Deseo. (Camren G!P)

By WEEKSHEK18

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lauren jauregui necesitaba casarse de inmediato. Y su nueva ayudante le serviria. Al fin y al cabo, la atracc... More

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capítulo 22
Capitulo 23
Epílogo
¡AVISO!

Capitulo 7

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By WEEKSHEK18

Una semana mas tarde, un domingo de julio por la noche, Camila cenó con su vecina. Alta, delgada y de rizos castaños, Alexa era una agente inmobiliaria de éxito. Camila se entendía muy bien con ella porque las dos centraban sus vidas en el trabajo. Mientras cenaban en el tranquilo restaurante, escucho a Alexa hablar de su empresa.
Sonriendo a su amiga, Camila bebió un sorbo de té verde.

-Estas ascendido en tu carrera profesional y, sin embargo yo me siento como si me estuviera hundiendo.

-no digas tonterías. Sigue haciendo lo que haces y piensa en la recompensa del trato que has hecho con tu jefe- respondió Alexa.

Camila miro el reloj.

-Sera mejor que me retiré ya, mañana tengo que hacer ese maldito trayecto otra vez.

-Si tan terrible es, porque no pasas la semana en el rancho, como ya te he sugerido que hicieras. Tú misma me has contado que es una casa enorme, así que ni si quiera es necesario que la veas.

Camila agarro el bolso y pensó en la noche del ultimo jueves.

-no se, no se. Desde luego, tendría sus ventajas. Lo haría si ella se fuera de la casa.

Las dos sonrieron y dejaron de hablar de ello durante el trayecto a sus casas.
Cada vez le costaba viajar al rancho a diario; sin embargo, vivir en la casa de Lauren le resultaba igualmente indeseables. Y el silencio en aquel lugar la hacia sentirse como si fueran las únicas dos personas en la tierra.

Ya en su casa, salió al patio sólo para escuchar los ruidos de la ciudad: en la distancia, el rumor del trafico, un perro, ruidos a los que estaba acostumbrada.
No comprendía porque a Lauren le gustaba tanto ese sitio. Pero... Era a ella a quien no comprendía.
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El martes por la mañana Camila volvió a pensar en la conversación con Alexa. A pesar de que el tiempo era bueno y los días eran largos, seguía conduciendo en la oscuridad una larga distancia.
Al cruzar las puertas del cercado, oyó un ruido, en cuestión de segundos, se dio cuenta de que se habia pinchado una rueda del coche. Le dieron ganas de gritar, pero mantuvo la calma y llamo a Lauren para decirle que llegaría tarde al despacho. Lauren le contesto que iría enseguida por ella.

Camila salío del coche preguntándose cuantas serpientes estarían escondidas en la hierba. Respiro profundamente y, con la linterna en la mano, ilumina el suelo a su alrededor rezando por no ver nada.
El viento era un suave susurro y el horizonte se veía ligeramente grisaceo hacia el este. Pronto aparecería el sol. Alzo la vista al cielo y vio lo que le parecieron millones de estrellas. Jamás habia visto un firmamento así.

Segura de poder oír criaturas pequeñas y salvajes en la hierba, abrió apresuradamente el maletero del coche y sacó las herramientas para cambiar la rueda.
Al poco tiempo oyó el motor de un coche y a continuación vio los faros.

Lauren apareció y salio de su camioneta negra dejando los faros encendidos. Llevaba pantalones vaqueros, camiseta de manga corta y botas... Y el pulso de Camila se acelero instantáneamente al verla.
Camila no comprendía porqué reaccionaba así en presencia de ella.

-Vaya, has empezado ha cambiar la rueda. No era necesario que lo hicieras- comento Lauren.

-No he conseguido aflojar los tornillos.

-¿has cambiado la rueda de un coche alguna vez?- le pregunto Lauren, comprobando la posición del gato.

-Si mis hermanos me enseñaron. No comprendo como se me ha pinchado la rueda, tanto el coche  como los neumáticos son nuevos.

-Puede que el neumático no estuviera bien desde el principio. Vamos, hazte a un lado para que cambie la rueda.

Unas ondas negra de cabello le caían por la frente y , de nuevo se pregunto porque reaccionaba de esa manera con ella teniendo encuentra que no le ocurría lo mismo con su su hermano.  además, habia notado que Lauren tenia una pequeña cicatriz en la mandíbula.

Lauren sacó la rueda y se volvió para mirarla.

-¿no quieres?

¿Que si no quiero que?

-trasladarte a mi casa. Hazlo esta semana y, si mo te gusta, no pasa nada.

-¿Crees que no nos molestariamos?

-No. Prueba.

-supongo que valdría la pena probar.

-Bien. Bueno, la rueda ya esta.

-Gracias.

-De nada. Me alegro de que te haya pasado aquí, en el rancho, en vez de la autopista.

Lauren se puso en pie y se limpio las manos con un trapo, pero estaba cerca de Camila y se la quedo mirando. De nuevo esa corriente eléctrica. Cautiva de esos ojos, volvió a recordar el beso.
Con gran esfuerzo, se dio media vuelta para meterse en el coche, casi sin respiración y enfadada.

-Te veré en la oficina.

Camila se alegró de tener mucho trabajo aquel día y de que no fuera necesario tratar con Lauren lo qué estaba haciendo. Se vieron poco.

Alexa llego a su casa aquella noche al mismo tiempo que Camila.

-iba a llamarte esta noche- dijo Camila- voy a quedarme en el rancho el resto de la semana. Si me encuentro a gusto, de ahora en adelante pasare allí los días laborales.

-¡ estupendo! Sera mucho mas fácil para ti.

-Bueno ya veremos. La ranchera ha dicho que no nos molestaremos.

-Si es un rancho tan palaciego como has dicho, no creo que sea un problema- dijo Alexa.

-Chris también ha insistido en que me quede allí. Si Lauren fuera Chris no me lo pensaría dos veces.

- De todos modos, trabaja allí. Yo echare un ojo a tu casa. ¿quieres que te riegue las plantas?.

- No gracias. sólo pasare allí cinco días a la semana.

-Es verdad- Alexa se paso los dedos por sus castaños rizos.

-Bueno, hasta el fin de semana entonces- dijo Camila.

Ya en su casa hizo el equipaje y después paso otra inquieta noche soñando con Lauren Jauregui.
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El miércoles apenas vio a Lauren en la oficina, lo que le permitió concentrarse en el trabajo hasta que oyó unos golpes en la puerta y, al  levantar la cabeza, la vio.

-Por hoy ya he acabado el trabajo. Las secretarias se han ido hace dos horas.

-Dios mio, ¿Que hora es?- Camila miro el reloj y se sorprendió al ver que eran las siete y veinte -. Voy a tener que ir en coche hasta tu casa porque he  traído algunas cosas. Si quieres, te puedo llevar.

- bien. Acaba y vámonos ya.

En el momento en que salio de la oficina una ráfaga de calor la golpeo. A pesar de estar bajo sombra de un árbol, el interior del coche parecía arder.
Mientras ponía en marcha el motor y encendía el aire acondicionado Lauren se metió en el coche y retiro las carpetas del asiento para acomodarse.

-¿Llevas trabajo a casa?- pregunto Lauren.

-Un poco-  admitió Camila, consciente de que Lauren probablemente no lo hacia.

-Tu y Chris son iguales: trabajo, trabajo y más trabajo. ¿Has traído traje de baño?.

-No, se me ha olvidado- respondió Camila.

-En ese caso, me daré un baño mas tarde; pero cena conmigo. Prepararé un par de filetes a la plancha en un santiamén.

-No es necesario que...

-Ya lo se - interrumpió Lauren-. Pero las dos tenemos que comer.

-Esta bien- contesto Camila, hambrienta al oír mencionar los filetes.

Lauren le subió la bolsa al piso superior.

¿prefieres ocupar la hagitación del
otro día u otra en el ala opuesta?. Aunque te quedes en la habitación de la otra noche ni tu me vas a molestar a mi ni yo ati.

-Bien.

Laure. Dejo sus cosas en el. mismo dormitorio que habia ocupado.

-baja cuando quieras. Voy a preparar algo de beber, ¿que te apetece?.

Un té con hielo. Bajare dentro de un cuatro de hora.

-No hay prisa.- respondió Lauren y se marcho, pero su presencia habia quedado en la habitación.

Camila volvió a preguntarse si no habria cometido un gran error al decidir quedarse allí.
Con los mismos pantalones y la misma blusa que habia llevado a la oficina, Camila se reunió con Lauren en el patio. Lauren de espaldas a ella, se habia puesto una camisa de punto y unos pantalones. El humo que salía de la barbacoa en la que estaban haciéndose los filetes olía deliciosamente bien.
Se oía el rumor de las fuentes en los estanques y maceteros con exóticas flores añadian festividad al ambiente. Era un lugar perfecto para relajarse; sin embargo, tenia los nervios a flor de piel debido a la presencia de Lauren.

Lauren se volvió y la miro de arriba abajo. Una hermosa envoltura que cubría hielo puro. No, no era así, se contradijo a si misma. Habia fuego bajo ese hielo. Que desperdicio.

Lauren agarro un vaso color ámbar y se lo dio.

-Tu té, Camila.

De nuevo se volvió para ocuparse de los filetes y pensó en la oferta de su padre. Giro la cabeza una vez mas para mirarla y se dio de cuenta de que Camila podía ser el medio que la llevara a vengarse de su padre como a conseguir el rancho de la familia. Un matrimonio de conveniencia con Camila.
Rechazo la idea inmediatamente; en esos momento a Camila no le gustaban las mujeres, no tenia ninguna relación. Le dio la vuelta a los filetes y continuo argumentando consigo misma. La mala opinion que Camila tenia tanto de los hombres como de las mujeres  podía favorecerle, ella no quería un matrimonio duradero. Pero un matrimonio de conveniencia seria un negocio contrato y no implicaría tener relaciones. Podía casarse con Camila, conseguir el rancho y luego divorciarse. ¿podría convencerla?.

Tras meditarlo un poco mas, le pareció perfectamente factible y se acerco a ella.

-¿te gusta ésto?

-es precioso. Es como un oasis en el desierto.

Se miraron y se sostuvieron la mirada. Una suave brisa revolvió unas hebras del cabello de Camila y Lauren se sintio casi segura de que podrían acordar un matrimonio de conveniencia.
Lauren clavo los ojos en los labios de Camila y Camila respiro profundamente. Quería volver a besarla, y en ese momento estaba clara que ella también lo deseaba.

-Lauren...-Susurro Camila dando un paso atrás.

Lauren le puso la mano en la nuca.

-Ssss, Camila. Es solo un beso...

Lauren se inclino hacia adelante y la beso. Camila tenia unos labios suaves, cálidos y lascivo; cerro los ojos y le puso una mano en los hombros.

Lauren deslizó la lengua en la boca de Camila y esta le devolvió la caricia. Mientras se besaban, Lauren le quito el vaso de té y lo dejo en la mesa, que estaba al lado.
La envolvió con sus brazos, estrechado contra sí, su pasión encendida al sentir las suaves curvas de Camila. Sí, bajo el hielo habia fuego. Camila era una amante apasionada, pero también era una mujer que no se implicaría emocionalmente en unatrimonio.
Para lo que ella quería, Camila era la mujer perfecta.

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