Mala Influencia

By mc7frd

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Su vida era perfecta a los ojos de los demás, pero era solo una mascara. En el momento mas inesperado, un chi... More

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By mc7frd

Me erguí haciendo arcadas, los pasos tras de mí no se hicieron esperar.

- ¿Te han cambiado las pastillas, de nuevo? Pues creo que no te está yendo muy bien, te ves horrible.

-Mas papel, por favor -dije estirando mi mano, Tayuya se encontraba detrás de mí, sujetando mi cabello mientras yo me agachaba en el retrete, haciéndome compañía desde que mis nauseas comenzaron hace más de media hora.

-Maldita abstinencia -dije apoyando mi cabeza en mi brazo.

-Si, a la mierda -replicó la pelirroja acariciando mi cabello- en serio, te ves terrible.

Y me sentía como la mierda.

- ¿Que ha dicho el viejo? -preguntó refiriéndose al doctor.

-Es por el tratamiento. Ya sabes, vuelvo a clases, tal vez los nervios me provocan las náuseas -respondí con una pequeña sonrisa.

-Pues que mal día para volver porque te ves horrible, ven, te arreglaré la cara.

Lavé mis dientes y volteé a ver a Tayuya que me esperaba con un pequeño estuche en la cama.

-Tienes suerte de que tengamos casi el mismo tono de piel -exclamó esparciendo la base cremosa por mi cara.

-Gracias -sonreí levemente.

Un pequeño golpe en la puerta nos hizo girar la vista.

-Es hora de que te alistes... -dijo Rin con una sonrisa maternal- sabes que si no te sientes bien podemos esperar más...

-No -la interrumpí- estaré bien.

Me alisté con rapidez para bajar a desayunar, nuevamente la enfermera se quedó frente a mí, solo mirándome.

Cerré la puerta del coche y me despedí con la mano de Tayuya y Rin, en el camino todo fue muy silencioso, me removí en el asiento por quinta vez, incomoda, nerviosa y con nauseas. Lo sentía en mi estómago, revolviéndose y haciéndome sentir enferma. Presioné el pequeño botón para bajar la ventana y respiré profundamente, el viento golpeaba mi cara y me alejé al instante que comencé a sentir escalofríos.

Mi estómago se revolvió aún más cuando vi el edificio cada vez más cerca, fruncí el ceño y respire profundamente, se sentía como si fuera la primera vez que iba al instituto, era algo tonto, he pasado la mayor parte de mi vida en ese lugar.

El carro finalmente se detuvo, el chofer dio media vuelta apoyando su brazo en el asiento.

-Vamos, niña, no es la prisión, volveré por ti en la tarde -dijo de forma perezosa pero amigable.

-Ahora todos lados se sienten como prisión...

Bajé la mirada y salí del auto, dando la espalda al edificio, aun cuando el auto ya se había alejado lo suficiente para perderlo de vista seguí inmóvil, aterrada. Podía sentir la mirada de los demás clavada en mi espalda, susurros, risitas y más susurros.

Una mano en mi hombro hizo que reaccionara, los ojos de preocupación de Ino lograron reconfortarme un poco, ya no estaba sola, pero aún me aterraba voltear. Detrás de Ino pude ver a los demás, Kiba se acercó haciéndose espacio de manera brusca entre los demás, solo Sakura soltó un comentario molesto por el empujón que le había propinado el castaño.

Me abrazó con fuerza, con torpeza puse mis manos en su espalda.

- ¿Estas bien?

-Eso creo.

Se separó de mi con sus manos en mis hombros, ladeó la cabeza indicándome que entráramos al edificio.

-Gracias -dije mirando a todos los que me rodeaban.

Los chicos me acompañaron hasta el salón, Neji ya estaba en su asiento conversando con Ten Ten, ambos se acercaron en cuanto me vieron.

- ¿Como has estado? -pregunto Ten Ten con algo de incomodidad en su voz.

-Libre de drogas -reí irónicamente.

Neji me miro de manera desaprobatoria.

-No es algo para bromear -me regañó.

Me encogí de hombros quitándole importancia, el timbre sonó dando inicio a las clases, estaría en el salón de Neji desde que mi padre pidió un cambio de salón para alejarme de Gaara, por lo que mis amigas se fueron dejándome junto a mi primo que me había ofrecido el puesto junto a la ventana. Traté de poner atención, pero terminaba distrayéndome con lo más mínimo.

Al mirar mi cuaderno note que solo había escrito la fecha y el título de la clase.

-Señorita Hyuga -llamaron.

Levanté la mirada esperando un regaño por no estar poniendo atención, pero en la puerta se encontraba la secretaria y el profesor mirándome.

-La directora la necesita en la oficina, señorita Hyuga, espero que haya puesto algo de atención para el próximo examen -hablo Anko entre dientes.

Me encogí de hombros y seguí a la secretaria. En el camino me di cuenta cuanto extrañaba este lugar, donde hace unos meses nada me preocupaba por que mi vida era la de cualquier estudiante.

-Te está esperando -dijo amablemente la secretaria volviendo detrás de su escritorio.

Abrí la puerta lentamente esperando no interrumpir, Tsunade levantó la mirada del montón de hojas en su escritorio y sonrió al verme.

-No voy a regañarte Hinata, solo quiero saber cómo estas -dijo con calma.

Me senté frente a ella aun incomoda, empuñé mis manos sobre mi regazo y fruncí los labios esperando el sermón. Tsunade, por su parte, apoyó los codos en la mesa y entrelazo sus manos.

- ¿Cuánto tiempo te queda en ese hospital?

-Dos meses... si todo sale bien.

Suspiró con pesadez apoyándose en la silla.

-Nunca se me paso por la cabeza que tu...

-Lo sé -respondí apenada- lo siento, creo que nunca logro cumplir las expectativas de los demás.

-Eso no es cierto, Hinata.

Fruncí los labios y apreté el dobladillo de mi falda.

-Es tu vida, puedes hacer lo que quieras si te lo propones, si enserio lo deseas debes intentarlo y encontrar tus límites.

-Lo sé -bufé- pero... es difícil.

-La vida es difícil, pero no tienes que escapar de ella de esa manera, ¿entendido? -exclamó con voz demandante, pero sin perder el cariño en sus palabras.

Asentí con una sonrisa.

-Ahora... quiero que me digas que pasa con Gaara y ese revoltoso de Naruto.

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- ¡Kurama, vamos!

Tiré de la capucha de mi sudadera para cubrirme del sol, me crucé de brazos y recosté mi cabeza en la banca dispuesto a tomar una siesta, quería que las horas pasaran más rápido para poder visitar a Hinata. Un tirón en mi tobillo casi me deja en el suelo, el perro de Naruto tiraba de mi pantalón y movía su cola de un lado a otro, cuando logró llamar mi atención soltó mi pantalón y dio varias vueltas en círculo.

-No quiero jugar, Kurama.

El perro pareció entender de inmediato, volteo corriendo hacia Naruto que lo esperaba con una pelota en la mano.

- ¡Ya cálmate, está anocheciendo! -gritó Naruto alzando los brazos.

Chasqueé la lengua y Naruto volvió a jugar con Kurama, pasada la media hora volvimos al viejo remolque.

-Me gustaría ir a mi departamento.

- ¿Por qué? -pregunté, deteniéndome frente a un semáforo- creí que ya no volverías a ese lugar.

-Si, pero he dejado unas cosas, será rápido -suplicó con las manos entrelazadas.

-Siempre que dices eso pasa algo -dije haciendo una mueca.

Kurama salto sobre mi regazo tapándome la vista a la calle por lo grande que era, me hice a un lado tratando de ver y a la vez de abrir la ventana, el perro desesperado sacó la cabeza y se sentó sobre mi pierna.

-Algún día moriremos por culpa de este perro.

-Solo quiere llamar tu atención -se rió mirando a Kurama - Ve por ese callejón, llegaremos antes.

Doble como Naruto me indico, todo iba bien hasta que el condenado perro comenzó a ladrar como loco y saltó fuera del auto. Frené en seco y mire por la ventana, ladraba hacia una pila de cajas y trataba de meterse entre ellas. Bajé junto a Naruto, el rubio agarró con fuerza el collar del perro para tirarlo y alejarlo de las cajas, casi cae cuando el animal volvió a tratar de meterse entre las cajas ladrando sin parar.

-Cálmate, amigo -trato de calmarlo Naruto, acariciando su cabeza.

Me acerque a las cajas para ver qué era lo que había entre ellas, solo logre ver un pequeño bulto. Me puse de cuclillas y estiré el brazo, tocando algo peludo y suave, lo cogí y note que era pequeño y muy delgado. Era un gato. Un pequeño gato con rayas que aún no había abierto sus ojos.

- ¿Está vivo? -se acercó Naruto.

-Creo que no -dije moviéndolo con suavidad. Estaba helado.

Era tan pequeño que cabía en mi mano, el diminuto animal se removió con brusquedad como si lo hubiera despertado de un profundo sueño y comenzó a maullar abriendo apenas sus ojos.

- ¿Podemos llevarlo? -exclamó Naruto con emoción.

-No.

-Oh, vamos, no podemos dejarlo, es muy pequeño -habló con tristeza.

Miré al animal y comprendí que Naruto tenía razón, moriría si lo dejábamos.

-Está bien, pero controla a ese perro.

Me encargué del pequeño gato para que dejara de hacer ese molesto maullido refugiandolo en el bolsillo de mi sudadera. El viaje al departamento de Naruto fue rápido, salió del viejo edificio con una bolsa de basura en la mano y entró dando un salto.

-Ya vámonos de aquí -dijo mirando a todos lados.

- ¿Pasó algo?

-El departamento esta hecho un desastre.

Me lanzó una mirada nerviosa y encendí el auto sin volver a decir nada.

Nos alejamos del bullicio de la ciudad hasta llegar a una zona donde las construcciones tenían extensos y lujosos jardines, parques tranquilos y bien iluminados. Estacione a una calle de distancia del hospital psiquiátrico donde se encontraba Hinata.

- ¿Que buscabas? -pregunté mirando la bolsa que se encontraba a los pies de Naruto. Saque un cigarro y lo prendí esperando una respuesta de lo sucedido.

-Solo ropa, nada importante -respondió mirando hacia otro lado.

- ¿Nos arriesgamos por ropa? -repliqué mirándolo fijamente.

-Es mi uniforme... quiero volver a clases.

-Si nada nos ha pasado es porque sabemos escondernos bien, Naruto.

-Como sea. No necesito tus quejas.

Salió del auto golpeando la puerta con fuerza, el pequeño gato que se encontraba en mi regazo dio un salto y observó a todos lados sin saber que pasaba.

-Tranquilo, solo fue ese idiota -dije acariciando su cabeza.

Dejé al pequeño sobre la cama en el fondo, caminé con lentitud hacia el hospital, ya había anochecido, pero aún faltaban un par de horas para que todo el personal se fuera.

Me apoyé en un árbol y fumé hasta que solo quedaban un par de cigarros en el paquete, jugué con el encendedor en mis dedos, cuando ya no se sentían autos pasando por el lugar decidí entrar por esa vieja puerta de madera que no estaba a la vista.

Pasé entre los arbustos rodeando la muralla, miré a todos lados y al no ver nadie alrededor salí de entre los arbustos para entrar por la ventana que daba a un pasillo.

Llegar hasta la habitación de Hinata fue fácil. Ella se encontraba acostada y cubierta hasta la cintura.

-Hola -murmuré, cerrando la puerta con rapidez y de manera silenciosa.

La pelinegra levantó su mano con una sonrisa aturdida.

- ¿Estás bien? -pregunte sentándome a los pies de la cama.

-Las nuevas pastillas me ponen somnolienta, moría de sueño en cada clase me hubieras visto -dijo aun sonriendo.

-Hazme un lado, perezosa.

Pasé mi brazo por su cuello, ella me rodeo el pecho y se apoyó en mi hombro suspirando.

-Hueles a cigarro -murmuró.

-Lo siento.

-No importa... Hagamos algo, estoy aburrida.

La miré y sonreí de lado.

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-No te duermas -habló la pelinegra pellizcándome la mejilla.

-Creo que me has dejado vacío -respondí subiendo mis bóxer sin energías para otra ronda.

-Fue tu idea -exclamo cubriendo su desnudez.

-Dijiste que querías hacer algo -sonreí y me acerque para besarla en los labios.

Aún faltando una hora para que amaneciera nos dedicamos a hablar sobre el futuro. Que nos gustaría hacer al terminar el colegio, planeamos ir juntos de vacaciones en la camioneta de Naruto para recorrer el país, sin importar lo mucho que su padre no estuviera de acuerdo.

-Naruto volverá al instituto -mencioné.

- ¿Qué hay de ti? -dijo mirándome con esos hermosos y grandes ojos.

Fruncí el ceño y desvié la mirada.

-Por favoor -se colgó de mi cuello y beso mi mejilla riendo.

-Sigues drogada.

-Extraño estar contigo, como antes.

Besé su frente sin nada que responder, unos minutos después ya se había dormido, me levanté con cuidado y volví a besar su cabeza antes de irme.

Al volver a la camioneta Naruto no estaba, ni el bolso que había sacado de su departamento. El pequeño gato que dormía junto a Kurama levantó su cabeza al acercarme. Deje un poco de leche en un plato y al gato junto a él.

Mire a todos lados cuando algo vibró en algún lugar, busque por toda la camioneta hasta que di con un celular negro, de esos antiguos con tapa.

Levanté la tapa y en la pantalla estaba el nombre 'Naruto'.

- ¡Gaara! -gritó cuando acerque el teléfono a mi oreja.

- ¿Dónde estás?

-En el instituto, deberías venir, aun tienes tiempo -respondió animado.

Suspiré y pasé una mano por mi cabello, no sería tan malo.

-Está bien, nos vemos allá.

Prendí la camioneta y Kurama corrió al asiento de copiloto para sacar su cabeza por la ventana, las calles aun no estaban tan colapsadas y pude llegar en diez minutos al departamento de mi tío. Subí por el ascensor y me detuve frente la puerta, cuando me faltaba un centímetro para tocar el timbre la puerta se abrió abruptamente dejando ver a mi hermana, me miro sorprendida y una gran sonrisa se formó en su cara.

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Tracé las ultimas líneas en mi cuaderno para terminar mi dibujo, dejé caer el lápiz con aburrimiento y apoyé mi mejilla en mi mano. Miré a Neji que se encontraba concentrado en lo que decía el profesor, yo por mi parte no tenía ganas de nada.

Acerqué mi bolso y apoye mi cabeza en él, no aguantaba las ganas de dormir.

-Hinata, es hora del receso.

Me levanté de la mesa y froté mis ojos aun atontada por la siesta, Ino y Sakura me esperaban en la puerta y hacían señas para que me apresurara. Caminé hasta la puerta, giré en el pasillo y me detuve abruptamente con la boca abierta ligeramente.

- ¿Qué? No parezcas tan sorprendida -dijo mirándome con una media sonrisa, se acercó y cuando sus brazos me rodearon mi mente volvió a la tierra.

-Volviste -fue lo único que dije.

-Tengo buenas noticias -susurró en mi oído.

-Hinata -me alejé de Gaara de un salto al escuchar esa voz. El pelirrojo miro con indiferencia al que nos había interrumpido.

-Recuerda lo que dijo tu padre, si él se vuelve a acercar me veré obligado a darle aviso.

Tensé la mandíbula deseando decirle que no me importaba, pero le diría a mi padre y me volverá a encerrar en el hospital, o peor, en casa con profesores privados.

-Luego te cuento -habló Gaara, retrocediendo un paso.

-No, no lo harás -lo interrumpió Neji colocándose frente a él. El pelirrojo frunció el ceño y se acercó amenazante.

-Neji eres un amargado -exclamó Naruto sentado en la ventana, con los pantalones arremangados y la corbata suelta.

-No te entrometas -dijo con desprecio, mirándolo de pies a cabeza- ustedes no pertenecen, no son más que unos delincuentes.

-Neji, eso es cruel -lloriqueo Naruto, con una mano en su pecho.

Ino bajó la mirada con los labios apretados tratando de aguantar la risa, a su lado Sakura miraba a la nada con el rostro serio. Yo solo sonreí, besé a Gaara en los labios y me fui dando empujones a Neji que ya estaba bastante cabreado por Naruto que había comenzado a imitarlo abrochándose la corbata y caminando exageradamente recto y con la barbilla en alto.

-Adiós, querida -dijo el rubio que parecía estar imitando a alguien de la realeza- nos vemos en Francia la próxima semana, pero te advierto que las aerolíneas están horribles, solo quedan asientos en turista -terminó con un fingido gesto de desagrado.

Ino rió exageradamente al haber estado aguantando las ganas de hacerlo, Neji frunció aún más el ceño y me tomo con brusquedad del brazo para seguirlo, casi me tropiezo por el repentino tirón.

- ¡Oye, no la trates así! -grito Ino acercándose.

Gaara venía detrás de ella, pasó a Ino y me solté de Neji para detenerlo, lo había visto más de una vez a punto de pelear.

-Solo vete -exclamé empujándolo, volví a hacerlo cuando seguía tratando de acercarse- lo empeorarás.

Se detuvo y nos miramos a los ojos, suplicándome con la mirada que me quedara, negué con la cabeza y volví con Neji.

-No sé qué le ves a ese idiota -refunfuñó.

Lo ignoré y me voltee sin dejar de caminar, los chicos me miraban apenados y Gaara seguía en medio del pasillo con las manos en los bolsillos.

Toda la hora del receso estuve con Neji y sus amigos, cada minuto parecía ser más lento y más tortuoso, los amigos de mi primo eran exactamente igual a él, exceptuando a Lee y Ten Ten que no se encontraban aquí.

-Tu eres amiga de esos chicos, ¿cierto? -preguntó uno de ellos señalando disimuladamente detrás de mí, volteé para saber de quién hablaba y en el otro lado del campus estaba Gaara sentado en una banca, conversaba animadamente con Naruto que estaba de pie, solté una pequeña sonrisa y el pelirrojo desvió su mirada a donde estábamos.

-Mi padre dijo que si la directora seguía permitiendo a ese tipo de personas, me cambiara de instituto.

-El mío dice que, si sigue así, este lugar perderá todo su prestigio.

-Ellos no deberían estar aquí, no tienen educación como nosotros, agradezco no estar en la misma clase que ellos, no me extrañaría que las cosas desaparezcan de repente.

Todos rieron y continuaron con los comentarios molestos, incluido Neji, jugué con los bordes de mi falda, tenia ganas de gritar, ganas de gritarle a los idiotas con los que estaba por sus conclusiones erróneas, estaban equivocados, tan equivocados.

-Voy al baño -me levanté de la banca y caminé con prisa.

-Te acompaño -Neji se empeñó en seguirme.

--¡¿Estas bromeando?! Maldita sea -grite exasperada.

- ¡Una señorita no debería hablar así! No es lindo -exclamó uno de los amigos de mi primo.

-Idiotas -dije entre dientes.

Los pasillos del instituto se sentían cada vez más largos, interminables, al llegar al final de uno debías decidir si ir a la derecha o a la izquierda, o simplemente volver.

- ¡Hinata!

Ino se acercó con una sonrisa, justo en el momento que sonó la campana para entrar al salón. Suspiré frustrada.

-Dile a Gaara que estaré en el baño en veinte minutos.

Asintió y caminamos juntas hasta mi salón, del otro lado del pasillo se acercaba Neji junto a sus molestos amigos.

- ¿Dónde estabas? -habló entre dientes tratando de ocultar su molestia.

-En el baño.

-Neeeji, ya déjala en paz, ya es grande para que la cuides -dijo Ino con las manos en las caderas.

-No te entrometas.

Entró al salón con el ceño fruncido, con Ino nos miramos y nos burlamos de Neji, verlo comportarse como mi padre es ridículo.

-Nos vemos luego -me despedí de Ino y me senté sin prestar atención a la clase, mi vista solo estaba fija en el reloj en el frente del salón.

Nuestro profesor se molestó un poco por interrumpir su clase, tome el permiso para salir del salón e ir directamente al baño, todo volvía a ser normal en mi vida, con unos pequeños cambios. Sonreí al ver a Gaara esperándome fuera de los baños.

- ¿Llego tarde? -pregunte.

-Acabo de llegar -sonrió y me abrazo con delicadeza- algo pasó...

- ¿Qué?

Me separé impaciente.

-Es sobre Akatsuki...

Mi estómago se revolvió por completo.

- ¡Ya dime! -exclamé impaciente.

-Se han ido.

Entreabrí los labios tratando de decir algo.

- ¿Que significa eso? ¿Cómo que se han ido? ¿Cómo lo sabes? :las palabras salieron disparadas de mi boca.

-Temari hablo con unos chicos de nuestro barrio, estaban acabados, sin Obito la gente comenzó a delatarlos y la policía les estaba pisando los talones -sus manos se posaron en mis hombros- se acabó.

Fruncí los labios intentando no llorar y lo abracé con fuerza, enterrando mi rostro en su pecho.

-Empezare de cero -dijo, acariciando mi mejilla- empezaremos de cero, juntos.

Asentí con alegría y lo besé sin poder aguantar la emoción.

-Ahora solo tengo problemas aburridos -rió bajito- debo unos seis trabajos y exámenes.

-Desapareciste por semanas, debiste haberlo imaginado -volví a besarlo, esta vez con mas ternura, el como siempre se dejaba llevar- yo te ayudaré.

- ¿Qué te parece si esta noche te secuestro y vamos a la ciudad a celebrar? -propuso acercándose a mi cuello y haciéndome cosquillas con la punta de su nariz- ya no hay por qué ocultarnos.

-Te espero.

Nos besamos con una sonrisa en los labios, estaba feliz, podría gritar de felicidad, el problema mas grande que teníamos se había esfumado, los siguientes tampoco serían fáciles, pero después de esto todo se percibía mejor.

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