-Vamos camila piensalo. Se que ha sido una sorpresa para ti. Yo, por supuesto, no tengo problemas.
-Estas dispuesta a casarte consciente de que el matrimonio sería falso y sólo temporal.
-Si, y tu también. Las dos tenemos mucho que ganar . y, por suerte, no hay ningun hombre o mujer en tu vida en estos momentos.
-No. Y no lo habrá por el momento, al margen de lo que decidamos.
Casi mareada, Camila la miro fijamente.
Cuando Lauren le puso la mano en la barbilla y clavo los ojos en su boca, ella tembló. Entreabrió los labios inclinándose hacia ella, expectante. El corazón le latio con fuerza cuando la lengua de Lauren le penetró la boca al tiempo que se la sentaba encima. El beso la hizo olvidar sus reparos en lo que a ella se refería.
Le rodeo la nuca con los brazos y enterró los dedos en espesos y largos cabellos de Lauren mientras la besaba con ardor. Lauren la hacia derretirse con sus besos, la excitaba como nunca nadie la había excitado.
Gimió suavemente.
Lauren le acarició la garganta y luego bajo la mano para acariciarle el pecho. Por encima de la ropa, sintió las ardientes manos de Lauren, enardeciendo su deseo.
Después de desabrocharle los botones superiores de la camisa, deslizó la mano por debajo y le acarició los pechos. La sensación la desbordaban, pero se dio de cuenta de que estaban yendo mas rápido de lo que era prudente.
Con un esfuerzo, Camila incorporo el cuerpo. Lauren tenia el cabello revuelto y los labios enrojecido por los besos, y los ojos estaban llenos de deseo. Lauren, bajando la mirada, la clavo en las manos que le cubría, los pechos. Las caricias la hicieron jadear.
-Tenemos que parar ahora mismo- susurró Camila, hablando casi para si misma.
Por fin, se puso de pie y se arreglo la ropa. Anhelaba volver a los brazos de Lauren, pero sabia que se arrepentiria de ello mas tarde si lo hacía.
Al volver a ocupar su silla, vio que Lauren la estaba mirando fijamente y se pregunto que estaría pensando.
-El matrimonio debería funcionar- dijo Lauren -. Podrías tener relaciones sexuales satisfactorias. Ninguna de las dos sufrirá cuando rompiéramos.
-Pero yo tendría que vivir aquí en el rancho, durante un año- dijo Camila como si se tratara de una calamidad.
Lauren sonrió traviesamente y se inclino hacia delante para tocarle la barbilla.
-Lo soportarias. No es mucho a cambio de un millón y tu propio negocio, y mi casa es bastante cómoda. Además, tal como están las cosas, pasas aquí cinco días a la semana.
-Lo siento Lauren, pero tengo mi casa y a mis amigos en la ciudad. Tengo que pensarlo bien. Hay otros problemas como, por ejemplo, la posibilidad de que me quede embarazada.
-Sabes tan bien como yo que hay formas de evitarlo. Tendremos cuidado.
-Tengo que pensarlo.
-Bien, piensalo. Pero no olvides que somos compatibles, ha quedado demostrado.
-Se esta haciendo tarde. Voy a acostarme, aunque no creo que pueda dormir- las dos se pusieron en pie y agarraron sus vasos para llevarlos a la casa.
Se dirigieron a sus habitaciones y, delante de la puerta de ella, Lauren apoyó una mano en el marco mientras, con los otra, le acarició el cabello.
-Creo que es la solución perfecta para las dos. Lo único que tienes que hacer es decir sí.
Camila miro ese ojos que podían causar destrozos en su vida y en su razón.
-Me lo pensare- repitió ella casi sin respiración, recordando sus besos-. Buenas noches, Lauren.
Lauren le sonrió.
-Hasta mañana.
Confusa, Camila se metió en la cama y se quedo mirando la oscuridad mientras pensaba en su futuro.
Seria un cambio radical en su vida. Su familia lo comprendería, ya que cualquiera de ellos haría lo mismo en semejantes situación. Todos sus familiares eran ambiciosos; le gustaba el dinero y cualquier le aconsejaría que aceptara lo propocision. La relación dé Lauren con ellos no seria problemas, Lauren gustaba a la gente y parecía tener un amplio circulo de amigos. Incluso en la oficina de Dallas la había sorprendido ver la cantidades de personas que se había parado a saludarle, a darle la bienvenida y habían mostrado interés por lo que estaba haciendo.
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El viernes por la tarde, cuando regreso a Dallas para pasar el fin de semana, intento hacer una vida lo mas normal posible.
Mientras cenaban ensaladas el domingo por la noche, Camila le contó a Alexa la proposición que Lauren le había hecho. Alexa dejo el tenedor en el plato y se la quedo mirando con los ojos desmesuradamente abiertos.
-¿Un millón de dólares y tu propio negocio? Es una proposición fabulosa.
-Alexa, si acepto, tendré que casarme con ella. Estaré unida a Lauren en matrimonio, una relación intima y estrecha. Tengo dudas respecto a ella, apenas la conozco.
Alexa frunció el seño.
-Es una proposición demasiada buena para rechazarla.
-Quizás. Tengo que pensarlo bien.
-Un año, Camila. Déjate de dudas y acepta. Una oportunidad así solo se presenta una vez en la vida.
Alexa volvió a fruncir el seño y dio unos poquitos en el plato con el tenedor antes de añadir.
-Además, vas a estar ahí con ella durante un año. Y si es atractiva...
-Si lo es- dijo Camila.
-Si rechaza la oferta, como tienes que quedarte allí un año de todos modos, podrías enamoraste de ella, no casarte y perder el millón y el negocio.
-Cualquier cosa que haga tiene sus inconvenientes, lo importante es elegir lo mejor posible.
-Exacto. Lo mejor es agarrar ese millón de dólares y se acabo.
Camila sonrió.
-Creo que estás pasando por alto algunos detalles de importancia, pero tendré en cuenta esta conversación a la hora de tomar una decisión.
-tratare de evitar hacerte reproches si no aceptas.
-te lo agradeceré- respondió Camila sonriendo-. Cada vez que decido decir que sí me entra un miedo terrible.
-Si te casas, voy a echarte de menos aquí.
-Pase lo aue pase no voy a dejar mi piso. El palacio en el que Lauren vive es ridículo. Ocurra lo que ocurra vendré a Dallas y a mi casa.
-La mayoría de las mujeres darían lo que fuera por vivir en un palacio.
-Deberías verlo, he estado en hoteles mas pequeños. Pero no te preocupes, seguiremos siendo vecinas, aunque no con tanta frecuencia.
Alexa y ella se despidieron delante de las puertas de sus casas. Necesitaba tiempo para pensar. Había pasado el fin de semana considerando la propuesta de Lauren y estaba empezando a inclinarte por aceptarla, era demasiado importante para rechazarla.
La señora de Lauren Jauregui. No podía imaginarse a si misma casada con ella. Apenas se conocían. En realidad, casada o no, era muy posible que se acostara con ella antes de que acabara el año; por tanto, merecía la pena aceptar la proposición.
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El lunes, Lauren había ido a una reunión de negocios con Chris y no paso por la oficina, por lo que ella no la vio hasta el día siguiente en el rancho. Eran las ocho y media de la mañana cuando Lauren se asomo a su despacho.
-Buenos días. ¿Que tal el fin de semana?.
-Bien ¿y tu?- pregunto Camila apenas prestando atención a la respuesta de Lauren.
Con su acostumbrado atuendo, vaqueros, camisa tejana y botas, parecía mas una ranchera que una multimillonaria. No obstante, el pulso se le acelero al verla mientras pensaba que pronto sería su esposa.
Derrepente, noto que a Lauren no se le había escapado la intensidad de su mirada, por lo que se apresuró a añadir:
-Perdona, estaba pensando en los datos que estaba examinando.
-He dicho que me gustaría que llamaras a Garrett Linscott para ver si me consigues que hable conmigo por teléfono. Prefiero que lo hagas tú y no una de las secretarias porque tu podrías convencerle.
Sorprendida, Camila asintió.
-Lo intentare, pero se muestra muy frío con Chris y viceversa. Chris tiene pocos tratos con el.
-Nunca nos hemos puesto de acuerdo con ellos en lo que dinero respecta, siempre quieren más beneficios que los demás. A mi padre le parece demasiado.
Supongo que Garrett ha ddesairado a Chris, y Chris le ha ignorado y se ha concentrado en otras cuentas; pero Garrett tiene la cadena de ropa mas próspera de todo el sudoeste. Una vez participe en un rodeo con Garrett, llama y a ver si quiere hablar conmigo.
-Lo intentare- respondió Camila, y Lauren se alejo.
Camila consiguió una cita telefónica y se olvido del asunto hasta el mediodia, cuando Lauren entró en su despacho y se sentó delante del escritorio.
-Gracias por conseguir que Garrett haya hablado conmigo por teléfono, imaginaba que lo conseguirías.
Voy a cenar con el el jueves.
-¿Donde?- pregunto Camila, consciente de que Garrett Linscott vivía en Houston.
-En Houston. Tomaré un avión. Camila, me gustaría que me acompañaras.
Sorprendida, ella asintió.
-Estupendo-Lauren se puso en pie-. Saldremos por la mañana para no ir con prisas. Le pediré a Nita que haga las reservas de las habitaciones del hotel y que alquile una limusina. Regresaremos el viernes.
-Bien. ¿cual es el propósito de la cena?. Supongo que quieres que vendan productos Jauregui.
-No. Lo que quiero que venda es la gama Cabrera. Pero bueno, ya veremos. Al menos ha accedido a verme y hablar conmigo.
- Es verdad. Hemos logrado lo que ni Chris ni tu padre lograron- le apetecía la idea de ir a Houston a una cena.
Casi no pudo concentrarse en todo el día, la proposición de Lauren no dejaba de rondarle por la cabeza. A eso de las cinco, incapaz de seguir trabajando, oyó a las secretarias marcharse. Lauren apareció poco después.
-¿ porque no dejas el trabajó ya?. Podríamos darnos un baño en la piscina y cenar.
-Perfecto- respondió Camila rápidamente-. Me reuniré contigo en la puerta dentro de unos minutos.
Nerviosa, salio del despacho después de apagar el ordenador. Una vez fuera, Lauren que la esperaba, la agarro del brazo y la llevo hasta su coche.
-iremos en coche, es mas rápido.
Charlando de lo que había pasado aquel día,prero no mencionaron la proposición que la tenia obsesionada. Se bañaron en la piscina y luego fueron a ducharse y a cambiarse para la cena. Ella se puso unos pantalones blancos de lino y una blusa haciendo juego, se cepillo el cabello y se lo dejo suelto.
Por fin, Camila salio de la habitación y fue a buscarle.
En la mesa había un gran ramo de margaritas y rosas, vino en una cubeta con hielo. Al ver a Lauren avanzando hacia ella, respiro profundamente.
-¿un copa de vino?
-Si, gracias- respondió Camila, consciente de la mirada de admiración que Lauren le dedicó.
-Espero que sea una cena de celebración- dijo Lauren al darle la copa de vino blanco.
Entonces Lauren alzo su copa a modo de brindis y añadido:
-Por el futuro, Camila. Dime, ¿has tomado ya una decisión.