Las mañanas eran lo que más odiaba de todo el día. El momento en el que un torturador sonido hace que las preciosas imágenes de los preciosos sueños que tenías desaparezcan, el momento en el que te dás cuenta de que por muy cansado que esté, tienes que levantarte porque hay un millón de cosas que tienes que hacer, el momento en el que sueñas con poder acelerar el tiempo hasta el momento de volver a tumbarte en el glorioso mueble que llamamos cama. Pero en especial porque vuelven todos y cada uno de los problemas que te atormentaban la noche anterior, y en mi caso, las que me atormentaron durante la noche.
Me deshice como pude de los brazos de Harry que me rodeában, y me encaminé a la ducha, necesitaba despejarme un poco. Puse música y comencé con mi rutina diária, salí de la ducha enrollada en una toalla y me preparé una taza de café. Con la taza humeante y con el pelo goteando en mi espalda, me enfrenté al temido "¿y que me pongo hoy?". Era un día gris, típico de Londres, y empezaba a refrescar, bueno hacía mucho frío y llovía, así que supongo que eso era más que fresco. Me decidí por unos vaqueros ajustados y oscuros, una blusa blanca y un jersey de lana gris por encima, pero que dejaba ver la blusa. Me dirigí al baño a secarme el pelo, acción no muy común en mí pero obligatoria con el tiempo que hacía, y me maquillé un poco. Quedaban unos 10 minutos para que Emma viniese a por mí, por lo que acabé de un trago el café, me puse unas botas cortas color marrón, cogí un bolso del mismo color, unos accesorios dorados y una chaqueta verde militar, quería salir de casa antes de que Harry despertase, un poco cobarde, sí, pero no me lo quería enfrentar. Miré como dormía, una pequeña sonrisa apareció en su rostro, pero no se despertó. Puse un vaso de agua y un par de aspirinas en la mesilla, junto a una nota que decía, "Buenos días dormilón! He tenido que ir a clase, tienes la llave del apartamento así que cuando salgas cierra la puerta. Sabes donde están las toallas si quieres darte una ducha. Un beso, Marel" Quería escribirle algo más, de veras que lo quería, pero no sabía como decirlo, ni siquiera sabía que decir.
Salí de casa para encontrarme con una lluviosa mañana, que depresiva podía llegar a ser Londres. Saqué el móvil del bolso y llamé a la única persona con la que me apetecía hablar en ese momento, pero antes de que sonara el primer pitido colgué. No, no podía llamarlo, aún no. En vez de eso decidí llamarle a Liam.
- ¿Diga?- Su voz era algo grave, adormilada. Fué entonces cuando me dí cuenta de que no eran ni las 8:00 de la mañana.
- Lo siento Liam, no me había dado cuanta de la hora que era. ¿Te he despertado?
- No tranquila, hoy he madrugado un poco así que estás de suerte.- Reí un poco y supe que él también sonreía.- Bueno, ¿necesitas algo?
- Si bueno, me preguntaba si tenías algún plan para esta tarde. Tenía pensado ir a surfear un poco y como sé que a tí también te gusta, pues he pensado en invitarte.
- Claro! Si, me encantaría. ¿Como tienes pensado ir?
- Tengo que llamar a la agencia para eso, creo que me van a dar un coche o furgoneta o algo.
- Bueno cuando lo sepas me llamas, sino puedo conducir yo, no me importa. ¿Sales a las 14:00, verdad?
- Sí así es. Llamaré a la agencia en el descanso y te aviso ¿de acuerdo?
- Si claro perfecto! Y oye Marel, ¿como estás?- Nada más decir eso apareció Emma, sonriente y saludando desde lejos.
- Oye Liam, lo siento pero tengo que dejarte, luego estamos!
- De acuerdo, que tengas un buen día.- Colgué y metí el móvil en el bolso.
- Hola Marel, buenos días.
- Buenos días a tí también!
- ¿Con quien hablábas?
- Con Liam, vamos a ir a hacer surf.
- Dios chica, ¿es que quieres matarme o algo así? ¿te los vas a tirar a todos?- Preguntó entre risas mientras que yo le sacába la lengua.
(...)
Hacia ya un tiempo que no iba a clase y eso se notó. Clases extra que tenía que coger, trabajos extra que hacer para poder obtener más créditos e incluso algunos exámenes. Así que no exagero cuando digo que salí, literalmente, corriendo del instituto. Y nada más hacerlo, me encontré a Liam en el parking de la escuela, recostado en lo que sería mi nuevo coche. Lo mandé a recogerlo a las oficinas de Rip Curl, para así no tardar tanto tiempo.
- Liam!- Dije saltándole encima mientras que este pasaba sus brazos por mi cintura y me abrazaba.
- Hola preciosa! ¿Que tal las clases?- Dijo dejándome de vuelta en el suelo y besando suavemente mi mejilla.
- Ugh, no me hables de eso por favor! Oye, ¿enserio que este es mi coche?
- Si, ¿no te gusta?
- ¿Bromeas? Es perfecto!- Era un Land Rover Evoque, todo en negro, espacioso y perfecto para meter todas mis cosas.
- ¿Preparada?
- Claro.- Nos metimos y empezó otro tipo de tortura, conducir por las carreteras inglesas. ¿Es que tanto les costaba ser un poco normales y conducir por la derecha? No, claro que no! Tenían que hacerlo por la izquierda! Aunque en realidad me divertí. Liam, con lo cuidadoso que era, se ponía más que nervioso con mi conducción. A mí nunca se me dió muy bien eso de conducir, saqué el carné por obligación básicamente, pero en mi vida había conducido muy pocas veces, estába segura de que podía contar las veces que conduje con los dedos de una sola mano. Let her go de Passenger empezó a sonar en la radio. Vale, se lo tenía que contar.
- Oye Liam, ¿has hablado con Harry últimamente?
- Hamm... si bueno, si que he hablado, pero ¿a donde quieres llegar?
- Es que bueno... Ayer por la noche vino a mi casa, borracho y...- No pude acabar porque Liam me interrumpió.
- ¿Como que borracho? ¿pero borracho de borracho? ¿o solo un poco bebido?
- Bueno depende lo que signifique para tí no poder tenerse en pié, necesitar una ducha fría de 10 minutos para despertarse y vomitar. Dime Liam, ¿eso es borracho para tí?
- Dios, prometió no volver a hacerlo.- Dijo llevándose las manos a la cabeza.
- ¿De que hablas?
- Hace unos meses Harry empezó a beber mucho cuando salíamos de fiesta, tenía mucha presión encima, no sé porque, pero la prensa se ceba mucho con él... pero como pensaras eso de pillarlo muy ebrio no ayudó, así que prometió no volver a hacerlo, no volver a emborracharse de esa manera. Iba bien, muy bien, pero no sé lo que le ha empujado a volver a beber.
- Puede que yo lo sepa.- Me miró algo sorprendido y esperando una respuesta.- Bueno, después de todo eso que te he contado, ya estaba mucho mejor y nos fuimos a dormir porque no quería que a esas horas de la mañana nadie le viese en ese estado ni que fuese a casa solo. Bueno la cosa es que ya estába bastante lúcido y cuando estábamos en la cama me suplicó que volviese con Zayn.
- Bueno, se preocupa por tí y por Zayn... Dime que es por eso por favor.- Suplicó.
- Dijo que me quería y que no le podía hacer eso, que prefería que yo estuviese con Zayn para así no sentirse mal ni culpable. Y yo... no sé que hacer Liam, enserio. Quiero volver con Zayn, pero la cosa no salió bien a la primera porque todo fué demasiado rápido, y quiero hacerlo bien esta vez, quiero ir despacio, pero por otro lado, necesito hacer esto deprisa porque quiero recuperar a mi mejor amigo y no quiero causar ningún problema en el grupo y... y no sé que hacer.
- Yo... no lo sé Marel. Ya hemos llegado, pero cualquier cosa que pase, tú cuéntamelo ¿vale? Puedes confiar en mí, puedo ser como tú psicólogo o tu acompañante de batallas!- Dijo haciendo gesto de superhéroe.
- Claro Liam, claro!- Dije si poder para de reír.- Oye, ¿has pasado por mi casa a por mis cosas, verdad?
- Si tranquila, lo he cogido todo, está en una bolsa en el maletero.
- Gracias!- Dije dándole un beso y saltando del coche. Era un día gris, por lo que las olas eran enormes. Emocionada, me dirigí a la parte trasera donde me puse un bikini rosa y por encima mi neopreno. Liam hizo lo mismo y cuando los dos estuvimos listos, nos adentramos en el agua.
El surf siempre me ayudaba, siempre. Era como una terapia para mí, mi terapia personal. Habíamos pasado horas dentro del agua, cogiendo olas e incluso tumbados en las tablas hablando. Ya estaba oscureciendo para cuando llegamos al coche. Metí la tabla, el neopreno y el bikini en el coche y empecé a vestirme mientras temblaba por el frío que hacía. Me puse unos leggins negros de invierno, camiseta suelta y un jersey de invierno gordo. Hice un moño con mi pelo y puse una bandana para recogerlo todo bien, saqué unos calcetines blancos gordos y me los puse seguidos por unas vans negras.
- ¿Enserio que te acabas de poner esos calcetines?- Se rió Liam.
- Sí. Puede que tu estés acostumbrado a este frío infernal pedazo de esquimal, pero no olvides que yo vengo del trópico, en donde celebramos el año nuevo en bikini, no debajo de mil mantas y tiritando.
- Vale, vale, lo siento!- Dijo sin poder dejar de reírse y levantando las manos en señal de paz.- Dame las llaves, ya conduzco yo, pareces cansada.
- Gracias!- Le dí un suave beso en la mejilla, cerré el maletero y me metí en el asiento del copiloto. Nada más hacerlo saqué mi móvil y empecé a mirar los mensajes mientras que Liam ponía rumbo a Londres.
"Hola preciosa, ¿como ha ido tu día?" El mensaje era de Zayn, la verdad no me apetecía mucho contestar las demás.
"Trabajos, clases extra, demasiadas cosas que estudiar... ya sabes lo típico. Y por si te lo preguntabas, he sido yo la que te a robado el amigo por esta tarde, Liam y yo hemos estado surfeando."
"Ya decía yo que me faltaba un amigo cuando hacía el recuento! ;) ¿Os ha ido bien? Por cierto, un día me tienes que enseñar a surfear."
"jajajaja! Todo ha ido perfectamente! Y con eso de enseñarte a surfear creo que tardaré más de lo normal teniendo en cuenta que primero te tendré que enseñar a nadar!"
"Eso también es verdad :) pero tenemos todo el tiempo del mundo ¿verdad?"
"Verdad :)"
- Oye Marel, ¿quieres venir a casa a cenar esta noche?- Preguntó Liam sacándome de mis pensamientos.
- No sé si debería teniendo en cuenta como van las cosas...
- Tienes razón, pero de todos modos, mis padres están aquí por una temporada y me preguntaba si te apetecía tener una buena cena familiar, cocina mi madre.
- A mí con tal de que me des de comer! Llevo un tiempo alimentándome a base de batidos, fruta y café, tengo que confesar que la cocina no es mi fuerte.
- Pues siempre que quieras, mi casa está abierta para tí, no cocino tan bien como Zayn o Harry, pero el otro día me enseñaron a usar el horno.- Dijo orgulloso, lo que me hizo reír como loca.
E Ahí el dilema, Zayn o Harry, Harry o Zayn. En mi corazón todo estába claro, también en mi cabeza, entonces, ¿por qué no me decidía? ¿por qué me costaba tanto decir en alto lo que sentía? ¿tal vez por qué no me atrevía a que fuese todo mentira y que al decirlo en alto me diese cuenta de ello?