Cantos de Luna.

De Angie_Eli_Carmona

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En Erydas existen dos reinos, el reino Sol y el reino Luna. Estos reinos se formaron después de que, en la g... Mais

Introducción.
Capítulo I. «Viejos encuentros»
Capítulo II. «Descubrimiento»
Capítulo III. «Licántropos»
Capítulo IV. «Propuesta real»
Capítulo V. «Sé fuerte»
Capítulo VI. «Pescador»
Capítulo VII. «Últimos en llegar»
Capítulo VIII. «Compromiso»
Capítulo IX. «El baile de la amada»
Capítulo X. «Cambios inesperados»
Capítulo XI. «Opiniones»
Capítulo XII. «Poder»
Capítulo XIII. «Banda»
Capítulo XIV. «Erys»
Capítulo XV. «Ventaja»
Capítulo XVII. «Tenebris»
Capítulo XVIII. «El comienzo del fin»
Capítulo XIX. «Inframundo»
Capítulo XX. «Fortaleza oculta»
Capítulo XXI. «Conocido»
Capítulo XXII. «Ganadoras»
Capítulo XXIII. «Sacrificio de sangre»
Capítulo 24. «Decisión definitiva»
Capítulo 25. «Susurro mortal»
Capítulo 26. «Falsedad»
Capítulo 27. «Espíritu»
Capítulo 28. «Trato»
Capítulo 29. «Nuevos Dioses»
Capítulo 30. «Magia de manos»
Capítulo 31. «Renacimiento»
Capítulo 32. "Última batalla"
Capítulo 33. «Matrimonio arreglado»
Capítulo 34. «Sueños»
Capítulo 35. «Daño»
Capítulo 36. «Orías»
Capítulo 37. «Confrontación»
Capítulo 38. «Compasión»
Capítulo 39. «Disfruten...»
Capítulo 40. «Parecido»
Capítulo 41. «Lo sabías»
Capítulo 42. «Un largo camino para un gran destino»
Capítulo 43. «Injusticia»
Capítulo 44. «Punto de quiebre»
Epílogo.
Agradecimientos, nota final, ¿Siguiente libro?
Segundo libro ya publicado.
NO TE DETENGAS DE LEER.
AVISO. ¡LEE ESTO POR FAVOR!
Aviso.

Capítulo XVI. «Nathan»

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De Angie_Eli_Carmona

-Tú hermana comienza a preocuparme -le susurró Connor a Amaris al oído.

Todo el grupo se encontraba en la segunda isla, ya habían encontrado la ubicación de los estandartes, ahora sólo se necesitaba ir por ellos, razón por la que se habían repartido en equipos. Ranik y Harry al sur, Elena, Iben y Ailum al este, Piperina, Hiden y Nathan al oeste, mientras que Zedric, Connor y Amaris fueron al norte.

-Es una llamada, acaba de descubrirlo y quiere ayudarnos -justificó Amaris, tan pacífica como siempre. Al ver el ceño fruncido de Connor, prosiguió-: No hará nada malo, es lo suficientemente buena para eso. La conozco como a nadie.

-A veces el poder puede ser abrumador -dijo Zedric, que aunque iba adelante iba oyendo la conversación-. Dile eso a mi hermano.

-¿Tú hermano? -preguntó Amaris, curiosa-. Creí que alguien como tú confiaría mucho en él. Se habla de su hermosa y fructífera relación incluso en mi reino. ¿Es todo una mentira?

-Mi hermano es tal como es, lo acepto, aun cuando a veces es un tanto molesto. Tampoco es como que no sepas sobre el tema, debes estar bastante familiarizada tomando en cuenta que Adaliah es tú hermana.

Ambos rieron. Connor frunció el ceño, desconcertado por la confianza que parecían tener entre ellos. Por su parte, Zedric siguió explicando:

»Mi hermano tiene problemas. Tiene poco amor por los demás, suele ser cruel con los lacayos y personas inferiores a él.

-Considerando su posición en el reino, entonces no hay nadie con quien no sea cruel aparte de tú, tú madre y el gran rey -se burló Connor-. Pero entiendo lo que quieres decir. De todos modos, Piperina me preocupa del buen modo. Ella es... valiente.

-Me gusta eso -dijo Amaris, divertida-. Ella siempre lo ha sido. Desde siempre me ha ofrecido su apoyo, es bueno que ahora los demás noten lo valiosa que es.

-De todos modos, que sea llamada no quiere decir que tenga habilidades, si es correcto lo que oí que le decía aquel Erys -dijo Zedric, como siempre pensando en todas las posibilidades.

-¿Estuviste espiando? -preguntó Amaris, frunciendo el ceño.

-Claro que sí. Es natural, necesito saberlo todo.

-Como sea -dijo Connor, al instante tomando forma de lobo. Era un animal majestuoso, enorme, gris y con ojos azules claros que destacaban por su fiereza-. Huelo los tres estandartes por los que nos han mandado, vuelvo con ellos en unos minutos. Agh, -se sacudió, como incomodo-. Me convertiré en un tigre la próxima vez, todo este pelo es un poco incómodo.

-Por favor, no puede ser tan fácil -se burló Zedric-. ¿Tienen un olor peculiar o algo?

-La persona que los escondió comió trufas antes o durante el escondite. Tengo una debilidad por las trufas.

Dicho esto, Connor salió corriendo lejos de ellos. Amaris y Zedric intercambiaron miradas divertidas, antes de percatarse de que Connor ya estaba demasiado lejos e intentar alcanzarlo.

Por su parte, al otro lado de la isla, Piperina guiaba a Nathan y Hiden entre la parte con más maleza de la isla. Estaba empezando a perder la concentración debido a que estos dos chicos no dejaban de debatir en cuanto a sus predicciones sobre el torneo.

Hiden argumentaba que Ranik tenía muchas posibilidades, mientras que Nathan decía que Zedric tenía aun más posibilidades. Hablaban rápidamente, retándose mutuamente y usando a sus amigos como pretexto en una discusión sobre que reino era el mejor.

-¿Pueden callarse? -mandó ella, llevándose las manos a las cienes para detener el dolor de cabeza que había comenzado a molestarla por el esfuerzo repentino en usar sus habilidades-. No puedo concentrarme y sus argumentos son estúpidos.

-Entiendo porque piensas eso -le devolvió Nathan, burlón, las comisuras de su boca levemente elevándose, su cabello rubio y espeso dejándose llevar por el viento, que parecía mucho más recio en aquella isla-, ahora crees que tú ganarás porque eres la única Erys caminante en el planeta y tus habilidades son inigualables. Si es que las tienes, claro.

Piperina apretó los puños, conteniendo su furia.

-La conversación que tuve con ese Erys fue privada -dijo, apretando los puños mientras trataba de contener su furia-. No tenías derecho a...

Mientras decía esto, Piperina fue directamente hasta Nathan, apunto de encestarle unos buenos golpes. Hiden se puso entre ellos, diciendo:

-Oigan, tranquilos, lo que menos queremos es...

-¿Pelear? -preguntó Piperina, un tono irónico brillando en su voz-. Primero espía, luego se mete con mi reino, entonces me reta y argumenta que he perdido el control. Merece...

-Mucho amor -respondió Nathan, de nuevo bromeando.

Esta vez Piperina realmente había perdido la cordura, no tenía mucho control en sus impulsos, al contrario de Amaris.

Rápidamente hizo a Hiden a un lado, pasando hasta Nathan y lanzándose sobre él. Ambos cayeron al suelo, Piperina se esforzó por darle uno, dos, tres puñetazos que él detuvo.

Su fuerza era casi la misma. Nathan se sorprendió por aquello, Piperina le dedicó una sonrisa confiada. Esta distracción hizo que, aprovechándose de esto, Nathan hiciera que ella se girara, tomando su peso y ahora él quedando sobre ella.

-Eres demasiado impulsiva -dijo. Ambos se miraron fijamente, retándose, hasta que de repente él la dejó ir sorprendiendo tanto a Hiden como a Piperina.

No hubieron más palabras. Piperina sólo los rebasó, rápidamente yendo a la zona donde estaban los estandartes.

Nada fue mejor cuando llegó ahí. Adaliah y su grupo estaban buscando como locos en la tierra, la mencionada gritaba y mandoneaba a sus supuestos amigos como la heredera al Reino Luna que era. Al ver a Piperina y su compañía sus ojos brillaron con emoción.

-Vaya vaya... -dijo, con una sonrisa ladeada-, mi hermosa hermanita ha llegado para acompañarnos. ¡Qué dicha!

-Lo mismo digo -respondió ella, llamando la atención de su hermana por la poca atención que le estaba dando. Intercambió miradas con Triya Birdwind, la hermana de Natasha.

Triya era una chica bastante amable y dulce, un gesto típico de familia. Su cabello era azul como el de Natasha, pero ella tenía ojos más grandes y una apariencia más aniñada a pesar de ser la mayor de su familia.

Piperina fue directamente a donde sabía que estaba el primer estandarte, el de la casa de Nathan. Comenzó a cavar, usando toda su fuerza y resistencia.

Varios minutos después, y mientras el grupo de Adaliah aun no había dado con nada, Piperina tocó algo duro. Una sonrisa se formó en su rostro, estaba sumamente complacida por sus acciones.

-Ya tengo uno -dijo, llamando la atención de todos a su alrededor-. El de Nathan.

-¡Gracias, querida ! -dijo él, guiñándole el ojo y robando varias miradas de admiración por su galantía y carisma natural.

-Intenta un poco más a la izquierda, creo que ahí encontrarás más rápido el estandarte, yo iré con Hiden.

-Lo haré, cariño -respondió él, haciendo que Adaliah frunciera el ceño, furiosa por su obvia confianza. Era todo un teatro, pero parecía que ambos se conocían de tiempo. Fingiendo la misma confianza de siempre, fue hasta Piperina.

-No sabía que te gustaban los chicos como Nathan -dijo, llamando la atención de todos a su alrededor por lo filosas de sus palabras-, sería un escándalo si fueras una llamada, pero afortunadamente no lo eres.

El ambiente estaba tenso, nadie habló a la espera de la respuesta de Piperina. Ella no pareció inmutarse, sino que inmediatamente contestó:

-Es una gran ventaja no ser llamada, a veces se les suben los humos a los que lo son. ¿O no hermana? -Adaliah rodó los ojos- ¿Cómo dormiste? Porque me imagino que tú lo hiciste y tú grupo no obedeciendo tus órdenes.

-Adaliah es nuestra heredera -defendió Triya, sus ojos y cabello azul destacaban en el medio de la selva-. Merece eso y mucho más.

-Oh, de eso estoy segura -respondió sarcásticamente, tan irónicamente que Tiberio Dolphinsea, (un chico sumamente devoto a la casa real y al respeto que se le debía tener a los demás por el rango), frunciera el ceño, sorprendido.

Por su parte, gracias a las indicaciones de Piperina, Nathan ya había dado con el otro estandarte. Lo sacó, dejó ver su brillante sonrisa a los demás y fue directamente hasta Piperina.

-Amada mía, ya he encontrado el estandarte -dijo él. Fue directamente hasta ella, la tomó de la cintura y le plantó un atrevido beso en los labios que, para la forma de comportarse en esos días, era la más grande y escandalosa muestra de afecto que ellos habían visto, (al menos los chicos fuera de los burdeles y fiestas privadas).

Ella estaba súper incómoda. Trató de que no pareciera así, pero era la primera vez que besaba a alguien y la sensación era viscosa, los movimientos, torpes, (al menos los de ella) y parecía que nunca se acabaría.

Hasta que lo hizo. Nathan abrazó a Piperina, susurrando quedamente, lo más quedo que había oído a hablar a alguien, pero seguro de que Adaliah lo oiría, lo siguiente:

»No tienes porque incomodarte de nuestro amor, mi vida, estamos tan compenetrados como lo podemos estar.

Todos a su alrededor soltaron gritos ahogados, (a excepción de Hiden), al oír esto. Adaliah estaba furiosa.

-¡Esto lo sabrá mamá! -dijo Adaliah, cual niña pequeña. El momento incómodo había pasado, Piperina estaba feliz como nunca antes.

-No es tú madre -dijo, repitiendo las propias palabras con las que Adaliah se había expresado-. Es tú Ailiah.

Adaliah fue hasta Piperina y directamente la tomó del cuello con la disposición de ahorcarla. Nathan inmediatamente la detuvo, diciendo:

-No le recomiendo que haga eso, princesa, su hermana es muy fuerte.

-Y yo te recomendaría que te alejaras de aquí, maldito chico del Sol -devolvió Adaliah, sus ojos azules y claros brillando con intensidad-. Ya.

-Nos vamos a ir inmediatamente -dijo Hiden, interrumpiendo el intercambio que se estaba formando-. Acabo de encontrar el siguiente estandarte, podemos irnos.

-Hasta luego hermanita, ten una buena búsqueda -se despidió Piperina, triunfante. Luego se giró hacia Nathan, su falso amante, lo rodeó de la cintura y dijo-: Vámonos, amor.

- ¡¿Qué tipo de brujería hiciste para saber dónde estaban?! -preguntó Adaliah, furiosa-. Dile a tú superior, ¡A la heredera!

Piperina ignoró a su hermana por completo. Fue y subió una pequeña colina, Nathan a su lado y Hiden detrás de ella.

-Eres mi heroína -dijo Connor, una vez Piperina le hubo contado la experiencia de hace unos minutos-. Adaliah es aterradora. Todo, su rostro, su belleza, su voz...

-Tengo que admitir que fue una buena jugada -dijo Nathan, sintiéndose superior, como siempre, pero centrando los ojos en Piperina-. Ella no se dejó intimidar y eso es de admirar. Pero si les contara lo que yo hice para hacer mucho más convincente nuestro amorío yo...

Piperina, que estaba a su lado, puso su pie sobre el suyo con fuerza haciendo que Nathan se doblara en su lugar.

-Ni se te ocurra -susurró, aun con las miradas sobre ella-, o me encargaré de que no tengas descendencia.

Amaris, que veía todo desde el otro lado de la sala, sonrió al notar que Piperina estaba mucho más cómoda con los demás. Había un brillo en ella, por lo que imaginó que se debía a su reciente descubrimiento sobre su origen.

Iba a decir algo sobre lo feliz que estaba de que ya casi hubieran terminado cuando, de repente, una visión le embargó.

Vió a Ranik llegando a la cabaña cargando a un Harry lastimado.

Enseguida se levantó de su asiento, llegando hasta él, que venía a varios metros de la cabaña.

N/A. En multimedia uno de mis dibujitos de las chicas. No critiquen mí falta de talento. xD

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Soy Dayana y esta es mi historia.... Amar es darle a alguien, la oportunidad de lastimarte, sin esperar que lo haga.... Portada- Tammi, @ECECMIVO