Jimin estaba horriblemente nervioso y es que estaba esperando a su madre para finalmente contarle todas las cosas que habían estado pasando en su vida en estos últimos años. Así solamente podía morderse las uñas.
Todo el día estuvo haciendo muchas tonterías ya que para más, no fue a la escuela porque Jungkook tuvo que ir a su cita con el psicólogo. Y esperaba a que todo hubiera ido bien, ni siquiera entendía mucho el por qué asistía, solamente que debía hacerlo. Cuando el menor le había contado sobre eso, no le quedo de otra que aceptar y sin hacer mas preguntas, ya que el mismísimo Jeon le dijo esa vez que no se tenía que preocupar, pero de igual modo le avisaba ya que esa era su razón del porque iba a faltar una vez por semana. Dejándole solo en la escuela. Aunque el mismo chico le dijo que era mejor que no fuera, que faltara esos días y de esa forma saber que no le iba a pasar nada. Jimin al principio se quiso negar pero el ser besado en el rostro repetidas veces, y luego un fuerte abrazo, le hizo ceder.
Estaba siendo tan débil por ese chico que ya comenzaba a asustarse. Pero ya había decidido dar la pelea para poder permanecer a su lado siempre. O al menos eso se quería mentalizar en la cabeza.
Ignoraba las pequeñas voces de su subconsciente diciendo que todo lo bueno tiene un final. Ignorando por montones el miedo de ya no poder ver más al castaño.
Comenzó a jugar con sus manos, mirando la hora y esperando a que la mayor llegara de una buena vez. Usualmente por estas horas le daba mucho sueño pero gracias al miedo que estaba sosteniendo todo su cuerpo ahora mismo, con mucha suerte podía parpadear. Ni siquiera estaba bostezando como para que su cuerpo diera un aviso para descansar. Inclusive, su mismo cuerpo estaba temblando como una gelatina que no la paraban de mover una y otra vez. Relamió sus secos labios y por un momento se los había comenzado a morder hasta sacarse un poco de sangre, llegando esa zona a arder bastante.
Sus ojos se cerraron y quiso imaginar que Jungkook estaba ahí con él, acariciando su mano mientras le susurraba que se calmara porque pase lo que pase, no se iba a ir de ahí hasta ver que todo estaba bien. Esa pequeña imagen de su cabeza le hizo sonreír como un bobo. De verdad que ese muchacho le estaba haciendo tan mal, tanto que llegaba a suspirar con solo pensar su nombre. Pero era bonito, se sentía tan bonito cuando Jeon se lo decía que llegaba a aumentar lo poco que tenía de autoestima, no creía que el chico de quien gustaba; le mentiría de aquella manera tan sucia. Así que tomando el valor, abrió los ojos.
No espero a que su madre estuviera frente a él con una expresión confusa, ya que estaba sentado con las piernas cruzadas y ojos cerrados. Se quedaron mirando un pequeño lapso. No fueron minutos ni llegaron a los diez segundos, ya que la señora Park había terminado de entrar al lugar.
—Hey Minnie —su mamá habló en un tono suave, casi susurrando. Como si se estuvieran contando un secreto y que habían cámaras de seguridad en esa habitación. Se supone que confiaba en ella pero estaba nervioso, al tal punto de agachar la cabeza—. ¿Pasa algo?
Sí, quiso decir fuerte y claro. Pero solamente hizo una mueca y luego se rió un poco, teniendo una mirada que significaba una total curiosidad por parte de la mayor.
—¿A mí? Claro que no, todo está bien —escuchó un murmullo de la mayor, pero no quiso prestarle mucha atención y solamente se dirigió en tomar las bolsas con las que su mamá había llegado—. ¿Y esto?
—Quise comprar algunas cosas, ya sabes, quiero celebrar ya que tienes novio.
—Pero es tarde y debes levantarte temprano —susurró, mirándola con las mejillas un poco sonrosadas y omitiendo el comentario de que ella llamó a Jungkook novio—. No quiero que estés cansada por mi culpa.
—¿Y? ¡Quiero estar con mi hijo! —no dejo que el menor dejara las bolsas en la mesa, solamente se dedicó en abrazarlo y dar unos besos en esas suaves mejillas que poseía su bebé, que según ella, Jimin había heredado toda su belleza—. Solamente comeremos pizza, sé que te gusta.
—Prefiero la hamburguesa.
—Me alegro que te guste la pizza, hijo.
El pequeño Park solamente hizo una mueca de disgusto al ser un centro de burla por su madre y recibir respuestas sarcásticas de ellas pero no quiso darle muchas vueltas al asunto. Solamente se iba a dedicar en poder disfrutar su pizza y poder dirigir la conversación a donde él quería que llegara y soltar todas las cosas, sin ningún filtro. Era algo con lo que iba a tener que ahorrar mucho valor. Ahora sus piernas le temblaban, a cada paso, sentía que se iba a desplomar en el suelo y preferiría quedarse ahí y con una extraña maquina, demostrarle a su madre mediante imágenes o vídeos, lo que tuvo que asumir. Ojala contar las cosas que más temes fueran tan fáciles.
Es torpe. Siempre ha sido torpe, por algo regularmente se mordía la lengua y soltaba un pequeño quejido. Cuando pequeño, una vez se puso a llorar, y todo gracias al dolor. Y como bien ahora que era torpe en casi toda su diaria vida, lo estaba siendo aún más en los presentes segundos en donde iba siguiendo a la mayor. Estaba chocando con todo, de seguro todo eso iban a convertirse en moretones.
—Bien, muero de hambre —ella le estaba sonriendo. Una sonrisa llena de amor y satisfacción al ver en lo maravilloso que es su hijo.
Jimin se sintió mal, porque ella confiaba siempre en él, contándole siempre todo lo que le pasaba. No le gustaba tenerle muchos secretos a su hijo, porque a ella tampoco le gustaría que la engañaran de tal forma como lo hacían algunos padres. Así que siempre estaba feliz y aseguraba tener la confianza de su pequeño niño, quien hablaba todo con ella. Y puede que algunas cosas pasaran de largo e ignorara porque de cualquier forma ella también era despistada, pero no quería decir que no amaba y cuidaba a su hijo. Y pensar en todo eso, hacía que en el estómago de Jimin se sintiera un pequeño tornado, queriendo vomitar todo gracias a lo pesado que era llevar las mentiras y usarlas de una forma constante sobre una de las personas que más amaba.
Odiaba mentir y solamente se volvió un sucio mentiroso al paso del tiempo. Usando una boba excusa de que era para no traerle problemas a ella.
—Aquí tienes.
Tan urgido estaba que el tiempo ahora mismo le estaba pasando volando. Su cabeza se hundía en toda la culpa y lo malo que era eso de mentir, tal y como te lo enseñaban cuando niños. De seguro si su madre no estuviera ahí, lloraría o querría que Jungkook le abrazara para que le dijera que todo estaba bien. Que no sucedía nada malo si hablaba, sería todo lo contrario.
Pero todo su sistema estaba fallando y confiaba en que no podría hablar, ni hoy, ni mañana. Porque Park Jimin era cobarde, alguien que perdió parte de su personalidad tan alegre con los demás al paso de los años, alguien que le mentía a su madre y maquillaba las heridas que tenía para que pasaran desapercibidas, solamente porque aún en el fondo, quería a Taehyung y esperaba alguna vez que este le defendiera, saliera delante de todos y dijera la verdad. Si su amigo le pedía disculpas, era tan idiota que las aceptaría pero ante esa idea, Jungkook no estaría nada feliz y de seguro se encargaría de que jamás se acercaran de nuevo a él. Y en gran parte estaba en toda la razón.
—Esta rica —susurró después de haberle dado un mordisco, observando como la mayor se reía un poco—. ¿Qué?
—Siempre todas las cosas que yo preparo saben bien —ella también había comenzado a comer una rebanada de pizza—. Es el secreto de toda madre.
—Al menos la carne asada jamás te ha quedado bien.
—Al menos te hago de comer —le quitó el plato en donde estaba la pizza y le miró frunciendo el ceño. Claro que no se había enojado, le gustaba actuar de esa forma para ver como su hijito entraba en pánico para pedirle disculpas o su cara se colocaba de horror, una broma inofensiva—. Sabes que no te lo quitaré, así que no llores.
—No estaba llorando ni lo iba hacer —mordió su pizza y abrió su boca para darle una desagradable viste a su madre, pero una sola patada por debajo de la mesa le hizo saltar y que una disculpa saliera de sus labios.
Mientras tanto, su madre solamente le estaba sonriendo. Incluso ella había comenzado a reír y con su fina mano tapaba su boca. A ella también se le era vergonzoso que le vieran de aquella manera. Jimin es igual, tapa su boca para que no vean su diente que estaba un poco chueco. Le daba vergüenza que alguien se fijara en esa imperfección suya, incluso cuando era pequeño evitaba hablar para que nadie se fijara en sus dientes.
La primera vez que se colocó a reír con Jungkook, este se le quedó mirando un largo tiempo, aunque ni tan largo fue. Solamente fueron unos segundos en donde el castaño le había tomado el rostro y obligó a que le mirara a los ojos. Jimin esa vez tenía sus labios temblando y los ojos bastante abiertos, se había asustado un poco por esa reacción pero cuando vio la hermosa sonrisa de Jungkook, que cuando le dijo que tenía un bonito diente chueco, se murió de la vergüenza. De cierta forma, todas sus imperfecciones eran olvidadas cuando estaba con él. Era algo tan mágico pero a su vez grandioso.
Jimin supuso que eso es lo que provocaba el amor.
Sentirte feliz por esa persona. El no querer mentir y siempre ver una radiante sonrisa en su rostro. Extrañar a esa persona cuando no está e incluso imaginar escenarios estúpidos. No lo entendía en un principio, incluso creía que estaba alucinando cuando comenzó a comparar los sentimientos que tenía por el castaño con cosas que leyó en libros. Quería todas las cosas buenas para el chico, incluso quería estar en sus momentos difíciles y apoyarle, el dar a saber que jamás lo iba a abandonar. Incluso le ayudaría en salir de los problemas.
Entonces dejó de comer pizza y suspiró.
—Mamá, necesito contarte algo.
Yo solo me disculpo :') apuesto a que ya nadie me lee but los entiendo ah. Si has llegado hasta aquí y de manera bastante paciente, te quiero agradecer♡ lamento la desaparición pero en el tiempo que no actualicé me sentía mal y pos, eso jsjs.
Ah, muchas gracias por leer y lamento los errores, pudini corta esta transmisión ¡Ahora!
('｡•ω•｡ )｡ο♡
20191101; me sigue dando cringe mis notas antiguas jajajdka.