Observe a mi nieto crecer estos 5 años. Traje a los mejores maestros de artes marciales, profesores y académicos para que lo instruyeran cada día de su vida y el resultado es mas de lo que podría haber imaginado. A su temprana edad muestra ser superior a su edad de forma marcial e intelectual. Un digno y glorioso sucesor de nuestra familia como debe ser y como esperábamos que fuera.
Un día lo convoque ante mi en la arena de pelea para darle una prueba. Mi hija Talia insistió en estar presente para esta prueba. Damian llego vestido en su armadura, la cual ordene confeccionar para el ya que es mi heredero y debe mostrar con orgullo nuestra herencia.
- Abuelo ¿Por que me haz llamado? -
- Mi sangre. Hoy es el día que he estado esperando desde que cumpliste tu primer año en este mundo. Te haz probado como guerrero y estratega, me ha complacido ver tu talento marcial y tu gran intelecto. Pero por sobre todo tu furia y el frió de tu sangre en la batalla me muestra que eres un guerrero que ha de ser temido y respetado -
- Gracias abuelo -
- Es por eso que te tengo un obsequio -
- ¿Que es? -
- Poder ilimitado, mi nieto. Poder para eliminar a tus enemigos humanos... y no humanos -
En sus manos le entregue el papel que Katsumoto me entrego hace tantos años. Puse mi mano sobre su hombro y vi la mirada de mi nieto, que supo que era el papel que le había entregado. Ya que yo le había contado la historia de "La grulla blanca". Pero antes de proseguir con nuestra conversación, una explosión fue escuchada afuera del palacio. Clanes que se negaban a mi nombre atacaron la defensas de nuestro hogar. Con furia me prepare para la batalla dejando tras a mi sangre para que se protegiera mientras me encargaba de esta impertinencia.
Pero al voltearme a ver a mi hija vi nuevamente... al Cazador en vez de mi nieto. Su traje, su manta roja y su cara de lobo... de no saber que mi sangre corre por sus venas lo hubiera atacado.
- Yo me encargo abuelo. Yo me encargare de... ¡BEBER SU SANGRE JAJAJA! -
Dijo estallando en un montón de aves rojas mientras reía. Talia y yo miramos por el balcón el sangriento espectáculo que presento el cazador después de todos estos años. Las hordas de mercenarios no pudieron hacer nada contra la brutalidad del espectro de sangre que se había convertido mi nieto.
Cabezas separadas de cuellos, brazos y piernas desparramados por el piso, torsos cortados a la mitad o a fracciones de ellas. Los llantos y los gritos de aquellos que osaron atacar mi palacio, mi herencia y a mi familia, silenciados por el sonido de una espada que cortaba a mis enemigos como si cortara flores en un jardín... perfecto.
Cuando termino la matanza encontré a un criatura con la piel blanca como la nieve, sus venas oscuras como carbón y sus ojos rojos como la sangre de sus victimas. Con horror vi que era mi heredero que se había convertido en una criatura grotesca sedienta de carne fresca y de sangre por igual. Maldije a Katsumoto por haberme engañado, pero luego pensé ¿Como era posible que fuera una trampa, si el cazador había aparecido?
Encerramos a Damian en un calabozo para evitar cualquier percance debido a su estado. Mi hija ordeno que le mataran 3 bueyes para saciar su hambre. Y cuando una de las criadas dijo que Damian estaba maldecido, mi hija corto su cuello y le entrego su cuerpo a el para que consumiera.
Estuvimos todo el día esperando a alguna mejoría y no fue hasta el anochecer que vimos que su piel, venas y ojos volvieron a la normalidad.
Cuando entre al calabozo lo vi arrodillado estupefacto por lo que había hecho... pero ni una sola lagrima... un guerrero sin duda. Puse mi mano en su hombro y sin mirarlo dije.
- Arriba Damian. Debes descansar, mañana hablaremos de lo que ha ocurrido hoy -
-... Si abuelo... -