cenar hoy.
—Oh genial, me encantaría.
—Pero no sólo a ti..
—¿Los chicos también irán?, Porque me encanta la idea.
—No, ellos no..—deja de hablar por un segundo—. Yo hablo de tus padres.
—¿Mis padres? ¿Para que?
—Quiero hacer las cosas bien Fernanda, vamos a cenar junto a tus padres y los míos—no puedo decir que no me sorprende porque si lo hace, el quiere hacer todo bien, está vez lo quiere hacer bien—. ¿Estás ahí fer?
—Ah si, ¿Estas seguro que ya quieres hacer eso?
—No veo porque esperar.
—Bien, bien, todo estará bien, ¿Que podría salir mal?
Sin poder evitarlo me imagino al destino diciendo "¿Me estás retando?". Lo siento los memes son parte de mi.
—Todo saldrá bien linda.
—Ah... claro que si—suelto una risa al igual que el.
—Bueno pequeña graciosa, los veré esta noche en mi casa.
—Sip, nos vemos.. amor.
—Descansa, te quiero.
Y antes que pudiera reaccionar cuelga, me dijo que me quiere, el fue el primero.
—¡Hola! Pasen, adelante—escucho animada a Vanessa —.Amiga cuánto tiempo.
—Vanessa que hermosa, lose, ya nos hace falta reunirnos mas seguido— se separan.
—Tenlo por seguro que saldremos más, pasa están los demás adentro—le sonríe amablemente—. ¡Mi niña! Hermosa como siempre.
—Hola Vanessa , usted también se ve hermosa—le sonrió nerviosa—. ¿Ya está mi papá aquí?
—Si, llego junto a Christian, vienen un poco cansados del trabajo pero están bien—caminamos adentrándonos en la casa, una que ya conozco muy bien.
Al entrar puedo ver a mi papá y mama juntos, con ellos Christian, y por último Aarón, el cual estaba vestido con un traje azul marino muy elegante, y su cabello perfectamente peinado, si no fuera porque tengo la boca cerrada estoy segura que ya me hubiera resbalado con mi propia baba.
—Hola señor Anderson— lo saludo—. Hola papá.
—¿Como estás Fernanda?
—¡Bien!
—Te ves nerviosa, ¿estás bien?—me dice mi papá por lo que niego rápidamente.
—No, yo me siento bien, ¿porque estaría nerviosa?, es solo una cena, vamos a platicar de cosas, si, de cosas, y todos vamos a estar felices, tranquilos y...
—Vamos a cenar que hace ya hambre—me interrumpe Aarón, todos asienten y se van caminando cada quien en su platica—. Debes de tranquilizarte.
—Lo estoy Aarón— el me lanza una mirada de "¿Enserio?"—. Bueno tal vez estoy un poco nerviosa.
—Todo saldrá bien ya veras—me guiña el ojo.
Ya todos reunidos en la mesa nos sentamos. Los señores Anderson están en los estrenos de la mesa, mis padres en un lado, Aarón y yo en otro.
Cada minuto que pasaba me ponía más nerviosa, ¿Si mis papás no estaban de acuerdo? O qué tal si no están de acuerdo los papas de Aarón, bueno aunque ya estamos grandes no quiero que ellos no estén de acuerdo.
Volteo mi vista hacia Aarón, el está tan concentrado platicando con los demás, me gusta verlo cuando sonríe se ve más guapo de lo que ya es, me gusta verlo cuando sus ojos azules se iluminan como si de un niño pequeño se tratara, me gusta verlo cuando me mira, me da curiosidad saber qué piensa cuando me mira, que siente cuando escucha mi voz o mi nombre, quisiera saber.. ¿Que pensara o que sentirá?
Si me lo preguntaran, lo que yo siento al ver a Aarón es.. ¿cómo explicarlo?.
Es esa sensación que sientes cuando sabes que va a llegar santa con todos los regalos que le pediste, esa emoción al ver todos los regalos debajo del árbol, esa emoción de abrirlos y jugar con ellos junto a tus primos, esa felicidad de ver a toda la familia reunida, Aarón me hace sentir como una niña pequeña a la cual le encanta la navidad y aún espera emocionada a ese hombre gordo con barba y cabello blanco.
Esa emoción la perdí en el momento que crecí, que la familia se fue disminuyendo, que me enteré que Santa no existía, y lo más lamentable que ya no te darían regalos porque están grande ya, pero con Aarón es navidad todo el tiempo, esa navidad de la infancia.
Aunque sea una tontera, eso es para mí Aarón, ese sentimiento me da.
Salgo de mi mundo cuando siento un apretón en mi pierna.
—Estás en otro lugar, ¿Estás bien?—me pregunta Aarón y lo le asiento—. Si quieres lo posponemos a cuando te sientas más lista..
—No, mientras más rápido mejor— le doy una sonrisa sincera y el me la devuelve.
Se pone de pie llamando la atención de todos, oh no, ahí viene de nuevo ese nudo en el estomago.
—Está cena no fue solo por el propósito de reunirnos a pasar un rato agradable y ponerlos al corriente, está cena tiene otro propósito—se aclara la garganta, yo trago en seco, volteo mi mirada hacia los demás los cuales lo miran confundido, diablos esto se siente como si fuera a pedir mi mano—. Para no hacerlo largo, les quiero informar que Fernanda y yo estamos saliendo—me toma de la mano poniéndome de pie.
Al voltear a verlos ninguno dice nada, dirijo mi mirada hacia Vanessa la cual se pone de pie.
—¡Estoy tan feliz! ¡Estuve esperando esto desde que llegaste a esta casa Fernanda!—camina rápido hacia nosotros y nos abraza.
—Felicidades chicos—nos habla el papá de Aarón—. Hijo, cuídala muy bien.
—Tenlo por seguro.
Al voltear a ver a mis papás no los encuentro en donde estaban sentados.
—Hija—volteo rápidamente al escuchar la voz de mi mamá, al verla puedo notar cómo está sería al igual que mi papá.
—¿No están felices?—les digo con una voz que salió más triste de lo que había pensando.
—¡Claro que no!, nosotros ya lo sabíamos hija.
—¿Que?—lo miro sorprendida al igual que Aarón.
—Somos tus padres claro que nos damos cuenta de cuando estás feliz y triste, hoy que llegaste wow, tus ojos brillaban y tenías una sonrisa de oreja a oreja—habla mi mama emocionada—. Además ya lo había hablado con Vanessa.
—Culpable—levanta la mano Vanessa por lo que reímos.
—Como soy el padre creo que debo advertirte unas cuantas cosas—habla mi papá.
—No, papá.
—Si hija, Aarón cuídala, hazla más feliz que nadie, quiérela, respétala, y sobre todo sean responsables, piensen bien lo que hacen—habla mi papá mirando a Aarón el cual asiente a cada cosa—Ah y nada de boda e hijos hasta dentro de 10 años.
—Estoy tan feliz—sonrió ampliamente.
Justo en este momento estamos en su jardín, es de noche y estamos en una hamaca abrazados.
—Te dije que todo saldría bien, pero como siempre esa cabeza se llena de preocupaciones.
—Es mi naturaleza.
—Tú naturaleza es hablar sin parar—ríe suavemente en mi oído.
—Lo bueno es que tú estás ahí para detenerme.
—Siempre lo estaré—me abraza fuerte.
—Aarón quiero ser el amor de tu vida.
—¿De que hablas?—me acomodo un poco para poder verlo.
—Quiero ser el amor de tu vida, tal vez no estemos juntos por siempre, hoy estamos bien, tal vez en unos años terminemos, o meses o incluso en días, no se, pero lo que si te aseguro es que tú eres el amor de mi vida estés o no estés conmigo.
—Tú eres el amor de mis días, estés o no estés conmigo, pero diablos, ten por seguro que no me voy a apartar de ti nunca más, aún que tenga que encerrarte en el sótano y así estar bajo el mismo techo para siempre—suelto una risa al escuchar eso último, me acerco a abrazarlo, el me envuelve en sus brazos.
—Te quiero.
—Dilo de nuevo, por favor.
—Te quiero Aarón Anderson.
—Te quiero hoy, mañana y hasta que me muera, niña.
¿El fin de un libro debe ser el inicio de otro?