Ahora nos encontramos en la cabaña, solos, con mi cabeza hecha un desastre, ¿De que querrá hablar?
Es algo que no puedo dejar de pensar desde que veníamos en camino y el no quiso decir alguna palabra de ello.
—Ven siéntate.- me habla Aarón pero yo niego—.¿Como que no?
—Primero dime de qué quieres hablar, porque desde ahora te digo que si es para terminarme quiero que sepas que te vayas a la mismísima mierd....
—¿De que hablas?—me mira confundido pero a la vez con una pizca de diversión—. No voy a terminar contigo, acabamos de empezar.
—Uf qué alivio—llevo la mano a mi pecho con dramatismo.
—Ahora ven, toma asiento—yo hago lo que me pide y tomo asiento enseguida de el—. De lo que te quiero hablar no es de nosotros, bueno en parte si—. Yo lo miro confundía—. Tu no sabes mucho de mi estoy, consiente de eso, y eso nos ha traído problemas, no quiero que por tu cabeza vuelva a pasar la idea de que no te tengo confianza, por qué estás muy equivocada, te traje aquí para hablar tranquilo y poder contarte mi pasado.
—¿Enserio?
—Si—. Toma un suspiro, yo guardo silencio y lo miro detenidamente—. Cuando yo era un niño vivía en una pequeña, humilde casa, con mi madre y padre, todo estaba bien, bueno eso creí, cuando uno es niño no se da cuenta de muchas cosas, a medida que fui creciendo me di cuenta que mis padres se drogaban, yo traté de hacer que lo dejaran pero fue imposible, ellos estaban metidos hasta la mierda—toma un suspiro—. Llegaron hasta el grado de una sobredosis, sobrevivieron y prometieron dejarlas, yo me dispuse a conseguir un trabajo, ellos igual, parecía que todo estaba volviendo a la normalidad pasaron 2 años, yo ya tenía 14 años, trabajaba en un taller cerca de donde vivía, una tarde recibí una llamada, era de la policía, resulta que ellos volvieron a caer en las drogas, pero está vez fue muy tarde, los encontraron muertos de una sobredosis.
Siento como mi pecho se estruja.
—Como era aún menor de edad quisieron llevarme a un orfanato, yo me negué rotundamente así que lo único que me quedo fue escapar y esconderme, no tenía nada, estaba sin casa, sin dinero, solo, ah y con una deuda de mis padres, los muy hijos de puta dejaron deudas a mi nombre, pero no cualquier deuda—una risa sin ninguna pizca de gracia sale desde el fondo de su garganta—. Un día me subieron a una camioneta toda negra, como si fueran a secuestrarme, pero no, era solo para decirme que toda la droga que consumían mis padre la pedían a mi nombre, así que básicamente les debía una fortuna, yo no tenía ni un cinco, ellos me iban a matar si no les pagaba, la única opción que tuve fue trabajar para ellos, fue una buena opción en ese momento, ellos me dieron un techo, comida, pero, ¿A que costo?, estuve 3 veces por ir a la carcel, 2 veces casi me matan.
Trago duro.
—Ahí estuve por 4 años, con una deuda que parecía que nunca iba a poder terminar de pagar, un día mande a la mierda todo y me desaparecí, conseguí un trabajo normal de jardinero y ahí fue donde conocí a Connor, el fue un maldito ángel para mi— ríe sin gracia—. Me ayudó a conseguir un trabajo estable de chofer, ahí fue donde conocí a los anderson, para no hacerlo tan largo, supieron todo por lo que pase, yo creí que me correrían inmediatamente pero no, ellos pagaron lo que debía, me borraron del mapa para que no me volvieran a encontrar esas personas, por alguna razón se encariñaron conmigo y yo con ellos, y como yo era lo suficiente mayor para que me adoptaran solo hicieron unos tramites y listo, yo ya era legalmente su hijo, Connor y los Anderson son para mí una segunda oportunidad de vida.
Y aquí estoy, mirándolo con la boca abierta, el paso por tanto, era solo un niño y tuvo que madurar muy rápido, una lagrima se resbala por mi mejilla.
—¿Porque lloras?
—Yo.. te juzgue, perdóname
—No, tú solo no sabías la verdad que merecías saber desde hace tiempo, tenía miedo que después de saber todo mi pasado quisieras alejarte, y lo entendería, soy mala persona y esto es mucha mierda.
—¿Que dices?, claro que no me alejare, tú has sido muy fuerte, solo fuiste alguien con un mal destino eso no te hace mala persona, lo superaste, seguiste adelante y aquí estás, rodeado de personas que te quieren de verdad y que no te vamos a juzgar.
—Tienes razón— me mira con una sonrisa—. Algo bueno tuve que hacer para merecerte.
Sin poder evitarlo me lanzo hacia el envolviendo su cuello con mis brazos, al instante siento como sus fuertes brazos rodean mi cintura haciendo que me acomode y quede sentada sobre sus piernas.
Unos minutos de silencio, solo nosotros dos, abrazados, disfrutando el momento.
Me siento mal en haberle reprimido tanto que no me contara sobre su pasado, el tenía sus razones y ahora lo entiendo.
Recuerdo cuando estábamos en su casa y le pregunte porque no tenía más hermanos, que estupida fui.
—Te quiero— susurro en su oído.
El se aleja rompiendo el abrazo para poder mirarme, una sonrisa se escapa de sus labios, se acerca a mi lentamente, puedo sentir su aliento chocar con el mío, está torturándome eso es lo que hace.
—Bésame.
—¿Donde?
—Donde quieras.
Puedo notar en sus ojos como se oscurecen por unos segundos, una sonrisa traviesa se asoma.
—Y el pervertido aquí soy yo, ¿No?
—Que te puedo decir, soy romántica con una mente sucia—alzo mis hombros divertida.
—Bueno, entonces creo que besare aquí— sube su mano apartando mi cabello paga poder depositar un húmedo beso el mi cuello, va bajando y deposita otro en mi clavícula—. Y aquí.
—Eso se siente bien— sonrio mientras él se aleja—. Ahora me toca a mí.
Sin esperar su respuesta me acerco a su cuello, depositando un beso en el.
—Que copiona resultaste Fernanda— me alejo de el y lo miro detenidamente.
—No me dejaste terminar.
Me acerco de nuevo a su cuello dejando un beso en el pero está vez pasó mi lengua lentamente por el, las manos de Aarón se posan en mi cintura apretando firmemente con cada movimiento que yo hago, dirijo mi lengua hasta la borde de su mandíbula para luego mordisquearla suavemente.
Escucho como un jodeo sale de su boca haciendo que yo sonría triunfante.
—¿Que tal?—sonrio como niña pequeña, veo su cara con una sonrisa y eso hace que me sienta satisfecha.
—No estuvo mal— me mira con indiferencia y mi sonrisa se borra.
—¿Que no estuvo mal?—un jodeo de frustración sale de mi boca.
—Vamos no te pongas así, mejoraras— me mira con diversión y yo niego con una risa.
—Cariño, siento como tú ereccion casi traspasa mi short, si no fuera por mis bragas sería como violacion.
Una risa fuerte y ronca sale de Aarón haciendo que yo también ría con el.
—Bueno no puedo contenerlo sabes, tal vez con otro beso se calme.
—Oh si, muy buena idea, estimula más eso y sin duda perderé la virginidad sin notarlo— el alza una ceja divertido.
—¡Dios! Donde está la Fernanda penosa que yo conozco.
—Se fue a tomar un descanso.
—Hay que aprovechar entonces.- me mira con lujuria mientras toma mi boca rápidamente.
Su beso es delicado pero a la vez posesivo, su lengua entra sin pedir permiso a mi boca donde se hace una guerra que esta vez no voy a peder.
Mientras va subiendo de tono el beso me toma de la espalda y me recuesta en el sillón, sus manos recorren con descaro desde mis pechos hasta mis piernas, al presionar uno de mis muslos hace que jode pesadamente.
Se lo que estoy haciendo y lo que va pasar pero no pienso detenerme, el es la persona con la que me siento segura y quiero pasar esto con el.
—No me voy a poder detener si seguimos.- me dice pesadamente mientras se aleja de mí cuello.
—No te estoy pidiendo que lo hagas.- conecto mi mirada con la suya dándole la confianza, el me da un corto beso y me toma entre sus brazos.
—¿A donde me llevas?
—Tú primera vez no será en un sillón.
Siento como mis mejillas se calientan con esa oración, escucharlo de el lo hace más real, voy a perder mi virginidad ahora, con el.
Aarón me deja en la cama y se posiciona entre mis piernas.
Estoy muy nerviosa, he escuchado tantas historias de "me dolió como un infierno" "literalmente me desangre ahí", esa clase de comentarios no me ayuda mucho, así que solo me relajo y recuerdo lo que me dijo una vez Carolina.
"Solo deja que todo fluya, déjate llevar, despeja tu mente, afloja el cuerpo y relaja la pelvis"
Una risa se me escapa al recordar el baile que hizo cuando me "aconsejó eso".
—¿De que te ríes?
Y si, aquí estoy yo, arruinando el momento.
—De nada perdón, solo recordé algo— lo miro apenada pero el no parece creerme así que se aparta y se tumba a mi lado—. ¿Qué pasa?
—¿Estas segura de esto?
—Más que segura— lo volteo a ver pero el está mirando al techo, tomo la iniciativa u me monto arriba de él haciendo que nuestros centros se rocen causando un gruñido de nuestra parte.
—No hagas eso—gruñe pesadamente mientras toma mi cadera con sus manos, con malicia nuevo mi cadera suavemente sintiendo su abultada ereccion, el cierra los ojos, parece estar controlándose pero sus manos apretándose en mi cintura me dice otra cosa, me muevo más rápido sobre su ereccion, el traga fuertemente.
En un rápido movimiento me hace quedar bajo de el.
—Eres perversa.- su voz es agitada y su mirada pareciera la de un león cazando a su presa.
—Tu quieres esto tanto como yo.
—No sabes hace cuento quiero esto—gruñe y se lanza a mi boca desesperadamente, le respondo el beso tratando de llevar su mismo ritmo.
Con delicadeza llevo mis manos a su camisa tratando de quitarla, al ver mis movimientos torpes el mismo se aleja y se la quita.
Madre. Mia.
No me da mucho tiempo de admirar su perfecto abdomen pero al acercarse dirijo mis mano hacia ellos, su pecho es suave y tan trabajando.
El lleva sus manos a mi blusa y a comparación de mi, en un rápido movimiento la quita, lleva sus manos a mi short pero yo lo freno.
—Aarón si no eres delicado juro que te cortaré las bolas.