¡IMPORTANTE LEER LA NOTA DEL FINAL!
05.00 am
Pasada ya las fiestas navideñas y aquella apasionada noche de lujuria algo cambio, quizás para bien o quizás no, pero cambio. Nathaniel no se notaba bien, sentía que algo malo pasaba con él, no exactamente el qué.
Había noches de pasión en las que se notaba muy sensible, otras veces sufría fatiga, dolores de cabeza, cambios de humor,pero esta noche ya era el colmo.
No le dio ni tiempo a ponerse las zapatillas cuando tuvo que darse una carrera al baño. Soltó todo y aun así su cuerpo pedía más y más haciendo unos ruidos que no pasaron desapercibidos para Castiel, el cual se levanto preocupado.
- ¿Te encuentras bien? - Le entregó papel para que se limpiara la boca.- Nathaniel miró a Castiel con sus ojos llorosos, al pelirrojo casi se le va la vida.
- Ha sido así de repente, creo que estoy enfermo o algo por el estilo porque...muchas veces no me encuentro bien.- Castiel lo mira confuso. -No creía que fuera nada malo.
Castiel ayudo al rubio a levantarse y lo guió al lavabo para mojarle un poquito la nuca. Después Nathaniel se enjuagó la boca para así poder quitarse ese sabor ácido y asqueroso de su boca.
-Deberíamos dormir lo que queda y después iremos al médico. -El pelirrojo beso la cabellera al ojimiel y después lo arropó.
10.00 a.m
La alarma empieza a sonar, ese detestable sonido hizo gruñir a Castiel que aún tenía ganas de seguir durmiendo pero que al ver a su chico durmiendo con aquellas ojeras se le pasó. Lo zarandeó varias veces ya que estaba pesaroso de lo anterior. Ante tan adorable cara no pudo evitar darle unos cuantos besos.
- Buenos días mi amor. - Castiel soltó animado.
- Buenos días. - Nathaniel no pudo evitar una sonrisilla. - ¿Me ducho y desayunamos?
- ¿Por qué no mejor nos duchamos juntos? Recuerda tus mareos, no me fío. - El rubio asiente con la cabeza.
- Es verdad, aunque ahora me encuentro bien. - Dice pensativo.
- Pareces mujer embarazada. - Empezó a reír Castiel.
- Que pena que no pueda tener bebés, oye. - Cruza sus brazos.
- De verdad que sí que es una pena. - Le besa la frente. - Pero no podemos seguir de cháchara, vete preparando mientras yo llamo al médico para nuestra cita, venga.
Acabaron duchándose juntos, aunque Nathaniel no mostrara ningún síntoma y desayunaron sin problemas. Todo bien hasta llegar a la consulta donde la fatiga se apodero del ojimiel, que no para de moverse en el asiento.
- Oye tranquilo, ya verás que no es nada. - le coge la mano.
- Eso lo dices porque no eres tú. - agachó la cabeza después de mirarle furioso.
- Oye, se me caería el mundo encima si te pasase algo malo sabes, yo también estoy nervioso.
- Lo siento pero esto que me pasa no es normal, no quería sonar egoísta. - Sus ojos estaban aguados.
- Tranquilo no sera nada. - lo acercó a él para abrazarlo, algunos se les quedaban mirando pero para ellos no existía nadie más que ellos.
Después de unas cuantas personas llegó su turno, el médico lo hizo sentar en una camilla lo chequeo mientras que Nathaniel contaba sus síntomas, el médico solo asentía con la cabeza.
- Muy bien. - Dijo al fin el doctor. - Según me comentas estos síntomas son los típicos en un embarazo por lo cual puede que lo este. - Este se empezó a reír. - No me pongan esa cara por favor, se están dando últimamente casos de hombres embarazados, ustedes no son los primeros. Si quieren confirmarlo puedo mandarle ha hacerse un análisis o incluso con un predictor cualquiera.
- Me esta diciendo que lo que le ocurre a mi novio es un embarazo, ¿solo eso?¿Nada malo?. - Castiel confiesa sorprendido.
- Exactamente.- Confirma el doctor con una sonrisa. - ¿Desea hacerse el análisis para confirmarlo?. - Los dos negaron con la cabeza. Tuvieron unas cuantas palabras más, se marcharon a una farmacia y probaron si era real.
Y sí, lo era.
- No me lo puedo creer...- Nathaniel aún esta en las nubes. - ¿ Cómo ha podido pasar si igualmente usábamos protección?
- No siempre cariño, en navidades, acuérdate.
- Dios, es verdad y a raíz de ahí yo no era el mismo.- Exclamó exaltado. - ¡Qué fuerte Castiel, vamos a ser papás!- Eufórico abrazo y empezó a besuquear a su pelirrojo.
Buen rato se pasaron acaramelados; caricias, besos, toqueteos hasta que la angustia llegó y Nathaniel se tuvo que apartar corriendo de la boca de Castiel.
- ¡Puaj, casi lo saboreo! - Pone cara de haber comido limón.
Si bien era una buena y rara noticia que Nathaniel estaba embarazado esas angustias y malos síntomas no.
- Oye, ¿lo quieres contar ya o prefieres esperar? - Comenta Castiel a Nathaniel cuando aparece por la puerta.
- Haz lo que quieras, tarde o temprano se enterarán. - Dice mientras se recuesta en la cama y cierra los ojos. - Yo solo quiero dormir sin sentirme mal.
- No te duermas, tienes que comer algo, recuerda que ahora sois dos. - Lo empuja suave para que no se duerma.
- Te prometo que luego, ahora solo me apetece dormir. - su voz es cada vez más pesada.
~Tres meses después~
- Castiel, ¿me traes un poquito de chocolate? - Se toca la abultada barriga.
- ¿Otra vez? Te has comido ya una. - reniega. - A ver si te va a sentar mal.
- Yo no tengo culpa, es está personita la que me pide. - señala su vientre.
- Pues no hay, y tampoco pienso ir a comprar. - se cruza de brazos. - No lo consientas tan de pequeño.
- Sera la última de verdad, lo prometo, te lo juro. - El ojimiel lo zarandea.
- He dicho que no. - niega a la vez que aparta la cara para no mirarle.
De repente se escuchan unos sollozos.
- ¿A parte de chocolate quieres algo más? - Al final sucumbe Castiel.
- Te quiero,te quiero, te quiero. - Sonríe mientras le da besitos. - No, no quiero nada más.
Con un besito más, el pelirrojo agarra las gafas de sol y las llaves de la moto en busca de una gran superficie. No solo coge una tableta de chocolate; coge una normal, de distintos sabores y tipos, de diferentes marcas, otros tipos de dulce e incluso cosas saladas.
Y no es por nada, pero se había informado de los antojos que podían producirse y quería estar preparado para todos y no tener que volver a levantarse de su sofá.
Con todo listo, y las manos cargadas llamó al timbre de la casa ya que no podía abrir. Espera y espera y nada que no abre.
Asustado tira las bolsas al suelo y saca del bolsillo de su pantalón las llaves.
- ¡Nathaniel! - grita al abrir la puerta.
- ¿Mhm? - Detrás del sofá aparece con su cara de dormido.
- Vaya susto me diste, si que tienes el sueño pesado.
El rubio afirma con la cabeza y se vuelve a tumbar y quedarse dormido.
Tanto insistir para ahora dormirse.
Cargó todas las bolsas y las llevó a la cocina, guardo todo en la alacena y volvió para su novio, al cuál también cargo y lo llevo hasta la cama.
¡
LEAN LA NOTA!
Esta es la primera parte de este final, ya que no quería que quedara tan largo.
Siento tanto tardar pero aquí lo tenéis.
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EL MÁS COMENTADO O APOYADO SERÁ EL ELEGIDO!❌❌❌❌❌❌
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Nos leemos